Humilde violeta


San Benito se prendó
de una humilde violeta
de la tierra de León.

Imploró a nuestro Dios
que su Espíritu enviara
para darle vocación.

El Espíritu sopló
inundándola de gracia
y la joven aceptó.

Dejó padres, hermanos,
su casa, su vida, su…;
en las benedictinas profesó.

Como el temple del acero
como la plata pulida
como el oro en el crisol.

Fue su alma domeñando
alentada por la Eucaristía
a los designios de Dios.

Humildad y servicio
observancia de la Regla
sacrificio y oración.

Obediencia, tesón
atenta a la escucha
a la voz de su Señor.

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