La JMJ de Madrid una celebración inolvidable

Unos dos millones de jóvenes de todos los continentes vivieron con alegría una formidable experiencia de fraternidad.

Su Santidad Benedicto XVI califica de “celebración inolvidable”, y “acontecimiento eclesial emocionante”. Una ocasión de “reflexionar, dialogar, intercambiar experiencias positivas, rezar juntos y renovar el esfuerzo por dedicar la propia vida a Cristo” Este encuentro en Madrid ha sido “una estupenda manifestación de fe para España y para el mundo”.

Más esta manifestación de fe ha escocido y sacado del interior de aquellos que sienten malversación por Cristo, su iglesia y sus fieles hijos, todo su odio contenido y no han podido reprimir el lobo que son, camuflados con piel de oveja, que amparándose en defensas de libertades  avasallan a los que son libres de verdad; ellos critican en los medios de comunicación o en cualquier conversación, los costes del evento y el bien que hubiera reportado a los desheredados del mundo, más eso es una burda trampa, no se acuerdan de los desheredados del mundo cuando adquieren las últimas tecnologías para divertirse, cuando el materialismo los domina, cuando siguen a sus ídolos de barro para verlos o escucharlos, cuando gastan lo que haga falta para sus caprichos, cuando hipotecan hasta su vida por falsos paraísos.

Ellos no han comprendido la parábola de sembrador, para ellos el grano esparcido es como un derroche en vez de echarlo en la tierra debería utilizarse para tapar la boca de los hambrientos. Pero sabemos que el grano enterrado en tierra buena dará una excelente cosecha, el ciento por uno, así podrán comer 99 por 1 o 98 por 1, pues se guardará 1 o 2 granos de cada 100 para otra cosecha; ¡así es como se tapa la boca de los hambrientos!, la Iglesia es la que más ayuda y se desvela por los desheredados del mundo, ella con sus inmensos carismas y labor silente, es Madre amorosa que vela por sus hijos más desvalidos.

Más Cristo tiene una hermosa frase que podemos decir hoy y ahora: “El que tenga oídos que oiga”.

La Iglesia católica lleva dos milenios de existencia y las asechanzas siguen siendo las mismas, ríos de sangre han corrido con los que dieron su vida por Aquel que en supremo AMOR también derramó la suya. Amor es lo que se ha vivido en general en Madrid, claro que en la vorágine siempre hay fallos y es de humanos el reconocerlos.

Como la tormenta en Cuatro Vientos apabulló en sus comienzos intentando interrumpir el evento, se oyó en los corazones y en los oídos de los participantes, la voz de Benedicto XVI, cabeza visible de Cristo: “Vuestra fuerza es mayor que la lluvia. El Señor con la lluvia nos manda tantas bendiciones. También con esto sois un ejemplo”,  “¡Firmes en la fe arraigados en Cristo!”. En Madrid el Señor ha llamado a la puerta del corazón de muchos jóvenes, enalteciendo su fe, dándoles valentía de que no tengan «miedo al futuro», y voluntad de servir a la humanidad.

“Conservad la llama de Dios y compartidla  con vuestros coetáneos  que viven en la oscuridad”

Esta entrada ha sido publicada en Reflexiones y etiquetada como , , , , . Guarda el enlace permanente.