Sólo los santos cambiarán el mundo

Así reza una pulsera de cinta repartida en la JMJ y que los jóvenes lucen en sus muñecas y que expresa su íntimo sentir y aspirar «lograr la santidad ayudado al mundo a encontrar a Cristo, para transformarlo»; no, con una revolución de malas formas o sangrienta, sí, con una nueva revolución o mejor dicho una notoria  evolución, de cómo el ser primitivo, desde la tribu y a través de un largo proceso cultural, ha llegado al respeto a los demás y a la convivencia.

El Santo Padre Benedicto XVI dijo a todos los asistentes en Cuatro Vientos: que si permanecen «en el amor a Cristo» superarán las «contrariedades y sufrimientos» y alcanzarán «la raíz del gozo y la alegría». Una joven filipina le pidió indicaciones sobre cómo alcanzar el éxito en la sociedad actual manteniendo sus principios cristianos. El Papa  le contestó que la fe «no se opone a vuestros ideales más altos», esta, al contrario, «los exalta y perfecciona». Un chico estadounidense le preguntó sobre cómo vivir la vocación al matrimonio en la sociedad actual, en la que muchos jóvenes «no siguen la moral sexual de la Iglesia católica», el Papa invita a los jóvenes a pedir ayuda a Dios «para descubrir su vocación en la sociedad y en la Iglesia y a perseverar en ella con alegría y fidelidad». «Vale la pena acoger en nuestro interior la llamada de Cristo y seguir con valentía y generosidad el camino que Él nos proponga».

Sobre la vocación del matrimonio, dijo que es una unión entre “un hombre y una mujer”, formando una sola carne. «Es un horizonte luminoso y exigente a la vez, una entrega de la totalidad de la persona.

Sobre la vocación del sacerdocio y la vida consagrada, dijo que era  «hermoso» saber que «Jesús te toca».

Fueron orientadoras sus palabras: «Queridos jóvenes, para descubrir y seguir fielmente la forma de vida a la que el Señor os llame a cada uno, es indispensable permanecer en su amor como amigos».

También han sido muchos sus consejos clarificadores: Escuchad de verdad las palabras del Señor para que sean en vosotros «espíritu y vida». Cuando no se camina al lado de Cristo, que nos guía, nos dispersamos por otras sendas. Conocer mejor a Cristo, porque la vida en plenitud ya se ha aposentado dentro de vuestro ser. Hacedla crecer con la gracia divina, generosamente y sin mediocridad, planteándoos seriamente la meta de la santidad. Entonces seréis bienaventurados, dichosos, y vuestra alegría contagiará a los demás.

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