Domingo de Pentecostés: «María, en el cenáculo»

El Domingo del Espíritu Santo

La fiesta de Pentecostés conmemora la llegada del Espíritu Santo a los discípulos de Jesús, después de la Ascensión. Y, tal como lo prometió, el Maestro no les dejó solos. La promesa del Señor se cumple y la Iglesia comienza a caminar con pujanza gracias al influjo del Espíritu. Los apóstoles, hombres sencillos, pescadores del lago, se convierten en doctores de la fe y predicadores de la Palaba. Ese es el gran milagro de Pentecostés. El Espíritu Santo continúa acompañando a la Iglesia en su —siempre— muy difícil andadura. Pero ahí está… recordando que el amor es camino y meta para salvar al mundo.

Citas para Reflexionar

  • «Sin la oración no hacemos el bien que queremos, sino más bien el mal que no queremos». S.S. Benedicto XVI
  • «Os animo y os exhorto a ser siempre constructores de la cultura de la vida».                   S.S. Benedicto XVI
  • «Pentecostés es un infinito plan de desarrollo de la cordialidad del Espíritu para con su Iglesia». Beato “Lolo”
  • «No hemos de descartar el anuncio de la fe a los musulmanes que viven en nuestros pueblos y ciudades». «Si Cristo es el único salvador, también lo es para los que profesan el Islam» Moseñor NovellObpo de Solsona
  • «Es en la comunión con Cristo cuando descubrimos que nuestras fuerzas podrían ser ilimitadas». Salvador Sostres
  • «La verdadera santidad consiste en hacer la voluntad de Dios sonriendo» Beata Teresa de Calcuta

La venida del Espíritu Santo

Hay muchos autores y maestros de oración que dicen que un cristiano no lo es mientras que no haya tenido su encuentro personal con Jesús de Nazaret. Pero, tal vez, antes de ese encuentro fundamental con Jesús llega una disponibilidad para el contacto, obra del Espíritu Santo, quien, probablemente, habrá comenzado a trabajar nuestra alma y nuestra capacidad de conocimiento como un escultor modela su obra. Inquilino de nuestra alma y de nuestros pensamientos, el Espíritu comienza sutilmente a enseñárnoslo todo. No de golpe como a Pablo, sino poco a poco, preparándonos para el encuentro. Se puede notar en ese juego de pensamientos dialogados que muchas veces se producen en nuestro interior y que quedan muy lejos de cualquier juego de la imaginación. Es como algo o alguien de fuera nos estuviera diciendo hacia donde tenemos que ir.   El mayor error de los cristianos es no tener el alma abierta a las inspiraciones del Espíritu. Y la forma más habitual de evitar dicha comunicación es creer que ello no es posible, que estamos viviendo en un plano de soledad absoluta en donde nuestras creencias sólo se jalonan gracias a la fe. Sin dejar de creer en las muchas manifestaciones que los santos nos han narrado respecto a sus contactos con lo Transcendente, no son posible para nosotros, y menos en esta época donde la realidad “objetiva” tiende a convertir nuestras creencias –y hasta nuestra fe—en algo aprendido como un relato anterior, antiguo, muy bello, pero de imposible realización en nuestra vida de ahora. Cada uno tendrá que admitir la inspiración del Espíritu para seguir adelante en muchas cosas. Abramos pues nuestro entendimiento a la cercanía innegable del Espíritu Santo, dejémonos enseñar por Él. ¡Feliz Pentecostés a todos!

El Día del Apostolado Seglar

La solemnidad de Pentecostés nos invita a implorar el don del Espíritu  en nuestra Iglesia. La Iglesia española celebra en el Domingo de Pentecostés el Día de la Acción Católica y del Apostolado seglar. La conmemoración lleva por delante el nombre de la Acción Católica por ser –sin duda—la primera obra de la Iglesia dedicada a la participación de los laicos en la construcción del Reino. En 1916 Benedicto XV funda la Acción Católica italiana y en 1923 Pio XI revista sus estatutos y los dispone para el uso de los mismos en toda la Iglesia. A partir de esa fecha comienzan las fundaciones de cada uno de las asociaciones nacionales. Surge esa necesidad de organizar a los laicos dentro de la Iglesia por la fuerte pujanza e influencia de movimientos juveniles políticos, contrarios a la misma Iglesia. Con gran importancia en los años treinta del siglo pasado, en España se refuerza especialmente en los años cuarenta. Decir, como comentario a pie de página, que el patrón de la Acción Católica es San Francisco de Asís. Y que la familia franciscana mantiene desde hace siglos la llama Orden Tercera para laicos, donde se comenzó esa la labor de integración en la Iglesia de los no consagrados.

Pero a partir de los años setenta y ochenta van surgiendo otros movimientos de apostolado seglar que cambian un tanto el panorama de la acción evangelizadora en los diferentes países. Pero, obviamente, no se trata de glosar especialmente la permanencia o continuidad de unas siglas u otras. La realidad es que el laicado se “lanza a la calle” en esos años, mostrando que no son sólo los consagrados quienes tienen esa exclusiva. De todas formas la Acción Católica abrió el camino con la fundación de movimientos especializados como bien pudieron ser los de carácter obrero y los boys scouts.

La Iglesia desea esa pujanza del laicado, el cual se ha ido abriendo sitio en el interior de la misma Iglesia, por la cada vez más acuciante escasez de sacerdotes. Hoy, por ejemplo, en la mayoría de las parroquias de todo el mundo, la organización de las mismas se hace mediante la colaboración de un buen número de laicos. Y visto hoy con una cierta perspectiva histórica habría que decir que sin la participación laical la vida de la Iglesia será mucho menos eficaz y apenas pujante.

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