3 de octubre San Francisco de Borja

San Francisco de Borja.jpgEra hijo del III duque de Gandía, Valencia, España, donde nació el 28 de octubre de 1510, y bisnieto del papa Alejandro VI. Tuvo seis hermanos de padre y madre, y cuando su progenitor contrajo segundas nupcias, engendró doce vástagos más. Así que formaba parte de una larga descendencia. Perdió a su madre a la edad de 9 años, cuando ya habían apreciado en él virtudes singulares para su edad, marcada por la inocencia y la piedad. Precisamente los dones que advirtió en él, indujo a su tío materno Juan de Aragón, arzobispo de Zaragoza, a llevárselo con él proporcionándole una excelente formación integral.

Por deseo de su padre llegó a la corte cuando tenía 12 años. Contrajo matrimonio con la portuguesa Eleanor de Castro a los 19, y de esta unión nacieron ocho hijos. Con la prematura muerte de la emperatriz Isabel de Portugal a la que había servido fielmente, se produjo una inflexión en su acontecer. Tras contemplar el rostro marchito, cuando yacía en su lecho mortuorio, profirió esta apasionada exclamación: «¡No serviré nunca más a un señor que se pueda morir!». Era más que una declaración de intenciones. Habiendo comprendido la futilidad de la vida, selló su acontecer. Él mismo lo recordaba periódicamente en su diario: «Por la emperatriz que murió tal día como hoy. Por lo que el Señor obró en mí por su muerte. Por los años que hoy se cumplen de mi conversión».


En 1539 —el mismo año en el que falleció Isabel, y siendo ya marqués de Lombay— el emperador lo designó virrey de Cataluña. Sin embargo, ni estos títulos, y otros que obtuvo, como el ducado de Gandía y el de Grande de España, ni la vanidad de la corte, ensombrecieron su piedad, la que en su infancia le hizo aspirar a la vida monástica, anhelo truncado por sus padres que lo destinaron a servir en Tordesillas. Por eso, tal circunstancia, aparte de la experiencia que le deparó y del vínculo conyugal que le unió a Eleanor, como no disipó sus anhelos, permanecieron vivos en su interior. Así, al establecerse en Barcelona, tomó contacto con san Pedro de Alcántara y con el beato jesuita Pedro Fabro. Este religioso fue decisivo en su vida. Puede que al conocerlo recordara el doloroso episodio que había presenciado en Alcalá de Henares cuando tenía 18 años. El hecho que le impactó fue ver a un hombre conducido ante la Inquisición; se trataba de Ignacio de Loyola.

Francisco se convirtió en bienhechor de la Compañía y además fundó un colegio en Gandía. Su conducta evangélica chocaba con el ambiente; sus convicciones suscitaban recelos entre algunas personas relevantes que quizá pensaron que no era oportuno mezclar la fe con el trabajo. Pero seguía el dictado de su espíritu y nada de ello hizo mella en él. Enfermó Eleanor y suplicó al cielo por ella. Una locución divina le advirtió: «Tú puedes escoger para tu esposa la vida o la muerte, pero si tú prefieres la vida, ésta no será ni para tu beneficio ni para el suyo». Con mucho dolor y lágrimas, expresó: «Que se haga vuestra voluntad y no la mía». Ella murió en 1546; su hijo pequeño tenía 7 años. Coincidió que pasó el P. Fabro por Gandía y, sin perder más tiempo hizo los ejercicios espirituales, y emitió los votos de perfección ese mismo año de 1546. Con ellos se comprometía a integrarse en la Compañía.

En Roma, Ignacio acogió con gozo la noticia, pero puso una nota de prudencia aconsejándole que aplazase su ingreso efectivo hasta solventar el tema de la educación de su prole, y que tuviese cautela evitando airear su decisión. Al año siguiente, con la anuencia del santo, Francisco emitió los votos privadamente. Por fin, en agosto de 1550, después de renunciar a sus títulos y dejar a sus hijos enderezados, viajó a Roma para hablar con el fundador de la Compañía, y se vinculó a ella para siempre. En mayo de 1551 recibió el orden sacerdotal en Oñate, y celebró su primera misa en Vergara. Carlos V lo propuso como cardenal, pero él rehusó. Era un hombre bueno, humilde, austero, se entregaba a las mortificaciones y a duras penitencias; no esquivaba los momentos de humillación. Llegó a sentirse más indigno que Judas, a quien el Redentor le había lavado los pies, considerándole por ello con una dignidad superior a la suya.

Durante un tiempo estuvo en Oñate realizando tareas domésticas sencillas, forjándose en la vida religiosa, sufriendo por amor a Cristo muchos instantes de contrariedad porque fue tratado con más severidad de lo acostumbrado dada su antigua condición nobiliaria. Después inició una ardiente evangelización por las localidades colindantes, extendiendo el campo de acción a Castilla, Andalucía y Portugal. Tenía dotes extraordinarias para la organización, virtud y gran celo apostólico; era devotísimo de la Eucaristía y de la Virgen. En 1566 tras el óbito del P. Laínez se convirtió en el prepósito general de la Compañía. Fundó más de una veintena de colegios en España, construyó en Roma la iglesia de San Andrés en el Quirinale, impulsó el noviciado y el Colegio Romano, puso las bases para la construcción del Gesù y logró que la Compañía se expandiera por distintos continentes, entre otras acciones. Sometió a consideración de Pío V la creación de la Congregación para la Propagación de la Fe. Escribió tratados espirituales, y auxilió a los afectados por la peste que asoló Roma en 1566. Dos días antes de morir expresó su deseo de volver al santuario de Loreto. Su fallecimiento se produjo en Roma el 1 de octubre de 1572. Urbano VIII lo beatificó el 23 de noviembre de 1624. Clemente X lo canonizó el 12 de abril de 1671.

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XXVI Domingo del tiempo ordinario

«AHORA ÉL ES AQUÍ CONSOLADO,
MIENTRAS QUE TU ERES ATORMENTADO»
(Lc 16,19-31)

“El rico Epulón y el pobre Lázaro”

La parábola de Jesús marca un relato de terrible desigualdad de la que hoy mismo no somos ajenos. En una época de economía muy difícil, con mucha gente sin trabajo y en los límites de la pobreza severa, aparecen los negocios del lujo y del consumo enloquecido. La escena está muy bien trazada El rico –eso es un epulón—en su afán de consumir y comer bien, ni siquiera se apercibe que hay un pobre a su lado que pasa auténtica necesidad. Eso ocurre hoy mismo sin que el sentido más social de la sociedad moderna sea capaz de borrar esa escena. Jesús nos advierte contra esa insolidaridad o ese abuso en el uso de la riqueza. Hoy, más que nunca, esta parábola alcanza gran actualidad y especial resonancia.

Citas para reflexionar

  • «Por favor no le vendan su juventud a esos que venden muerte. Nunca lamentaciones, desánimo, y nunca ir a comprar consolación de muerte, e ir delante con Jesús. Él no nos desilusiona, y nos lleva siempre adelante». S.S. Francisco
  • «Ayudar a los pobres para quedar bien es pecado grave». S.S. Francisco
  • «El Catecismo es el punto de referencia seguro para andar el camino de la fe». Mons. Martínez Camino

Efemérides y noticias

  • El Papa Francisco ha comunicado a su Guardia Suiza que quiere una relación directa con la gente. Su Santidad también ha escrito una carta al Gran Imán de la Universidad Al-Azhar del Cairo, deseando hacer todos los esfuerzos posibles para construir la paz y la justicia entre cristianos y musulmanes.
  • Hace 20 años el Papa Juan Pablo II promulgaba el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, uno de los textos más relevantes de los últimos cuatro siglos.
  • El Papa Francisco se reunió el pasado viernes 27 con 1.600 catequistas de unos 50 países para abordar cómo transmitir y testimoniar hoy la fe recogida en el Catecismo.
  • El 15 de octubre tomará posesión de la secretaría de Estado del Vaticano, monseñor Pietro Parolin, será más ministro de Asuntos Exteriores que jefe del Gobierno.
  • El Papa Francisco condenó el atentado ejecutado por extremistas musulmanes en una iglesia cristiana en Pakistán, más de 80 personas resultaron muertas y heridas 120, y pidió esfuerzos de paz en la región.
  • Serán beatificados 14 Padres Paules, el día 13 de octubre en Tarragona, que fueron mártires en Guadalajara de la persecución religiosa de los años 30.
  • Ediciones Encuentro ha publicado una edición más breve del catecismo para jóvenes Youcat dirigido a los que van a recibir el sacramento de Confirmación para fortalecer su fe.

 

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Diez cosas que el Papa Francisco quiere que tú sepas

Lo ha escrito en su libro el periodista estadounidense John L. Allen Jr. Que es el principal corresponsal del National Catholic Reporter (NCR) y analista en el Vaticano para la cadena internacional de noticias CNN.

1ª.- Una Iglesia pobre y de los pobres. “Quiere que tú sepas que es Cristo quien ha venido a ofrecer el amor y la salvación a todos, pero muy en especial a los pobres”.

2ª.- La humildad. En octubre de 2012, el cardenal de Manila, Filipinas, Luis Antonio Tagle, subrayó que si la Iglesia quiere revivir su esencia misionera a principios del siglo XXI, requerirá tres cualidades: humildad, simplicidad y una gran capacidad de silencio.

3ª.-Estar cercano a la gente. Evangelizar significa encontrar a la gente donde la gente está, ser capaz de comprenderla en sus dudas y frustraciones y conocerla bien estando cerca de ella.

4ª.- Nunca nos cansemos de la misericordia de Dios. Tal como lo repitió el Papa en su primer rezo del Angelus.

5ª.- Ahora todos somos franciscanos. Lo que representa Francisco de Asís no es más propiedad de una congregación religiosa o de una escuela en particular del catolicismo, sino que es la ejemplaridad de la vida cristiana a todos los niveles, incluyendo el más alto de la jerarquía.

6ª.- La fe debe ser propuesta, nunca impuesta. El Papa ha sido un participante decisivo de la apertura y el diálogo, desde una postura misionera que abraza a todos y a nadie excluye.

7ª.- La Iglesia no es una Organización No gubernamental, una ONG. Se puede ser bueno, profesional, piadoso, pero “si no profesamos a Cristo, dijo el Papa en su primera Misa el 14 de marzo, las cosas van a ir mal; podemos llegar a ser una ONG caritativa, pero no la Iglesia, la Esposa de Cristo”.

8ª.- Nunca caer en el pesimismo. El fruto de la esperanza es el “coraje apostólico” que quiere decir la voluntad inquebrantable de transmitir la Palabra de Dios siempre y en todo lugar.

9ª.- Que se tenga sentido del humor. Es su deseo para los católicos.

10ª.- Que jamás se desprecie o se deje a un lado la importancia de la unidad. “El Papa Francisco —termina diciendo Allen— es producto de la orden jesuita, la cual, ciertamente, le ha dado una apreciación de la gran diversidad que existe dentro de la Iglesia católica”.

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XXV Domingo del Tiempo Ordinario

“No podéis servir a Dios y al Dinero”
(Lc 16, 1-13)

Que no nos atrape el dinero

Disminuir las medidas en las ventas, aumentar los precios, usar balanzas trucadas, comprar al pobre por dinero o por un par de sandalias, vender los salvados como si fueran trigo. He ahí las injusticias contra las que gritaba el profeta Amós en medio de un pueblo podrido en su aparente prosperidad (Am 8,4-7).

Esos viejos fraudes se repiten en muchos abusos que han ido marcando nuestra sociedad del bienestar: sobresueldos astronómicos, ganancias inmundas procedentes de la droga, la prostitución, la explotación de inmigrantes o la venta de armas, hipotecas y fondos bancarios engañosos, apartamentos con precios desorbitados, garantías que no se sostienen.

Pero las denuncias de Amós tienen un eco religioso. El día de la Luna Nueva era festivo y en él se prohibía el comercio. Pero los avaros de siempre aprovechaban el descanso sagrado para planear nuevos negocios. Por todo ello grita el profeta: “Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones”.

La rutina y la astucia

También el evangelio nos introduce en el mundo de los negocios. Un administrador defrauda a su amo y derrocha sus bienes. Va a ser despedido, pero aprovecha una última oportunidad para ganarse amigos por medio de los bienes de su amo. Al perdonarles una parte de sus deudas, espera conseguir sus favores cuando se encuentre sin trabajo (Lc 16, 1-13).

Lo más sorprendente es que el amo felicita a ese administrador infiel por la astucia que ha demostrado. La moraleja de la parábola ofrece la clave de esta alabanza: “Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz”. He ahí otra frase aplicable al mundo de hoy, a sus estrategias y publicidad y a su propaganda política.

Pero si la crítica es atinada, también hay que aprender del estímulo que ofrece. En este momento se impone una nueva evangelización. Sería inmoral apelar a métodos injustos. Pero sería una traición al mensaje del Señor no unir a la prudencia la astucia que él nos pedía. El mensaje es demasiado importante para que vivamos adormilados en nuestra rutina.

Confianza y servicio

La lección de la parábola se amplía con siete reflexiones de Jesús que no pueden quedar en el olvido. Baste, al menos, recordar tres de ellas:

• “El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar”. Lo importante es el Reino de Dios, que hace que todo lo demás se convierta en “lo demás”. La honradez en lo cotidiano prepara, anticipa y revela la seriedad con la que asumimos el proyecto de Dios.

• “Ningún siervo puede servir a dos amos”. Así ocurre con los negocios y el trabajo,con el amor y la familia. El corazón dividido no encuentra la paz. Sólo Dios es el absoluto. Todo el resto es relativo y merece una atención que no debe llevarnos a ignorar a Dios.

• “No podéis servir a Dios y al dinero”. Los ídolos tienen boca pero no hablan. Quien los adora, se identifica con ellos, como ya decían los salmos. Tenemos que servirnos del dinero, pero no podemos servir al dinero, ni a los honores de este mundo. Solo Dios es Dios. Quien solo adora a Dios puede encontrar la libertad.

– Señor Jesús, queremos ser responsable en el uso de las cosas de este mundo, poniendo nuestros ojos y nuestro corazón en el servicio a Dios y en la aceptación de su voluntad. Amén.

José-Román Flecha Andrés

Citas para reflexionar

  • «Los sacerdotes deben ser servidores misericordiosos y no funcionarios».
  • «Si en nuestro corazón no hay misericordia, no estamos en comunión con Dios».
  • «Quien no reza por las autoridades, no es buen cristiano».
  • «El maligno es astuto y nos hace creer que, con nuestra justicia humana, podemos salvarnos y salvar al mundo» S.S. Francisco

ORACIÓN: HAZME SEÑOR PRUDENTE

Que me ofrezca sin esperar  nada a cambio
Que, de tal manera viva yo  en Ti,
Que disfrute viviendo y  cumpliendo tu voluntad
Abierto a negarme  entregándome
Y cerrado a todo lo que me  impide
Dar y regalar lo mejor de mí  mismo.

Que no te busque por interés
Que no te quiera porque me  esperas
Que no te amé porque es  mucho lo que me aguarda
Para que te busque porque  eres lo mejor
Para que te quiera porque  siempre esperas
Para que te amé, porque, Tú  antes, me amas.
Amén

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Domingo XXIV del Tiempo Ordinario

“El domingo del Padre Bueno”

Quien practica la misericordia devuelve alegría al que la perdió y se abre a la alegría plena. El Señor, que no quiere para los suyos una alegría a medias, nos invita a alegrarnos con El y, para ello, nos pide primero aprender misericordia. La tercera parábola muestra el rostro y la mirada del Padre Bueno. En ellas se nos enseña el camino que Jesús pide recorrer a sus discípulos: rechazo del pecado y abrazo del pecador para que vuelva.

La oveja y la moneda

“El Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo“. Es el hombre quien ha de arrepentirse de sus malos pensamientos, de sus malos deseos, de sus malas acciones y omisiones. Por eso nos llama la atención que Dios se arrepienta de un propósito que había formulado. Pero así nos lo dice el libro del Éxodo (Ex 32,14).

Esta frase se sitúa en el contexto de un episodio escandaloso. El pueblo de Israel ha sido liberado por Dios de la esclavitud, pero parece confundir al único Dios con uno de los ídolos que había visto en Egipto. Y decide adorar un ternero de oro. Esa idolatría refleja su desesperanza y su nostalgia. En lugar de seguir al Dios que nos libera y nos invita a caminar hacia adelante, también nosotros preferimos refugiarnos en una comodidad adormilada.

El relato bíblico nos dice que Moisés intercede por su pueblo ante el Señor. Le pregunta si va a olvidar lo que ha hecho por Israel y las promesas con las que se ha comprometido a protegerlo. Y Dios decide ser fiel a sí mismo, a pesar de la infidelidad de su pueblo.

La pérdida y el hallazgo

Pues bien, esta imagen de un Dios misericordioso y compasivo resume todo el mensaje de Jesús. En el Evangelio según San Lucas esta idea de la compasión se refleja en las tres parábolas de las pérdidas y los hallazgos. En el texto que hoy se proclama leemos las dos primeras. Se nos habla de la pérdida de una oveja, reencontrada por el pastor y de la pérdida de una moneda buscada por su dueña (Lc 15, 1-10).

En ambos casos se pasa del nerviosismo a la paz, de la búsqueda al hallazgo, y de la soledad a la compañía. Ni el hombre ni la mujer gozan a solas de su satisfacción. Quien encuentra la oveja comunica la buena noticia a los amigos. Quien encuentra la moneda, comparte esa buena noticia con las vecinas.

En ambos casos, los protagonistas exclaman con alborozo: “¡Felicitadme!” No pretenden ser felicitados por la pérdida, sino por el hallazgo. La pérdida pertenece ya al pasado. Y ante el gozo del hallazgo se olvida la fatiga de la búsqueda.

Conversión y alegría

Con todo, la peripecia del pastor y de la mujer van más allá de sí mismas. Estas parábolas apuntan a  las relaciones del hombre con Dios. Las dos parábolas se cierran con una hermosa conclusión que se pone en boca de Jesús.

• “Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta”. El pastor tiene cien ovejas, pero dedica toda su atención a la que se ha perdido. Cada uno de nosotros merece la atención de Dios.

• “Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta”. La mujer tiene diez monedas, pero entrega su tiempo y su vida para buscar a la que se le ha perdido. Ni puede ni quiere prescindir de ella.

• “Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta”. Los justos son la alegría de Dios. Pero mayor alegría hay cuando alguien descubre el bien, la verdad y la belleza que solo pueden encontrarse en Dios.

Padre celestial, reconocemos que somos pecadores. Pero sabemos que el pecado no es una fatalidad. Tú sales cada día a buscarnos. Nuestra pérdida nos daña a nosotros. Pero el hallazgo es una alegría para ti, que nos amas y nos buscas. ¡Bendito seas!

José Román Flecha Andrés
 

La Exaltación de la Santa Cruz y la Virgen de los Dolores

DSCN0622El 14 y 15 de este mes de septiembre la Iglesia nos presenta La Exaltación de la Santa Cruz y la Virgen de los Dolores. Ambos nos invitan a unirnos a María en la contemplación del misterio de la santa Cruz. La memoria de la Virgen de los Dolores nos recuerda los dolores que sufrió la Madre de Jesús, sobre todo el día de la pasión y muerte de su Hijo, dolores que fueron profetizados por el anciano Simeón , cuando en el Templo  de Jerusalén  dijo a María que una espada de dolor le traspasaría el corazón.

El Papa Francisco expuso que para ser buen cristiano es hacer aquello que te pide se debe contemplar la Pasión de Cristo e imitar el comportamiento de la Virgen María.

Necesitamos hoy la dulzura de la Madre de Dios para entender estas cosas que Jesús nos pide. Amad a los enemigos ; hacer el bien ; dad sin esperar nada a cambio ; a quien te pegue en una mejilla , ofrece también la otra , a quien te arrebate el manto no le niegues también la túnica. Son cosas fuertes ¿no?. Pero todo esto, a su modo lo ha vivido la Madre de Dios; es la gracia de la mansedumbre, la gracia de la humildad.

Pénsar solo en Jesús. Si nuestro corazón, si nuestra mente está con Jesús , el triunfador, aquel que ha vencido a la muerte, al pecado, al demonio, a todo, podremos lograr lo que nos pide el mismo Jesús, y el apóstol Pablo: la humildad, la bondad, la ternura, la magnanimidad. Si no miramos a Jesús, si no estamos con Jesús, no pedremos lograrlo. Es una gracia que procede de la contemplación de Jesús.

“Pensar en el silencio humilde: este será tu esfuerzo. Él hará el resto.  Él hará todo lo que falta. Pero hay que hacer eso: identificar tu vida en Dios en Cristo. Esto se hace con la contemplación de la humanidad de Jesús, de la humanidad que sufre. No existe otro camino, no existe. Es el único.Identificar tu vida con la de Cristo en Dios. Este es el consejo para ser humildes, mansos y buenos, magnanimos, tiernos.

El beato Juan Pablo II expreso: “¡Que desconcertante es el misterio de la Cruz!”

DSCN0401La Virgen de los Dolores, firme junto a la Cruz con la elocuencia muda del ejemplo, nos habla del significado del sufrimiento en el Plan Divino de la Redención. Ella fue la primera que supo y quiso participar en el misterio salvífico “asociándose con entrañas de madre a su sacrificio consintiendo amorosamente a la inmolación de la víctima que Ella misma había engendrado” (Lumen gentium 58)

¡Oh cruz, única esperanza! Que María nos ayude a tomar cada día nuestra cruz y a seguir fielmente por el camino de la obediencia, el sacrificio y el amor.

ALABANZA A LA CRUZ

¡Oh cruz fiel, árbol único en nobleza!
Jamás el bosque dio mejor tributo
en hoja, en flor y en fruto.
¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza
con un peso tan dulce en su corteza!

Vinagre y sed la boca, apenas gime;
y, al golpe de los clavos y la lanza,
un mar de sangre fluye, inunda, avanza
por tierra, mar y cielo, y los redime.

Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.

Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.

Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria. Amén.

 

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Domigo XXIII del tiempo ordinario

La Cruz y la Torre 

“¿Quién rastreará las cosas del cielo, quién conocerá tu designio, si tú no le das sabiduría enviando tu Santo Espíritu desde el cielo? Solo así fueron rectos los caminos de los terrestres, los hombres aprendieron lo que te agrada; y la sabiduría los salvó». Una buena pregunta y una buena respuesta. No deberíamos olvidar estas palabras del libro de la Sabiduría que que se leen en la misa de este domingo (Eclo 3, 17-18.20).

Decimos que hoy a nadie interesan las cosas del cielo. Que muchos viven “como si Dios no existiera”. Pero en su carta “La Puerta de la fe”, Benedicto XVI escribía que muchas personas en nuestro contexto cultural, aun no reconociendo en ellos el don de la fe, buscan con sinceridad el sentido último y la verdad definitiva de su existencia y del mundo” (PF 10).

A unos y a otros se nos dice que el camino no es fácil si no contamos con la sabiduria de Dios. No se trata de saber más cosas, sino de saborear el proyecto de Dios, de aceptarlo y de convertirlo en hoja de ruta para nuestra peregrinación.

Renuncia y libertad

En Jesús se ha hecho carne esa sabiduría de Dios. Él nos precede por el camino. Nos invita a seguirlo. Y a calcular nuestras fuerzas para construir la torre: es decir para llevar la fe a su cumplimiento. En el evangelio de hoy (Lc 14, 25-33), Jesús señala tres relaciones que han de ser revisadas y repite tres veces la referencia a sí mismo y el riesgo del desvío.

  • La tres relaciones nos remiten a los lazos familiares (v. 26), a la posesión y disfrute de los bienes (v. 33) y al cómodo apego a la propia vida (v. 26). No podemos vivir sin esos anclajes. Pero habrá que ver si estamos dispuestos a verlos a la luz de la sabiduría de Dios. La llamada al seguimiento de Jesús es una llamada a la libertad. Ese es el punto de partida.
  • Las tres referencias a su persona señalan la característica propia del discipulado. “Si alguno se viene conmigo”…, “detrás de mí”…, “discípulo mío”. El itinerario es difícil, pero el Maestro lo ha dejado bien trazado. Nadie va con el Señor para triunfar en la vida. La llamada a la libertad es una llamada al seguimiento de Jesús. Ese es el punto de llegada.
  • Junto a esas tres relaciones y referencias, se encuentran otras tres negaciones: “No puede ser discípulo mío”. Esa es la grandeza de la libertad. La persona puede hacer su opción fundamental. Y esa es la limitación de la libertad. Que no siempre nuestras opciones nos llevan a vivir como discípulos del Señor y a construir la torre del Reino de Dios.

La Cruz y el camino

“¿Seguís al Señor sin cruz? Pues no vais tras él. Muchos se venían cuando predicaba en los montes, en el campo y en los templos, y de cuantos siguieron entonces no hubo uno que le ayudase a llevar la cruz… No hay quien se aparte del mal por Jesucristo y le ayude a llevar la cruz”. Así predicaba San Juan de Ávila con palabras que recuerdan las de Jesús.

  • “Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío”. No es el Señor quien nos impone la cruz. Creyentes o no creyentes, algún día encontraremos el dolor. Basta esperar lo suficiente. A todos nos tocará un día llevar nuestra cruz. Pero el Señor nos invita a llevarla tras Él. Es decir, a ver cómo él nos precede en el camino y a seguirle con su espíritu
  • “Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser dicípulo mío”. Esas palabras no se dirigen solo al cristiano individual. Ese es el camino de toda la Iglesia. No puede eximirse de llevar la cruz una comunidad que dice seguir y confesar al Crucficado. La persecución no es un accidente de la historia. La comunidad cristiana sabe bien cuál es el camino del Señor.
  • Señor Jesús, tú sabes con qué ánimo hemos comenzado a construir la torre de nuestra fe. Que tu gracia nos ayude a perseverar en el esfuerzo. Que nuestra pereza o nuestra inconstancia no justifiquen las burlas y el rechazo a tu mensaje de vida y de esperanza. Amén.
José-Román Flecha Andrés

SOLO TÚ, SEÑOR

Eres  riqueza que me da la posibilidad
de  hacerme con un futuro eterno y mejor.

Eres  grandeza, que en mi pobreza,
me  hace mirarte con ojos agradecidos
sentirme  pequeño ante Ti.

SOLO TÚ, SEÑOR

Eres  capaz de despertar en mí
sentimientos  de alegría profunda y verdadera,
de  conversión y de encuentro,
de  fe y de esperanza,
de  ilusión por trabajar por tu reino.

SOLO TÚ, SEÑOR

Mereces  todo honor y toda gloria,
toda  alabanza y todo júbilo

SOLO TÚ, SEÑOR

Enciendes  en nuestras almas
los  deseos de seguirte dejando lo que estorba,
lo que nos humilla, lo que empaña nuestra mirada

SÓLO TÚ, SEÑOR

 

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Restauración del altar

CIMG0187 - copiaEn este “Año de la Fe” toda la vida de nuestra Comunidad Benedictina de Santa Cruz está orientada en torno a la oración y comprensión de “La Palabra” para poder afianzar nuestra fe y ser transmisoras de ella.
La vida litúrgica es fundamental como vivencia de hermandad y unión de todos los creyentes con Cristo, es por ello que nuestros templos sean el marco idóneo de este encuentro festivo. Poco a poco se van acondicionando en todas aquellas carencias, priorizando las más urgentes. Una de ellas era tener un altar digno en la Iglesia de nuestro Monasterio de Benedictinas de Santa Cruz; un edificio que alberga impresionantes retablos cuyo altar de rústico ladrillo, acusaba el paso del tiempo mostrando su deterioro, y que desentonaba a todas luces con el imponente retablo barroco que preside la cabecera de nuestro templo, obra del insigne maestro Joaquín Benito de Churriguera y que fue dorado por Manuel de la Puerta Conde, de Cigales Valladolid en 1742.

CIMG0189Tras los deseos manifestados por toda la Comunidad presidida por la Madre Abadesa sor María Anunciación y después de asesorarse convenientemente, se decidió acometer la tarea de remozarlo con estilo idéntico al retablo del presbiterio. El revestimiento del altar ha sido tallado en madera sobre dorada con pan de oro y policromada, destacando en su parte central enmarcado y con bellas rinconeras un pelícano blanco que alimenta a sus crías con su propia sangre, símbolo del amor de Cristo por nosotros los hombres, donde su sangre consagrada es el alimento espiritual de las almas que a Él se acercan, y franqueado por ambos lados con un motivo repetido de volutas de flores y hojas, en la parte trasera el escudo abacial de nuestro monasterio. Para completarlo se acompaña de un bello ambón inspirado con parecidos motivos y coronado con un medallón donde resalta pintado el Cordero Místico.

AK7OZ Ha sido realizado por el afamado taller de Arte Guadalajara que ya ha realizado otros trabajos con gran acierto y maestría, como restauraciones de retablos, etc., dignos de ser admirados.
El día 10 de julio víspera de la festividad de nuestro fundador San Benito se celebró solemne Eucaristía sobre él, estando bellamente engalanado para esta liturgia especial como invitación a vivir la unidad de la fe y el amor, con el regocijo de la Comunidad y de todos los presentes.

La Comunidad Benedictina de Santa Cruz se siente satisfecha y gozosa, del gran esfuerzo y sacrificio de medios realizado para su restauración, que realza el marco sin par donde se honra a Dios y al que acuden todos los que desean ese encuentro en paz y silencio, solo roto por los bellos cantos de alabanza.

Sirva de estímulo a todos para contribuir en el mantenimiento de nuestros templos que un día levantaron nuestros antepasados para mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas, donde el tiempo inexorable deja su huella indeleble.

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Maqueta del monasterio de Santa Cruz

El afamado miniaturista Valentín Mon ha realizado una réplica a escala exacta de nuestro Monasterio de Benedictinas de «Santa Cruz» de Sahagún en León. Este bello trabajo lo ha tenido ocupado más de año y medio y todo en él son minuciosos detalles que generalmente pasan desapercibidos cuando se visita dicho Monasterio.

La presentación de la maqueta se hizo el pasado día 15 de agosto, festividad de Nuestra Señora, en el Monasterio, ante más de doscientas personas, que quedaron sorprendidas por las extraordinarias dimensiones, 98 cm de largo y lo fidedigno de su reprodución.

El Sr. Mon la ha donado a dicha Comunidad, Sor Mª Anunciación, Madre Abadesa  le agradece infinitamente su detalle  a título personal y en nombre de todas las Madres Benedictinas ,y comunica que la enseñarán con gusto a todo aquel que las visite.

Esta labor altruista  de Valentín Mon contribuye a las manifestaciones artísticas que loan los edificios construidos en Honor y Gloria de Dios, Él se lo tenga en cuenta y lo bendiga.

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=pK_WAhAQFk8[/youtube]

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Domingo XXI del Tiempo Ordinario

«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, porque os digo que muchos intentarán entrar y no podrán» (Lc 13,22-30)

1.- Jesús no apuntaba tanto hacia la cantidad cuanto a la calidad de los llamados. ¿Qué hay que hacer para alcanzar la salvación? Su mensaje es un mensaje universal (no para un grupo determinado) y es excluyente para aquellos que practiquen la injusticia. Mis preguntas son las siguientes; ¿nos preocupa la salvación? ¿Nos preocupa a los cristianos contemporáneos saber si nos salvaremos o no? –Hemos predicado durante tanto tiempo el amor ilimitado de Dios que prácticamente hemos llegado a la falsa conclusión que aquí todo el mundo entrará por la puerta grande del cielo (aunque haya sido un ladrón) porque la misericordia de Dios puede sobre todo y con todo –Hemos incidido tanto en la justicia social (compromiso activo en favor del mundo y de sus nobles causas) que hemos inclinado la balanza a una especie de “ONG” que nos procura la salvación sistemática. ¿Quién de nosotros no oye con cierta frecuencia aquello de “lo importante es no hacer mal a nadie”?. Será medular trabajar en pro de la justicia, del bienestar, y del progreso de los pueblos. Pero, para eso, no hace falta ser cristiano….con ser un buen ciudadano bastaría.
2.- La novedad de un cristiano estriba en que precisamente, una vez descubierto a Jesús como el mejor tesoro, es urgido y empujado a sembrar el bien arrastrado e interpelado por la presencia de Dios en su vida (no movido por meros afanes sociales). ¿Serán pocos o muchos los que se salven? Estoy convencido que en el mundo existen cientos de miles de personas que coinciden con los esquemas y las líneas trazadas por Jesús para el establecimiento de su reino. Pero, de igual manera, también estoy convencido de que hay otras tantas personas que intentan silenciar lo genuino del evangelio (el amor que Dios nos tiene) a costa de potenciar simplemente y funcionar con unos parámetros de valores éticos o humanos.
3.- El Evangelio siempre será una fuente o un manantial de los más elementales y óptimos valores a los que el mundo puede aspirar. Pero para eso….no vino precisamente Jesucristo. –Vino para recordarnos que hay un Dios que nos ama con locura y que espera que en nuestros caminos le dejemos caminar junto a nosotros. –Vino para hacernos saber que Dios perdona faltas y pecados, limitaciones y fragilidades pero que –por si lo hemos olvidado- también da a cada uno lo suyo por su única y magnánima justicia –Vino para recordarnos que, si somos hijos de Dios, somos hermanos y que por lo tanto estamos llamados a dar el callo a favor de la justicia y de la atención a los más necesitados. –Vino, en definitiva, a darnos una palabra de aliento y de esperanza, de salvación y de optimismo que se sostiene en la seguridad de que hay un Dios que trasciende y deja pequeños nuestros pobres e interesados planteamientos.
4.- ¿Serán muchos o pocos los que se salven? Tal vez, hoy y aquí, es el momento de clarificar conceptos. El hombre no se salva por sus obras ni Dios es tan bueno como para llegar a ser “tonto”. La cuestión es saber si en el centro de todo lo que hacemos, decimos, pensamos y construimos….vamos poniendo a Dios o nos vamos pregonando a nosotros mismos.

ORACIÓN

TÚ, SEÑOR, ERES NUESTRA SALVACION

Ahora y siempre
En el presente y en el futuro
En la enfermedad y en la muerte
En las penas y en los sufrimientos
En las pruebas y en las contrariedades
En las luchas y en las fatigas
En nuestra búsqueda y en nuestro olvido
En nuestro camino y en nuestro desierto
En nuestro estudio y en nuestro pensamiento
En nuestra oscuridad y en nuestra fe
En nuestra debilidad y en nuestras caídas

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CATEQUESIS SOBRE EL CREDO

LA IGLESIA

La vida consagrada se caracteriza por la emisión y práctica de los tres votos: el de castidad, el de pobreza y el de obediencia. Los votos tienen como misión liberara a la persona de todo apego para dejarla más disponible para el amor a Dios y el servicio al prójimo, servicio espiritual o social.
Hay muchas formas de vida consagrada. La más conocida y numerosa es la vida religiosa, que a su vez tienen múltiples formas. Están también los ermitaños, las “vírgenes consagradas”, los institutos seculares, las sociedades de vida apostólica y los movimientos.

¿Quiénes son los consagrados?: Todos los bautizados que emiten y practican los tres votos.
¿Para qué sirven los votos?: Para ayudar a quien los hace a vivir la principal de las virtudes, que es la caridad.
¿Cuántas formas hay de consagración?: muchas. La más numerosa es la vida religiosa y la más nueva los movimientos.

Los consagrados constituyen el tercer y último grupo en el que se pueden clasificar los bautizados. A su vez, están subdivididos en diferentes categorías que veremos después. Todas ellas tienen en común, sin embargo, la profesión de los llamados “consejos evangélicos”: los tres votos, el de pobreza, el de castidad y el de obediencia.
En realidad, los “consejos evangélicos” están propuestos para todos los cristianos (nº 915), pero sólo un sector del pueblo de Dios los asume como algo que se convierte para ellos en obligatorio. Este sector, al asumir el compromiso de practicar los tres votos, se convierten en personas consagradas a Dios. “La profesión de estos consejos en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia es lo que caracteriza la vida consagrada a Dios” (nº 915).

Intimidad con Dios

La Iglesia no considera la vida consagrada como el camino hacia la santidad por excelencia, como si hubiera una “primera división” en la Iglesia a la que pertenecen los religiosos y los sacerdotes y una “segunda división” a la que pertenecerían los seglares. Sin embargo, sí que admite que mediante la práctica de los tres votos, se produce una unión mayor con el Señor: “El estado religioso aparece por consiguiente como una de las maneras de vivir una consagración ‘más íntima’ que tiene su raíz en el bautismo y se dedica totalmente a Dios. En la vida consagrada, los fieles de Cristo se proponen, bajo la moción del Espíritu Santo, seguir más de cerca a Cristo, entregarse a Dios amado por encima de todo y, persiguiendo la perfección de la caridad en el servicio del Reino, significar y anunciar en la Iglesia la gloria del mundo futuro” (nº 916).
Tiene que quedar claro que los votos son un instrumento al servicio de la virtud por excelencia, que es la caridad. La pobreza te libera del apego a las cosas terrenas, del legítimo derecho a la propiedad privada incluso, para ponerte al servicio del Dios que se hizo pobre para hacerse uno con los pobres y salvar a los pobres. La castidad te libera del legítimo apego a una familia para que ames al Señor con un corazón indiviso y puedas estar más libre en el servicio a Él y a sus boras, especialmente a los que no tienen a nadie que les quiera o que les ayude. La obediencia -quizá la más difícil de todas las virtudes- te libera de lo más profundo de ti que es el apego a tus propias ideas, a tu concepción de las cosas y de cómo han de hacerse esas cosas, para, en último extremo, ponerte en manos de otra persona, posiblemente más limitada y corta de luces que tú, sabiendo que a pesar de sus imperfecciones e incluso de sus errores, Dios hará que lo que te mande sea para el bien, para el mejor bien posible. Los votos son, por lo tanto, instrumentos de purificación que ayudan a quien los practica a estar más disponible para amar. Han de verse en relación con la caridad, con el amor. Por eso, una persona consagrada no es alguien que renuncia a amar, sino que, precisamente porque se ha decidido a hacer del amor el objetivo de su vida, hace esos tres votos para que su amor sea más auténtico y esté purificado de todo apego o de toda limitación.

Variedad de formas

La vida consagrada se ha practicado, a lo largo de los dos mil años de vida de la Iglesia, de muchas maneras. Una de ellas es la vida eremítica, que se puede ejercer en total aislamiento o viviendo en una comunidad cuyos miembros tienen entre sí una relación mínima, aunque no por ello ausente de caridad.
Otra forma es la de las “vírgenes consagradas”, que son mujeres que hacen los tres votos -el de obediencia es al obispo- y que permanecen en sus casas sin entrar en institución alguna, vinculadas a la diócesis y sirviendo a la Iglesia diocesana como ésta les necesita.
Después está la vida religiosa, que es la forma de vida consagrada más conocida. Son las Órdenes y Congregaciones religiosas. Integradas por miles de hombres y mujeres, son el orgullo de la Iglesia. Están presentes en todos los campos y actividades, desde las clausuras hasta las Universidades, desde el cuidado de los ancianos y niños hasta la asistencia a los nuevos pobres: emigrantes, refugiados, enfermos de sida. Dentro de este grupo están las instituciones misioneras, sin las cuales el Evangelio no habría sido difundido por doquier. La Iglesia debe mucho a la vida religiosa y aunque ahora pase un periodo de crisis, todavía son imprescindibles para la Iglesia, sobre todo por ser las portadoras de los grandes carismas de espiritualidad vertidos por el Espíritu Santo en sus fundadores.
Luego están los institutos seculares. De ellos, el Catecismo dice: “Un instituto secular es un instituto de vida consagrada en el cual los fieles, viviendo en el mundo, aspiran a la perfección de la caridad, y se dedican a procurar la santificación del munso sobre todo desde dentro de él” (nº 928). Se diferencian, pues, de los religiosos en que su misión es estar en el mundo, por lo cual no suelen vestir con hábito. Pueden vivir en comunidad o no hacerlo, según las características propias de cada instituto.
Por último, las sociedades de vida apostólica. Los miembros de éstas no tienen necesariamene que hacer los votos, aunque hay instituciones que sí los exigen a sus miembros. En cambio sí que es preciso que tengan vida en común, siempre con las excepciones que en cada caso la Iglesia apruebe al aprobar las Constituciones del instituto.

Nuevos movimientos

Una realidad nueva es la de los movimientos de espiritualidad. A caballo entre los tres grupos citados -jerarquía, laicos y consagrados- incluye miembros de todos ellos. De momento, están inscritos en el Pontificio Consejo para los Laicos, pues son los laicos los que -como es lógico- más abundan entre sus miembros. Está en estudio en el Vaticano la cuestión de la incardinación de sus sacerdotes, que hasta ahora figuran como sacerdotes diocesanos.

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