Miércoles de la Semana de Pasión

Nos vamos a acercar Coronación de espinas (Semana Santa de León)a las disputas que tuvo Jesús con las autoridades religiosas del pueblo judío. Siempre se repetirá una escena similar a la que sucedió con la resurrección de Lázaro tras la cual muchos judíos creyeron en Él, pero otros se fueron a ver a los sumos sacerdotes y fariseos que aquel día decidieron darle muerte (Jn 11,54). Así pues, todos los rifirrafes que vienen a continuación es una forma por parte de Jesús de intentar que “vean” su error y por parte de las autoridades buscar una prueba para incriminarlo. Ya la primera mañana que sube al templo, le lanzan a Jesús esta pregunta: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? Ya que si era con el poder de Satanás se desacreditaba él mismo, mientras que si era con el poder de Dios, podría ser declarado blasfemo. Pero Jesús les lanza otra a su vez con una disyuntiva similar: ¿El bautismo de Juan procedía de Dios o de los hombres? Si era de Dios habían desoído a Éste, si era de los hombres muchos que creían lo contrario se les echarían encima. Ellos no contestaron, Cristo tampoco. Podemos decir que quedó en tablas el primer asalto, aunque los sumos sacerdotes malgastaron una bala.

Turno a continuación para los fariseos, que le preguntan ¿Si está permitido pagar tributo al César? otra vez la misma disyuntiva, si no se paga es un rebelde, si se paga es un traidor. La respuesta de Cristo es un sí a ambas “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Pero les lanza una pista, en sus interpretaciones erróneas. Muchas veces queremos tergiversar las cosas poniendo a Dios por delante, pero si dejamos que Dios ilumine la cuestión, la respuesta correcta no se hará esperar. Pero como hemos dicho antes, la intención de los enemigos de Jesús era buscar una excusa para matarlo.

A continuación, “ese mismo día” se acercan unos saduceos que niegan la resurrección y le plantean un caso extremo, siete hermanos que mueren uno tras otro, después de casarse con la misma mujer, cuando resuciten ¿quién será el marido? Como podemos ver, son unos razonamientos nada llenos de visión trascendental. Se quiere entender la fe, desde la razón. Y más o menos esta es la respuesta de Cristo: “Entonces no será como ahora”, la vida eterna es un gozo con Dios y los parámetros estrechos con que nos movemos aquí no son extrapolables allí. Como siempre es una lucha entre la cerrazón y el amor. Si nos fijamos todas las cuestiones planteadas tienen un barniz importante de egoísmo.

Como vemos todas las balas tienen el mismo calibre, y todas son rechazadas desde el parapeto del Amor y la Verdad. Y los resultados son la derrota moral de los enemigos de Jesús y por tanto, va aumentando el deseo de acabar con él. Cristo busca iluminar sus equivocaciones, sus razonamientos falseados, ellos buscan no perder el estatus adquirido.

Finalmente, deciden poner a prueba la rectitud de Cristo, mostrándole todos los mandatos y leyes que cumplían los fariseos, para que Él decidiese cuál era la más importante. Había que elegir una de tantas normas en que se enredaban los judíos. La más importante. “Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo”. Esa era la principal cuestión, por eso habían errado en las anteriores preguntas y razonaban equivocadamente, Dios no estaba como luz de sus decisiones. El Amor a Dios y al prójimo que ellos no practicaban. Era una ley vacía. Podemos ver como hasta esta última cuestión Cristo está dispuesto a lanzar su mensaje de construir el Reino. Pues así se lo asegura a su interlocutor cuando reconoce la Verdad en la respuesta de Cristo. El maestro de la ley le había contestado: “Es cierto que amar a Dios y al prójimo, vale más que todos los sacrificios y holocaustos”. Y Jesús viendo que había hablado con sensatez le dijo: “No estás lejos del Reino de Dios”.

No sé si se percibe la diferencia entre este último diálogo y el resto de los presentados anteriormente. En este último caso, el maestro de la Ley, acoge la enseñanza de Jesús, tiene la capacidad de entenderla, seguramente este estuvo del lado de Cristo en el proceso judicial que tuvo lugar la noche de la pasión. Al menos aquellos días en Jerusalén sirvieron para que alguno más creyese en Cristo.

No fueron suficientes y el veredicto no se cambió. En esta semana Santa viviremos el desenlace. Si lo vemos con los ojos de los fariseos y escribas un rotundo fracaso, si lo vemos desde el punto de vista del Amor un profundo éxito de entrega que el Padre recompensará en el día de la resurrección.                                                                                           David Llena

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