La vitalidad de las Benedictinas

La vida en nuestro monasterio de Santa Cruz, se ha visto gratamente alterada durante las jornadas de convivencia con las jóvenes del 2 al 4 de julio. Ellas han deseado compartir nuestro día a día, sentir nuestra acogida, participar en la jornada litúrgica: Oficio de Lectura, laudes, Misa, Vísperas, con su riqueza de símbolos.

Han conocido la llamada de atención hacia la vitalidad de las benedictinas, su manera de comunicarse: con la oración, la acogida y el trabajo (encargo de oraciones de intención particular para vivos o difuntos, atención al Museo, a la Hospedería, al Refugio de peregrinos, a retiros de grupos católicos cristianos, a reuniones o asambleas, al obrador de dulces y pastelería, a las solicitudes de orientación espiritual…) Las benedictinas estructuramos nuestras vidas en torno al «Ora et labora».

En nuestro monasterio, todo quiere rezumar fidelidad: al Magisterio de la Iglesia, a la Liturgia, a la Regla y al espíritu de San Benito. Aquí, en la quietud monacal, se respira un aire puro que enaltece los corazones y libera de la atmósfera asfixiante que atosiga a nuestra civilización.

Las jóvenes, con un espíritu ilusionado, han pasado unos días distintos: su encuentro con Cristo y las hermanas, le han impactado, se desprende de su testimonio final. Es ahora, cuando de vuelta a lo cotidiano, puedan discernir el camino correcto para sus vidas y si alguna decide volver, sepa que la comunidad, le abre las puertas y su corazón. Aquí será acogida como renuevo de savia benedictina.

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