Jornada de la infancia misionera: 27 de enero

Pauline-Marie Jaricot

En julio de 1799, Francia aún se desangraba por el terror rojo impuesto por Robespierre tras la Revolución Francesa. Los católicos fieles a Roma eran perseguidos por las autoridades, la imagen de la Virgen había sido sustituida en la catedral de Notre Dame por una estatua de la diosa razón, y los sacerdotes eran obligados a jurar fidelidad a la República antes que a Dios, en medio de este ambiente tan desolador nacía, en Lyon, Pauline Marie Jaricot. Sus padres eran comerciantes de telas por lo que Pauline vivió en un hogar acomodado, a los 15 años sufrió una caída que la dejo postrada varios meses en los que murió su madre. Descubrió en la Eucaristía diaria, en la lectura del Evangelio y en el rezo del rosario una razón para vivir la vida en plenitud, feliz a pesar de las dificultades, entregándose a los demás. Pauline hizo voto de virginidad ante Dios, y consagró su vida a la evangelización de sus coetáneos, que parecían no sólo olvidar a Dios, sino combatirlo. Ideó la “Obra de la Propagación de la Fe”, campaña para recoger fondos para las misiones, así como un apostolado del Rosario y de reparación ante el Corazón de Cristo. Pauline puso su labor al servicio de la Iglesia, y en 1822, la Sociedad para la Propagación de la Fe ya rendía cuentas ante Roma, que le concedió, en 1922, el carácter oficial, con el nombre de Obra Pontificia para la Propagación de la Fe, hoy asumida en la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, y que impulsó las Obras Misionales Pontificias y la Infancia Misionera, que se celebra este domingo. El cardenal Filoni clausuró, en Lyon, el Año de Jubileo por el 150 aniversario de la muerte de Pauline Marie Jaricot, que, como dijo Juan Pablo II,  con sencillas palabras: «mostró que la misión es responsabilidad de todos los bautizados, pues, cada uno puede ser la cerilla que enciende el fuego».

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«Secar las lágrimas de Dios»

El padre Werenfried van Straaten

Monje de la Orden promonstratense y fundador de Ayuda a la Iglesia Necesitada, el 17 de enero hubiera cumplido 100 años, murió a las dos semanas de su 90 cumpleaños, diez años después su obra está de más actualidad que nunca. Fue nominado para el Premio Nobel de la Paz, consiguió que quienes habían sido enemigos mortales en la II Guerra Mundial se ayudaran y rezaran los unos por los otros. En el 2002 el entonces Presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, lo califico de ángel de la paz para Europa. Fue el descubridor de la Madre Teresa de Calcuta, cuando esta aún no era conocida a escala internacional, y además mantuvo un estrecho contacto con cuatro Papas y fue amigo de Juan Pablo II. El padre Werenfried clamó que Cristo sigue siendo crucificado en el mundo, y que el Gólgota no pertenece al pasado; para él, la necesidad siempre tenía un rostro y un nombre. Con un sencillo sombrero negro reunió pidiendo en el trascurso de su vida tres mil millones de dólares. En la Navidad de 1947 inicia la andadura de su fundación, fue algo natural «Prometía lo que no tenía, y Dios se lo daba» veía una necesidad y se aprestaba a aliviarla, a menudo prometió ayudas considerables sin contar aún con el dinero, pero Dios siempre le ayudó a cumplir sus audaces promesas.

El padre Werenfried fue, ante todo, un testigo lleno de compasión y respeto.

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II Domingo del tiempo ordinario

«Haced lo que él os diga»
(Juan 2, 1-11)

«Jesús: milagro en Caná»

Jesús de Nazaret realiza su primer milagro en una boda. Es cierto que su Madre, María, le pide que lo haga, pero “producir” 600 litros de vino excelente no deja de ser muy llamativo. Jesús no buscaba un inicio solemne, ni un milagro en el Templo de Jerusalén. Jesús buscaba ayudar a la gente allí donde lo necesitara. Y una boda es lugar de alegría y felicidad… y de esperanza. Hemos terminado las fiestas navideñas e iniciamos el primer tramo del Tiempo Ordinario que nos llevará a la Cuaresma que iniciaremos el 13 de febrero, el Miércoles de Ceniza.

Citas para reflexionar

  • «Todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación». S.S. Benedicto XVI
  • «La verdadera paz es la que brota de la justicia». Papa Pablo VI
  • «El gran mal del mundo no es la pobreza de los necesitados, sino la inconsciencia de los ricos». P. Louis J. Lebret
  • «Si caes siete veces, levántate ocho». Proverbio chino
  • «Todo está dispuesto por Dios. Aunque fallen los hombres, Dios no fallará». San Daniel Comboni
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¿Qué exige el Señor de nosotros?

Ante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos

Queridos diocesanos:

La Semana de oración por la Unidad de los Cristianos que vuelve con el mes de enero, tiene este año una doble motivación. Por una parte se enmarca en el Año de la Fe, en el que hemos sido invitados a reflexionar y a redescubrir la fe para confesarla, celebrarla, vivirla y rezarla con renovada convicción. Para ello se nos propone volver a los contenidos de la fe sobre la base del Catecismo de la Iglesia Católica, que da una gran importancia a los símbolos de la fe apostólico y niceno-constantinopolitano. Me parece muy interesante y sugestivo que, cuando acudamos a la lectura, meditación o estudio de los artículos de la fe expresados en estos símbolos, tengamos en cuenta que todas las Iglesias y Confesiones cristianas nos encontramos en su formulación. Cuando los recitemos o cantemos, debemos pensar también en la Iglesia indivisa que los forjó y pedir al Señor que todos seamos uno en el amor y en el camino de la unidad.

La segunda motivación me parece también muy oportuna. Estamos celebrando el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II. Fomentar la unidad de los cristianos fue uno de sus principales objetivos y así se declara en el art. l del primer documento conciliar, la Constitución sobre la Sagrada Liturgia: “Este sacrosanto Concilio se propone acrecentar día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo las instituciones que están sujetas a cambio, promover todo aquello que pueda contribuir a la unión de cuantos creen en Jesucristo y fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia” (SC 1; cf. UR 1). La unión de cuantos creen en Jesucristo era el gran sueño del amado Papa beato Juan XXIII. No en vano lo anunció el 25 de enero de 1959 en la basílica de San Pablo Extramuros al término del octavario de oración por la Unidad de los cristianos y se refirió a este objetivo en incontables ocasiones. Fruto de ese empeño, asumido con no menor interés por el Siervo de Dios Pablo VI, fue el Decreto conciliar Unitatis Redintegratio, de 21-XI-1964.

Merece la pena sacar del olvido este documento y poner en práctica sus sugerencias, la principalatañe precisamente a la oración que nos asocia a la de nuestro Redentor en la última Cena: “Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti…” (Jn 17, 21). La Semana de oración para la Unidad de los Cristianos es un medio ideal que debe procurarse en todas las parroquias y comunidades. Y junto a la oración el ecumenismo espiritual que consiste en la conversión interior de los cristianos. También la colaboración ecuménica, cuyas modalidades principales son, además de la oración comunitaria, el diálogo que requiere un buen nivel de formación teológica, el testimonio común cristiano que está al alcance de todos, y el esfuerzo compartido también en la defensa de los valores humanos y cristianos.

El hecho de vivir en una sociedad cada día más plural y secularizada debería interpelarnos a todos los cristianos en el compromiso de dar siempre razón de nuestra esperanza. Por grandes que puedan ser las dificultades para la unión entre las confesiones cristianas está siempre el núcleo fundamental de la fe en Dios revelado en Jesucristo y del amor fraterno. Esto es lo mínimo que el Señor nos exige.

Con mi cordial saludo y bendición.

+ Julián, Obispo de León

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La unidad de los cristianos

El Octavario para la Unidad de los Cristianos

Se inicia el viernes, día 18, y termina el también viernes de la semana próxima, el día 25, festividad de la Conversión de san Pablo. Es un tiempo de oración y reflexión pues Cristo hablo de “un solo Pastor y un solo rebaño”. El Pastor es el mismo Jesús de Nazaret y el único rebaño es el conjunto de hombres y mujeres que nos declaramos seguidores de Cristo, sin importar origen y procedencia.
Se viene celebrando esta convocatoria para la oración por la unidad desde 1908 y el lema de este año establecido por la Conferencia Episcopal Española es: «¿Qué exige el Señor de nosotros?» (Cfr. Miqueas 6, 6-8) Son ocho días de oración para pedir a Dios que termine con la inexplicable división de todos los que siguen a Cristo. No hay justificación alguna para tal división y como se ha repetido muchas veces es el pecado —y es especial el de la soberbia— lo que nos.
Dicen que no es el mejor momento para el Ecumenismo, para un camino de verdadera unidad. Se está frustrando la esperanza de años pasados en que parecía que la unidad ya estaba en camino. Hoy parece que cada Iglesia busca su propia direccionalidad restando muchas posibilidades a la unión que nos pide Cristo. Pero, en fin, nuestra obligación es rezar insistentemente para lograr ese gran sueño. Ser miembros de un solo rebaño que sigue a nuestro Pastor: Jesús. ¡Algún día ese sueño de hará realidad!

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El inicio de la libertad

El edicto de Milán

Hace 17 siglos, gracias al Edicto de Milán, cuyo aniversario celebramos este 2013, comenzaron a arraigarse en Europa los valores del respeto a la dignidad humana, la cooperación entre religión y Estado y la defensa de la libertad de conciencia, un patrimonio que ya forma parte de nuestra herencia común cristiana. Los primeros años del siglo IV no pintaban bien para los cristianos. Apenas había comenzado el 301 cuando el emperador Diocleciano desató una de las mayores persecuciones contra los que consideraba enemigos del Imperio. Casi todas las iglesias fueron demolidas, se quemaron textos sagrados, miles de cristianos fueron asesinados por negarse a hacer sacrificios a los dioses, y los que sobrevivieron quedaron privados de cargos públicos y derechos civiles. Nuestro santoral está cuajado de historias de esos valientes, como los 40 de Sebaste, legionarios romanos que prefirieron morir congelados a renunciar a su fe cristiana. Cuando uno de ellos cedió, un encargado de su custodia bajó al hielo para ocupar su lugar en el martirio. La Historia nos cuenta que el sucesor de Diocleciano, Constantino, tras derrotar a Majencio en la batalla de Ponte Milvio, decidió poner fin a la persecución. En febrero de 313, el emperador de Oriente, Licinio, se encontraba en Milán para casarse con la hermana de Constantino, Constanza. Allí se forjó el Edicto de Milán. El paganismo dejó de ser la religión oficial del Imperio y el Edicto permitió que los cristianos gozaran de los mismos derechos que otros ciudadanos. Desde ese momento, con la excepción de un nuevo período de persecución decretado en Oriente por el propio Licinio, la Iglesia pasó a recibir reconocimiento jurídico por parte del Imperio, lo que permitió un rápido florecimiento.

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Fiesta del bautismo del Señor

«Él os bautizará con Espiritu Santo y fuego»
(Lc 3, 15–16.21-22)

Jesús acude a la llamada de conversión de Juan Bautista y se hace bautizar como cualquier otro. Juan se opone… Cuando se termina el bautismo del Señor se oye la voz del Padre y que resuena fuerte sobre las aguas del Jordán. La fiesta del Bautismo del Señor es frontera entre el Tiempo de Navidad y el Tiempo Ordinario y este Tiempo ordinario, en su primera entrega nos llevará hasta la cuaresma que este año 2013, iniciaremos, el 13 de Febrero, fecha en que celebraremos el Miércoles de Ceniza.

Citas para reflexionar

  • «Quien teme al Señor no tiene miedo de nada. El temor de Dios libera del temor de los hombres. Hace libres». S.S. Benedicto XVI
  • «Busca la verdad mientras eres joven, pues si no lo haces después se te escapará de entre las manos». Platón
  • «El Papa desea recuperar la humanitas, ese armonioso conjunto de valores éticos y espirituales elaborado a través de los siglos, desde el mundo antiguo hasta la época humanística». Roberto Spataro, secretario de la Academia Pontificia de Latinidad
  • «¡Qué bonita es la familia, tal como Dios la ha pensado! Dios quiere el bien del hombre, y, por eso ha inventado la familia». Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba
  • «Al contrario de lo que se podía pensar, los conflictos no disminuyen, sino aumentan, cuando el Estado reduce los márgenes de la diversidad religiosa». Angelo Scola, arzobispo de Milán
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Abecedario del Año de la Fe

Recomendaciones para vivir un 2013

Adquirir exacta conciencia de la fe para reanimarla, para purificarla, para confirmarla y para proclamarla.

Beber de las fuentes de la Palabra para impulsar una auténtica evangelización, con nuevos métodos y con nuevo ardor. Sólo desde la Palabra sabremos a quién transmitir, por qué y para qué.

Confesar y trasferir sin miedo los contenidos de nuestra fe cristiana. Presentar aquello que creemos sin dulcificaciones ni temor a ser rechazados.

Dar valor y sentido divino a la caridad, de tal forma que nuestra generosidad sea fruto de la íntima relación con nuestra fe. Que nuestra caridad sea cristiana y no sólo humanitaria.

Estimular e incentivar a los diversos grupos existentes en la parroquia para que conozcan y profundicen más en las Sagradas Escrituras.

Facilitar el Sacramento de la Reconciliación como llamada a la perfección de la vida cristiana, y a saborear la misericordia de Dios a través del perdón de los pecados.

Gustar y consolidar la amistad con Jesucristo. Para ello, como recuerda el Papa Benedicto XVI, es necesario abandonar los desiertos excesivamente mundanos en los que se diluye nuestra vida cristiana.

Hacer de este Año de la fe una lectura objetiva, eclesial y renovadora del Concilio Vaticano II. Alejarnos de los radicalismos -en un sentido y otro- será una oportunidad para redescubrir aquel acontecimiento eclesial que ha marco un antes y después en la vida de la Iglesia.

Irradiar con alegría la experiencia de Jesucristo muerto y resucitado, mediante la recitación confiada y pública del Credo.

Jalonar toda la acción pastoral del presente Año de la fe visualizándola en el ámbito de la caridad. El presente año, y en la coyuntura de crisis, es una oportunidad para demostrar los quilates de nuestra identidad cristiana.

Leer con más detenimiento e interés la Palabra de Dios. Debemos descubrir la necesidad de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido a todos los que son sus discípulos.

Memorizar como oración cotidiana el Credo. Con ello retomaremos una buena costumbre presente ya desde los inicios del anuncio evangélico.

Nostalgia de Dios. Es decir; recuperar el deleite por las cosas de Dios a través de la liturgia, de la piedad popular, de la música sacra, polifónica, canto gregoriano, los sacramentos, y de la fe celebrada en comunidad.

Orar para que la Iglesia, con todos sus miembros, nos sintamos llamados a una constante conversión hacia el que es el único Salvador del mundo: Jesucristo.

Percibir los signos de los tiempos como una convocatoria a comprometernos mucho más desde nuestra condición de cristianos. No sirve ya el lamentarse o detectar el mal de nuestra sociedad. Es preciso ser sal, levadura y luz allá donde nos encontramos.

Los fieles abarrotaron la Plaza de San Pedro,
en la celebración de apertura del Año de la fe,
el pasado 11 de octubreQuerer y buscar espacios de reflexión, estudio y oración. Los jubileos bíblicos llevaban siempre al pueblo de Dios a la meditación sobre las acciones salvadoras de Dios y sobre el compromiso de la alianza.

Resolver y abandonar la timidez apostólica en la que, frecuentemente, caemos los católicos. ¿Por qué no se hace sentir mucho más la voz de los cristianos en los ámbitos políticos, económicos, sociales, etc.?

Sintetizar, para una mejor comprensión y conocimiento, el Catecismo de la Iglesia católica, con motivo del 20 aniversario de su publicación.

Testificar y transmitir, ante las realidades que nos rodean, el don de la fe. Sólo desde la experiencia, profunda y real, podremos dar razón de aquello que decimos sentir y creer.

Unir nuestra fe a la del Papa y a la de la misma Iglesia. Ésta no es otra que aquella que está basada en el cimiento de la roca de los apóstoles: una sola fe, un solo Dios y Padre.

Valorar la fe como un don recibido, pero también como una tarea a realizar. La Iglesia, por sí misma, es misionera. Un miembro de la Iglesia, o es misionero, o le falta algo a su fe: testimonio vivo de Jesucristo.

Web, blog y creatividad para hacer presente el mensaje de Jesús de Nazaret con las técnicas de los nuevos tiempos y con el tesoro que llevamos entre manos: la nueva evangelización.

Yuxtaponer, en todo momento, la fe a las opciones de cada día, la Palabra que ilumina, a las decisiones.

Zambullirse de lleno, como cristianos, en la vida eclesial. Colaborar con ella en aquello que podamos realizar, y, sobre todo, estar orgullosos de pertenecer a la Iglesia católica.

Javier Leoz

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Adios a Rita Levi-Moncalcini

Nobel de Medicina y primera mujer asesora en el Vaticano

Rita Levi Montalcini.jpgEl pasado 30 de diciembre murió con 103 años una de las mujeres que hizo historia en el Vaticano. Se trata de Rita Levi-Montalcini, premio Nobel de Medicina, neuróloga, senadora y también la primera mujer que entró en la Pontificia Academia para las Ciencias del Vaticano, que además era judía.

«La senadora Rita Levi Montalcini ha sido una figura eminente no sólo por los altísimos méritos científicos sino también por el empeño civil y moral que la hizo una persona ejemplar e inspiradora de la comunidad italiana e internacional. Por eso nace espontáneo y es, además, obligado unirse al luto universal por su ida», aseguró Federico Lombardi, portavoz del Vaticano cuando se conoció la noticia de la muerte de Rita Levi-Montalcini.

Una figura eminente no solo por su categoría intelectual, sino por su incomparable calidad humana. «A la juventud sólo puedo decirle el único secreto que transmito que es: nunca pensar en nosotros mismos, sino ver el mundo que nos rodea, pensar en la estupenda belleza de la naturaleza y del hombre. No tengo secretos, sólo puedo aconsejar ser agradecidos por de estar vivos y de poder ser de ayuda a los otros», dijo el día de su 100 cumpleaños.

Y en esa misma ocasión, recordando los duros momentos de persecución contra los judíos que la obligaron a emigrar a Estados Unidos tras la II Guerra Mundial dijo: «Hasta la persecución contra los judíos nunca me contrarió. Puedo decir que la declaración de que mi raza era inferior, no fue otra cosa que un gran regalo. Porque gracias a esta declaración tuve que trabajar en mi habitación y pude descubrir lo que me llevó al Nerve Growth Factor».

El Nerve growth factor fue el descubrimiento con el que consiguió el Nobel de Medicina en 1986, que compartió con Stanley Cohen y que trata sobre el orden de reproducción de las neuronas en relación con sustancias llamadas factores de crecimiento.

Fue miembro de las mayores academias científicas internacionales, entre ellas la Pontificia Academia de las Ciencias, a pesar de ser judía, y en la que hizo historia también por ser la primera mujer que formó parte de ella. La Pontificia Academia de las Ciencias es un grupo selecto de científicos cuyo cometido es aconsejar al Papa en cada una de las materias científicas, además de promover la investigación en Matemáticas, Física y Ciencias Sociales.

Además de investigadora también formó parte de la vida política de Italia, como senadora vitalicia. Una premio Nobel, científica y política, que agradeció siempre sus logros a sus padres, como lo dijo en uno de sus múltiples libros: «La ausencia de complejos, una notable tenacidad en seguir el camino que consideraba justo sin importante las dificultades que encontraba en la realización de mis proyectos, son partes del carácter que creo que he heredado de mi padre y que me han ayudado enormemente a hacer frente a los años difíciles de la vida. A mi padre, tanto como a mi madre, les debo la disposición de considerar con simpatía al prójimo y la natural tendencia de interpretar los hechos y las personas de la manera más favorable. Esta actitud que ellos tenían me impresionó profundamente desde la infancia y determinó en gran parte la admiración incondicional que todavía hoy les tengo».

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Epifanía del Señor

Fiesta de la esperanza

File:Fra Angelico Adoration.jpgLlevamos ya casi una semana del año 2013, ó 2014 menos uno, como he visto escrito no sé si por broma o por superstición. Todavía es posible pensar en aquello de “año nuevo, vida nueva” y expresar los mejores deseos para nuestros amigos y conocidos. Es cierto que del 2013 se ha dicho que va a ser también duro y penoso a causa de la crisis económica, aunque se hacen pronósticos de que hacia la mitad del año la situación cambiará de signo. Ojalá sea así, porque estamos viendo cómo, una vez más, la peor parte la llevan las personas y las                                                                                       familias menos favorecidas.

Es cierto que han crecido la caridad y la solidaridad, pero es necesario también analizar en profundidad la crisis y actuar con decisión en las causas tanto coyunturales como enquistadas en la vida pública y social. No basta, como dice Jesús en el evangelio, poner remiendos nuevos en un vestido viejo (cf. Mc 2, 21). El buscar soluciones a la crisis atañe a todos aunque no a todos de la misma manera o en el mismo grado, depende de la responsabilidad pública. Se trata, en unos, de compartir lo que se tiene y en otros de dar signos claros de que se procuran los medios que está demandando la misma sociedad y actuando según las exigencias de la ética y del bien común.

Mañana domingo es la fiesta de la Epifanía del Señor, más conocida como la fiesta de los Reyes Magos. Epifanía quiere decir aparición o manifestación, y evoca el reconocimiento de Jesús por los pueblos paganos representados por los sabios de Oriente que, siguiendo una estrella, llegaron a Jerusalén y más tarde al lugar donde estaba el Mesías ante el que se postraron ofreciéndole significativos regalos. Esos hombres que la tradición cristiana, releyendo el relato del evangelio de S. Mateo a la luz de las profecías de Isaías y del salmo 72, hace reyes en número de tres y que Benedicto XVI en su precioso libro sobre La infancia de Jesús los ve como la expresión del anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las religiones y de la razón humana al encuentro de Cristo, son toda una invitación a la alegría y a la esperanza. Por algo en los países latinos y en los hispanos la epifanía es la fiesta de la ilusión, no de la fantasía, sobre todo de los niños y de quienes tienen todavía el alma como ellos, pese a los desengaños de la vida. ¿Por qué no vamos a dejarnos impregnar de esas actitudes que hacen más llevadera la existencia?

O así lo creo y por eso, sin detrimento del realismo, invito a la confianza de que, si nos lo proponemos, saldremos también de esta crisis.

+ Julián, Obispo de León

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