SÍ A DIOS
El 17 de este mes de enero sor María Milagros como había llevado en estos últimos años de casi su centenario, en humildad y de puntillas para no molestar a sus hermanas de comunidad, y presta a acudir a la llamada de Aquel que un día la hizo dejar su vida del mundo para dedicarse a Él en cuerpo y alma, dio su último y feliz SÍ a DIOS.
La tristeza embarga a todos los que la conocíamos, ella era la llama viva que alumbraba y animaba; que gratificante era oírla ya al amanecer desgranar sus oraciones. Como se le encomendaban las causas difíciles para que intercediera ante nuestro Señor y Él se dignaba a escucharla. Como hasta última hora afrontaba sus dolencias para no faltar a sus obligaciones comunitarias. Ella era el ángel animoso ante las adversidades. Su sordera era cerrar el oído al ruido mal sonante que reina en el mundo y tenerlo abierto a la palabra de Dios en el corazón.
La Comunidad acoge esta pérdida con dolor contenido lleno de esperanza, es un paso a la nueva vida junto a Dios, «es un muero porque no muero».
Solo podemos cantar un ¡Aleluya! ella alcanzó lo máximo que aspira el alma buena, ver cara a cara al Padre que es todo Amor.