II DOMINGO DE PASCUA -3 ABRIL

                 “PAZ A VOSOTROS”     

            (JUAN 20, 19-31)

 SANTO EVANGELIO

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa con las puertas cerradas, por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Y diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.

Y dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos.

Tomás, uno de los doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino el Señor. Y los otros discípulos le decían: Hemos visto al Señor. Pero él les contestó: Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto el dedo en el agujero de los clavos, si no meto la mano en su costado, no lo creo. A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Contestó Tomas: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean si haber visto. Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.

Palabra del Señor

“NO SEAS INCRÉDULO SINO CREYENTE

Tomás, que lleva una semana resistiéndose a creer, responde a Jesús con la confesión de fe más solemne que podemos leer en los evangelios: «Señor mío y Dios mío». Tomás renuncia a verificar la verdad de la resurrección tocando las heridas de Jesús. Lo que le abre a la fe es Jesús mismo con su invitación. Cada uno hemos de responder a esa llamada que, tarde o temprano, de forma inesperada o como fruto de un proceso interior, nos puede llegar de Jesús: «No seas incrédulo, sino creyente». No hemos de olvidar que una persona que busca y desea sinceramente creer, para Dios es ya creyente. Y Dios, que comprende nuestra impotencia y debilidad, tiene sus caminos para encontrarse con cada uno y ofrecerle su salvación.

Citas para reflexionar

  • «La oscuridad y los miedos no deben atraer la mirada del alma y apoderarse del corazón» Papa Francisco
  • «No se puede ir al cielo odiando a alguien. Perdona ahora »  Madre Angélica
  • «Tener un amigo sacerdote no es tener a la persona misma, si no es tener a Cristo como amigo»

Efemérides y noticias 

  • El Papa San Juan Pablo II instituyo la fiesta de la Divina Misericordia el 30 de abril del año 2000, para celebrarse cada año el II domingo de Pascua.
  • La exhortación apostólica del papa Francisco se hará pública el viernes 8 de abril. Se llamará «Amoris Laetitia», significa la Alegría del Amor.
  • El niño de 8 años Ignazio Fucci, sufre una rara enfermedad que solo padecen 40 personas en todo el mundo. Escribió una carta al Papa Francisco y este lo ha recibido en audiencia privada.
  • Los obispos de India piden al gobierno continuar los esfuerzos para encontrar y liberar  al sacerdote salesiano Tom Uzhunnalil, secuestrado en Yemen.
  • Ha fallecido el domingo de resurrección (Un don especial) Madre Angélica, de joven pobre y enfermiza, sin más estudios que la secundaria, a fundadora de EWTN la cadena de televisión  católica más grande del mundo.
  • Atacan al famoso actor de Batman y Superman por afirmar que el aborto daña a la mujer.
  • El  P. Guillermo Juan Morado, párroco de San Pablo (Vigo), pide reaccionar ante la avalancha de asaltos a capillas católicas en Galicia.
  • Recogen firmas de apoyo a los Obispos que rechazan la ley de transexualidad en España, pues se trata de una ley injusta.
  • Cada día 10 personas se quitan la vida en España. Es la primera causa de muerte no natural en nuestro país, por delante de los accidentes de tráfico. Siendo 3.910 personas durante 2014. La tasa Española es de las más bajas de Europa.
  • Doce años de cárcel para los anarquistas que atentaron en la Basílica del Pilar en Zaragoza.
  • El 4 de abril se celebra la “Jornada por la Vida” el lema es “Cuidar la vida, sembrar esperanza”

HOY FESTIVIDAD DE LA DIVINA MISERICORDIA

Dios es esencialmente Misericordioso según la Revelación. Él mismo se manifiesta como «Misericordioso y Clemente» (Ex 34,5-7). Así le presenta la Sagrada Escritura más de 300 veces. Nuestro Señor se apareció desde 1931 a 1938 a la religiosa Faustina Kowalska, en Polonia, confiándole la difusión de la devoción a su Misericordia, según consta en su Diario. Juan Pablo II, la beatificó el 18-4-1993.

La Fiesta de la Divina Misericordia es el domingo siguiente a la Pascua de Resurrección. Jesús prometió a santa Faustina su misericordia el perdón total de los pecados y penas a quien ese día comulgue. Esto significa que la persona si confiesa y comulga ése día gana inmediatamente indulgencia plenaria, y obtiene el perdón total de la penas y culpas merecidas por haber pecado, es decir al perdonar todos los pecados, y no hay penas que purgar en el purgatorio Esta fiesta ha sido declarada oficial en la liturgia por la Iglesia Católica bajo el rito romano en el año 2000.

España fue consagrada a la Divina Misericordia el 23 de Enero de 2007, en una celebración dirigida por el Cardenal Antonio Cañizares, quien realizó la Consagración utilizando la fórmula que empleó Juan Pablo II al consagrar el mundo en Polonia el 17 de agosto del 2002. El hecho, de gran importancia espiritual, fue poco divulgado por la prensa.

“En relación a los últimos tiempos”

«Prepararás al mundo para Mi última venida.»

«Habla al mundo de mi Misericordia… Es señal de los últimos tiempos. Después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo para que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia.»

«Habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día de Mi justicia.»

«Estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita.»

Antes del Día de la justicia envío el día de la misericordia». «Quien no quiera pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia».

Además de estas palabras de Nuestro Señor, la hermana Faustina nos da las palabras de la Madre de Misericordia, la Santísima Virgen María.

«Tú debes hablar al mundo de Su gran misericordia y preparar al mundo para Su segunda venida. Él vendrá, no como un Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh qué terrible es ese día. Establecido está ya el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante este día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea aún el tiempo para conceder la misericordia.»

ORACIÓN: CREEMOS SEÑOR

Creemos Señor, pero aumenta nuestra fe.

Creemos Señor, pero aumenta nuestra alegría.

Creemos Señor, pero aumenta nuestro amor:

Creemos Señor, pero aumenta nuestra esperanza:

Creemos Señor, pero aumenta nuestra fortaleza:

Creemos Señor, pero aumenta nuestro entusiasmo:

Creemos Señor, pero aumenta nuestra ilusión:

Creemos Señor, pero aumenta nuestra paz

Creemos Señor, pero aumenta nuestra generosidad

Creemos Señor, pero aumenta nuestro espíritu.                           

Amén

 

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JESÚS MISERICORDIOSO EN TI CONFÍO

JESÚS MISERICORDIOSO EN TI CONFÍO

Postrado ante tus pies, humildemente,

vengo a pedirte dulce Jesús mío,

poderte repetir constantemente:

JESÚS MISERICORDIOSO, EN TI CONFÍO.

Si la confianza es prueba de ternura,

esta prueba de amor darte yo ansío,

aun cuando este sumido en amargura,

JESÚS MISERICORDIOSO, EN TI CONFÍO.

En las horas mas tristes de mi vida,

cuando todos me dejen ¡oh, Dios mío!,

y el alma este por penas combatida,

JESÚS MISERICORDIOSO, EN TI CONFÍO.

Aunque sienta venir la desconfianza,

y aunque todos me miren con desvío,

no será confundida mi esperanza:

JESÚS MISERICORDIOSO, EN TI CONFÍO.

Si contraje contigo Santa Alianza

y te di todo mi amor y mi albedrío,

¿Como ha de ser frustrada mi esperanza?

JESÚS MISERICORDIOSO EN TI CONFÍO.

Y siento una confianza de tal suerte,

Que sin temor a nada, Jesús mio

Espero repetir hasta la muerte:

JESÚS MISERICORDIOSO, EN TI CONFÍO.

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MADRE ANGÉLICA, FUNDÓ EL CANAL EWTN

La Madre Angélica fue la Hermana María Angélica de la Anunciación, de las Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua: esto es, una monja contemplativa que, para las obras que emprendió con la eficacia propia del mundo, obtuvo sus energías de una rica vida interior.  La Madre Angélica falleció el domingo de Resurrección a los 92 años por causas naturales. Mientras recordamos a esta maravillosa mujer, alabemos también al Señor por lo que Él ha logrado a través de ella, un alma increíble, de Dios, que ayudó a llevar a muchos hacia Jesús.

Madre Angélica nació como Rita Antoinette Rizzo, el 20 de abril de 1923 en Canton, Ohio. Hija de los emigrantes italianos, John y Mae Helen Rizzo (cuyo apellido de soltera era Gianfrancesco) . Su padre abandonó la familia cuando Rita era muy joven y la pareja se divorció en 1929. Su madre tuvo la custodia de Rita y por años su madre debió luchar contra una depresión crónica y madre e hija vivieron en la pobreza. Los padres de Mae solían ocuparse de la pequeña Rita. La niñez de Rita transcurrió en la pobreza y la infidelidad y creció durante la Gran Depresión. En una mirada retrospectiva de su niñez, Madre Angélica se describió a ella y a su madre como:

Un par de refugiadas. Éramos pobres, pasamos hambre, y apenas si podíamos sobrevivir trabajando en los más raros empleos antes que mi madre aprendiera el trabajo de tintorera y empezó como aprendiz de un sastre judío que vivía en nuestra zona. Aun así sólo podíamos ganar unos miserables centavos que nos alcanzaban sólo para poner algo de comida en la mesa.

Debido a las muchas responsabilidades que debió hacer frente la joven Rita, su desempeño escolar se vio afectado y sufrió discriminación por ser hija de padres divorciados.

Aunque fue una figura pública, hay muchas cosas de su vida que no son muy conocidas.

Diez cosas que probablemente no sabías de esta sorprendente mujer:

  1. – El nombre que recibió al nacer fue Rita Antoinette Rizo. Nació el 20 de abril de 1923 en Canton, Ohio, y fue hija única.
  2. – Su nombre completo como religiosa era María Angélica de la Anunciación, “Madre Angélica” es solo una versión resumida.
  3. – Sanó milagrosamente cuando tenía 20 años. Cuando tenía 16 años comenzó a sufrir de un terrible dolor estomacal. Cuando llegó a los 18, la dolencia había empeorado lo suficiente como para pedir auxilio médico. Los rayos X mostraron que tenía un problema no solo allí sino también en los intestinos. Los médicos intentaron varios tratamientos pero nada pudo vencer el dolor. En enero de 1943 rezó una novena pidiendo que cesara la dolencia. El día 17, cuando despertó, ¡el dolor había desaparecido por completo! Ella lo consideró un milagro y eso profundizó su relación con Dios.
  4. – Ingresó a su monasterio en secreto. Su madre se oponía a que fuera religiosa pero el llamado de Dios lo sentía tan intensamente que pese a todo decidió ingresar. Para evitar la resistencia de su madre, un día se marchó de casa en secreto y fue directo al monasterio dejándole solo una nota a su mamá. En una parte decía lo siguiente: “Cuando recibas esta carta estaré en Cleveland. He ingresado al Monasterio de la Adoración… Algo me pasó luego de la cura. No sé qué fue pero me he enamorado por completo de Nuestro Señor. Vivir en el mundo los últimos 19 meses ha sido muy difícil. Te amo mucho y no he olvidado todo lo que has hecho por mí. Por favor confía en Él… Te pido me bendigas para que pueda llegar a las alturas que anhelo. Te amo muchísimo.
  5. – Casi quedó paralítica en un accidente cuando tenía algo más de 30 años. Después de hacer sus votos solemnes, un día estaba limpiando el piso con una lustradora eléctrica. Resbaló en el piso jabonoso y se golpeó muy fuerte contra una pared. El accidente afectó seriamente su espalda. En los meses siguientes su condición empeoró y el dolor se hizo insoportable. Debieron escayolarla y finalmente los médicos decidieron operarla para solucionar el problema. La noche antes de la cirugía, preocupada por el hecho de que pudiera quedar paralítica o incluso morir, rezó así: “¡Dios! No me has traído tan lejos para dejarme sin espalda de por vida. Señor Jesús, si me permites caminar de nuevo construiré un monasterio en tu gloria. ¡Y lo haré en el sur!” ¡Y la cirugía funcionó! Cuatro meses después salió caminando del hospital.
  6. – Fundó un nuevo monasterio en Alabama con dinero obtenido de la venta de anzuelos hechos a mano. Siguiendo su promesa, se dedicó a establecer lo que sería el monasterio Nuestra Señora de los Ángeles en Irondale, Alabama. Y recaudó el dinero necesario de un modo único: ella y otras monjas hicieron y vendieron anzuelos para la pesca.
  7. –  Tenía 58 años cuando fundó EWTN. Comenzó a grabar su serie sobre la enseñanza católica a mediados de los 70’s para una estación afiliada a CBS, pero dejó de hacerlo luego que el canal transmitiera una película impropia. Eso no hizo que abandonara sus shows televisivos: simplemente se decidió a comenzar su propia cadena televisiva. Para eso convirtió el garaje del monasterio en un estudio de TV y lanzó oficialmente Eternal Word Television Network (EWTN) como un canal de cable el 15 de agosto de 1981, solo unos meses después de haber cumplido 58 años.
  8. – Tuvo visiones místicas del Niño Jesús regularmente. En 1995 cuando realizó un viaje de misiones a Colombia, tuvo un encuentro con el Niño Jesús. Ella relata que una imagen de tamaño natural del Divino Niño (Niño Jesús de Praga) cobró vida, le sonrió y le habló pidiéndole que construya una iglesia. Y eso hizo: el Santuario del Santísimo Sacramento en Hanceville, Alabama. Aparentemente, el Niño Jesús se le siguió apareciendo regularmente, incluso en la entrada de su monasterio.
  9.  – Recibió el más grande premio pontificio que se otorga a laicos y religiosos. El 4 de octubre de 2009, el Papa benedicto XVI le confirió el premio Pro Ecclesia et Pontifice. Este galardón comenzó a entregarlo el Papa León XIII en 1888 y es el más importante que se puede dar a laicos o religiosos.
  10.  – Hasta su muerte participó en la adoración eucarística varias horas cada día. Sin importar su gran éxito mundial, la Madre Angélica siguió comprometida con sus votos como religiosa y con su fe en Jesucristo. Tuvo que dejar de grabar sus programas en 2001 a la edad de 78 años debido a algunos problemas de salud. Sin embargo mantuvo sus devociones espirituales mientras pudo hacerlo, incluyendo la adoración eucarística varias horas cada día en el Santuario que fundó.

    Pensamientos de Madre Angélica

  1. -«Aquellos que dicen la verdad te aman. Los que te dicen lo que quieres oír se aman a sí mismos».
  2. -«El amor no es un sentimiento; es una decisión».
  3. -«Incluso el diablo cree que Dios existe. Creer tiene que cambiar la forma en que vivimos».
  4. -«Dios quiere que estés en el mundo, pero que seas tan diferente del mundo que lo cambies. Manos a la obra».
  5. -«No se puede ir al cielo odiando a alguien. Perdona ahora».
  6. -«Si tienes una cruz, cárgala. Es para hacerte santo».
  7. -«Tus planes, proyectos, sueños tienen que ser siempre más grandes que tú, para que Dios tenga espacio para trabajar».
  8. -«La fe es lo que te ayuda a comenzar. La esperanza es lo que te mantiene en marcha. El amor es lo que te lleva hasta el final».
  9. -«La santidad es una hermosa lucha».
  10. -«Si estás siguiendo a Dios, él nunca te muestra el final. Es siempre un camino de fe».
  11. -«Una vez que contemplas la humildad de Jesús en la Eucaristía, ¿cómo es posible justificar tu orgullo?».
  12. -«Supongo que así debe ser morir: estar listo y ser capaz de mirar hacia atrás a las luchas de la vida y saber que Dios era tu compañero constante».
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¿POR QUÉ REZAMOS EL REGINA COELI?

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Durante el tiempo pascual, la Iglesia Universal se une en la oración del Regina Coeli o Reina del Cielo por la alegría, junto a la Madre de Dios, por la resurrección de su Hijo Jesucristo, hecho que marca el misterio más grande de la fe católica.

El rezo de la antífona de Regina Coeli fue establecida por el Papa Benedicto XIV en 1742 y reemplaza durante el tiempo pascual, desde la celebración de la resurrección hasta el día de Pentecostés, al rezo del Ángelus cuya meditación se centra en el misterio de la Encarnación.

De la misma manera que el Ángelus, el Regina Coeli se reza tres veces al día, al amanecer, al mediodía y al atardecer como una manera de consagrar su día a Dios y la Virgen María.

No se conoce el autor de esta composición litúrgica que se remonta al siglo XII y era repetido por los Frailes menores Franciscanos después de las completas en la primera mitad del siguiente siglo popularizándola y extendiéndose por todo el mundo cristiano.

La oración:

G: Reina del cielo, alégrate, aleluya.
T: Porque el Señor, a quien has llevado en tu vientre, aleluya.
G: Ha resucitado según su palabra, aleluya.
T: Ruega al Señor por nosotros, aleluya.
G: Goza y alégrate Virgen María, aleluya.
T: Porque en verdad ha resucitado el Señor, aleluya.

Oremos:

Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amen. (tres veces)

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LUNES DEL ÁNGEL – 28 de Marzo

El lunes de pascua, la Iglesia celebra el llamado “Lunes del Ángel”, que recibe ese nombre porque fue precisamente un ángel quien, en el sepulcro, anunció a las mujeres que llegaron hasta allí que el Señor Jesús había resucitado.

Radio Vaticano recuerda la explicación que dio San Juan Pablo II en 1994. “¿Por qué se le llama así?”, se preguntaba el Pontífice, poniendo en evidencia la necesidad de destacar la figura de aquel ángel, que dijo desde lo más profundo del sepulcro: “Ha resucitado”. Estas palabras “eran muy difíciles de pronunciar, de expresar, para una persona humana. También las mujeres que fueron al sepulcro lo encontraron vacío, pero no pudieron decir: Ha resucitado, sólo afirmaron que el sepulcro estaba vacío. El ángel dice más: no está aquí, ha resucitado”.

Así lo narra el Evangelio según San Mateo: «El ángel tomó la palabra y les dijo a las mujeres: ‘Vosotras no tengáis miedo; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. 6 No está aquí, porque ha resucitado como había dicho. Venid a ver el sitio donde estaba puesto. Marchad enseguida y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos; irá delante de vosotros a Galilea: allí le veréis. Mirad que os lo he dicho'». Mt 28, 5-7.

Los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Como criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles.

El resplandor de su gloria da testimonio de ello. Cristo «con todos sus ángeles» Cristo es el centro del mundo de los ángeles. Los ángeles le pertenecen y más aún porque los ha hecho mensajeros de su designio de salvación.

Desde hoy, hasta el final de la Pascua en Pentecostés, se recita la oración del Regina Coeli en vez del Ángelus.

El Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI en 2009 señaló que el  “alégrate” María pronunciado por el ángel resuena en una invitación a la alegría: “Gaude et laetare, Virgo Maria, alleluia, quia surrexit Dominus vere, alleluia”, “Alégrate y regocíjate, Virgen María, aleluya, porque verdaderamente el Señor ha resucitado, aleluya”.

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MENSAJE PASCUAL DEL PAPA FRANCISCO -27 de Marzo

Su Santidad el Papa Francisco invitó a confiar totalmente en Dios y darle gracias porque “ha descendido por nosotros hasta el fondo del abismo”. Ante las simas espirituales y morales de la humanidad, ante al vacío que se crea en el corazón y que provoca odio y muerte,“solamente una infinita misericordia puede darnos la salvación”, aseguró. También subrayó que Jesús nos concede su mirada de ternura y compasión “hacia los hambrientos y sedientos, los extranjeros y los encarcelados, los marginados y descartados, las víctimas del abuso y la violencia”.

A propósito, el Papa observó que el mundo está lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, mientras que las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, tanto en el ámbito doméstico, como conflictos armados a gran escala.

Y así, dedicó unas palabras para la “querida Siria”, a la que Cristo resucitado indica caminos de esperanza, “un país desgarrado por un largo conflicto, con su triste rastro de destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la desintegración de la convivencia civil”. Por eso pidió encomendar al Señor resucitado “las conversaciones en curso”, para que, “se puedan recoger frutos de paz y emprender la construcción de una sociedad fraterna, respetuosa de la dignidad y los derechos de todos los ciudadanos”.

Del mismo modo manifestó su deseo de que se promueva un intercambio fecundo entre pueblos y culturas en las zonas de la cuenca del Mediterráneo y de Medio Oriente, en particular en Irak, Yemen y Libia. Para israelíes y palestinos en Tierra Santa deseó que se “fomente la convivencia” así como “la disponibilidad paciente y el compromiso cotidiano de trabajar en la construcción de los cimientos de una paz justa y duradera a través de negociaciones directas y sinceras”. También se acordó de la guerra de Ucrania para que alcance “una solución definitiva”, inspirando y apoyando también las iniciativas de ayuda humanitaria, incluida la de liberar a las personas detenidas.

Recordando los recientes atentados de Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil, el Santo Padre pidió que se “avive en esta fiesta de Pascua nuestra cercanía a las víctimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo”.

El Pontífice manifestó su deseo de que se lleve a buen término el fermento de esperanza y las perspectivas de paz en África; en particular, en Burundi, Mozambique, la República Democrática del Congo y en el Sudán del Sur. Que el mensaje pascual –añadió el papa Francisco– se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos.

Unas palabras también para recordar a los emigrantes y refugiados, “hombres y mujeres en camino para buscar un futuro mejor”, “una muchedumbre cada vez más grande” que huye de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social. Al respecto el Papa expresó su deseo de que la cita de la próxima Cumbre Mundial Humanitaria no deje de poner “en el centro a la persona humana, con su dignidad”, y “desarrollar políticas capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras situaciones de emergencia”, especialmente “a los más vulnerables y los que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos”.

Finalmente, dedicó unas palabras a “quienes en nuestras sociedades han perdido toda esperanza y el gusto de vivir”: Mira, hago nuevas todas las cosas… al que tenga sed yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente (Ap 21,5-6). Que este mensaje consolador de Jesús –concluyó el Pontífice– nos ayude a todos nosotros a reanudar con mayor vigor la construcción de caminos de reconciliación con Dios y con los hermanos.

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DOMINGO DE RESURRECCIÓN – 27 de Marzo

El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.

Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.

En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?

Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14)

Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.

Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.

La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.

Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

¿Cómo se celebra el Domingo de Pascua?

Se celebra con una Misa solemne en la cual se enciende el cirio pascual, que simboliza a Cristo resucitado, luz de todas las gentes.
En algunos lugares, muy de mañana, se lleva a cabo una procesión que se llama “del encuentro”. En ésta, un grupo de personas llevan la imagen de la Virgen y se encuentran con otro grupo de personas que llevan la imagen de Jesús resucitado, como símbolo de la alegría de ver vivo al Señor.

En algunos países, se acostumbra celebrar la alegría de la Resurrección escondiendo dulces en los jardines para que los niños pequeños los encuentren, con base en la leyenda del “conejo de pascua”.

La costumbre más extendida alrededor del mundo, para celebrar la Pascua, es la regalar huevos de dulce o chocolate a los niños y a los amigos.

A veces, ambas tradiciones se combinan y así, el buscar los huevitos escondidos simboliza la búsqueda de todo cristiano de Cristo resucitado.

La tradición de los “huevos de Pascua”

El origen de esta costumbre viene de los antiguos egipcios, quienes acostumbraban regalarse en ocasiones especiales, huevos decorados por ellos mismos. Los decoraban con pinturas que sacaban de las plantas y el mejor regalo era el huevo que estuviera mejor pintado. Ellos los ponían como adornos en sus casas.

Cuando Jesús se fue al cielo después de resucitar, los primeros cristianos fijaron una época del año, la Cuaresma, cuarenta días antes de la fiesta de Pascua, en la que todos los cristianos debían hacer sacrificios para limpiar su alma. Uno de estos sacrificios era no comer huevo durante la Cuaresma. Entonces, el día de Pascua, salían de sus casas con canastas de huevos para regalar a los demás cristianos. Todos se ponían muy contentos, pues con los huevos recordaban que estaban festejando la Pascua, la Resurrección de Jesús.

Uno de estos primeros cristianos, se acordó un día de Pascua, de lo que hacían los egipcios y se le ocurrió pintar los huevos que iba a regalar. A los demás cristianos les encantó la idea y la imitaron. Desde entonces, se regalan huevos de colores en Pascua para recordar que Jesús resucitó.
Poco a poco, otros cristianos tuvieron nuevas ideas, como hacer huevos de chocolate y de dulce para regalar en Pascua. Son esos los que regalamos hoy en día.

Leyenda del “conejo de Pascua”

Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-cristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad asociado a la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de abril. Progresivamente, se fue incluyendo esta imagen a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX, se empezaron a fabricar los muñecos de chocolate y azúcar en Alemania, esto dio orígen también a una curiosa leyenda que cuenta que, cuando metieron a Jesús al sepulcro que les había dado José de Arimatea, dentro de la cueva había un conejo escondido, que muy asustado veía cómo toda la gente entraba, lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.

El conejo se quedó ahí viendo el cuerpo de Jesús cuando pusieron la piedra que cerraba la entrada y lo veía y lo veía preguntándose quien sería ese Señor a quien querían tanto todas las personas.

Así pasó mucho rato, viéndolo; pasó todo un día y toda una noche, cuando de pronto, el conejo vio algo sorprendente: Jesús se levantó y dobló las sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca!

El conejo comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y decidió que tenía que avisar al mundo y a todas las personas que lloraban, que ya no tenían que estar tristes porque Jesús había resucitado.

Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que si les llevaba un huevo pintado, ellos entenderían el mensaje de vida y alegría y así lo hizo.

Desde entonces, cuenta la leyenda, el conejo sale cada Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.

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“DEJAOS RECONCILIAR CON DIOS”

Predicación del Viernes Santo 2016 en la basílica de San Pedro

“Dios nos ha reconciliado consigo por Cristo y nos ha confiado el ministerio de la reconciliación […].Por Cristo os rogamos: Reconciliaos con Dios. A quien no conoció el pecado, le hizo pecado por nosotros para que en Él fuéramos justicia de Dios. Cooperando, pues, con Él, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios, porque dice: ‘En el tiempo propicio te escuché y en el día de la salud te ayudé’. ¡Este es el tiempo propicio, este el día de la salud!” (2 Cor 5, 18-6,2).

Son palabras de San Pablo en su Segunda Carta a los Corintios. El llamamiento del Apóstol a reconciliarse con Dios no se refiere a la reconciliación histórica entre Dios y la humanidad (esta, acaba de decir, ya ha tenido lugar a través de Cristo en la cruz); ni siquiera se refiere a la reconciliación sacramental que tiene lugar en el bautismo y en el sacramento de la reconciliación; se refiere a una reconciliación existencial y personal que se tiene que actuar en el presente. El llamamiento se dirige a los cristianos de Corinto que están bautizados y viven desde hace tiempo en la Iglesia; está dirigido, por lo tanto, también a nosotros, ahora y aquí. “El momento justo, el día de salvación” es, para nosotros, el año de la misericordia que estamos viviendo”.

¿Pero qué significa, en el sentido existencial y psicológico, reconciliarse con Dios? Una de las razones, quizá la principal, de la alienación del hombre moderno de la religión y la fe es la imagen distorsionada que este tiene de Dios. ¿Cuál es, de hecho, la imagen “predefinida” de Dios en el inconsciente humano colectivo? Para descubrirla, basta hacerse esta pregunta: “¿Qué asociación de ideas, qué sentimientos y qué reacciones surgen en ti, antes de toda reflexión, cuando, en el Padre Nuestro, llegas a decir: ‘Hágase tu voluntad’?”

Quien lo dice, es como si inclinase su cabeza hacia el interior resignadamente, preparándose para lo peor. Inconscientemente, se conecta la voluntad de Dios con todo lo que es desagradable, doloroso, lo que, de una manera u otra, puede ser visto como limitante la libertad y el desarrollo individuales. Es un poco como si Dios fuera el enemigo de toda fiesta, alegría y placer. Un Dios adusto e inquisidor.

Dios es visto como el Ser Supremo, el Todopoderoso, el Señor del tiempo y de la historia, es decir, como una entidad que se impone al individuo desde el exterior; ningún detalle de la vida humana se le escapa. La transgresión de su Ley introduce inexorablemente un desorden que requiere una reparación adecuada que el hombre sabe que no es capaz de darle. De ahí el temor y, a veces, un sordo resentimiento contra Dios. Es un remanente de la idea pagana de Dios, nunca del todo erradicada, y quizás imposible de erradicar, del corazón humano. En esta se basa la tragedia griega; Dios es el que interviene, a través del castigo divino, para restablecer el orden moral perturbado por el mal. A la origen de todo hay la imagen de Dios “envidioso” del hombre que la serpiente instiló en Adam y Eva.

Por supuesto, ¡nunca se ha ignorado, en el cristianismo, la misericordia de Dios! Pero a esta solo se le ha encomendado la tarea de moderar los rigores irrenunciables de la justicia. La misericordia era la excepción, no la regla. El año de la misericordia es la oportunidad de oro para sacar a la luz la verdadera imagen del Dios bíblico, que no solo tienemisericordia, sino que es misericordia.

Esta audaz afirmación se basa en el hecho de que “Dios es amor” (1 Jn 4, 08.16). Solo en la Trinidad, Dios es amor, sin ser misericordia. Que el Padre ame al Hijo, no es gracia o concesión; es necesidad, aunque perfectamente libre; que el Hijo ame al Padre no es gracia o favor, él necesita ser amado y amar para ser Hijo. Lo mismo debe decirse del Espíritu Santo, que es el amor personificado.

Es cuando crea el mundo, y en este las criaturas libres, cuando el amor de Dios deja de ser naturaleza y se convierte en gracia. Este amor es una concesión libre, podría no existir; es hesed, gracia y misericordia. El pecado del hombre no cambia la naturaleza de este amor, pero causa en este un salto cualitativo: de la misericordia como don se pasa a la misericordia como perdón. Desde el amor de simple donación, se pasa a un amor de sufrimiento, porque Dios sufre frente al rechazo de su amor. “He criado hijos, los he visto crecer, pero ellos me han rechazado” (cf. Is 1, 2). Preguntemos a muchos padres y muchas madres que han tenido la experiencia, si este no es un sufrimiento, y entre los más amargos de la vida.

* * *

¿Y qué pasa con la justicia de Dios? ¿Es, esta, olvidada o infravalorada? A esta pregunta ha respondido una vez por todas San Pablo. Él comienza su exposición, en la Carta a los Romanos, con una noticia: “Ahora, se ha manifestado la justicia de Dios” (Rm 3, 21). Nos preguntamos: ¿qué justicia? Una que da “unicuique suum”, a cada uno la suyo, ¿distribuye por lo tanto, las recompensas y castigos de acuerdo a los méritos? Habrá, por supuesto, un momento en que también se manifestará esta justicia de Dios que consiste en dar a cada uno según sus méritos. Dios, en efecto, ha escrito poco antes del Apóstol.

El cual pagará a cada uno conforme a sus obras: vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad, pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia” (Rm 2, 6-8).

Pero no es esta la justicia de la que habla el Apóstol cuando escribe: “Ahora, se ha manifestado la justicia de Dios”. El primero es un acontecimiento futuro, este un acontecimiento que tiene lugar “ahora”. Si no fuese así, la de Pablo sería una afirmación absurda, desmentida por los hechos. Desde la perspectiva de la justicia retributiva, nada ha cambiado en el mundo con la venida de Cristo. Se siguen viendo a menudo, decía Bossuet1, a los culpables en el trono y a los inocentes en el patíbulo; pero para que no se crea que hay alguna justicia en el mundo y cualquier orden fijo, si bien invertido, he aquí que a veces se nota lo contrario, a saber, el inocente en el trono y el culpable en el patíbulo. No es, por lo tanto, en esto en lo que consiste la novedad traída por Cristo. Escuchemos lo que dice el Apóstol:

Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero son justificados gratuitamente por su gracia, en virtud de la redención cumplida en Cristo Jesús. Él fue puesto por Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre… para mostrar su justicia en el tiempo presente, siendo justo y justificador a los que creen en Jesús” (Rm 3, 23-26).

¡Dios hace justicia, siendo misericordioso! Esta es la gran revelación. El Apóstol dice que Dios es “justo y el que justifica”, es decir, que es justo consigo mismo cuando justifica al hombre; él , de hecho, es amor y misericordia; por eso hace justicia consigo mismo – es decir, se demuestra realmente lo que es – cuando es misericordioso.

Pero no se entiende nada de esto, si no se comprende lo que significa, exactamente, la expresión “justicia de Dios”. Existe el peligro de que uno oiga hablar acerca de la justicia de Dios y, sin saber el significado, en lugar de animarse, se asuste. San Agustín ya lo había explicado claramente: “La ‘justicia de Dios’, escribía, es aquella por la cual él nos hace justos mediante su gracia; exactamente como ‘la salvación del Señor’ (Sal 3,9) es aquella por la cual él nos salva2. En otras palabras, la justicia de Dios es el acto por el cual Dios hace justos, agradables a él, a los que creen en su Hijo. No es un hacerse justicia, sino un hacer justos.

Lutero tuvo el mérito de traer a la luz esta verdad, después que durante siglos, al menos en la predicación cristiana, se había perdido el sentido y es esto sobre todo lo que la cristiandad le debe a la Reforma, la cual el próximo año cumple el quinto centenario. “Cuando descubrí esto, escribió más tarde el reformador, sentí que renacía y me parecía que se me abrieran de par en par las puertas del paraíso”3.

Pero no fueron ni Agustín ni Lutero quienes por primeros explicaron así el concepto de “justicia de Dios”; la Escritura lo había hecho antes de ellos.

“Cuando se ha manifestado la bondad de Dios y de su amor por los hombres, él nos ha salvado, no en virtud de las obras de justicia cumplidas por nosotros, sino por su misericordia” (Tt 3, 4-5). “Dios rico de misericordia, por el gran amor con el que nos ha amado, de muertos que estábamos por el pecado, nos ha hecho revivir con Cristo, por la gracia habéis sido salvados” (Ef 2, 4).

Decir por lo tanto: “Se ha manifestado la justicia de Dios”, es como decir: se ha manifestado la bondad de Dios, su amor, su misericordia. ¡La justicia de Dios no solamente no contradice su misericordia, pero consiste justamente en ella!

* * *

¿Qué sucedió en la cruz tan importante al punto de justificar este cambio radical en los destinos de la humanidad? En su libro sobre Jesús de Nazaret, Benedicto XVI escribió:

La injusticia, el mal como realidad no puede simplemente ser ignorado, dejado de lado. Tiene que ser descargado, vencido. Esta es la verdadera misericordia. Y que ahora, visto que los hombres no son capaces, lo haga el mismo Dios – esta es la bondad incondicional de Dios4 .

Dios no se ha contentado de perdonar los pecados del hombre; ha hecho infinitamente más, los ha tomado sobre sí y se los ha endosado. El Hijo de Dios, dice Pablo, “se ha hecho pecado a nuestro favor”. ¡Palabra terrible! Ya en la Edad Media había quien tenía dificultad en creer que Dios exigiese la muerte del Hijo para reconciliar el mundo a sí. San Bernardo le respondía: “No fue la muerte del Hijo que le gustó a Dios, mas bien su voluntad de morir espontáneamente por nosotros”: “Non mors placuit sed voluntas sponte morientis5. ¡No fue la muerte por lo tanto, sino el amor el que nos ha salvado!

El amor de Dios alcanzó al hombre en el punto más lejano en el que se había metido huyendo de él, o sea en la muerte.La muerte de Cristo tenía que aparecer a todos como la prueba suprema de la misericordia de Dios hacia los pecadores. Este es el motivo por qué esta no tiene ni siquiera la majestad de una cierta soledad, sino que viene encuadrada en aquella de dos ladrones. Jesús quiso quedarse amigo de los pecadores hasta el final, y por esto muere como ellos y con ellos.

* * *

Es la hora de darnos cuenta que lo opuesto de la misericordia no es la justicia, sino la venganza. Jesús no ha opuesto la misericordia a la justicia, pero a la ley del talión: “Ojo por ojo, diente por diente”. Perdonando los pecados, Dios no renuncia a la justicia, renuncia a la venganza; no quiere la muerte del pecador, pero que se convierta y viva (cf. Ez 18, 23). Jesús en la cruz no le ha pedido al Padre vengar su causa; le pidió perdonar a sus crucificadores.

El odio y la brutalidad de los ataques terroristas de esta semana en Bruselas nos ayudan a entender la fuerza divina contenida en las últimas palabras de Cristo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). Por grande que sea el odio de los hombres, el amor de Dios ha sido, y será, siempre más fuerte. A nosotros está dirigida, en las actuales circunstancias, la exhortación del apóstol Pablo: “No te dejes vencer por el mal antes bien, vence al mal con el bien” (Rom 12, 21).

¡Tenemos que desmitificar la venganza! Esa ya se ha vuelto un mito que se expande y contagia a todo y a todos, comenzando por los niños. Gran parte de las historias en las pantallas y en los juegos electrónicos son historias de venganza, a veces presentadas como la victoria del héroe bueno. La mitad, si no más, del sufrimiento que existe en el mundo (cuando no son males naturales), viene del deseo de venganza, sea en la relación entre las personas que en aquella entre los Estados y los pueblos.

Ha sido dicho que “el mundo será salvado por la belleza” 6; pero la belleza puede también llevar a la ruina. Hay una sola cosa que puede salvar realmente el mundo, ¡la misericordia! La misericordia de Dios por los hombres y de los hombres entre ellos. Esa puede salvar, en particular, la cosa más preciosa y más frágil que hay en este momento, en el mundo, el matrimonio y la familia.

Sucede en el matrimonio algo similar a lo que ha sucedido en las relaciones entre Dios y la humanidad, que la Biblia describe, justamente, con la imagen de un matrimonio. Al inicio de todo, decía, está el amor, no la misericordia. Esta interviene solamente a continuación del pecado del hombre.

También en el matrimonio al inicio no está la misericordia sino el amor. Nadie se casa por misericordia, sino por amor. Pero después de años o meses de vida conjunta, emergen los límites recíprocos, los problemas de salud, de finanza, de los hijos; interviene la rutina que apaga toda alegría. Lo que puede salvar un matrimonio del resbalar en una bajada sin subida es la misericordia, entendida en el sentido que impregna la Biblia, o sea no solamente como perdón recíproco, sino como un “revestirse de sentimientos de ternura, de bondad, de humildad, de mansedumbre y de magnanimidad”.(Col 3, 12). La misericordia hace que al eros se añade el ágape, al amor de búsqueda, aquel de donación y de compasión. Dios “se apiada” del hombre (Sal 102, 13): ¿no deberían marido y mujer apiadarse uno del otro? ¿Y no deberíamos, nosotros que vivimos en comunidad, apiadarnos los unos de los otros, en cambio de juzgarnos?

Recemos. Padre Celeste, por los méritos del Hijo tuyo que en la cruz “se hizo pecado” por nosotros, haz caer del corazón de las personas, de las familias y de los pueblos, el deseo de venganza y haznos enamorar de la misericordia. Haz que la intención del Santo Padre en el proclamar este Año Santo de la Misericordia, encuentre una respuesta concreta en nuestros corazones y haga sentir a todos la alegría de reconciliarse contigo en el profundo del corazón. ¡Que así sea!.

P. Raniero Cantalamessa, ofmcap.

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JUEVES SANTO – 24 de Marzo

El Jueves Santo se celebra:

  •  La Última Cena.  
  •  El Lavatorio de los pies,
  •  La institución de la Eucaristía y del Sacerdocio
  • La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní.

En la mañana de este día, (en algunas diócesis se celebra el martes santo) en todas las catedrales de cada diócesis, el obispo reúne a los sacerdotes en torno al altar y, en una Misa solemne, se consagran los Santos Óleos que se usan en los Sacramentos del Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal y Unción de los Enfermos.

En la Misa vespertina, antes del ofertorio, el sacerdote celebrante toma una toalla y una bandeja con agua y lava los pies de doce personas, recordando el mismo gesto de Jesús con sus apóstoles en la Última Cena.

a)Lecturas bíblicas:

Libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14; Primera carta del apóstol San Pablo a los corintios 11, 23-26; Evangelio según San Juan 13, 1-15.

b)La Eucaristía

Este es el día en que se instituyó la Eucaristía, el sacramento del Cuerpo y la Sangre de Cristo bajo las especies de pan y vino. Cristo tuvo la Última Cena con sus apóstoles y por el gran amor que nos tiene, se quedó con nosotros en la Eucaristía, para guiarnos en el camino de la salvación.
Todos estamos invitados a celebrar la cena instituida por Jesús. Esta noche santa, Cristo nos deja su Cuerpo y su Sangre. Revivamos este gran don y comprometámonos a servir a nuestros hermanos.

c)El lavatorio de los pies

Jesús en este pasaje del Evangelio nos enseña a servir con humildad y de corazón a los demás. Este es el mejor camino para seguir a Jesús y para demostrarle nuestra fe en Él. Recordar que esta no es la única vez que Jesús nos habla acerca del servicio. Debemos procurar esta virtud para nuestra vida de todos los días. Vivir como servidores unos de otros.

d)La noche en el huerto de los Olivos

Lectura del Evangelio según San Marcos 14, 32-42.:
Reflexionemos con Jesús en lo que sentía en estos momentos: su miedo, la angustia ante la muerte, la tristeza por ser traicionado, su soledad, su compromiso por cumplir la voluntad de Dios, su obediencia a Dios Padre y su confianza en Él. Las virtudes que nos enseña Jesús este día, entre otras, son la obediencia, la generosidad y la humildad.

Los monumentos y la visita de las siete iglesias

Se acostumbra, después de la Misa vespertina, hacer un monumento para resaltar la Eucaristía y exponerla de una manera solemne para la adoración de los fieles.
La Iglesia pide dedicar un momento de adoración y de agradecimiento a Jesús, un acompañar a Jesús en la oración del huerto. Es por esta razón que las Iglesias preparan sus monumentos. Este es un día solemne.

En la visita de las siete iglesias o siete templos, se acostumbra llevar a cabo una breve oración en la que se dan gracias al Señor por todo su amor al quedarse con nosotros. Esto se hace en siete templos diferentes y simboliza el ir y venir de Jesús en la noche de la traición. Es a lo que refieren cuando dicen “traerte de Herodes a Pilatos”.

Día del Amor Fraterno o de la Caridad:

El Jueves Santo se celebra el día del amor fraterno o de la caridad. El objetivo de esto no es llevar a cabo una colecta para los pobres, sino mas bien el impulso de seguir el ejemplo de Jesús que compartió todo su ser.

La cena de pascua en tiempos de Jesús
Los judíos celebran la pascua con una cena muy parecida a la que tuvieron sus antepasados en la última noche que pasaron en Egipto.

Desde el día que Dios los ayudó a liberarse de la esclavitud en Egipto, los judíos empezaron a celebrar la pascua en la primera luna llena de primavera, del 15 al 21 del mes hebreo de Nisán. Las fiesta de la pascua se llamaba “Pesaj”, Pascua quiere decir “paso”, es decir, el paso de la esclavitud a la libertad. El paso de Dios por sus vidas.
Los elementos que se utilizaban en la cena eran los siguientes:

  • El Cordero: Al salir de Egipto, los judíos sacrificaron un cordero y con su sangre marcaron los dinteles de sus puertas.
  • Karpas: Es una hierba que se baña en agua salada y que recuerda las miserias de los judíos en Egipto.
  • Naror: Es una hierba amarga que simboliza los sufrimientos de los hebreos durante la esclavitud en Egipto. Comían naror para recordar que los egipcios amargaron la vida sus antepasados convirtiéndolos en esclavos.
  • Jarose: Es una mezcla de manzana, nuez, miel, vino y canela que simboliza la mezcla de arcilla que usaron los hebreos en Egipto para las construcciones del faraón.
  • Matzá: Es un pan sin levadura que simboliza el pan que sacaron los hebreos de Egipto que no alcanzó a fermentar por falta de tiempo.
  • Agua salada: Simboliza el camino por el Mar Rojo.
  • Cuatro copas de vino: Simbolizan cuatro expresiones Bíblicas de la liberación de Israel.
  • Siete velas: Alumbran dan luz. Esta simbolizan la venida del Mesías, luz del mundo.

    La cena constaba de ocho partes:

1. Encendido de las luces de la fiesta: El que presidía la celebración encendía las velas, todos permanecían de pie y hacían una oración.

2. La bendición de la fiesta (Kiddush): Se sentaban todos a la mesa. Delante del que presidía la cena, había una gran copa o vasija de vino.
Frente a los demás miembros de la familia había un plato pequeño de agua salada y un plato con matzás, rábano o alguna otra hierba amarga, jaroses y alguna hierba verde. Se servía la primera copa de vino, la copa de acción de gracias, y les daban a todos los miembros de la familia. Todos bebían la primera copa de vino. Después el sirviente presentaba una vasija, jarra y servilleta al que presidía la celebración, para que se lavara sus manos mientras decía la oración. Se comían la hierba verde, el sirviente llevaba un plato con tres matzás grandes, cada una envuelta en una servilleta. El que presidía la ceremonia desenvolvía la pieza superior y la levantaba en el plato.

3. La historia de la salida de Egipto (Hagadah) Se servían la segunda copa de vino, la copa de Hagadah. Alguien de la familia leía la salida de Egipto del libro del Éxodo, capítulo 12. El sirviente traía el cordero pascual que debía ser macho y sin mancha y se asaba en un asador en forma de cruz y no se le podía romper ningún hueso. Se colocaba delante del que presidía la celebración les preguntaba por el significado de la fiesta de Pesaj. Ellos respondían que era el cordero pascual que nuestros padres sacrificaron al Señor en memoria de la noche en que Yahvé pasó de largo por las casas de nuestros padres en Egipto. Luego tomaba la pieza superior del pan ázimo y lo sostenía en alto. Luego levantaba la hierba amarga.

4. Oración de acción de gracias por la salida de Egipto: El que presidía la ceremonia levantaba su copa y hacía una oración de gracias. Colocaba la copa de vino en su lugar. Todos se ponían de pie y recitaban el salmo 113.

5. La solemne bendición de la comida: Todos se sentaban y se bendecía el pan ázimo y las hierbas amargas. Tomaba primero el pan y lo bendecía. Después rompía la matzá superior en pequeñas porciones y distribuía un trozo a cada uno de los presentes. Ellos lo sostenían en sus manos y decían una oración. Cada persona ponía una porción de hierba amarga y algo de jaroses entre dos trozos de matzá y decían juntos una pequeña oración.

6. La cena pascual: Se llevaba a cabo la cena.

7. Bebida de la tercera copa de vino: la copa de la bendición.- Cuando se terminaban la cena, el que presidía tomaba la mitad grande de la matzá en medio del plato, la partía y la distribuía a todos los ahí reunidos. Todos sostenían la porción de matzá en sus manos mientras el que presidía decía una oración y luego se lo comían. Se les servía la tercera copa de vino, “la copa de la bendición”. Todos se ponían de pie y tomaban la copa de la bendición.

8. Bendición final: Se llenaban las copas por cuarta vez. Esta cuarta copa era la “Copa de Melquisedec”. Todos levantaban sus copas y decían una oración de alabanza a Dios. Se las tomaban y el que presidía la ceremonia concluía la celebración con la antigua bendición del Libro de los Números (6, 24-26).

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SONETOS DE PASIÓN

Soneto de la Pasión

Pastor que con tus silbos amorosos

me despertaste del profundo sueño,

Tú que hiciste cayado de ese leño,

en que tiendes los brazos poderosos,

 

vuelve los ojos a mi fe piadosos,

pues te confieso por mi amor y dueño,

y la palabra de seguirte empeño,

tus dulces silbos y tus pies hermosos.

 

Oye, pastor, pues por amores mueres,

no te espante el rigor de mis pecados,

pues tan amigo de rendidos eres.

 

Espera, pues, y escucha mis cuidados,

pero ¿cómo te digo que me esperes,

si estás para esperar los pies clavados?

Lope de Vega

Soneto a Cristo crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte 

el cielo que me tienes prometido, 

ni me mueve el infierno tan temido

para dejar por eso de ofenderte.

 

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte 

clavado en una cruz y escarnecido, 

muéveme ver tu cuerpo tan herido, 

muévenme tus afrentas y tu muerte.

 

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, 

que aunque no hubiera cielo, yo te amara, 

y aunque no hubiera infierno, te temiera.

 

No me tienes que dar porque te quiera, 

pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

Anónimo

Fuerza de lágrimas

Con ánimo de hablarle en confianza

de su piedad entré en el templo un día,

donde Cristo en la cruz resplandecía

con el perdón que quien le mira alcanza.

 

Y aunque la fe, el amor y la esperanza

a la lengua pusieron osadía,

acordéme que fue por culpa mía,

y quisiera de mí tomar venganza.

 

Ya me volvía sin decirle nada,

y como vi la llaga del costado,

paróse el alma en lágrimas bañada:

 

Hablé, lloré y entré por aquel lado,

porque no tiene Dios puerta cerrada

al corazón contrito y humillado.

Lope de Vega

 

 

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