XIV DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO -5 Julio

“Y SE EXTRAÑÓ DE SU FALTA DE FE”

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS  6, 1-6

En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que le oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí?» Y desconfiaban de él. Jesús les decía: No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.

No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extraño de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.

Palabra del Señor

“No despreciar al profeta”

El relato no deja de ser sorprendente. Jesús fue rechazado precisamente en su propio pueblo, lo único que saben es que Jesús es un trabajador nacido en una familia de su aldea. Todo lo demás «les resulta escandaloso». Jesús se siente «despreciado»: los suyos no le aceptan como portador del mensaje y de la salvación de Dios. Marcos no narra este episodio para satisfacer la curiosidad de sus lectores, sino para advertir a las comunidades cristianas que Jesús puede ser rechazado precisamente por quienes creen conocerlo mejor: los que se encierran en sus ideas preconcebidas sin abrirse ni a la novedad de su mensaje ni al misterio de su persona. ¿Cómo estamos acogiendo a Jesús los que nos creemos «suyos»? En medio de un mundo que se ha hecho adulto, ¿no es nuestra fe demasiado infantil y superficial? ¿No vivimos demasiado indiferentes a la novedad revolucionaria de su mensaje?
¿No es extraña nuestra falta de fe en su fuerza transformadora? ¿No tenemos el riesgo de apagar su Espíritu y despreciar su Profecía?

Citas para reflexionar

  • «Creerse indispensables en cualquier cargo e insustituibles es obra del demonio. El único insustituible en la Iglesia es el Espíritu Santo y Jesús es el único Señor» Papa Francisco
  • «El maligno –a veces—se entrecruza en la felicidad del hombre. Eso es lo que ha ocurrido en los recientes atentados de corte islamista que, una vez más, nos recuerda las consecuencias de unas sociedades debilitadas y con incapacidad para defenderse ante la violencia sin razón» Javier  Leoz
  • «El que no deja de andar e ir adelante, aunque tarde, llega » Santa Teresa de Jesús

Efemérides y noticias

  • El Papa  recibió este martes a los participantes en el congreso internacional promovido por el Consejo Internacional de cristianos y judíos. La declaración conciliar “NOSTRA AETATE” es un no al antisemitismo pues confesamos, aunque con diferentes perspectivas, al mismo Dios, Creador del universo y Señor de la historia.

  • El Papa fue a despedirse este martes por la mañana de Benedicto XVI, quien partió a Castel Gandolfo para pasar dos semanas de vacaciones. El coloquio entre ambos duró media hora.
  • El Papa hará su segundo viaje a América Latina, un continente “tan querido” por el Pontífice, y expresó a la población de Ecuador, Bolivia y Paraguay su “alegría por estar en su casa”.
  • Este pasado viernes en Castel Gandolfo, Joseph Ratzinger recibió un doctorado Honoris Causa de la Universidad Pontificia Juan Pablo II y de la Academia de Música de Cracovia. La noticia fue confirmada por el arzobispo de la ciudad, el cardenal Stanislaw Dziwisz. El Papa emérito envió una carta al rector de la Universidad en la que aceptó el reconocimiento, sobre todo tratándose de una institución y de una ciudad tan ligada a su querido amigo Karol Wojtyla.
  • El Papa ha nombrado miembro de la Congregación para las Iglesias Orientales al cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española.
  • La Conferencia Episcopal Española  propone para este domingo, la  Jornada de Responsabilidad del Trafico. Este año el lema es la “La Prudencia, guía experta para el camino”.

ORACIÓN:CONTIGO PODRÉ, SEÑOR

Anunciar tu Palabra,

a pesar de que muchos no la quieran.

Llevar tu nombre por doquiera,

a pesar de que algunos no lo quieran.

Ser valiente, a pesar de mi debilidad

Portar alegría, aunque esté triste

Anunciar tu verdad, ante tanta mentira.

Ser sal, aunque me quieran diluir

Ser luz, aunque pretendan oscurecerme.

Ser pregonero de tu amor

Ser altavoz de tus sentimientos.      Amen

“LA PRUDENCIA, GUÍA EXPERTA PARA EL CAMINO”

 Los obispos españoles aluden al inicio de las vacaciones y también la proximidad de la fiesta de San Cristóbal –el 10 de julio—patrón de los automovilistas y de todas las actividades relacionadas con la carretera para la convocatoria de esta Jornada de Responsabilidad en el Tráfico para 2015. “desde la DGT continuamente nos están invitando a todos los conductores a la prudencia y al respeto de las normas. Es lógico, porque en ello está en juego la vida de muchas personas. Cumplen con su deber velando por la seguridad de los demás, aunque en ello vaya incluida la consecuencia desagradable de sancionar las infracciones”. Y añade: “Cuando conducimos un vehículo, es mucha la responsabilidad que asumimos con respecto a nuestra integridad física y en relación con los otros usuarios de la vía pública, a los que, debido a un mal comportamiento, podemos herir o matar, aunque no sea esa nuestra intención.”

 

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AL PIE DE LA TAPIA- CARTAS DE LOLO

 Ese Gran Árbol llamado Pobreza

Hermanas:

Ayer tuve carta de Madre Asunción de la Eucaristía. La hubiera distinguido a media legua, porque no hay muchas personas que utilicen en el correo, volviéndolos, unos sobres comerciales ya servidos.

En el aluvión de cartas de colores y tarjetas con dibujos que el cartero prodiga en la Navidad, el mensaje de Madre Asunción, con su solemne envoltura de pobreza, chirría como la amapola en el haz de trigo. Como Carmelita, ha venido a profesar hoy en el sentido extremo de la pobreza, y su credencial la airea en todas las palabras y hechos con que ha de relacionarse.

Naturalmente que esta cabeza inclinada que significa la carta que viene de un Carmelo hay que tomarla con prisa para que se ice sobre el candelero de una lectura de preferencia.

Darse así, con una profesión tan sin dibujos de la pobreza, es un trébol de cuatro hojas.

Los que soñamos con darle a la pluma un matiz de servicio total a Dios, hemos de esforzarnos por el reparto de un pan de verdades de corteza sin aristas y hasta envuelto en un papel de celofán de las palabras con freno y azúcar. Sin embargo, y por suerte, hemos de confesar nuestro fracaso. Con la fortuna y la pobreza pasa como con los hilos de la luz: se juntan y ¡paf!, el fogonazo. Son tan contrarios como la noche y el día, el dolor y la carcajada. Las dos alardean de un positivismo para el que no cabe otro remedio que pensar en la hipocresía de alguien. Pero, amigas, ¿quién miente y donde está la verdad?

Fijémonos, por ejemplo, en la vida de ciertos hombres que llevan un misalito bajo el brazo. Cuando llegan a casa sueltan el devocionario sobre la bandeja de plata del «hall» para arrellanarse en un butacón de gomaespuma, beber ginebra, ver la televisión y tirar de talonario. Para el «Mercedes» y las langostas, ellos se cuidan de manipular sobre la cuerda floja de eso de la «pobreza de espíritu». Tener suerte parece ser que a uno le toquen las quinielas o que cebe la cuenta de su banco.

Sucede que las monedas, las joyas, se van amontonando en la cabeza y como pesan, de allí bajan fácilmente al corazón. No vale que eso que late dentro del pecho, proteste que ha de trabajar hacia fuera para vivir; que tiene que ser generoso e ir repartiendo por los órganos para la vitalidad que recibe. Los labios que devoran el caviar, los ojos y la nariz que prosiguen el banquete, nuestra media naranja de materia que busca su almuerzo, apelmazan las paredes del corazón para convertirlo en alacena de gustos. Metidos en lo del almacenaje, el corazón apenas si admite de materia lo que una caja de membrillo. Prensaremos los cheques, y como en los nidos de ratones, a lo que más llegamos es al atasco y al olor de carroña.

Lo peor del dinero es su esterilidad. Agregando una a una las monedas, lo que se consigue es hacer una montaña, pero ni una perra gorda logrará nunca lo que un denario de amor, que es como un hueso de melocotón que se mete en la tierra y a los tres años lo vemos como un árbol frondoso. Las criaturas hemos nacido, no para llenar huecos, como los muebles, sino para ensanchar en el mundo la tibieza y dar espíritu mucho más allá de la muerte.

El gran valor de lo nuestro está en un algo que siempre viaja y nunca muere. Santa Teresa lo diría mejor con aquello de que: «la vida es una mala noche en una mala posada». Aunque la carne grite, lo bueno es traspasar la frontera lo más enteramente posible.

El «confort» será siempre una instalación y nadie ha visto nunca que se pueda avanzar arrellanado sobre una butaca.

Dios ha puesto a la felicidad en vilo, sobre las cumbres, para que no se enfangue, y los montañeros nunca emprenden el ascenso con una mochila pesada e inútil. El «cadillac» o las buenas raciones de solomillo, podrán llevarse por la máxima llanura de los sesenta y cinco años de un hombre, pero a la felicidad, que no tiene calendarios ni sentidos que se atascan, sólo se llega por la cuesta arriba. No hay otra verdad aunque se la cubra con la seda de un gusto momentáneo. A la riqueza, nadie le quita su sabor final de tarta sin azúcar. Y si no, a ver cómo explican los millonarios su escape de filantropía.

Fijaos en los que lo pasan «bien» en la vida. Si se despiertan a media noche, se llevan la mano al corazón por si le juega la mala faena de cansarse. Todos buscan la relajación de las almohadas, pero después de asegurar el sudor a destajo del corazón. Y es que las entrañas necesitan desenvolverse con holgura. Dentro de ellas estorban los cacharros. Les sobra con la sangre, en la que va la vida, y su fuerza para distribuirla.

El alma de cada ser participa también de ese destino de recibir, transmitir, y agigantar la vida; una vida sin peso ni limitación de tiempo o calidad. Las gotas de la sangre del alma son como las semillas, que tienen la gracia espacialísima del crecimiento y de la fecundidad, pero el auténtico milagro de la multiplicación se lo da a los hombres el río de la circulación de la gracia de Dios que se le canaliza por las entrañas. Para que Dios se haga fuente en nosotros, sólo pide que le demos capacidad en los sentimientos. Si nos «salimos» del propio corazón, si hacemos «limpia» de ansias avarientas y desarraigamos el egoísmo, Dios «entra» como succionado en nuestra interioridad y lo que arraiga es su simiente y su fruto cierto de vida. El corazón es un reservado para Dios, en el que ni aún nosotros tenemos concedida la vivienda. Lo que de bueno hay en cada hombre está pensado para la transfusión y el ancho campo de los demás corazones. Dios es como el esqueje del rosal, que se hinca en la maceta. Luego, por dentro de nuestras ramas van la savia y al fin nos hacemos por El rosas de primavera sobre la vida de los otros.

-¿Que ves?…, le decía un padre a su hijo.

-«Veo a las personas que van por la calle».

-¿Y ahora…?, le insistía colocando algo de metal tras los cristales.

-«Ahora sólo me veo a mi mismo».

Decía Pascal que «no conocemos a Dios sino por Jesucristo»; y Salvaneschi redondea la frase, afirmando que, «la pobreza es santa porque nos refleja la verdadera imagen de Jesús». El Dios que se acerca a todos y a cada uno, tenía que hacerlo con este radicalismo de la pobreza que son los pasos de Cristo. De sus treinta y tres años de renuncia le viene a la pobreza todo su carácter positivo. El no poseer es como las alas de su santidad. La cazuela y el pan de Nazaret se financiaron únicamente con el sudor de los humildes carpinteros. Cristo tuvo sabiduría e inteligencia como para haberse apañado una fortunita, pero en la gran hora de la redención estuvo sin camisa ni sandalias. Se empeñó en conservar las costillas limpias para soplar con fuerza el viento del amor. Si nosotros tenemos sobre la frente una marca y una cita de cristianos, es porque Él se negó a «instalarse» en la buena vida de su tiempo y se hizo grano de virtudes que pudren bajo el surco. Al hedor del establo de Belén, a la simplicidad de la carpintería de Nazaret y a la Resurrección sin corona de laureles, le debemos esa riqueza de bondad, de alegría, de ternura, de pureza o de mansedumbre que cada hombre, por Cristo, tiene reservado en el banco de la santidad. Hoy no hay aldea ni caserío que no disponga de una sucursal de virtudes. Así fue Jesús de fabulosamente rico en su pobreza.

Pero el mundo es también rico de fortuna material. Lo que hacen los poderosamente afortunados es pescar en el río revuelto de los bienes; tirar del copo para empobrecer a los compañeros de viaje. Conforme aumenta el número de los coleccionistas de acciones, se agrava también el porcentaje de los miserables. Por eso la salvación de la humanidad está en la limitación de las ambiciones. Los azucarillos, disueltos, endulzan y dan su noble sabor a todo el café. De aquí que la pobreza venga a ser como una cartilla de abastos que raciona por igual el tesoro de los hombres. Por cierto que vuestro caso es, bien elocuente. Cada una os vais al convento, renunciando a todo por el bien común. Al formular el voto, vuestras manos quedan ocasionalmente vacías, pero ¿no os notáis después la eficacia y el positivismo de los bienes que llegáis a poseer en colectividad?

Cuando Bernanos hablaba de que «los pobres salvarán el mundo», lo que veía era el triunfo de la limitación de las ambiciones, la tabla rasa a las desigualdades, la posesión discreta y justa de todos los bienes y por todos los hombres.

Circunscritas por las cuatro paredes de cal, trajinando en las horas sin brillo, recortando cualquier deseo con las tijeras de la renuncia, os garantizo que jamás enriqueceréis y misionaréis tanto al mundo como cuando os entregáis al hondo giro de la pobreza. La falta de comodidad, el plato único o los hábitos que se remiendan os han de herir, como duele la perforación de las raíces; pero Cristo da testimonio de que por toda la geografía de los corazones empieza ya a latir el santo fruto de la pobreza que se encarna.

Vuestro siempre, Manuel Lozano Garrido

 

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«LAUDATO SI» CINCO PROPUESTAS DE CAMBIO

La nueva encíclica del Papa Francisco Laudato Si’ publicada el jueves, 18 de junio, va más allá de exponer algunos problemas actuales que afectan al planeta e incluye una clara llamada a cambiar hábitos y tendencias negativas en la vida de cada persona.

El Pontífice propone cinco formas concretas para el cambio de vida. En el capítulo sexto, el último del documento, señala que “ante todo la humanidad necesita cambiar”.

Para el Papa, “no todo está perdido” ya que los seres humanos “también pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan”. En definitiva, son capaces de “iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad”.

Estas son las cinco claves de cambio que propone en Laudato Si’:

1.- Ser agradecido y practicar la gratuidad
El Papa pide que todo cristiano reconozca el mundo (lo creado) “como un don recibido del amor del Padre”, algo que implica “actitudes de renuncia y gestos generosos”.

Es importante convencerse de que “menos es más” y que se debe crecer en la sobriedad y en la capacidad de gozar con poco. “La sobriedad que se vive con libertad y conciencia es liberadora” puesto que “quienes disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de picotear aquí y allá, buscando siempre lo que no tienen, y experimentan lo que es valorar cada persona y cada cosa, aprenden a tomar contacto y saben gozar con lo más simple”.

Francisco invita también a “dar gracias a Dios antes y después de las comidas” porque ese momento “nos recuerda nuestra dependencia de Dios para la vida” y “fortalece nuestro sentido de gratitud”.

2.- Educar en los diversos ámbitos
El Pontífice pide no educar sólo desde el punto de vista científico, con leyes y normas como se ha hecho hasta ahora, sino ir más allá. Solicita realizar “pequeñas acciones cotidianas” como “evitar el uso del material plástico y de papel, reducir el consumo de agua, separar los residuos, cocinar sólo lo que razonablemente se podrá comer, tratar con cuidado a los demás seres vivos, utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas, plantar árboles, apagar las luces innecesarias”.

La educación se puede desarrollar en la escuela, en los medios de comunicación, la catequesis y sobre todo en la familia.

3.- Destierro del consumismo compulsivo
Las personas que se dejan “apresar” por los mercados, son sumergidas en la “vorágine” de las compras y los gastos innecesarios. “El consumismo obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma tecnoeconómico. Ocurre lo que ya señalaba Romano Guardini: el ser humano ‘acepta los objetos y las formas de vida, tal como le son impuestos por la planificación y por los productos fabricados en serie y, después de todo, actúa así con el sentimiento de que eso es lo racional y lo acertado’”.

“Tal paradigma hace creer a todos que son libres mientras tengan una supuesta libertad para consumir, cuando quienes en realidad poseen la libertad son los que integran la minoría que detenta el poder económico y financiero”.

En esta confusión, afirma Francisco, “la humanidad posmoderna no encontró una nueva comprensión de sí misma que pueda orientarla, y esta falta de identidad se vive con angustia. Tenemos demasiados medios para unos escasos y raquíticos fines”.

4.- Olvido del egoísmo
El Papa Francisco sostiene que la situación actual del mundo favorece distintas formas de egoísmo. Así, las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en sí mismas. “Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir”. Por tanto, pide “salir hacia el otro” y superar el “individualismo”.

5.- Conversión interior
El Santo Padre recuerda la necesidad de ‘convertirse’, es decir, encontrarse realmente con Jesucristo e iniciar una vida nueva. El cristiano, asegura, debe vivir su vocación admirando la belleza de la obra de Dios y protegiéndola.

Así, el Papa propone “una sana relación con lo creado” como parte de la “conversión íntegra de la persona” y tomando de modelo a San Francisco de Asís. Esto implica “reconocer los propios errores, pecados, vicios o negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde dentro”.

Un análisis y una toma de conciencia
En el documento, el segundo de este tipo que publica en su pontificado, el Santo Padre toma postura sobre temas científicos debatibles, como el origen humano del calentamiento global, la pérdida de la biodiversidad, entre otros.

Al analizar “el clima como bien común” Francisco subraya que el clima “a nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana”.

“Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. En las últimas décadas, este calentamiento ha estado acompañado del constante crecimiento del nivel del mar, y además es difícil no relacionarlo con el aumento de eventos meteorológicos extremos, más allá de que no pueda atribuirse una causa científicamente determinable a cada fenómeno particular”.

El Santo Padre asegura que la humanidad debe “tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan”.

Si bien reconoce que “hay otros factores (como el vulcanismo, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra o el ciclo solar)”, el Papa señala que “numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (anhídrido carbónico, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana”.

Esto último ha sido motivo de un constante debate entre científicos durante las últimas décadas, con posiciones igualmente sustentadas entre quienes defienden la primacía de la actividad humana como motivo del cambio climático y quienes lo consideran un factor más entre los muchos que hay.

El Papa destaca además que, particularmente en los países más pobres, se debe “considerar también la contaminación producida por los residuos, incluyendo los desechos peligrosos presentes en distintos ambientes. Se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables: residuos domiciliarios y comerciales, residuos de demolición, residuos clínicos, electrónicos e industriales, residuos altamente tóxicos y radioactivos”.

“La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería. En muchos lugares del planeta, los ancianos añoran los paisajes de otros tiempos, que ahora se ven inundados de basura”.

Francisco señala que “tanto los residuos industriales como los productos químicos utilizados en las ciudades y en el agro pueden producir un efecto de bioacumulación en los organismos de los pobladores de zonas cercanas, que ocurre aun cuando el nivel de presencia de un elemento tóxico en un lugar sea bajo. Muchas veces se toman medidas sólo cuan- do se han producido efectos irreversibles para la salud de las personas”.

Comparándolo con el funcionamiento “ejemplar” de los sistemas naturales, el Papa critica que “el sistema industrial, al final del ciclo de producción y de consumo, no ha desarrollado la capacidad de absorber y reutilizar residuos y desechos”.

“Todavía no se ha logrado adoptar un modelo circular de producción que asegure recursos para todos y para las generaciones futuras, y que supone limitar al máximo el uso de los recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar”.

Para Francisco, “abordar esta cuestión sería un modo de contrarrestar la cultura del descarte, que termina afectando al planeta entero, pero observamos que los avances en este sentido son todavía muy escasos”.

En otra parte de la encíclica, al abordar “la cuestión del agua”, el Santo Padre señala que “conocemos bien la imposibilidad de sostener el actual nivel de consumo de los países más desarrollados y de los sectores más ricos de las sociedades, donde el hábito de gastar y tirar alcanza niveles inauditos”.

“Ya se han rebasado ciertos límites máximos de explotación del planeta, sin que hayamos resuelto el problema de la pobreza”, lamenta.

El Papa también aborda el tema de la “pérdida de biodiversidad”, indicando que “los recursos de la tierra también están siendo depredados a causa de formas inmediatas de entender la economía y la actividad comercial y productiva. La pérdida de selvas y bosques implica al mismo tiempo la pérdida de especies que podrían significar en el futuro recursos sumamente importantes, no solo para la alimentación, sino también para la curación de enfermedades y para múltiples servicios”.

“Las diversas especies contienen genes que pueden ser recursos claves para resolver en el futuro alguna necesidad humana o para regular algún problema ambiental”.

Sin embargo, indica, “no basta pensar en las distintas especies solo como eventuales ‘recursos’ explotables, olvidando que tienen un valor en sí mismas”.

“Cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana”.

Francisco asegura que “por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho”.

Más adelante, el Papa señala que “de diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro”.

“La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso”.

Al criticar “la debilidad de las reacciones”, el Santo Padre lamenta “el sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas” que queda expuesto “en el fracaso de las Cumbres mundiales sobre medio ambiente”.

“Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común y a manipular la información para no ver afectados sus proyectos”, señala.

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XII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO – 21 Junio

«¿AÚN NO TENÉIS FE!»

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS  4, 26-34

Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: Vamos a la otra orilla. Dejando a la gente, se lo llevaron en la barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciendo:

Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago:

¡Silencio, cállate!

El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo:

¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?

Se quedaron espantados y se decían unos a otros:

¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!

Palabra del Señor

“Por qué somos tan cobardes”

«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?». Son  Las preguntas que nos hemos de hacer también hoy: ¿Dónde está la raíz de nuestra cobardía? ¿Por qué tenemos miedo ante el futuro? ¿Es porque nos falta fe en Jesucristo? El cristianismo se encuentra hoy en medio de una «fuerte tempestad» y el miedo comienza a apoderarse de nosotros. No nos atrevemos a pasar a la «otra orilla». La cultura moderna nos resulta un país extraño y hostil. El futuro nos da miedo. La creatividad parece prohibida. Algunos creen más seguro mirar hacia atrás para mejor ir adelante.

Jesús nos puede sorprender a todos. El Resucitado tiene fuerza para inaugurar una fase nueva en la historia del cristianismo. Solo se nos pide fe. Una fe que nos libere de tanto miedo y cobardía, y nos comprometa a caminar tras las huellas de Jesús.

Citas para reflexionar

  • «La vocación de custodiar toda la creación no solo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos » Papa Francisco
  • «El cristiano tiene que aprender a cuidar su corazón de las pasiones y de los ruidos mundanos, para estar atento y poder acoger en cada momento la gracia de Dios.» Papa Francisco
  • –»Todos los partidos hacen acciones ecologistas, pero ninguno da una ecología integral como el Papa» Cardenal Antonio Cañizares

Efemérides y noticias

  • El Papa  Francisco viaja este domingo a Turín, para inclinarse, como un peregrino más, ante la Sábana Santa, que se expone por primera vez desde 2010. La Iglesia respeta las interrogaciones científicas a cerca de su veracidad, pero permite y anima su culto y devoción.
  • El Papa  publicó este jueves su encíclica «Laudato si’ que refiere sobre todo al hombre y a su vida en la tierra. Es una encíclica ecológica. El título procede del “Cántico de las criaturas” de San Francisco de Asís. Se entiende que Jorge Mario Bergoglio use las palabras de San Francisco ya que eligió ese nombre como pontífice.
  • El papa recibió esta semana al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, y ofreció su ayuda para el proceso de paz y reconciliación en ese país.
  • El Papa aborda la JMJ CRACOVIA 2016 con la primera ministra de Polonia.
  • El Papa se reunió el día 12 en la basílica de San Juan de Letrán, con más de mil sacerdotes provenientes de 90 países de los 5 continentes, que realizaron del 10 al 14 el tercer retiro mundial.
  • El cardenal Parolín consagra la nueva iglesia en Abu Dhabi, Emiratos Árabes, dedicada a san Pablo. En el país viven y trabajan 90000 católicos.
  • Manos Unidas se ha sumado “a los millones de voces que, con motivo del Día Internacional contra el Trabajo Infantil, claman para que todos los niños del mundo tengan acceso a una educación de calidad, que les permita romper el círculo de la pobreza que los oprime”. Son 168 millones los menores que sufren explotación. Manos Unidas es la asociación de la Iglesia católica en España para la ayuda, promoción y desarrollo del Tercer Mundo. Es, a su vez, una Organización No Gubernamental para el Desarrollo de voluntarios, católica y seglar.
  •  Primera polémica entre los alcaldes de la “nueva izquierda” y los obispos de Galicia, ante la decisión de no participar en la tradicional Ofrenda de Galicia al Santísimo Sacramento de Lugo.

ORACIÓN: NOS ACOMPAÑAS, SEÑOR

En las noches oscuras

En los días sin sol

En los momentos de angustia

Cuando no vemos las cosas  claras

Cuando todo se abre bajo  nuestros pies

Cuando no encontramos  respuestas

Si la soledad nos acecha

Si la suerte nos abandona

Si nos sentimos tristes

Cuando aparecen dudas

Cuando surgen desconciertos

Cuando brotan preocupaciones

Gracias, Señor.

“LAUDATIO SÍ”  

 Acabamos de recibir una nueva Encíclica de Su Santidad el Papa Francisco que lleva por título  “AUDATIO SI”. Toma este nombre del “Cántico de las criaturas”, de San Francisco de Asís. Le expresamos nuestro agradecimiento por las orientaciones seguras de su Magisterio en materia de tanta actualidad, al tiempo que le felicitamos el próximo “Día del Papa”, en el tercer aniversario de su pontificado. Nuestra Santa Madre Iglesia nos invita a través de esta Carta, a profundizar y conocer tan importante temática.  Dios ha encomendado al ser humano la buena gestión de la naturaleza. Para ello no puede quedar supeditado o sujeto sólo a la técnica, pues la naturaleza es mucho más que un espacio para disfrutarlo o explotarlo. Nuestra profesión de fe cristiana comienza con estas palabras: “Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la tierra”. Hemos de redescubrir y aclarar el vínculo existente entre persona humana y creación. Una reflexión de lo que está pasando a “nuestra casa”, pues la naturaleza es, de algún modo, la casa del hombre.  El Papa Francisco propone sobre lo que podemos y debemos hacer en este campo.  Una profunda conversión ecológica global, en definitiva, que hemos de hacer llegar a la escuela, a la familia, a los medios de comunicación social y a la catequesis. Tratemos de sacar tiempo para conocer y dar a conocer a esta nueva Encíclica. No podemos conformarnos con noticias que nos lleguen desde otros sectores, sino desde su conocimiento directo.

“ EL DIBUJO DE LA MADRE”

Una niña iraquí acaba de perder la madre a causa de la guerra. La ingresan en un internado para huérfanos. Es tanta la añoranza de su madre que dibuja en el suelo del patio su silueta. Después se coloca acurrucada en el centro del dibujo, dentro del cuerpo de su madre. La niña, al ser oriental, sabe que cuando se entra en un lugar sagrado se dejan a la puerta las sandalias en señal de respeto. Es lo que hace la niña considerando que el cuerpo de su madre es algo sagrado, un templo y su refugio.

REFLEXIÓN: Como la niña encogida dentro la silueta de su madre, sintiéndose reconocida y querida, capaz de recuperar sus fuerzas, también nosotros imitando esta posición podemos sentir al oído: “No te detengas a rumiar pensamientos tristes ni a desgranar lamentos de las cosas que fueron. No gastes las horas a recoger los pétalos caídos de las rosas que han muerto. Piensa que son los días que faltan los que guardan para ti la cosecha y que son los árboles que ves ante ti, los que encierran en su seno el fruto que deseas. Deja lo que fue y abandónalo a la Providencia. Pon el brazo a sembrar tu tierra y a recoger el trigo que Dios hará madurar”.         José Perich                

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LA ENCÍCLICA “LAUDATO SI’

Pope Francis South Korea 2014.pngEl Papa Francisco lanza su encíclica «Laudato si’ que refiere sobre todo al hombre y a su vida en la tierra. Es una encíclica ecológica, sin duda. El domingo pasado, tras el Ángelus, habló de la encíclica Dijo: “Invito a acompañar este acontecimiento con una renovada atención a las situaciones de degradación ambiental, pero también de recuperación, en los propios territorios… Oremos para que todos puedan recibir su mensaje y crecer en la responsabilidad hacia la casa común que Dios nos ha confiado”. La casa común es, obviamente, el planeta Tierra.

El título «Laudato si’ procede del “Cántico de las criaturas” de San Francisco de Asís. Y no son palabras latinas como tienen la casi totalidad de las encíclicas pontificias. El dialecto umbro hablado por San Francisco procede de una zona situada junto la orilla occidental del Tíber, en la mitad centro-norte de la península italiana. Y que comienza: “Altissimu, onipotente bon Signore, Tue so’ le laude, la gloria e l’honore et onne benedictione”. Y ya su quinto verso dice: “Laudato sie, mi’ Signore cum tucte le Tue creature”. En la tercera estrofa ya, el “Laudato sie” se contrae en “Laudato si’ y así continúa. El “Cántico de las criaturas” es uno de los grandes canticos de la liturgia cristiana y se repite varias veces a lo largo del año en la Liturgia de las Horas, en el Breviario o e Diurnal. Y por ello está muy presente en sacerdotes, consagrados y consagradas y en los muchos laicos que rezan la Liturgia de las Horas.

Se entiende que Jorge Mario Bergoglio use las palabras de San Francisco ya que eligió ese nombre como pontífice, hecho que sin duda llenó de estupor a todo el mundo. «Laudato si’ es su primera encíclica propiamente dicha, aunque a cuatro meses de ser Papa publico la encíclica “Lumen fidei” (en latín; La luz de la fe, en español). Se trataba de un texto que su antecesor, el papa emérito Benedicto XVI estaba a punto de publicar cuando renunció a la Cátedra de Pedro, pero que Francisco revisó y asumió.

Lo que queda claro es que se abre una nueva etapa en el magisterio de la Iglesia y su efecto futuro solo puede ser comparable a lo que se llama “la doctrina social de la Iglesia” y que ha marcado muy profundamente las enseñanzas de muchos de los pontífices de los últimos tiempos y etapa abierta por Leon XIII en 1878 con la encíclica “Quod apostolici muneris”, en español, “La naturaleza del ministerio apostólico”.

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XI DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO -14 Junio

«SE LO EXPLICABA»

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS  4, 26-34

En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: «El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por sí sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas. Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha». Les dijo también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra». Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.

Palabra del Señor

“Pequeñas semillas”

Vivimos ahogados por las malas noticias. Cada vez estamos mejor informados del mal que asola a la humanidad entera, y nos sentimos impotentes para afrontarlo, la tentación de inhibirnos es grande. ¿Qué puedo hacer yo para mejorar esta sociedad? ¿No son los dirigentes políticos y religiosos quienes han de promover los cambios que se necesitan para avanzar hacia una convivencia más digna, más humana y dichosa? No es así. Hay en el evangelio una llamada dirigida a todos, que consiste en sembrar pequeñas semillas de una nueva humanidad. Un gesto amistoso al que vive desconcertado, una sonrisa acogedora a quien está solo, una señal de cercanía a quien comienza a desesperar, un rayo de pequeña alegría en un corazón agobiado… no son cosas grandes. Son pequeñas semillas del reino de Dios que todos podemos sembrar en una sociedad complicada y triste, que ha olvidado el encanto de las cosas sencillas y buenas.

Citas para reflexionar

  • «El sacramento del matrimonio es signo del amor de Dios por la humanidad y de la entrega de Cristo por su Esposa la Iglesia. Protejan el sacramento del matrimonio, es un tesoro» Papa Francisco
  • «¡Nunca más la guerra! Esa persona, ese pueblo, que vemos como enemigo, en realidad tiene mi mismo rostro, mi mismo corazón, mi misma alma. Tenemos el mismo Padre en el cielo» Papa Francisco
  • «En la Cruz está la vida y el consuelo y ella sola es el camino para el cielo» Santa Teresa de Jesús

Efemérides y noticias

  • –El Papa aprueba la Causa de beatificación de 26 mártires españoles, eran frailes menores capuchinos. Los Decretos por odio a la fe de 15 sacerdotes, religiosos y laicos de Laos. El reconocimiento de las virtudes heroicas de 4 italianos. También se han aprobado los milagros de dos futuros beatos.
  • El papa no se ha olvidado de las personas sin techo que viven cerca de la plaza de San Pedro. Después de las duchas, el barbero, los paraguas, los sacos de dormir o la visita a los Museos Vaticano; ha decidido que se abra un albergue con 30 camas cerca del Vaticano para darles cobijo durante la noche.
  • El Papa recibió, por 5ª vez, el día 7 a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, conversaron a puerta cerrada durante una hora y cuarenta y cinco minutos.
  • Nicolas Maduro, presidente de Venezuela, rehuye al Papa, no asistiendo al encuentro en Roma. La justificación de una otitis no es convincente en un momento de tensión por los presos políticos.
  • El compositor Ennio Morricone ha compuesto una misa llamada “Del Papa Francisco” por el 200 aniversario de la restauración de los jesuitas.
  • Ayuda a la Iglesia Necesitada cumple 50 años de actividad en España. Desde 1965, trabaja junto a más de veinte oficinas repartidas por todo el mundo apoyando a religiosos y laicos en tareas de evangelización.

ORACIÓN: DAME  FE COMO UN GRANO DE MOSTAZA, SEÑOR

Para que, orando, me olvide  de todo lo que me rodea.

Para que, creyendo en Ti,  anime a otros a fiarse de Ti.

A moverse por Ti. A no pensar sino desde Ti

DAME  FE COMO UN GRANO DE MOSTAZA, SEÑOR

Dame el don de crecer y de robustecer mi confianza en TI

Dame la alegría de saber  que, Tú, vives en mí

Dame la fortaleza que  necesito para luchar por TI

DAME  FE COMO UN GRANO DE MOSTAZA

Sencilla y soñadora, pero con los pies  en la tierra

Con la mente en el cielo,  pero con los ojos despiertos

Con los pies en el camino,  pero con el alma hacia Ti

 

“ EL INVENTO DEL FUEGO”

En una tribu de los primitivos seres humanos, el más espabilado descubrió un día la manera de hacer fuego. Quiso hacer partícipes de aquellas ventajas a otras tribus; así que cogió los bártulos y se fue a la tribu más cercana. Reunió a la comunidad y les explicó la manera de hacer fuego y como se podía utilizar para mejorar la calidad de vida. La gente se quedó admirada al ver aparecer el fuego, como por arte de magia. El visitante les dejó los aperos de hacer fuego y se volvió a su tribu.

Unos años después, volvió por la aldea para comprobar las ventajas que habían logrado con el fuego. Cuando lo vieron llegar, todos mostraban su alegría y le condujeron a una pequeña colina apartada del poblado, donde habían construido una plataforma y en lo más alto habían colocado una preciosa urna, donde habían guardado con devoción los instrumentos para hacer fuego que les había regalado.

Toda la tribu se reunía allí con frecuencia, para adorar y contemplar aquellos instrumentos tan valiosos. Pero… ni rastro de fuego en toda la aldea. Su vida seguía exactamente igual que antes. Seguían sin atreverse a usar el fuego.

REFLEXIÓN: Anthony de Mello, jesuita y psicoterapeuta (+1987) es el autor del cuento, lo redactó para cuestionar sobre la fiesta del Corpus. Hace el comentario desde «dentro».

En la última cena Jesús sí tenía a mano «su» trozo de pan, «su» copa de vino y la palangana con la toalla. Les lavó los pies, partió su pan para que llegara un trozo a cada uno, pasó la copa para que todos bebieran de su vino… diciéndoles «esto es mi cuerpo roto, entregado por vosotros, esto es mi sangre derramada por vosotros… haga esto en memoria mía». Si se hubiera dirigido a nosotros habría añadido: «Este es el resumen de mi vida. Ya sabéis lo que os toca, si deseas ser de mi grupo, para reconstruir este mundo! «.

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SAN ANTONIO DE PADUA – 13 Junio

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Los autores modernos fijan entre los años 1188 y 1191 el nacimiento de San Antonio de Padua. Según el más antiguo biógrafo, nació en Lisboa (Portugal) en una casa que poseían sus padres cerca y al norte de la catedral, en cuyo baptisterio recibió las aguas bautismales a los ocho días de su nacimiento, imponiéndosele el nombre de Fernando.

Sus años de juventud transcurrieron en el seno de la familia, convertido en el hechizo de sus padres, por ser el primogénito y por aparecer dotado de índole buena, probidad e integridad de costumbres. Desde su más tierna edad profesó una especial devoción hacia la Virgen Santísima, a la cual se consagró y escogió por institutriz, guía y sostén de su vida y muerte. El historiador Surio dice de él que visitaba a menudo las iglesias y monasterios de la ciudad y que era compasivo con los pobres, a quienes socorría en sus necesidades.

Juntamente con la educación religiosa proveyeron sus padres a la educación intelectual de su hijo, al confiarle a los desvelos del maestrescuela de la catedral, para que lo iniciara en los rudimentos de la gramática, retórica, música, aritmética, geografía y astronomía, materias que constituían el plan de estudios de las escuelas catedralicias de aquel tiempo.

Dicen sus biógrafos que el Santo fue acometido en su juventud por la violencia de las pasiones; pero añaden que el «casto joven nunca, ni por un instante, se rindió a las exigencias de la pubertad y del placer». Estas crisis pasionales que asaltan a la juventud, y que para muchos jóvenes son el principio de una vida de pecado, fueron para el Santo la piedra de toque que le movió a encauzar su vida por otras sendas que estuvieran al abrigo del demonio de la impureza. De ahí su decisión de ingresar en el monasterio de San Vicente de Fora, situado en las afueras de Lisboa, sobre una pequeña colina, y habitado por hombres honorabilísimos por su piedad.

Dos años moró el Santo en el monasterio de San Vicente, hasta que, a causa de las frecuentes visitas de familiares y amigos que le impedían la paz y recogimiento, decidió pedir su traslado a la casa madre de Coimbra, en donde ingresó a los diecisiete años de edad. Aquí llevó una vida tan fervorosa que los antiguos biógrafos aseguran que en este tiempo escaló Fernando las cimas de la santidad. Al intenso trabajo espiritual acompañaba siempre el estudio, que consideraba como complemento y perfección de su vida de piedad. Aunque muy amplios, sus estudios tendían exclusivamente al conocimiento más perfecto de la Sagrada Escritura.

Atendiendo el ambiente político-religioso del monasterio de Santa Cruz durante los tiempos en que moró allí el Santo, sacamos la conclusión de que su santidad y ciencia fueron más bien producto de su esfuerzo personal y de la gracia que imposiciones del medio ambiente. En una atmósfera de luchas, intrigas y defecciones dolorosas vivía el joven Fernando entregado a la oración y al estudio. La virtud se robustece en la adversidad, y, lejos de escandalizarse por la conducta equívoca de algunos prohombres del monasterio, se impuso una vida más intensa de espiritualidad. Sin embargo, más de una vez soñó en la posibilidad de abrazar otro género de vida más perfecto y más al abrigo del mundanal ruido.

La vida simple de los pobrecillos hijos de San Francisco de Asís del eremitorio de San Antonio de Olivares, de Coimbra, le atraía irresistiblemente. Tuvo Fernando su primer contacto con dichos frailes al hospedarse en el monasterio los protomártires franciscanos de Marruecos, a su paso por Coimbra en dirección a África. Además, los frailes de Olivares acudían al monasterio en busca de limosna, a los que atendía el joven monje, que, según testimonio de Azevedo, tenía a su cargo la hospedería. A este cenobio fueron después traídos los cuerpos de los protomártires de Marruecos. ¿Qué impresión producirían en el ánimo de Fernando los despojos mortales de aquellos intrépidos soldados de la fe? Despertaron en él el deseo de consagrarse al apostolado entre infieles y morir mártir de Cristo. Era imposible realizar sus sueños mientras permaneciera en Santa Cruz de Coimbra, porque el monasterio no tenía en su programa de vida las misiones entre infieles y sólo podía llevarlo a cabo en el supuesto de profesar en una Orden como la franciscana; pero para efectuar este tránsito debía contar con la autorización de los superiores de ambas Ordenes.

Un día, según costumbre, los frailes de San Antonio de Olivares acudieron al monasterio en busca de limosna y Fernando, en secreto, les confió su propósito, diciéndoles: «Hermanos, recibiría con entusiasmo el hábito de vuestra Orden si me prometiérais enviarme, luego de haber entrado, a tierra de sarracenos para que sea partícipe de la corona de los santos mártires». Los frailes le dieron palabra y fijaron para la mañana siguiente el ingreso en la Orden franciscana. Aquella noche, según el biógrafo más autorizado, arrancó Fernando a duras penas y a base de muchos ruegos el permiso del prior del monasterio. Con el fin de vencer dificultades de parte de sus familiares y de algunos monjes de Santa Cruz se convino en cambiar su nombre de Fernando por el de Antonio, que era el titular del eremitorio donde residían los franciscanos, y en mandarle cuanto antes a tierra de infieles. La ceremonia de la imposición de hábito al nuevo candidato fue rápida y sencilla, por razón de que el prior, el monasterio, la diócesis y todo el reino estaban en entredicho por el arzobispo de Braga, y, según el derecho, se prohibía la celebración pública de la santa misa y del oficio divino.

En el verano de 1220 vestía Antonio la librea franciscana y a primeros de noviembre desembarcaba en Marruecos. Una terrible enfermedad le retuvo todo el invierno en cama y los superiores de la misión juzgaron conveniente repatriarlo para que atendiera a su convalecencia. Con este propósito hízose a la mar; pero un recio viento empujó la nave hacia Oriente, obligándola a atracar en las costas de Sicilia. Antonio se refugió en el convento franciscano de las afueras de Mesina y de allí marchóse al Capítulo general, convocado en Asís por el seráfico fundador para el 20 de mayo de 1221. Antonio pasó inadvertido en medio de aquella multitud, de tal manera que, terminado el Capítulo, los frailes se reunieron en torno a sus provinciales y en su compañía regresaban a sus respectivas provincias, mientras él quedaba a disposición del ministro general. A ruegos del Santo el provincial de Romaña se lo llevó consigo y con su permiso retiróse al eremitorio de Monte Paolo para consagrarse a la soledad. De su vida en aquel eremitorio dice el primer biógrafo:

«Cierto fraile habíase arreglado una cueva que debía servirle de celda para retirarse allí y dedicarse a la altísima contemplación. Cuando Antonio, que iba explorando el bosque, la vio, prendóse de ella y, con muchos ruegos, se la pidió al devoto fraile, que, vencido por las reiteradas súplicas del Santo, se la cedió fraternalmente. Desde entonces todas las mañanas, después de haber tomado parte en la plegaria común, retirábase allí, llevándose consigo un poco de pan y un vaso de agua para todo el día, obligando a la carne a servir al espíritu. Pero, fiel a las prescripciones de la regla, asistía por la tarde a la conferencia espiritual que se tenía en el convento. Sucedía a menudo que, cuando al toque de la campana quería reunirse con sus hermanos, hallábase su pobre cuerpo tan debilitado por las vigilias y tan extenuado por el ayuno que se tambaleaba y rehusaba sostenerse, teniendo necesidad de apoyarse en otro hermano para poder llegar al eremitorio».

Pero aquella alma privilegiada no debía vivir sólo para sí, sino ser útil y provechosa a los demás. No quiso Dios que aquella lámpara de la ciencia y santidad permaneciese por más tiempo debajo del celemín. Y pronto presentóse la oportunidad de revelarse al mundo con ocasión de un sermón predicado en Forlí en las cuatro témporas de septiembre de 1221, ante los religiosos franciscanos y dominicos que fueron ordenados sacerdotes. A ruegos del superior habló de tal manera que todos quedaron maravillados del torrente de sabiduría que fluía de sus labios. Su ciencia había traicionado a su humildad y no era posible esconderla por más tiempo. Aquella intervención de Antonio sorprendió gratamente al provincial, que pensó en dedicarle inmediatamente al apostolado.

Su primer campo de acción apostólica fue la Romaña, región infectada por los herejes cátaros y patarinos. Antonio entró en liza con ellos, poniendo en juego todas las reservas espirituales acumuladas anteriormente en la soledad y sus extensos conocimientos teológicos y bíblicos. En Rímini encontró fuerte oposición de los herejes, que impedían al pueblo que asistiera a sus sermones. Entonces recurrió el Santo a la eficacia del milagro. Ante la apatía del público por la palabra de Dios fuese a orillas del Adriático y empezó a predicar a los peces, diciendo: «Oid la palabra de Dios, vosotros peces del mar y del río, ya que no la quieren escuchar los infieles herejes». A su palabra acudieron multitud de peces, que sacaban sus cabezas fuera del agua con grandísima quietud, mansedumbre y orden. Aquel milagro despertó gran entusiasmo en la ciudad, quedando corridos los herejes. Fue tan eficaz su acción apostólica contra los mismos, que los antiguos biógrafos le llamaron incansable martillo de los herejes.

Al cabo de unos años de apostolado eficaz fue nombrado Antonio profesor de teología. Cerciorado San Francisco de su sabiduría y santidad, convencido de la necesidad del estudio de sus frailes para el más completo desenvolvimiento de la Orden, envióle la siguiente carta: «A fray Antonio, mi obispo, fray Francisco, salud en Cristo: Me place que interpretéis a los demás frailes la sagrada teología, siempre que este estudio no apague en ellos el espíritu de la santa oración y devoción, según los principios de la regla. Adiós». Con el beneplácito del santo fundador fue San Antonio el primer Lector de teología que tuvo la Orden franciscana.

Poco duró su magisterio en el estudio de los franciscanos de Bolonia, por cuanto las necesidades generales de la Iglesia reclamaron su presencia en Francia, para combatir allí la herejía albigense. Santo Domingo había trabajado incansablemente para reducir a los herejes; pero, a pesar de su acendrado celo y de su actividad incansable, la herejía mostrábase cada día más pujante. Ante aquel peligro movilizó el Papa a todos los predicadores que por su celo, ciencia y santidad de vida fueran aptos para acometer una cruzada eficaz de apostolado, para persuadir a los herejes de la falsedad de su doctrina. Entre los escogidos figuraba San Antonio.

El primer puesto de batalla fue Montpellier, en donde enseñó Antonio sagrada teología a los religiosos de su Orden; de allí pasó a Toulouse para ejercer el mismo ministerio, que alternaba con el apostolado entre el pueblo. «Día y noche –dice Assidua– tenía discusiones con los herejes; exponíales con grande claridad el dogma católico; refutaba victoriosamente sus prejuicios; revelando en todo una ciencia admirable y una fuerza suave de persuasión que penetraba en el ánimo de sus contrarios.» De Toulouse pasó el Santo a Le Puy, Bourges, Limoges y Arlés. Por razón de ocupar el cargo de custodio de Limoges vióse obligado a asistir al Capítulo general convocado por fray Elías en Asís para el 30 de mayo de 1227, y en el cual fue elegido Antonio ministro provincial de Romaña, cargo que ejercitó con éxito hasta el año 1230. «A finales de 1229 mandó Dios a Padua –dice Rolandino– de los confines de la Hesperia y de los países de Occidente, esto es, de las tierras de Galicia, Sevilla y Lisboa, al hombre religioso y santo, célebre por sus virtudes y conocimientos literarios, arca del Antiguo Testamento y forma del Nuevo y, si me es lícito usar de esta expresión, poderoso en obras y palabras. Éste habitó con sus hermanos de Padua; pero espiritualmente habitaba en el cielo.» Por indicación del cardenal de Ostia se dedicó allí Antonio a la composición de sermones para todas las festividades de los principales santos y domínicas del año. La soledad y el retiro del convento de Arcella, cerca de Padua, invitaban al recogimiento y estudio, necesarios para llevar a término la composición de una obra de tan vastas proporciones. También se le atribuye una Exposición del Salterio y algunas otras obras.

Al llegar la Cuaresma suspendió Antonio el estudio para dedicarse de nuevo a la predicación. Era tan vivo el celo que devoraba su corazón, que se propuso predicar durante cuarenta días continuos, y lo llevó a cabo, a pesar de la maligna hidropesía que le aquejaba. Era tanto el fervor del pueblo por su persona, que se abalanzaban sobre él las gentes para recortar pedazos de su hábito. Con el fin de impedir estas escenas se dispuso que, terminado el sermón, desapareciera Antonio ocultamente o saliera escoltado por un piquete de hombres valientes que impidieran acercársele.

Consumido por el esfuerzo y la enfermedad retiróse San Antonio al eremitorio de Camposampiero. Junto al mismo había un espeso bosque y en él un nogal gigantesco con un tupido ramaje en forma de corona. El Santo, movido por divina inspiración, pidió por caridad que se le construyera una celdita entre la enramada del árbol, como lugar apartado y apto para la meditación. Aparte del sabor poético de la escena, ¿no encierra este hecho un poco de filosofía cristiana? Los monjes y los pájaros son hermanos. Las alondras y las tórtolas amaban a San Francisco, y es probable, aunque las Florecillas no lo cuenten, que los pajaritos no huían del árbol cuando Antonio subía en él. Los monjes y los pájaros son pobres y confían en la Providencia, que da a los unos las migajas de la caridad y a los otros los ligeros granos que levanta el viento; teje para los primeros un vestido glorioso con el oro de sus virtudes y prepara para los segundos un manto real con la variedad de su plumaje.

Un día la enfermedad que le aquejaba anunció un fatal desenlace. Recibidos los santos sacramentos, cantó Antonio un cántico a la Virgen mientras fijaba su mirada hacia un punto luminoso, invisible para los allí presentes, con una sonrisa beatífica en sus labios. El religioso que le asistía le preguntó en la intimidad qué cosa veía, a lo que respondió el Santo: «Veo a mi Señor». Después alargó los brazos, juntó las palmas de las manos en actitud humilde y alternaba con los religiosos en el rezo de los salmos penitenciales. Al terminar entró en un profundo éxtasis que duró media hora; vuelto en sí miró por última vez a los presentes, sonrióles y su alma santísima, desligada de los brazos de la carne, fue absorbida en los abismos de los resplandores divinos. Era viernes, día 13 de junio de 1231. Tan pronto como expiró los niños de Padua recorrieron la ciudad al grito de: «¡Ha muerto el Santo! ¡Ha muerto San Antonio!».

Dios quiso glorificar su sepulcro obrando por su intercesión gran número de milagros, lo que movió a las autoridades eclesiásticas a pensar en su canonización, lo que hizo el papa Gregorio IX aún no transcurrido el año de la muerte. El mismo Gregorio IX le concedió, al canonizarle, la misa de doctor, que ininterrumpidamente se ha celebrado en su fiesta, por los tesoros de la altísima sabiduría de que fueron testigos y panegiristas los Romanos Pontífices. Pío XII se hizo intérprete de esa tradición secular cuando el 16 de enero de 1946 le proclamaba doctor de la Iglesia, asignándole el título de Doctor Evangélico, por las Letras Apostólicas que empiezan con el siguiente elogio:

«Alégrate, feliz Lusitania: salta de júbilo, Padua dichosa, pues engendrasteis para la tierra y para el cielo a un varón que bien puede compararse con un astro rutilante, ya que brillando, no sólo por la santidad de su vida y gloriosa fama de sus milagros, sino también por el esplendor que por todas partes derrama su celestial doctrina, alumbró y aún sigue alumbrando al mundo entero con una luz fulgentísima».

San Antonio no ha perdido actualidad y su memoria es evocada constantemente por el pueblo cristiano, que ve en él al santo que resucita a los muertos, que cura las enfermedades, que está dotado del don de bilocación, que habla a los peces, que convierte a los herejes, que aligera el bolsillo de los ricos en provecho de los pobres necesitados, que asegura y multiplica las provisiones, que allana los obstáculos que dificultan el contraer matrimonio, que halla las cosas perdidas, que conversa amigablemente con el Niño Jesús. La experiencia cotidiana enseña que San Antonio no defrauda nunca la esperanza de sus devotos, que confían en su valimiento ante el trono del Altísimo.

Texto extraído del libro de Luis Arnaldich, OFM, «San Antonio de Padua», tomo II

ORACIÓN A SAN ANTONIO DE PADUA

Dios todopoderoso y eterno, que diste a tu pueblo un predicador insigne del Evangelio en San Antonio de Padua, y un intercesor eficaz que lo asistiera en sus dificultades, concédenos, por su intercesión, que seamos fieles a las enseñanzas del Evangelio y que contemos con tu ayuda en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

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EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS – 12 de Junio

 sacro-cuore-1024x7731.- Celebramos, en el viernes siguiente a la festividad del Corpus Christi, una de las fiestas más populares de nuestro calendario cristiano: EL CORAZÓN DE JESÚS. En Él, y por eso lo honramos y lo queremos, percibimos visible e invisiblemente, el amor inmenso que Dios nos tiene. Mirar al corazón de Cristo es contemplar todo el plan que Dios tenía trazado desde antiguo.

2.- Acercarnos al Corazón de Jesús, es beber a manos llenas, del torrente de la vida y de la alegría, del amor y de la paz que, a través de su corazón, desciende en riadas desde el cielo hasta la tierra. Existe un conocido refrán que dice lo siguiente: “allá donde está tu corazón, está tu tesoro”. Observemos detenidamente el Corazón de Jesús; ¿dónde lo tiene puesto? ¿Hacia dónde lo tiene inclinado? ¿Qué nos señala?

–El Corazón de Jesús, y esa es su esencia, está puesto en Dios. Sólo se mueve por El, desde El y para El. Forman una unidad.

–El Corazón de Jesús, está inclinado hacia los hombres. Es un amor que no se queda cómodamente instalado en las alturas. Adentrarse en el Corazón de 3.- Cristo es coger una escalera rápida y segura para alcanzar el mismo corazón de Dios.

–Como la Samaritana, también nosotros, tenemos que asomarnos a ese profundo pozo de agua viva que es Jesús.

–Como el enfermo, también nosotros, podemos acercarnos a ese gran mar de salud que es el corazón de Jesús.

–Como el paralítico, también nosotros, podemos zambullirnos de lleno y nadar en las corrientes de un corazón que revitaliza la vida de los que creen y confían en Jesús.

3.- Hoy, en los tiempos que corren, encontramos muchos corazones a la deriva. Corazones que palpitan pero que no sienten una felicidad íntegra, pletórica y duradera. Corazones ansiosos, no por amar, sino por tener. Corazones, por los que vibra la sangre, pero hace tiempo que se detuvo la energía del vivir, la sensación de paz y de serenidad.

Hoy, y no pasa nada por reconocerlo, el corazón del ser humano está enfermo. Nunca tantas posibilidades para llenarlo de satisfacciones y, nunca, tanta medicina para calmarlo, para que siga funcionando, para que no se detenga, para que no esté triste. ¡Volvamos, nuestros ojos, al Corazón de Jesús!

4.- Él es la fuente de la eterna salud. No es palabrería barata. No es frase que viene a los labios porque sí. Jesús, cuando copa el centro de nuestras miradas, cuando dejamos que mueva los dos impulsos de nuestro corazón, cuando dejamos que se siente a nuestra derecha, cuando lo hacemos nuestro confidente…..se convierte en un surtidor de vida, de alegría, de esperanza, de ilusión y de fe.

5.- Él es la fuente, y hay que recordarlo, de consuelo. El hombre anda mendigando amor. Nunca como hoy tan próximos (en la calle, en el metro, en los hospitales, en las fiestas) y nunca, como hoy, tan solitarios.

El Corazón de Jesús es el confidente. El compañero que más kilómetros nos acompaña. El inspirador de muchas de nuestras acciones. El que abre su puerta, cuando estamos bien, y el que la vuelve abrir cuando nos encontramos mal.

Este, ni más ni menos, es el Corazón de Cristo. Un Corazón que, por estar orientado y conectado al cielo, es un maná de salvación, de perdón, de acogida, de misericordia y de amor.

6.- ¿Qué y quién es el Corazón de Jesús? Ni más ni menos que, el mismo Corazón de Dios (con los mismos sentimientos e impulsos de Jesús) latiendo en la tierra. Y, por cierto, también nuestros corazones necesitan, de vez en cuando, una gran transfusión de luz divina; de fuerza divina; de ilusión divina; de fortaleza divina. Es el mejor donante…Jesús de Nazaret. Tiene corazón para dar y regalar. Y, también, el mejor cardiólogo es Jesús (que sabe lo que ocurre en el corazón de cada uno, porque sufre, porque se acelera, porque se detiene, porque odia, porque ama, porque se revela…

J. Leoz

Promesas del Sagrado Corazón de Jesús a sus devotos

  1. A las almas consagradas a mi Corazón les daré las gracias necesarias para su estado.
  2. Daré paz a sus familias.
  3. Las consolaré en todas sus aflicciones.
  4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida y principalmente en la hora de la muerte.
  5. Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas.
  6. Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
  7. Las almas tibias se harán fervorosas.
  8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección.
  9. Bendeciré las casas y sitios en que esté expuesta y sea honrada la imagen de mi Sagrado Corazón.
  10. Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones más endurecidos.
  11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi Corazón, y jamás será borrado de Él.
  12. A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
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«Al pie de la tapia». Homenaje del Beato Manuel Lozano Garrido «Lolo» a las religiosas

 Con motivo del año de la Vida Consagrada que estamos viviendo durante 2015 y parte de 2016, desde la Fundación de Amigos de Lolo quieren compartir  este homenaje de Lolo a las religiosas. «Al pie de la tapia» es la recopilación de una serie de artículos escritos por el beato Manuel Lozano Garrido, en la revista «Orate», que editaba la Pontificia Unión misional del clero, para las religiosas. Todos los artículos están editados en un libro por generosidad del Monasterio de Carmelitas Descalzas de Jaén.

Un mundo que no abandonáis

Un carrito de inválido rueda hoy hasta la tapia de un convento. Pienso que, entre vosotras y los que sufren, hay más puntos de contacto que las paredes de nuestras habitaciones, las
rejas ue tenemos ante los ojos y la tremenda soledad de nuestras vidas. La fe, y la conciencia de universalidad, la humillación y el sacrificio, forman ese trozo de pan caliente que, vosotras desde los locutorios y nosotros desde las camas y los cochecitos, podemos compartir a diario.

Hoy mismo os escribo. Sólo quiero que en mis cartas veáis el alegre y humilde diálogo de un hombre, unos hombres, en quienes el Amor opera como en todas las criaturas del mundo.

Hermanas:

Siempre he creído que la tapia es un símbolo que construye. Cuando los ladrillos se encaraman uno a uno hacia la altura, nace un cuarto de estar, donde la familia se ama y los niños tienen sus juegos e ilusiones. Aún los bloques de cemento de los pantanos, doman, ordenan y utilizan un valor que tiene su meollo en la fuerza de la dinamita. De aquí que piense que las bardas de los conventos le canalizan al mundo la hermosa potencia de vuestro corazón de elegidas. Las madreselvas y las celindas trepan por los muros de los patios y florecen cara a la vida como un emblema de vuestras almas, con las raíces y la sangre entre cuatro paredes y el fruto de la primavera y en el corazón de las mujeres que trabajan en los «kolioses» o los pobres «cóolies» que tiran de sus carritos.

Si los hombres andan con gallardía es porque los rascacielos y las carreteras se afianzan y se crecen sobre los cimientos y la resistencia de vuestras entrañas, fundidas en el crisol de Dios. Mienten los «Ecos de la sociedad» cuando os despiden a alguna con el manido «abandonó el mundo para entrar en religión». El libro de horas, los cilicios. Las pizarras emborronadas y la hora de tomar la fiebre están más en el eje de la humanidad que los pasillos de las universidades, las cajas registradoras, las comunicaciones y los talleres que dejáis. Son todos los niños que viven, todas las mujeres y todos los hombres los que se calzan las sandalias en vuestra persona.

Estamos tan unidos los unos a los otros que sólo puede desarraigarnos el frenazo definitivo al corazón. Cuando la criatura primera dejaba de ser barro, en su pecho ya hubo una cosilla que se le escapaba buscando la sociabilidad. Aún el más egoísta, jamás podrá llevar su pasión al límite de un experimento radical, absoluto. Siempre habrá un pedazo de pan fabricado por alguien, un antibiótico o cualquier puñado de lana donde reposar la cabeza. Mal negocio el de quien piensa, o el de quien busca, las tapias de un convento como una evasión o un refugio. La angustia del universo, la pesadumbre colectiva o la deserción de las masas le estarán acorralando en la soledad como un perro rabioso. Razón tenía la abadesa de Bernanos cuando recriminaba a una postulante: «Habéis soñado con esta casa como un niño temeroso a quien las criadas acaban de ponerle en el lecho, que sueña, de su cuarto, con la sala de estar, con su luz y su tibieza.» El cielo sólo se gana con un peso bruto sobre los hombros que está muy por encima de lo que sólo pesa nuestro corazón. Allá arriba únicamente se sube como los cometas, que se remontan minuto a minuto tirando y encarrilando esforzadamente su ristra de hermanos. Aunque pongamos muy bien las inyecciones, se nos den de maravilla las matemáticas, nuestros salmos sean perfectos y pasemos largas horas de rodillas, tendremos la Gloria en el alero del tejado si no hay en la vocación criaturas que van por la calle o que naufragan.

El mismo Bernanos pensaba que, «si Dios nos diera una idea cara de la solidaridad que nos une a los demás en el bien y en el mal, no podríamos, efectivamente, seguir viviendo.»

Pero con el mal resulta que nos desconcierta su potencia visible y su aparente dominio. Las gacetillas de los periódicos, el suceso escandaloso, las carteleras de los anuncios nos hacen sorber un aire de ponzoña y crimen. Aunque la geografía nos cribe esas otras imágenes distanciadas de los muertos en la guerra, los que pasan hambre o los que van errantes, ya es dura y angustiosa esta conciencia de la maldad o las claudicaciones que nos rodean. El mal es también una ganancia negra que se hace para todos. Si en el Congo o Argelia se atropella a una criatura, un virus de condenación habrá entrado en los pulmones de todos los seres que pueblan el mundo. La grasa de las culpas de hoy nos emborrona a todos como la mancha del paraíso. Pero es que el mal y el bien no pueden ser medidos por su volumen o su dureza, como una escala mineral, ni por su ruido o por su impresión.
La supremacía y el triunfo de la bondad se coronan sobre su naturaleza útil y su característica de infinito. El bien es como una fruta de primavera, que se muerde y nos nutre de una sustancia apetitosa.

En cambio, el mal tiene esa cara atrayente de un muñeco de falla valenciana, que consume el placer en unos minutos de fuego. La virtud y el pecado, la bondad y el engaño, poseen también su sistema monetario, pero el banco de la Verdad sólo admite el oro de los actos limpios y abnegados. Por eso un solo hecho generoso le quiebra el pulso a un regimiento de delincuentes. Los vicios podrán estar en las primeras páginas de los periódicos, pero el haber del Universo está del lado de los que se dan con amor, de los que trabajan con esperanza, de los que creen con seguridad. El aprobado de la Humanidad lo escriben con su entrega, los que se sacrifican en los hospitales, en las escuelas, los laboratorios, los claustros, y los talleres; los que en la calle, bajo techo, o en el campo o en la lejanía, plantan su corazón como un grano de sementera. Tiene que ser bonito ver al ángel de la contabilidad que salda cada día la cuenta del mundo. Le llegarán a cada hora hombres de escándalos muy ruidosos, sucesos de tintas muy negras. Del lado positivo el ángel irá extrayendo de cuando en cuando la acción de una criatura humilde que apenas pasa entre nosotros como hombre o mujer gris. Los tronos de tantos emperadores del mal caerán radicalmente, contrapesados por el heroísmo y la santidad.

Allí habréis de estar vosotras, que sentisteis sobre vuestras vidas el dolor de los hermanos crucificados en todo el mundo por la tentación.

Vuestro en Cristo. Manuel Lozano Garrido 1961

 

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