DOMINGO DE RAMOS

 ¡Hosanna al Hijo de David!                                        ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!        ¡Hosanna en el cielo! (Mateo 21, 1-11)

La liturgia del Domingo de Ramos es una de las más intensas de la Semana Santa y del año litúrgico que junto con las del Jueves Santo, Viernes Santo y Domingo de Resurrección forman las celebraciones principales del año. El Domingo de Ramos es un día alegre y triste a la vez. La liturgia del Domingo de Ramos comienza con la bendición de las palmas y ramas de olivo. Los sacerdotes entran en procesión a celebrar la Misa. El color de éste día es el rojo que representa a Jesús como rey en su entrada triunfal en Jerusalén (el rojo es color de reyes) y la Pasión  

Giotto di Bondone - No. 26 Scenes from the Life of Christ - 10. Entry into Jerusalem - WGA09206.jpgdel Señor (el rojo es el color de la sangre), celebrándose ambas en éste día.  Al comienzo de la celebración, el sacerdote viste de procesional (con capa pluvial roja), despojándose de ella al llegar al altar y colocándose la casulla roja, vestimenta propia de la Eucaristía. Se da la bienvenida y se lee el Evangelio de la entrada triunfal en Jerusalén. A continuación se bendicen las palmas y ramas de olivo que llevan en sus manos los fieles. Una vez se han bendecido las palmas y ramos de olivo, comienza la procesión de ramos, procesión litúrgica que forma parte de la liturgia del Domingo de Ramos, y que rememora la entrada triunfal del Señor en la ciudad de Jerusalén tal y como lo relatan los Evangelios.Cuando la procesión llega al templo, pues suele salir de un templo para finalizar en otro, se recibe a la gente que viene en procesión cantando, como hicieron los niños de Jerusalén cuando Jesús entró en la ciudad aquel primer Domingo de Ramos para celebrar la Pascua, en un ambiente de gran alegría. En ocasiones, acompaña en la procesión la imagen de Jesús montado en un borrico que se suele llamar «La Borriquilla». Una vez llegan los sacerdotes, que suelen ir al final de la procesión, continua la misa. A partir de aquí la temática cambia y se pasa de una celebración gloriosa (bendición y procesión de ramos) a la misa de Pasión. Aquí es donde cambia la alegría por el dolor y la tristeza. El sacerdote celebrante hace la oración que finaliza la primera parte de la celebración.  A continuación se leen las lecturas correspondientes al Domingo de Ramos, el Evangelio que se lee éste día es la Pasión del Señor, que se suele leer dramatizado, para darle más énfasis por tres personas. El sacerdote hará de Jesús, otra persona hará de sanedrín leyendo el resto de personajes que aparecen y un tercero hará el papel de cronista. Cuando se llega al momento de la muerte del Señor, todos los fieles, incluidos sacerdotes y lectores se arrodillan en silencio. El resto de la misa se celebra con normalidad, destacando que se nota una mayor solemnidad durante la liturgia eucarística, en prueba de que la Semana Santa ha comenzado. Al finalizar la misa, los sacerdotes nos invitan a que descansemos durante los tres días próximos (Lunes, Martes y Miércoles Santo) y que nos preparemos para celebrar el triduo pascual, y nos recuerdan que acabamos de entrar en los días claves de la liturgia cristiana.

“NADA LO PUDO DETENER”

 La ejecución del Bautista no fue algo casual. Según una idea muy extendida en el pueblo judío, el destino que espera al profeta es la incomprensión, el rechazo y, en muchos casos, la muerte.  Probablemente, Jesús contó desde muy pronto con la posibilidad de un final violento. Jesús no fue un suicida ni buscaba el martirio.  Nunca quiso el sufrimiento ni para él ni para nadie. Dedicó su vida a combatirlo en la enfermedad, las injusticias, la marginación o la desesperanza. Vivió entregado a “buscar el reino de Dios y su justicia”: ese mundo más digno y dichoso para todos, que busca su Padre. Si acepta la persecución y el martirio es por fidelidad a ese proyecto de Dios que no quiere ver sufrir a sus hijos e hijas. Por eso, no corre hacia la muerte, pero tampoco se echa atrás. No huye ante las amenazas, tampoco modifica ni suaviza su mensaje.  Le habría sido fácil evitar la ejecución. Habría bastado con callarse y no insistir en lo que podía irritar en el templo o en el palacio del prefecto romano. No lo hizo. Siguió su camino. Prefirió ser ejecutado antes que traicionar su conciencia y ser infiel al proyecto de Dios, su Padre. Aprendió a vivir en un clima de inseguridad, conflictos y acusaciones. Día a día se fue reafirmando en su misión y siguió anunciando con claridad su mensaje. Se atrevió a difundirlo no solo en las aldeas retiradas de Galilea, sino en el entorno peligroso del templo. Nada lo detuvo. Morirá fiel al Dios en el que ha confiado siempre. Seguirá acogiendo a todos, incluso a pecadores e indeseables. Si terminan rechazándolo, morirá como un “excluido” pero con su muerte confirmará lo que ha sido su vida entera: confianza total en un Dios que no rechaza ni excluye a nadie de su perdón. Seguirá buscando el reino de Dios y su justicia, identificándose con los más pobres y despreciados. Si un día lo ejecutan en el suplicio de la cruz, reservado para esclavos, morirá como el más pobre y despreciado, pero con su muerte sellará para siempre su fe en un Dios que quiere la salvación del ser humano de todo lo que lo esclaviza. Los seguidores de Jesús descubrimos el Misterio último de la realidad, encarnado en su amor y entrega extrema al ser humano. En el amor de ese crucificado está Dios mismo identificado con todos los que sufren, gritando contra todas las injusticias y perdonando a los verdugos de todos los tiempos. En este Dios se puede creer o no creer, pero no es posible burlarse de él. En él confiamos los cristianos. Nada lo detendrá en su empeño de salvar a sus hijos.

Citas del Papa Francisco

  • «No podemos estar tranquilos sabiendo que todavía hay muchos hermanos  que viven sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los acoja, sin un horizonte de sentido  y de vida».
  • «La trata de personas es un crimen contra la Humanidad. Es una llaga en el cuerpo de Cristo».
  • «También hoy existe la dictadura de pensamiento único que mata la libertad de los pueblos, la libertad de gente, la libertad de las conciencias por lo que es necesario vigilar y rezar».

ORACIÓN:

Subes a Jerusalén para salvarnos:
¡TU ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
Subes a Jerusalén para darnos vida eterna:
¡TÚ ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
Subes a Jerusalén para dejarnos la Eucaristía:
¡TÚ ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
Subes a Jerusalén por amor:
¡TÚ ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
Subes a Jerusalén para servirnos:
¡TÚ ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
Subes a Jerusalén para sufrir:
¡TÚ ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
Subes a Jerusalén para morir:
¡TÚ ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
Subes a Jerusalén siervo y humilde:
¡TÚ ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
Subes a Jerusalén para morir y resucitar
TÚ ERES NUESTRO REY, SEÑOR!
 
 
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