Domingo después de Pentecostés

El domingo de la Santísima Trinidad

Iniciado ya el Tiempo Ordinario, este domingo de la segunda parte de dicho tiempo está dedicado a la Santísima Trinidad. Y con ello nos disponemos a rendir adoración a un Dios revelado por Jesucristo y que, junto al amor como substancia principal, sabemos que hay una sola naturaleza y tres Personas. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo constituyen una realidad familiar y cercana para nosotros. Con el ingrediente del amor es mucho más fácil entender un misterio que, tal vez, supere la propia medida de la fe, aunque no la del amor.

Citas para Reflexionar

  • «La oración constante es un instrumento para superar las pruebas en el camino de la vida: estar unidos en Dios nos permite estar profundamente unidos con los otros».             «El futuro de la humanidad se fragua en la familia.» S.S. Benedicto XVI
  • «Tenemos la sensación de que por algunas fisuras, en el templo de Dios ha entrado el humo de Satanás.» Pablo VI
  • «Quien se casa con el espíritu de los tiempos terminará viudo.» Franz-Josef Strauss, político social-cristiano bávaro
  • «Tú no me buscarías a mí, si no me hubieses encontrado ya.»  Pascal

Jornada Pro Orantibus
“La contemplación, luz de la Nueva Evangelización”

 Celebramos este domingo, día 3 de junio, esta jornada anual, en la Solemnidad de la Santísima Trinidad.

Los consagrados contemplativos son para la Iglesia y el mundo una parábola viva de la entrega concreta de un cristiano al Señor y a los hermanos. Son signo elocuente de la presencia del Reino de Dios para el mundo y reflejo nítido de la entrega de Jesucristo al Padre, en el Espíritu, mediante su obediencia plena al cumplimiento de su voluntad. Su modo de vivir manifiesta ante los fieles un completo abandono confiado en las manos de Dios y son el anuncio más fuerte y claro de su presencia para todos nosotros.

Dentro del pueblo de Dios son centinelas que anuncian la vida nueva que brota de nuestra fe en Cristo, como manantial inagotable de agua viva. No tienen otros amores, ni otras preocupaciones, que sólo a Dios, porque “quien a Dios tiene, nada le falta; sólo Dios basta”. Os saludamos con afecto en vuestra vocación de especial consagración. Irradiad día y noche el amor de Cristo, luz del mundo, y rogad por todos nosotros, porque necesitamos de vuestras súplicas ante el Señor y ante María Santísima, modelo de consagración.  Vuestra soledad sonora, el eco de vuestros cantos y oración constante, nos llenan de esperanza y seguridad en nuestros caminos. Hablad a Dios por los niños y jóvenes, por las familias y sacerdotes, por los ancianos y enfermos, porque con frecuencia el ruido de la calle y de esta vida tan frenética que solemos llevar dificulta escucharle a Dios, que habita en el interior de nuestras almas.

Precisamente vuestra vida contemplativa, que mantiene un contacto continuado con la luz de Cristo, nos enseña que el mundo necesita de nuevos evangelizadores que hablen de Dios pero que han de modelarse primero en su presencia y con su amistad. En este sentido los contemplativos sois los nuevos y primeros evangelizadores desde vuestra cercanía al rostro radiante del amor de Dios. Nos unimos a su oración, especialmente durante esta jornada, para rogar al Dueño de la Mies nuevas vocaciones de consagración a la vida contemplativa, y agradecerle la entrega fiel de todos los que ultimamente están  dando su «Sí quiero», como sor Mª Susana.

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