Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

EL DIOS DE LA VIDA

  ¡Dios lo resucitó!, exclama Pedro. Los discípulos entendieron la Escritura y se dieron cuenta de que aquel Jesús crucificado había vencido la muerte. Por eso hoy los discípulos del siglo XXI podemos también decir que Jesús nos ha dado nueva vida. Porque Él es El Viviente que nos vivifica. Jesucristo ha roto las cadenas de la muerte. No hay que temer, no hay que temer nunca más. Es cierto, es verdad….Señor Jesús has resucitado, ya no tengo miedo porque Tú eres mi luz y mi salvación.

¡Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia! A pesar de los pesares, del dolor, del fracaso de las tentaciones, de la soledad y de la agonía de Getsemaní, a pesar de la droga y el sida, de la guerra y de los atentados terroristas, a pesar de la crisis económica y del paro confío en Ti, Señor. Gritemos todos: ¡Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia! La muerte es la puerta de la vida. Es lo más grande que nos ha podido pasar. ¡Qué difícil es entender esto! ¡Oh Jesús, la vida es misterio, la muerte es misterio! No entiendo muchas cosas, me desbordan los acontecimientos, me ahoga el no saber, el no poder, la impotencia ante tanta injusticia y tanta sinrazón, tu silencio muchas veces….Pero yo Señor confío en Ti, pues Tú eres mi salvación.

Aspirar a los bienes de arriba. Hoy hemos visto y hemos creído y por eso damos testimonio como Pedro. Se hacen realidad las promesas mesiánicas: «Hoy empieza una nueva era, las lanzas se convierten en podaderas, de las armas nacen arados y los oprimidos son liberados». Todo este será posible si resucitamos contigo, si andamos en una vida nueva y buscamos los bienes de arriba. Yo proclamo mi fe en el Dios de la vida que ha resucitado a Jesús de entre los muertos. Jesús es el «Viviente», luz de luz, vida de la vida, primogénito de la nueva creación. Serviría de poco tu resurrección si yo no resucito contigo y vivo «mi Pascua», el paso de la muerte a la vida, del pecado y el desamor a la gracia y al amor. Tú has dado un nuevo sentido a la vida, ya no temo a la muerte.

Ahora sé cuál es mi misión: colaborar con el «Dios de la vida»: Esta es la oración que escribió la Madre Teresa de Calcuta hace más de 40 años en una noche de lluvia. Ella, que entregó su vida a los necesitados, sabía muy bien lo que significa el regalo de la vida y la actitud que debemos tener ante las diferentes circunstancias, felices o adversas, que se nos presenten.

La vida es una oportunidad, aprovéchala.

La vida es belleza, admírala.

La vida es beatitud, saboréala.

La vida es sueño, hazlo realidad.

La vida es un reto, afróntalo.

La vida es un deber, cúmplelo.

La vida es un juego, juégalo.

La vida es preciosa, cuídala.

La vida es riqueza, consérvala.

La vida es amor, gózala.

La vida es un misterio, devélalo.

La vida es promesa, cúmplela.

La vida es tristeza, supérala.

La vida es un himno, cántalo.

La vida es un combate, acéptalo.

La vida es una tragedia, domínala.

La vida es una aventura, arróstrala.

La vida es felicidad, merécela.

La vida es la VIDA, defiéndela

 

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VIGILIA PASCUAL

LAS CUATRO PARTES LITÚRGICAS DE LA VIGILIA PASCUAL

organo.png1.-Vigilar es estar atento, estar despierto. La Vigilia Pascual la celebramos los cristianos la noche anterior a la Pascua de Resurrección. Permanecemos atentos, en vela, esperando el momento de nuestra liberación. Cristo, con su Resurrección, nos demostrará que ha vencido a la muerte, también a nuestra muerte, y que nos ha liberado de nuestro pecado y de nuestra muerte espiritual. Por eso, la noche de la vigilia pascual es una noche tensa y gozosa, transida de esperanza y de agradecimiento. La celebración de la liturgia pascual se compone de cuatro partes. Voy a hacer una breve alusión al significado de cada una de ellas, sin detenerme, por supuesto, en la liturgia pormenorizada de las mismas.

2.- Lucernario: la bendición del fuego. Es el fuego de Cristo, su luz, que queremos que se prenda en nuestro espíritu, que nos guíe y nos conduzca por el camino de una vida santa hasta la vida eterna. Con esta intención encendemos nuestra vela en la Luz de Cristo, en el Cirio Pascual, pidiéndole a Dios que no se apague nunca en nosotros el fuego de su Espíritu. El fuego de Cristo debe purificar nuestro corazón y nuestra conducta, de tal modo que vivamos durante toda nuestra vida animados por su Espíritu vivificador.

3.- La liturgia de la Palabra. En esta noche santa escucharemos, en las lecturas del Antiguo Testamento, el relato de las maravillas que hizo Dios con su pueblo. En las lecturas del Nuevo Testamento escucharemos las maravillas que Cristo ha hecho por nosotros, liberándonos de la muerte mediante el bautismo y abriéndonos las puertas de la Vida Eterna, con su resurrección. Es bueno que, en esta noche, también cada uno de nosotros repasemos las maravillas y las gracias que Dios nos ha dado y que le demos sincerísimas gracias por su bondad, por su amor y por su misericordia. Dios ha estado grande también con nosotros y, por eso, estamos alegres y agradecidos.

4.- Liturgia bautismal. Es un buen momento para recordar nuestro compromiso bautismal y para renovar nuestras promesas del bautismo. En nuestro bautismo, según nos dice hoy San Pablo, fuimos sepultados con Cristo en la muerte, para que así “como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva”. En esta noche santa debemos pedirle a nuestro Padre Dios que, por los méritos de su Hijo, haga morir en nosotros al hombre viejo, para que podamos vivir revestidos del hombre nuevo. ¡Que el Espíritu de Cristo en el que fuimos bautizados se haga cada día más vivo y presente dentro de nosotros!

5.- Liturgia eucarística. Entramos ya propiamente en el tiempo de Pascua y estallamos de alegría cuando el órgano nos invita a cantar el canto de los ángeles: ¡gloria a Dios en el cielo…!. En la celebración de la Eucaristía hacemos memoria y actualizamos gozosamente la muerte y resurrección del Señor. Lo importante es que la liturgia de la celebración eucarística, en esta noche, no sea sólo expresión externa de nuestro gozo interior, sino, sobre todo, actualización gozosa interior de la Resurrección de Cristo y de nuestra esperada resurrección.

G. González del Estal

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HOY ES VIERNES SANTO

DSCN0629 RECORDAMOS

Recordamos con veneración la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. Él está ante nosotros como el Hombre de Dolores, insultado, torturado, desfigurado, aplastado, finalmente muerto en una cruz con la muerte vil de un criminal. Sin embargo, al pie de la cruz, no estamos lamentándonos por un hombre cuya vida fue un fracaso, ya que para nosotros la cruz es signo de victoria sobre el pecado y sobre la muerte. Creemos que él es Hijo del mismo Dios , resucitado de entre los muertos  y vivo en medio de nosotros . Ésta no es una mera historia acerca del pasado, ya que la pasión y muerte de Jesús continúa todavía hoy en la gente y en los pueblos que sufren, en los pobres, los hambrientos, en los drogadictos, en las víctimas de la guerra, en todos los que son crucificados de cualquier manera. Pero también creemos que Cristo resucita hoy en cristianos que luchan contra el pecado y contra el mal, en los que llevan esperanza y alegría a sus hermanos. Este es el modo cómo estamos unidos con nuestro Señor, hoy Viernes Santo.  

pascua.pngLA CRUZ   

Al contemplar al cruz, en los más diversos rincones de nuestro mundo, millones de personas sentirán que –sus cruces- son poco o nada comparadas con la que Jesús soportó.

¿Qué tiene la cruz en Viernes Santo? Posee la radicalidad del amor clavado y, además, la entereza de un hombre (Jesús) que más allá de las horas de Getsemaní supo abrazarla y dejarse clavar sabiendo que, todo eso, tenía su componente redentor. ¿Lo sabemos nosotros? ¿Damos valor a lo que cuelga, sangra y duerme en la cruz? ¿Somos conscientes de que, la cruz, es precio del rescate por todos y cada uno de nosotros?

2) Hoy, desgraciadamente, muchos no mirarán a la cruz ni verán trascendencia alguna en este Viernes Santo. Vivirán este momento con la misma indiferencia o frialdad de aquellos que, viéndola pasar por la Vía Dolorosa, se quedaron en su mismo lugar sin moverse un solo centímetro. La cruz, en este instante histórico, es silencio y emoción para los que elevamos nuestros ojos hacia el que está clavado en el madero y, en cambio, es vacío para el que no sabe ni por qué es Viernes Santo, Semana Santa o tiempo sagrado.

Hoy, al observar la cruz, vemos la gigantesca misericordia del Padre. O dicho de otra manera: vemos a las claras el amor que Dios nos tiene. ¿Aún queremos más?

-Dichosa esa cruz que ha sido inspiración de poetas en sus más bellos versos

-Bendita la cruz que, en las líneas del arquitecto, coronó con ella la más insigne catedral o la más sencilla ermita

-Prodigiosa esa cruz que, en la mano del pintor, dejó sobre el lienzo colores que mueven a la piedad, en su silueta de brazos abiertos al mundo y madero disparándose al cielo.

-Grande esa cruz que, en la mente prodigiosa del músico, combinó las más elevadas melodías para hacernos entender y escuchar que, la cruz, es la sinfonía (aunque sea dolorosa a los oídos) del amor inmenso de Dios a los hombres.

3) Aprendamos a sujetarnos a ella con firmeza. Solo la cruz es capaz de transformar nuestros sufrimientos y decepciones humanas en paz y verdadera esperanza. Quien se une a la cruz se unirá al Crucificado; en ella Cristo mismo nos acoge y abraza. Así, nunca estaremos solos; así, Él dará estabilidad a nuestras vidas y nos salvará de hundirnos entre las olas y remolinos del miedo o la desesperación.

Es hora de terminar nuestra breve meditación. Es hora de continuar con nuestra celebración y venerar aquella cruz que ha sellado a fuego nuestra vida cristiana. A ella dirijamos ahora nuestra mirada para saludarla con estas breves palabras:

 Salve, oh Cruz Santa:

Abrazo de Dios Amor,

Leño de nuestra Salud,

Escala que lleva a la Gloria,

Ancla que baja del cielo,

Patíbulo del Señor,

Firme mástil de la Iglesia.

 Salve, oh Cruz nuestra:

A ti nuestra mirada,

Por ti nuestro anhelo,

En ti nuestra esperanza,

Contigo la paz y el alivio,

En tus brazos refugio y consuelo,

Sin ti soledad y frio.

Salve, oh Cruz Gloriosa:

Callado de los Apóstoles,

Estandarte de los mártires,

Corona de todos los santos,

Remedio de los pecadores,

Luz de todos los hombres,

Y en nuestra última hora

Derrota del cruel Enemigo

Amén.

Javier Leoz

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ES JUEVES SANTO

Archivo:Última Cena - Da Vinci 5.jpgEN UNA MESA

“Si quieres decirle algo importante a quien más tú quieres, díselo en una mesa”. Adagio que, en Jueves Santo, toma cuerpo y forma en Jesús: alrededor de una mesa les dijo que eran hermanos; debajo de una mesa, con sus manos, les indicó que el servicio era carnet de identidad para los hermanos cristianos y, sobre la mesa, les inmortalizó en Sacramento algo que en principio no llegaron a entender: esto es mi Cuerpo y mi Sangre derramada por vosotros.

Hoy, en esta mesa, Jesús también nos dice –a nosotros cristianos del siglo XXI- algo esencial y tan importante como entonces: sigue estando presente, vivo, fraterno y sacerdotalmente entregado en nosotros. ¿Llegaremos a entender la belleza (incluso estética) que guarda este cenáculo del Jueves Santo?

1.- Hoy, porque el Señor nos lo dice en una mesa, comienza a dejarnos etapas apasionantes y sangrientas de su existencia, de su paso entre nosotros. Aquí, con los colores de la Eucaristía, la fraternidad o el sacerdocio, el Señor nos marca un camino: no podremos vivir sin este Misterio que es manjar pero, tampoco, sin buscarnos los unos a los otros con un objetivo: ayudarnos sin límite. Aunque a veces pese y, ese servicio, se nos haga pesado.

Ahora, en torno a una mesa, el Señor se nos hace confidente. Nos anuncia horas amargas. Sabe que, los que estamos participando de su Cuerpo y de su Sangre, le daremos la espalda al salir de este momento de intimidad y de sacramento. Sabe, entre otras cosas, que aun diciéndole que compartimos con él todo lo que nos trae y es, resquebrajaremos la comunión cuando, por mil motivos, rompemos con algo y con alguien que nos rodea. Hoy, en Jueves Santo, el Pan del Cielo nos hace valientes y decididos. Hoy, Jesús que se nos queda en la Eucaristía, garantiza y promueve en nosotros un amor sin farsa (aunque a veces nos cueste darlo), una fraternidad sin límites (aunque otras veces la dosifiquemos), un amor humilde (aunque lo disfracemos).

2. Todos guardamos en las retinas de nuestros ojos aquel famoso abrazo del Papa Francisco con una persona totalmente deformada. Ese gesto, aunque sea llamativo, ha sido repetido en otros tantos miles de rostros por gente que puso sus ojos en Cristo y, sus manos, en los otros cristos que salieron a su encuentro. Ese gesto, el del Papa Francisco, tiene su raíz aquí, en Jueves Santo. Produce sonrojo, siglos después, contemplar al Señor postrado y tirado literalmente a los pies de los apóstoles. Dios, una vez más, se rebaja (ya lo hizo en la noche de Navidad) para buscar, no ahora los labios que le besen y adoren, sino los pies de los suyos para enjuagarlos, limpiarlos y besarlos. Es ahora, en Jueves Santo, cuando vemos los quilates del amor divino: desciende Dios para que, nosotros, no olvidemos de buscar, cuidar y dignificar las periferias de lo que ocurre debajo de tantas mesas opulentas, indiferentes, frías o interesadas. ¿Seremos capaces? ¿No correremos el riesgo de anhelar ser servidos antes que servir? Examen de conciencia para todos: para nosotros los sacerdotes y, por qué no, también para vosotros cristianos de a pie. Que, el servir, no es algo exclusivo de los consagrados sino algo esencial en todo cristiano.

3.- Por ello mismo, porque hoy es Jueves Santo, también os pedimos una oración por nosotros los sacerdotes. Somos gente de carne y hueso. Consagrados pero, a veces, ungidos por otros óleos que mancillan nuestra vida sacerdotal. Entregados a Jesús pero no siempre al cien por cien. Enamorados de su causa pero, de cuando en cuando, seducidos por los pequeños y rancios amores que el mundo nos ofrece. Os pedimos, por todo eso, perdón y oración. Muchas son nuestras virtudes y otras tantas nuestras debilidades. Que seamos capaces de prolongar en el tiempo y en el espacio todo lo que, esta Pascua, logró sembrar en aquellos primeros cristianos que la consideraron como el centro y el punto álgido de su vida cristiana.

¡LO QUE QUIERAS, MI SEÑOR! 

¿Lavarme Tú a mí los pies?

Y si es necesario, Señor, todo mi pobre ser.

¡Lávame y purifícame!

Hazme comprender que,

el camino del servicio es una llave

que abre la puerta del cielo

Que el servir,

aún sin ser recompensado,

es garantía de que soy de los tuyos.

Por eso, Señor, ¡lávame!

Pero, te pido Señor,

que no te inclines demasiado

Soy yo quien, en este Jueves de tanto amor,

necesito plegarme en mi orgullo

Soy yo quien en estas horas memorables,

estoy llamado a conquistar tu corazón

ofrendándome a los hombres.

¡Lávame, mi Señor!

Para que, mis manos,

puedan acariciar rostros doloridos

Para que, mis pies,

puedan acompañar hermanos perdidos.

LO QUE QUIERAS, MI SEÑOR

Me has amado y, al amarme,

brota en mí lo que Tú sembraste:

amor por los que me rodean,

amor hacia los que me piden,

pasión por los más débiles

Sí, mi Señor; haré lo que Tú quieras

Porque, si algo tiene el Jueves Santo,

es Misterio de amor y de ternura

Misterio de Sacerdocio y aroma de Eucaristía

Misterio de tu presencia

que siempre permanecerá y estallará en el altar.

 LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR

Porque, cada vez que comamos de este pan,

Porque, cada vez que bebamos de este vino,

recordaremos tu querer y tu deseo

nos llenaremos con tu Memorial y tu Palabra

con tu gesto de siervo arrodillado.

LO QUE TU QUIERAS, MI SEÑOR

Sólo te pedimos una cosa:

que nunca nos falte la Eucaristía

para estar eternamente a Ti unidos

Amén

Javier Leoz

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LAS LÁGRIMAS

«Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados»

(Mt. 5, 5)

El dolor, si no eleva y sublima, abate y aplasta. Por eso no todo dolor y llanto es bienaventurado.

Las lágrimas que Jesús proclama bienaventuradas son las que de alguna manera se refieren al reino de Dios y se contraponen al reino del mundo. ”Vosotros llorareis y gemiréis, y el mundo se alegrará» (Jn 16,20)

¿Cuales son las lágrimas bienaventuradas?
Los que lloran las propias caídas o los pecados del mundo; los que aceptan las penas como medio de purificación de sus pecados; los que se imponen penitencias para formar su alma en el dolor; los que sufren persecución y dolores por causa del reino de Dios y de su extensión; los que pasan sequedades, tribulaciones con paz; los que gimen por el amor de Dios y por el cielo; todos estos son los que derraman lágrimas que, en sentido evangélico, pueden llamarse bienaventuradas y por lo tanto recibirán divina consolación.

Santa Catalina de Siena, en su famosa obra El Diálogo, tiene un precioso capítulo sobre las diferentes clases de lágrimas, su valor y fruto. Esta Doctora de la Iglesia distingue hasta cinco clases de lágrimas:

1 Lágrimas malas, que engendran muerte. Son las que proceden del pecado y llevan al pecado: lágrimas de odio, de envidia o desesperación, proceden de un corazón desordenado y apartado de Dios.

2 Lágrimas de temor por los propios pecados. Son las de los que se levantan del pecado por temor al castigo: el temor les hace llorar. Su motivación no es perfecta, pues no hay necesariamente arrepentimiento.

3 Lágrimas de los que, lejos del pecado, empiezan a querer servir a Dios; pero, privados de los consuelos visibles, lloran por verse con tanta incapacidad y tribulaciones.

4 Lágrimas de los que aman con perfección a Dios y al prójimo, doliéndose de las ofensas que se le hacen a Dios y compadeciéndose del daño del prójimo, en completo olvido de si mismos.

5 Lágrimas de dulzura, derramadas con gran suavidad por la unión intima del alma con Dios. Son lágrimas de puro amor que derraman los santos en las mas altas cumbres de perfección cristiana.

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REFLEXIÓN EN SEMANA SANTA

Es la semana más importante de todo el año. Por el evangelio, tenemos la suerte de saber lo que hizo Jesucristo cada uno de los días de esta semana. Con cada cosa que hizo y dijo, nos quiso enseñar. Habla con Él de eso.

El jueves, viernes y domingo hay Oficios; aunque el jueves y el viernes no es obligatoria la asistencia, ojalá puedas ir los tres días.

LUNES SANTO (30 de Marzo)

¿Qué hizo hoy Jesús? Jesús ha dormido en el pueblo de Betania, en la casa de Lázaro, Marta y María, sus mejores amigos. A media mañana sube andando a Jerusalén, que está a unos cuatro kilómetros. En el camino, como es la hora de comer tiene hambre. Se acerca a una frondosa higuera, llena de hojas, pero en la que no hay higos, entonces la secó por no tener frutos. Al llegar a Jerusalén, va al templo y lo encuentra lleno de comerciantes haciendo negocios y los echa a latigazos, pidiéndonos que tratemos con respeto a Dios y a las cosas de Dios. Por la tarde pasa por el monte de los olivos, donde estuvo haciendo un rato de oración, y vuelve a pie a Betania.

A lo mejor Dios tampoco encuentra en ti los frutos que Él esperaba. Pídele perdón. ¿Tratas con respeto a Dios y a sus cosas? ¿Cómo te comportas en Misa, en el Oratorio, o en la Iglesia? ¿Haces con cariño las genuflexiones? Cuando oyes blasfemias, ¿pides perdón a Dios interiormente?

Fíjate como Jesús dedicaba todos los días a hacer un rato de oración como tú ahora. No lo dejes ningún día, aunque sea unos pocos minutos.

MARTES SANTO (31 de Marzo)

Jesús vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo, profetiza que será destruído. Los discípulos están tristes porque Jesús les anuncia que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida. Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en tono irónico: «sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará porque tiene miedo a ser herida». Y salió valerosamente al frente de sus soldados, y fue gravemente herida.

No tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.

MIÉRCOLES SANTO (1 de Abril)

Jesús se queda en Betania. Simón, el leproso que había sido curado por Jesús, invita al Señor a comer en su casa, por lo agradecido que le estaba. Mientras están comiendo, entra en la casa una mujer del pueblo llamada María; rompe un frasco de perfume carísimo y lo echa a los pies del Señor. Los besa y los seca con sus cabellos. A Jesús le gustó ese detalle de cariño.

Es entonces cuando Judas busca a los jefes del pueblo judío y les dice: «¿Qué me dais si os lo entrego?». Ellos se alegraron y prometieron darle dinero.

¿Eres agradecido como Simón por las veces que a ti también te he curado de tus pecados? Cada vez, después de confesarte, dale gracias por haberte perdonado.

A Jesús le gustará que hoy tengas algún detalle de cariño con Él, como María. Piensa ahora uno concreto y regálaselo ya.

JUEVES SANTO (2 de Abril)

La última Cena. Por la mañana de¡ Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos. Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.

Hazle tú hoy compañía al Señor, que está solo. Haz el propósito de no abandonarle nunca, y de visitarle con frecuencia en el sagrario.

VIERNES SANTO (3 de Abril)

Hoy muere. Al amanecer del viernes, le juzgan. Tiene sueño, frío, le han dado golpes. Deciden condenarle y lo llevan a Pilatos. Judas, desesperado, no supo volver con la Virgen y pedir perdón, y se ahorcó. Los judíos prefirieron a Barrabás. Pilatos se lava las manos y manda crucificar a Jesús. Antes, ordenó que le azotaran. La Virgen está delante mientras le abren la piel a pedazos con el látigo. Después, le colocan una corona de espinas y se burlan de Él. Jesús recorre Jerusalén con la Cruz. Al subir al Calvado se encuentra con su Madre. Simón le ayuda a llevar la Cruz. Alrededor de las doce del mediodía, le crucificaron. Nos dio a su Madre como Madre nuestra y hacia las tres murió y entregó el espíritu al Padre. Para certificar la muerte, le traspasaron con una lanza. Por la noche, entre José de Arimatea y Nicodemo le desclavan, y dejan el Cuerpo en manos de su Madre. Son cerca de las siete cuando le entierran en el sepulcro.

¡Dame, Señor dolor de amor! Ojalá lleves en el bolsillo un crucifijo y lo beses con frecuencia.

SÁBADO SANTO (4 de Abril)

Jesús ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin vida. Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto para redimirnos.

Estamos tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.

Pasa el día unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el sepulcro. Haz el propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de Él.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN (5 de Abril)

Jesús ha resucitado. En cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor.

Desde entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios.

Como Pedro y Juan, tú también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que Jesús ha resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.

Texto del P. J. P. Manglano Castellary

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DOMINGO DE RAMOS – 29 de Marzo

 Domingo de Ramos

Invitación de la Madre Abadesa:

Queridos hermanos: ya desde el principio de cuaresma nos venimos preparando, por medio de la oración y de la penitencia, para las celebraciones pascuales. Hoy, cercana ya la Noche santa de Pascua, nos disponemos a recordar la muerte y la resurrección de Jesucristo, conmemorando su entrada en la ciudad Santa de Jerusalén, entrada que simboliza su llegada victoriosa al reino del cielo.             
Que estos y los demás actos que celebraremos durante la Semana Santa nos ayuden a acompañar a Jesús, participando de su pasión y muerte en la cruz, y así tengamos también parte en su triunfo sobre la muerte, que desde ese momento fue vencida para siempre.
Los contrastes de la semana santa… los mismos que aclamamos al Señor hoy, lo condenaremos a muerte el Jueves… ¿Se ve con mis obras lo que creo?¿Echo a Jesús de mi casa cuando no me interesa? ¿Busco situaciones concretas y me propongo mejorar…?

Preparad la Semana Santa para vivirla con intensidad.

Madre Abadesa Sor Mª Anunciación 

Giotto di Bondone - No. 26 Scenes from the Life of Christ - 10. Entry into Jerusalem - WGA09206.jpgEl Domingo de Ramos es pórtico de la Semana Santa

En él celebramos la bendición de las palmas y ramos, procesión y santa Misa.
Acompañamos al Señor cuando entra en Jerusalén para ofrecer su sacrificio para la redención del mundo.
En el siglo IV comenzaron a llegar a Tierra Santa un gran número de peregrinos que deseaban recordar los hechos de Jesús en los mismos lugares en que habían ocurrido. Muy pronto comenzaron a repetir la entrada festiva del Señor en Jerusalén, bajando del monte de los Olivos con palmas, ramos y cantos y acompañando al Obispo.

Esta celebración se difundió por todas las iglesias con diferentes formas, y la propia de la liturgia romana es muy fiel a la tradición primitiva de Jerusalén, con la asamblea que se reúne fuera de la iglesia, y marcha hacia ella después de leer el Evangelio de la entrada de Jesús, siguiendo con cantos al Obispo o sacerdote que preside.

Un rito propio de este día: La procesión de las palmas y ramos. Es un procesión, donde el sacerdote va en cabeza y se va en grupo tras él. No hay imágenes, porque la marcha es como el cuerpo de Cristo, cabeza y cuerpo que van a Sión y al templo, en la Ciudad de Dios. Hacemos lo que hicieron los niños y gentes de Jerusalén en este mismo día.

«Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor»

(Marcos 11, 1-10) 

Hoy le aclamamos como Rey (como entonces le agasajaron) pero, esos vítores, no son precisamente sinceridad ni constancia. Mucho menos fidelidad y perseverancia: en Jueves Santo las palmas serán beso de traición, en viernes santo soledad y en el sábado santo silencio.

Dos sentimientos, en este Domingo de Ramos, se entrecruzan entre sí: júbilo porque aclamamos al que consideramos que es justo, bueno y verdadero y, por otra parte, tristeza. Bien sabemos todos, el final de esta gran pasión: la muerte. Es por otro lado la repetición de muchos de nuestros comportamientos humanos: decimos querer, apostar por…pero luego resulta todo lo contrario. Abandonado entonces por los suyos, entregado por uno de los suyos, negado por uno de los suyos y –hoy- también en muchos instantes relegado a un tercer o cuarto puesto por aquellos que decimos aclamarle, cantarle y seguirle con nuestra vida cristiana. ¿Vida cristiana o vida vacía? ¿Vida de bautizados o vida sin bautismo? ¿Vida de sólo palabras o vida con obras?

No es tarea fácil ser de los amigos de Cristo (pensemos un poco en la persecución de nuestros hermanos por el EI). Las ideas de Cristo, sus idas y sus venidas, no dejaron indiferente al poder establecido de entonces y, también hoy, ante los nuevos poderes no resulta fácil colocar como medidor de la sociedad el metro del Evangelio. No lo fue fácil, estando Cristo en medio de nosotros, y mucho menos hoy aunque sacramentalmente y por el Espíritu habite en nuestra Iglesia.

En este domingo de Ramos, el Señor, nos exige llegar hasta lo más hondo de sus entrañas. No nos quedemos ni nos subamos por las ramas. Hay que ascender hasta esa fuerza que, en Jesús es de tal magnitud, que podemos contemplar la grandeza y el poder de Dios.

-No podemos quedarnos en las ramas de una cruz sin Cristo y como mero adorno.

-No podemos andarnos por las ramas a la hora de defender el estilo de nuestra vida cristiana

-No podemos encaramarnos en las ramas, por muy bonitas que seas, y olvidar lo esencial que es la humildad de un Señor que se hizo presente en Belén y, hoy de nuevo, cabalga sobre un pollino. Acostumbrados nosotros a cabalgar sobre espléndidos caballos con patas de materialismo, sensualismo, comodidad o “todo vale” nos resulta llamativa esta figura: Jesús en un pollino. Ya nos asombró su llegada en Belén (sobre cuatro tablas) y de nuevo nos llama la atención su entrada para sufrir y morir. Lo grande nos aleja de Dios y, montados sobre pollino, nos podemos acercar a Él más y mejor.

¡Feliz Semana Santa, hermanos! La vivamos con intensidad. Acompañemos al Señor que, durante estos días, nos dejará impresionantes lecciones de amor (en palabras y obras) y, sobre todo, preparémonos con alegría desbordante al fruto de la Pascua: su resurrección.

No olvidemos (y así lo hagamos ver) que es Semana Santa para vivir devociones y no para más vacaciones.

ORACIÓN: TE VISTES DE HUMILDAD, SEÑOR

En pollino, pequeño y renqueante,

irrumpes en la ciudad de la paz

pasas por delante de los muros que verán impasibles

cómo se mata al Profeta entre los profetas

TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR

Preámbulo de victoria y, a la vez Señor,

aparente derrota o contradicción:

¿Es así como arrolla el Hijo de Dios?

¿Es así como vence el amor?

TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR

Y, con laureles en las manos,

los que somos menos humildes

cantamos, pregonamos y proclamamos:

¡Hosanna al Hijo de David!

¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

¡Paz al mundo! ¡Paz! ¡Paz!

TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR

Y, en nosotros como en los que te aclamaban entonces,

se cumple todo lo que esperábamos de Ti.

Hoy, Señor, bien lo sabes

se mezcla en esta fiesta de la alegría

la vida, y la peregrinación hacia la muerte

el júbilo, y la cruz que se levanta invisible en el monte

nuestro deseo de seguirte

y la cobardía de los que huiremos en la tarde del Jueves

Déjanos acompañarte, Señor

Déjanos subir contigo a la ciudad santa

Déjanos servir como Tú lo haces

TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR

Y, por encima de la multitud de ramos y palmas,

se divisan las horas con más pasión y amor

por ningún hombre, jamás vividas.

Vamos contigo, Señor, hasta el final

Vamos contigo, Jesús, hasta el Calvario

Nos arrancarás de la muerte, con tu muerte

Con tu cruz, nos redimirás

Nos resucitarás, con tu resurrección

TE REVISTES DE HUMILDAD, SEÑOR

y….te decimos: ¡HOSANNA! ¡HOSANNA!

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LAS TRES ESES PARA ORAR

vocacion.pngEn la oración debemos guardar las tres eses:

1.-Silencio. Sin ruido alguno que nos rompa nuestra concentración en el amor al Señor, incluido en el término ruido la música, aunque se trate de una música sacra, pues en una contemplación, a Dios más le agrada el silencio de un alma que se le entrega por amor, y las palabras que salen del ama de esa persona que se le entrega.

2.-Soledad. Se busca la intimidad, y esta no existe en el bullicio. La intimidad es algo muy especial, porque  en ella se genera el amor. Y si es importante la soledad en el orden material, también lo es en el orden espiritual. En los evangelios tenemos una clara demostración de la necesidad que tenía el Señor para orar:

San Lucas 5, 15-16 nos dice  “15 Cada vez se extendía más su fama y concurrían numerosas muchedumbres para oírle y ser curados de sus enfermedades. 16 pero Él se retiraba a lugares solitarios y se daba a la oración”.

 San Mateo 14, 13. también nos dice: “13 A esta noticia, Jesús se alejó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado. y habiéndolo oído las muchedumbres, le siguieron a pie desde las ciudades”.

San marcos 1, 35. también escribe diciéndonos: “35 A la mañana, mucho antes de amanecer, se levantó, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”.

El mismo Espíritu Santo, nos recuerda la necesidad de la soledad y recogimiento interior: “La llevaré a la soledad, y allí le hablaré al corazón”. (Os. 2, 14)

Jean Lafrance, dice: “Cuando Dios elige a un hombre para confiarle una misión, comienza por hacer de él su amigo y confidente. Muy naturalmente lo lleva aparte, para murmurarle sus secretos, pues Dios no habla en el ruido…. En la Biblia, todo envío en misión va generalmente precedido de una retirada al Desierto”.

No cabe duda, escribía Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, de que la soledad es una de las raíces esenciales de las que surge en encuentro del hombre con Dios. Cuando el hombre siente su soledad, se da cuenta de que su existencia es un grito lanzado a un tú, y de que él no está hecho para ser solamente un yo en su mismo. El hombre puede experimentar la soledad de diversas maneras. Puede apagarse la soledad cuando el hombre encuentra a un tú humano…. La gracia de la soledad es uno de los dones más preciosos que Dios nos da en el camino a la santidad.

3.-Sosiego. Para orar es indispensable el sosiego, que nos dará pie al recogimiento. Si  queremos conseguir la iluminación de Dios, en nuestras almas, nunca la alcanzaremos en medio de la excitación. La comparación del lago lo ilustra magníficamente; solo una superficie tersa, como un espejo, puede reflejar el sol; la agitación del agua altera la nitidez de la imagen; e, igualmente, la agitación mental nos impide tener la experiencia de Dios. Dice Juan Clímaco: «Que una simple preocupación es suficiente para destruir la soledad, pues la soledad es el despojamiento de todos los pensamientos y renuncia a todas las preocupaciones sean o no razonables. Aquel que posee verdaderamente la paz no se preocupa ya de su propio cuerpo».

El Señor, nos dijo en relación a nuestra forma de orar: “Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar de pie en las sinagogas y en los ángulos de las plazas, para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando ores, entra en tu cámara y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo secreto: y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensara. Y orando, no seáis habladores, como los gentiles, que piensan ser escuchados por su mucho hablar. No os asemejéis pues, a ellos, porque vuestro Padre conoce las cosas de que tenéis necesidad antes que se las pidáis” (Mt 6,5-8).

A lo largo de la oración, cuando esta es,  o nosotros hacemos lo posible para que se acerque a la perfección, ocurre que surgen impulsos de amor, murmullos inefables; no tenemos más que dejarnos guiar porque en estos momentos, ya no somos nosotros los que oramos sino el Espíritu de Dios el que ora en nosotros…. Estos murmullos del espíritu se nos dan a veces desde el comienzo de la práctica de la oración, y otras mucho más tarde…. Estos momentos de efusión son generalmente cortos; nuestra práctica no consiste en volver a encontrarlos, en suscitarlos, ni siquiera en alentarlos, en cuanto dejen de invadirnos, volveremos a nuestra tarea  de amar, amar y amar.

En el libro de los salmos podemos leer: “Cuando pienso en ti sobre mi lecho, en ti medito en mis vigilias, porque tú eres mi socorro, y yo exulto a la sombra de tus alas; mi alma se aprieta contra ti, tu diestra me sostiene”. (Sal 63,7-9). Tratemos siempre de aprovechar esos momentos en que acudimos a nuestro lecho para conciliar el sueño. Antes de alcanzarlo, tenemos unos preciosos, momentos de silencio, soledad, y sosiego si abandonamos nuestras preocupaciones materiales, y nos entregamos a conversar con el Señor.

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V DOMINGO DE CUARESMA – 22 de Marzo

“EL QUE QUIERA SERVIRME, QUE ME SIGA…” 

(JUAN 12, 20-33)

“ATRAÍDOS POR EL CRUCIFICADO”

A Jesús empezamos a conocerlo de verdad cuando, atraídos por su entrega total al Padre y su pasión por una vida más feliz para todos sus hijos, escuchamos aunque sea débilmente su llamada: «El que quiera servirme que me siga, y donde esté yo, allí estará también mi servidor». Todo arranca de un deseo de «servir» a Jesús, de colaborar en su tarea, de vivir solo para su proyecto, de seguir sus pasos para manifestar, de múltiples maneras y con gestos casi siempre pobres, cómo nos ama Dios a todos. Esto es ser cristiano: estar donde estaba Jesús, ocuparnos de lo que se ocupaba él, tener las metas que él tenía, estar en la cruz como estuvo él, estar un día a la derecha del Padre donde está él.

Citas para reflexionar

  • «No hay mayor libertad que la de dejarse llevar por el Espíritu. Ninguna motivación será suficiente sino arde en nuestros corazones el fuego del Espíritu « Papa Francisco
  • «Solo con misericordia se cambia este mundo » Monseñor Carlos Osoro

Efemérides y noticias

  • El Papa en el segundo año de su pontificado, en una entrevista, habló del Sínodo, de la reforma de la Curia, y de su sensación de que su pontificado será breve, unos cuatro o cinco años.
  • El Papa ha anunciado un Año Jubilar “Año Santo de la Misericordia” para que la Iglesia redescubra y haga más fecunda la misericordia de Dios, con la cual todos estamos llamados a dar consolación a una humanidad herida.
  • El Papa ha visitado este sábado la ciudad de Nápoles, donde se reunión con víctimas de la mafia y almorzó con presos de una de las cárceles.
  • El pasado domingo, día 15, se celebraron en toda España manifestaciones para oponerse, por un lado, a la vigente Ley del aborto. En Madrid reunió a miles de personas y la Iglesia española no quiso estar presente oficialmente en la protesta.
  • La  Iglesia celebra el Día del Seminario con oraciones especiales y promueve una colecta para sufragar los gastos de los seminarios. Se  va recuperando las vocaciones sacerdotales, aunque sin alcanzar las cifras de hace años.
  • Lenta sangría de alumnos que no piden la enseñanza religiosa; ha descendido 1,5%. El mayor porcentaje de inscritos se registró en Primaria (71,2%) y el menor en Bachillerato (41,2%).
  • El día 25 de este mes de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor, celebramos la Jornada Pro-Vida, bajo el lema “Hay mucha vida en cada vida”.

HAY MUCHA VIDA EN CADA VIDA

El día 25 de este mes de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor, celebramos las Diócesis de España la Jornada Pro-Vida, bajo el lema del título de esta carta. Ciertamente la vida no es algo ocasional. Cada niño o niña que nace nos trae la sonrisa de Dios yreconocemos a esa nueva vida como “don suyo”, don que hemos de acoger siempre con amor y cuidar hasta su último instante, independientemente de cualquier circunstancia o condición.

  Si no se tiene a Dios, como dijo Nietzsche la gran luz se ha apagado y se considera la vida como algo ocasional, hasta puede convertirse en un objeto de explotación o comercio o como medio para obtener una felicidad inmediata, una pieza más de la evolución y nada más. Sin embargo, cada vida es una bendición de Dios.

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios creó, varón y mujer los creó” (Gen 1, 27). 

La nueva vida no es una casualidad. Dios ha querido esa vida desde la eternidad. Dios tiene un proyecto sobre cada uno y nos espera en la vida eterna. Vivir es un gran bien. HAY MUCHA VIDA EN CADA VIDA.

  Sabemos que algunas personas vienen al mundo con alguna particular vulnerabilidad o discapacidad y, lamentablemente, alguien puede pensar que esas vidas no merecen la pena, como tampoco la de los enfermos terminales o dependientes en todo de los cuidados de otros. Estos desconocen la grandeza de cualquier vida a los ojos de Dios. Ignoran su valor y de lo que en realidad son capaces. Se les puede preguntar: ¿dónde has dejado tu amor? Porque también esas vidas son una mezcla, como las demás, de indigencia y necesidad, pero también, las más de las veces, de riqueza y de grandeza.

  Respetemos cualquier vida humana. Desde el momento de su concepción hasta la muerte natural toda vida pertenece a Dios y a nadie más. Esta es la convicción de una recta razón, avalada por la certeza de la fe.

    El sentido cristiano de la vida humana es caminar hacia la eternidad. La vida del discípulo de Jesucristo tiene este sentido de peregrinación continua y vigilante. Cada amanecer es un regalo para vivirlo y hacer lo que nos corresponde a cada uno, para amar a todos y sembrar el bien con la alegría que brota de la unión con Dios. “Vamos a la casa del Señor” (Cf. Salmo 122).

   Vivamos esta jornada con sentido de agradecimiento a Dios por nuestra vida, y para orar a Dios, por quienes la defienden y la acogen; para reconocer la grandeza de quienes cuidan y asisten a las personas necesitadas, enfermos o con problemas para alumbrar una nueva vida, que acarician en su seno.

   Que el “sí” de la Virgen María a la Encarnación del Verbo de Dios sea también nuestro “sí” a favor de la vida. Amémosla y disfrutémosla, no su destrucción o su muerte.

ORACIÓN: MI  ALMA SE AGITA, SEÑOR

Cuando llega la hora de la  verdad,

y siento que no tengo tantas  fuerzas

para defender tú Reino.

Porque me cuesta renunciar a  mi “YO”

y decirte que soy todo tuyo, Señor.

Porque, lejos de ser trigo  que muere,

pretendo ser flor que nunca  se marchita

que no quiere perder ninguno  de sus pétalos

que, lejos de renunciar a su  hermosura,

la quiere salvar a toda  costa.

Pero sé que, hoy siempre,

la esperanza que tengo en Ti

no me defraudará.

Amén

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¿SABES QUÉ SAN JOSÉ…?

Resultado de imagen de imágenes de san joséES PATRONO DE TODA LA IGLESIA

El Beato Pio IX fue muy devoto de san José, y ante las graves tensiones de su época, el 8 de diciembre de 1870, fiesta de la Inmaculada, lo proclamó como Patrono de la Iglesia universal, y fijó su fiesta el 19 de marzo. Poco antes de morir en 1878, dijo que sentía una profunda paz al dejar a la Iglesia en manos del santo.

CUIDA DE LA BUENA MUERTE

En 1522, el dominico Isidoro de Isolano escribió el primer tratado de teología dedicado a san José, tuvo tanta divulgación que revitalizó su devoción y extendió la costumbre de tenerlo por Patrono  de la buena muerte. Su tesis es que José falleció acompañado por Jesús y María, ¿puede haber mejor forma de morir?

SE LE REPRESENTA CON UNA AZUCENA

A san José se le representa con una vara florecida de azucena, almendro o lirio. Se basa en una leyenda piadosa que narra como los candidatos a desposar a María dejaron  sus varas sobre el altar del templo de  Jerusalén y al día siguiente la de José había florecido, pues era el escogido por Dios para ser esposo de María. En realidad, el lirio y la azucena son, en la iconografía clásica, signos de pureza y castidad, dos virtudes propias de san José.

PROTECTOR DEL OBRERO

En 1889, en plena revolución industrial el Papa León XIII dedicó el texto pontificio más largo hasta entonces a san José, En él decía que san José protegía a todos los hombres , pero más especialmente a los trabajadores y obreros, frente a los ricos y poderosos que tenían que aprender de él. En 1955, Pio XII lo ratificó, al instituir la fiesta de San José Obrero el 1 de mayo, Día del trabajo.

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