V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -Ciclo A- 5 de Febrero

“VOSOTROS SOIS LA SAL DEL MUNDO”

odresnuevos-evangelio-5-febrero-2017-texto(Mateo 5, 13-16)

SANTO EVANGELIO:

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».

Palabra del Señor

“SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO”

Jesús nos dice que somos y debemos ser sal, y también que el cristiano tiene que ser luz, porque llevamos en el alma y en la conciencia el resplandor de Cristo resucitado. Cuidemos de no estropear la sal echándole otras sustancias edulcorantes, como pueden ser nuestros gustos personales y los condimentos picantes de este mundo. Cuidemos nuestra luz, que es participación de la de Cristo, para que no alumbremos con la minúscula luz de nuestras tontas vanidades o deslumbremos con nuestros saberes enciclopédicos y culturales mundanos.  Ya no somos “un pueblo que anda en tinieblas”, sino que tiene “la luz de la vida”. ¿Soy sal o azúcar; soso o salado? ¿Soy luz u oscuridad con mi mal ejemplo? Se nos pide obras de misericordia y Justicia,  que Dios nos libre de ser cristianos insípidos y apagados.  El Papa Francisco quiere introducir en la Iglesia lo que él llama la «cultura del encuentro». Está convencido de que «lo que necesita hoy la Iglesia es capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones.

Citas para reflexionar:

  • «Queridos hermanos y hermanas, la esperanza cristiana es una virtud humilde y fuerte que nos sostiene y no nos permite ahogarnos en las muchas dificultades de la vida” porque “esa es fuente de alegría y nos da paz en el corazón » Papa Francisco
  • «Reprender a los demás es muy fácil, pero es muy difícil mirarse bien a sí mismo»  San Fco de Sales
  • «Dios golpea sin cesar a las puertas de nuestro corazón. Siempre está deseoso de entrar; si no penetra, la culpa es nuestra» San Ambrosio
  • «Muéstrate siempre alegre, pero que tu sonrisa sea sincera» San Juan Bosco
  • «La simulación de la humildad es la más grande soberbia» San Agustín

Efemérides y noticias:

  • El Papa Francisco, en febrero, pide rezar por “por aquellos que están agobiados, especialmente los pobres, los refugiados y los marginados, para que encuentren acogida y apoyo en nuestras comunidades”.
  • La Santa Sede mira con preocupación a la política  administrativa Trump respecto a la inmigración.
  • El Santo padre está profundamente agradecido por el impresionante testimonio de la Marcha por la Vida en Estados Unidos.
  • La edición de febrero de El Video del Papa se suma a la tendencia del mannequin challenge para invitar a todo el mundo a abandonar la cultura de la quietud y la indiferencia frente a los que más sufren.
  • La Orden de Malta asegura: “la intención del Papa es de reforzar nuestra misión y no de debilitarnos”.
  • Los salesianos han presentado este jueves en Roma el documental ‘Alto el Fuego’ con el cual narran el drama de los niños soldados en Colombia recoge testimonios de adolescentes, que han vivido en ese infierno y rescatados reconstruyen su vida sin por ello eliminar enteramente las heridas. “Cambia su futuro” es la campaña de recuperación de los salesianos. “La educación es nuestra herramienta” porque “los niños son nuestra prioridad”.
  • Francia se sorprende de que España ya no sea la gran  reserva espiritual de occidente, lo que ha avanzado en los últimos 15 años la secularización.
  • Líderes europeos pro-familia denuncian que en España no haya partidos que frenen la ideología de género.
  • Valencia ya es “laica” con el voto del tripartito de izquierdas. Se retirarán los símbolos religiosos.
  • Las Dominicas condenan lo dicho por sor Lucía Caram sobre la Virgen María.

ORACIÓN: TE NECESITO A TI, SEÑOR

 Te necesito a ti, Señor, para ser sal en medio
de los quehaceres de la vida diaria;
ser sal cuando preparo la mesa, 
pongo la lavadora,
voy conduciendo, 
o estoy en mi trabajo.
Ser sal y luz porque en tu nombre, Señor,                                                                
sepa dar el sabor o la luz de la concordia, del consuelo, de la alegría,del perdón, de la esperanza. Te necesito a ti,  Señor,  para ser luz en medio de un mundo de tinieblas, un mundo injusto al que amo.                                           AMÉN

  “EL PRECIO DE MI TIEMPO”

 A la vuelta del trabajo, el pequeño de la familia pregunta a su padre:

– Papá, ¿Cuánto ganas en una hora? 

– Esto ni tú madre lo sabe.  Pues, mira, gano 12 euros.

– ¿Me podrías dar tan solo la mitad?

– No me molestes más con preguntas que no te importan. Y, ¡déjame en paz que estoy cansado!

Ya de noche, su padre daba vueltas a la pregunta de su hijo. Para descargar su conciencia se acercó a su cama y le dijo:

– Aquí tienes el dinero que me has pedido.

– Gracias, papá.

El niño pone una mano debajo la almohada y saca otros seis euros.

Mira, papá: ya he reunido el dinero que me faltaba. Te ofrezco estos doce euros. ¿Me podrías vender una hora de tu tiempo?

 REFLEXIÓN:

Nunca me ha gustado aquella expresión de que los niños son «una pizarra en blanco», a punto para que el maestro, el padre-madre o el monitor le grabe los valores que deben regir su vida. ¿Y si en realidad fuera a la inversa? Es decir, y si los adultos fuéramos más receptivos y nos dejáramos impactar por muchas intuiciones-actitudes de los que tenemos por «alumnos» o todavía «poco cocidos» para ir por el mundo?

Juan Morera Perich, S.J., desde un miserable suburbio de la capital de Tanzania nos acaba de regalar un botón de muestra que confirmaría lo que estamos diciendo: Ayer compartía la tarde con Mohammed, el chico al que enseño inglés los fines de semana, y al que traje algunos pequeños dulces. Lo más especial era una chocolatina en forma de pelota de fútbol, ​​porque es realmente apasionado de este deporte. Me estaba acompañando de vuelta y la llevaba en la mano, cuando un grupo de cuatro niños pequeños le rodeó, incluida su hermana. Todos pedían un pedazo, y aquella bolita de chocolate tan diminuta era imposible de dividir, en el papel puso un trocito pequeño como una hormiga para probarla, y dio la bola entera a los niños. Fue un momento, pero esa bola se convirtió en nuestro planeta: los más hambrientos podían deleitarse del chocolate del mundo, alguien decidía entregarlo entero con generosidad. Era el mundo al revés, es decir el Evangelio.

¡Cuánto sacrificio y estrés para conseguir «cosas» para nuestros niños, ancianos, enfermos…, cuando lo que esperan es que paramos el reloj, desconectamos el móvil… y nos sentamos relajadamente a su lado! No será necesario adoctrinar ni hacer un interrogatorio sino un «saber estar» gratuito, un «perder el tiempo» que facilite el despliegue de esa empatía generadora de confianza mutua.

Al padre del niño del cuento, al misionero Juan Morera, a ti y a mí quizás nos convendría empezar el día cantando a pleno pulmón aquel éxito discográfico del cantautor argentino León Gieco: “Solo le pido a Dios …, que el dolor no me sea indiferente; que la reseca muerte no me encuentre vacío y solo sin haber hecho lo suficiente».

                                                                                                      José Perich y A. Bautista

Nota: Por motivos ajenos tuvimos problemas en el blog, disculpen las molestias.

Publicado en Devociones, Liturgia, Reflexiones, Testimonios | Etiquetado | Comentarios desactivados en V DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -Ciclo A- 5 de Febrero

Santa María de San Ignacio (Claudine) Thévenet – 3 de febrero

Claudina Thévenet El perdón, ese acto sublime de amor con el que Dios signa nuestra vida, virtud imprescindible para todos, fue el detonante de la consagración de esta fundadora. Había nacido en Lyon, Francia, el 30 de marzo de 1774, en un momento histórico difícil marcado por la Revolución Francesa. Dos de sus siete hermanos, que no compartían los principios sustentados por este movimiento, luchando por preservar a Lyon de su hegemonía, fueron delatados por alguien y los detuvieron. Claudine iba a visitarlos cotidianamente a la prisión, y en enero de 1794 fueron ejecutados en presencia suya. Las últimas palabras que le dirigieron, en emocionado ruego, fueron explícita confesión de la fe que sus padres habían inculcado a todos sus hijos: «¡Ánimo Gladdy! Perdona, como nosotros perdonamos».

Imposible borrar esta petición cursada in extremis por sus queridos hermanos, en un instante tan dramático como aquél, y éste sería un preciado legado que orientó los pasos de la santa. Conocía el nombre del culpable de sus muertes, pero se llevó ese secreto a la tumba. Perdonó, aunque el impacto del suceso le provocó una enfermedad de tipo nervioso. Era la segunda de los hermanos por orden de nacimiento, y tuvo que madurar pronto. Después de este terrible suceso su familia había quedado diezmada, como tantas otras. Y sus ojos no eran insensibles a la calamidad que veía en derredor suyo. Entonces se sintió llamada a socorrer a tantas personas que se habían quedado destrozadas por la barbarie; quería consolarlas y compartir con ellas la paz que emana de la oración continua. Tenia la experiencia de haber defendido su fe junto a otras jóvenes aún en medio de la revolución. Y ese sentimiento de amor, anclado en Cristo, guiaría sus pasos. Los niños y los jóvenes recibirían de ella esta catequesis; les enseñaría a amar a Jesús y a la Virgen María.

En el umbral del discernimiento se encontró con el padre André Coindre, fundador de los «Hermanos del Sagrado Corazón», que fue quien la ayudó a vislumbrar la voluntad divina. Él le expresó su convicción de que debía formar una comunidad por haber sido elegida por Dios para ello. Sucedió que el sacerdote se encontró en el atrio de la iglesia de Saint Nizier con dos pequeñas ateridas de frío que no tenían a nadie en el mundo, y Claudine, a petición suya, se ocupó de asistirlas. Creó una «Providencia del Sagrado Corazón» en 1815 encaminada a darles no solo cobijo sino también formación espiritual, una obra que se fue incrementando con otras niñas. Fue también presidenta de la «Asociación del Sagrado Corazón» hasta octubre de 1818, fecha en la que dejó su hogar y se instaló en una casa contando con lo justo para vivir junto a una huérfana, otra compañera, y un telar de seda. Y con ellas nació la Congregación de las Hermanas de Jesús y María teniendo la finalidad de dar formación espiritual a las jóvenes, en particular las que no tenían medios para procurársela.

El padre Coindre nuevamente la alentó a formar esta comunidad. Obedeció, aún con cierto temor: «Me parecía haberme lanzado a una empresa loca sin ninguna garantía de éxito». La Congregación se inició con niñas pobres y abandonadas menores de 20 años. Después acogió también a las de clases acomodadas. Decía: «hace falta ser madres de estos niños, sí, verdaderas madres tanto del alma como del cuerpo». La única deferencia que permitía era con los desfavorecidos: «A los únicos que permito son a los más pobres, a los más miserables, a quienes tienen los más grandes defectos, a ellos, sí, ámenlos mucho».

Al profesar en 1823 tomó el nombre de María de san Ignacio porque la transición entre la Asociación y la comunidad que puso en marcha se produjo el 31 de julio, efeméride del santo. En 1826 falleció el padre Coindre, y dos años más tarde murieron las primeras religiosas. Era un nuevo golpe para Claudine que, además, tuvo que luchar duramente para mantener incólume su fundación, ya que querían fusionarla con otra que acababa de ver la luz. Mujer valerosa, sensible, abnegada y atenta a las necesidades de cualquiera, era también emprendedora. A ella se debe la construcción de la capilla de la casa generalicia. El leitmotiv de su vida fue: «Hacer todas las cosas con el único deseo de agradar a Dios», «llevar una vida digna del Señor agradándole en todo». Falleció a los 63 años, tras una vida signada por el celo apostólico, la delicadeza y el olvido de sí, diciendo: «¡Qué bueno es Dios!». Había logrado «encontrar a Dios en todas las cosas y todas las cosas en Dios», como deseó. Fue beatificada por Juan Pablo II el 4 de octubre de 1981. Él mismo la canonizó el 21 de marzo de 1993.

Publicado en Biografías | Comentarios desactivados en Santa María de San Ignacio (Claudine) Thévenet – 3 de febrero

BEATO LUIGI VARIARA – 1 de febrero

SalesianosDe entre los muchos jóvenes que Don Bosco conmovió con su poderoso carisma, algunos conquistaron la santidad y uno de ellos fue Luigi, un muchacho nacido el 15 de enero de 1875 en Viarigi, Asti, Italia. Estudiaba en Valdocco y fue de los tantos que acogió expectante y lleno de júbilo al fundador mientras compartía juegos con otros compañeros en el patio del Oratorio.

Nadie es capaz de mirar como un santo, excepto Dios. Y desde esta perspectiva contempla aquél lo que le rodea. Luigi se sintió profundamente traspasado por la mirada de Juan al punto de cambiarle la vida. Y llevado de su mano, urgido por la autoridad moral, compendio de la virtud que destilaba, junto a su ternura y aliento, se adentró por las formidables veredas de la perfección. Tenía que ser así, porque un santo no busca prosélitos, no espera que revierta en él la atención y gratitud de las personas a las que se dirige, sino que vuelen hacia Dios. De tanta generosidad emana una fuerza misteriosa que atrae a todos con independencia de edades y condiciones.

Luigi acariciaba la idea de encontrarse con Don Bosco, como él mismo narró de forma deliciosa: «Estábamos en la estación de invierno. Jugábamos una tarde en el amplio patio del Oratorio, cuando de repente se oyó gritar de un lado a otro: ¡Don Bosco!… ¡Don Bosco! Instintivamente nos abalanzamos todos hacia el sitio donde aparecía nuestro buen Padre, a quien sacaban a dar un paseíto en un coche. Pronto se vio Don Bosco rodeado de su querida turba infantil. Yo buscaba afanosamente el modo de situarme en algún punto donde pudiera verlo a mi gusto, pues deseaba ardientemente conocerlo. Me acerqué lo más que pude y, en el momento de ser ayudado a subir al coche, me dio una dulce mirada y sus ojos se fijaron detenidamente en mí; tenía la seguridad de haber conocido a un santo y que ese santo había leído en mi alma algo que solo Dios y él pudieron saber».

Cursó estudios eclesiásticos y antes de ser ordenado partió a Colombia, a un lugar donde habitaba el dolor de forma desgarrada: el leprosorio de Agua de Dios. Así lo soñó y demandó a sus superiores. Don Rúa se lo había concedido dando respuesta a la petición efectuada por el padre Unía que se hallaba en el lazareto y que lo seleccionó personalmente en Turín. Llegó el intrépido apóstol en 1894, con 19 años, entregando a Cristo el néctar de su juventud. Portaba la gracia de tocar el corazón de todos con sus muchas cualidades que aliviaron a los enfermos; una de ellas la música, cuyas notas se extendían por aquél valle de lágrimas a través de la banda musical que él mismo creó. Fue ordenado sacerdote en 1898 y centró su labor apostólica entre la infancia y la juventud herida por tantas desdichas. Lo tenía claro: «Nadie sirve más a Jesús, que el que sirve a los enfermos en nombre de Jesús». Les prestó su voz luchando por sus legítimos derechos y persiguió la justicia en bien de todos en una época que aislaba cruelmente a los afectados por la lepra. Con su valentía y tesón contribuyó a mejorar la situación. Fue un ángel de esperanza.

Dos centenares de jóvenes mujeres que, o bien habían contraído la enfermedad, o ésta era triste patrimonio de sus padres, se formaban bajo la atenta mirada del padre Variara como integrantes de la Asociación de Hijas de María. Por sus circunstancias personales era impensable que la llama de la vocación que prendía en el espíritu de la mayoría pudieran encauzarla en algún Instituto religioso. Y Luigi, consciente de la situación, en 1905 les dio la Congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones y esta consigna: «Ser todas de Jesús, he ahí vuestro anhelo y vuestro cielo». Ellas se ofrecían gozosas a Cristo como víctimas expiatorias. Que estos enfermos tuvieran una Institución donde canalizar su entrega religiosa era algo inexplorado en la Iglesia. Seguro que en las numerosas dificultades que tuvo que atravesar a partir de ese momento, el recuerdo de Don Bosco fue acicate para los días y noches de Luigi, alumbrándole en su quehacer junto a María Auxiliadora y sosteniéndole ante la incomprensión del estamento eclesial y la reticencia de ciertos superiores suyos.

Sensato, humilde, prudente y abnegado, no sin dolor, abrazado a la cruz, en 1919 obedientemente partió hacia nuevas misiones confiando a la Virgen su obra. Pasó por Bogotá, Mosquera, Barranquilla y Táriba, pero jamás olvidó a los enfermos ni a sus hijas, que sostuvo con una correspondencia epistolar de tal hondura que tuvo un peso fundamental en su causa de beatificación. Cuando se sintió morir, pidió que le enviaran a Cúcuta. No era el lazareto, pero se hallaba en la tierra que había regado con sus sufrimientos. Murió el 1 de febrero de 1923. Tenía 48 años. Había sido fidelísimo a esta convicción: «Seamos pues firmes en la vocación, humildes ante Jesús y solo a Jesús busquemos en todo». Juan Pablo II lo beatificó el 14 de abril de 2002.

Publicado en Biografías, Testimonios | Comentarios desactivados en BEATO LUIGI VARIARA – 1 de febrero

LOURDES Y FÁTIMA UNIDOS

Imagen de FátimaEl santuario francés de Nuestra Señora de Lourdes se une a las celebraciones del santuario de Fátima, con motivo del centenario de las apariciones, con un programa especial para los peregrinos durante el 12 y 13 de mayo próximos.

Lo indica un comunicado del santuario de Lourdes publicado este 19 de enero, precisando que en Lourdes se transmitirá la peregrinación del papa Francisco al santuario de Fátima.

El papa Francisco había anunciado en abril de 2015 su intención de ir a Fátima en el centenario de las apariciones de María a los tres pastores y el 17 de diciembre pasado la Santa Sede confirmó la visita.

Así en Lourdes habrá también, de mayo hasta octubre, una exposición sobre los grandes santuarios marianos, procesiones con la imagen de Fátima y películas sobre las apariciones de María en Cova de Iria. Además los 13 de cada mes serán dedicados este año a Fátima, con una consagración al Corazón Inmaculado de María, seguido por una misa dedicada a las intenciones del Papa, un acto sobre las apariciones en Lourdes y Fátima, y la procesión con las velas (aux flambeaux).

El 11 de mayo será la meditación del Rosario en la Gruta, la oración de Nuestra Señora de Lourdes, seguida por la procesión con las velas.

El viernes 12 de mayo será la procesión eucarística con la oración del Ángel de Portugal, seguido por la vigilia de oraciones en la basílica de San Pío X, en unión con Fátima.

Al día siguiente, el 13 de mayo, el rosario será meditado sobre el Mensaje de Fátima. Y en las pantallas gigantes del santuario se seguirá la visita del Papa a Fátima.

Esta “comunión con Fátima” subraya el comunicado, terminará con la celebración de una misa en acción de gracias por las intenciones del papa Francisco el 15 de mayo de 2017. “Cada santuario -concluye el documento- revela una parte de la la misión de María y cada uno tiene un carisma particular, sin contradecir los carismas de los otros”.

Publicado en Devociones | Comentarios desactivados en LOURDES Y FÁTIMA UNIDOS

SAN JUAN BOSCO – 31 de Enero

Dombosco.jpg

Este gran maestro de santos nació en I Becchi, Castelnuovo d’Asti, Italia, el 16 de agosto de 1815.. Un sentimiento alentó su santa vida: «¡Señor, dame almas!… Almas, almas, sobre todo de niños y de jóvenes, para llevarlas a Ti». Muy pequeño orientó toda su capacidad creativa organizando juegos con otros niños, que interrumpía al repique de campanas para conducirlos a la iglesia; entonces comenzaba a hacerse manifiesto su innegable carisma con este colectivo. A los 9 años vio en sueños los rasgos inequívocos del abandono. Una infancia duramente castigada por la distancia afectiva convertía la pradera en escenario de hiriente conducta: robos, blasfemias y otras fechorías, ante las cuales el santo reaccionaba con violencia, golpeando a los muchachos. En el mismo estado de vigilia se sintió amonestado y exhortado a ponerse en medio de ellos; se le daba a entender que debía mostrarles la fealdad del pecado y la belleza de la virtud: «No con golpes, sino con la mansedumbre y con la caridad deberás ganarte a estos tus amigos.. Yo te daré la Maestra bajo cuya disciplina llegarás a ser sabio; y sin la cual, toda sabiduría se convierte en necedad». A su vez, en una aparición, María, que sería esa Maestra anunciada, le mostró una manada de animales extraños y feroces, que pronto se trocaron en mansos corderillos. «¡Mira lo que te espera!», dijo la Virgen, añadiendo: «Hazte humilde, fuerte, bueno, y verás lo que vas a hacer». Juan se echó a llorar, y Ella le aseguró que un día lo comprendería todo. Así fue. En su momento entendió el significado de la visión a través de la cual se le encomendó la recuperación de niños y jóvenes maleantes. María siempre sería para él la «Auxiliadora de los cristianos».

Se había quedado huérfano de padre cuando tenía 2 años, y su madre hizo lo posible para que pudiera estudiar, algo que consiguió en medio de no pocas privaciones y sacrificios. Eran tan pobres que tuvo que mendigar para costear su formación. Almas caritativas le dieron ora la chaqueta, ora el abrigo, y hasta los zapatos. Él aunaba inteligencia y esfuerzo que, junto a su piedad, pronto hicieron maravillas. Cursados los primeros estudios en Chieri, prosiguió realizándolos en el seminario mayor de Turín. Por entonces sus dotes teatrales ya eran conocidas. Los niños quedaban fascinados y estupefactos ante las acrobacias y números de magia que realizaba ante ellos. Eran algunas de sus tácticas para mantenerlos alejados del mal. Con la misma fórmula en Turín se rodeó de chavales que vagaban sin rumbo y se atrajo su amistad sin esfuerzo.

Fue ordenado sacerdote en 1841. Tuvo como guía a san José Cafasso, que corroboró la vocación a la que se sentía llamado: «Prosigue tu trabajo con los chicos abandonados. Eso y no otra cosa es lo que Dios quiere de ti». Y le aconsejó: «Camina y observa a tu alrededor». Su entorno le devolvía estampas desoladoras, miseria asomada en las pupilas de la infancia y la juventud de las zonas marginales que bien conocía. «Hasta el último aliento por los jóvenes», se dijo. Con ellos, en particular los pobres y abandonados, compartía rezos, juegos, y los invitaba a comer de vez en cuando. Contaba para todo con la inestimable ayuda de su madre Margarita Occhiena, que ejerció gran influencia sobre él, y junto a ella hizo frente a las críticas y habladurías. En diciembre de 1841 un muchacho fue acogido por el santo y tras él llegaron otros. Pronto el cobertizo Pinardi se llenó de jóvenes que fueron la semilla del Oratorio de San Francisco de Sales. Cuando en una ocasión una bienhechora le dio a elegir entre el grupo de niños y jóvenes ruidosos, faltos de educación y buenos modales, que no habían recibido cariño, y destinar el lugar que tenía para las muchachas, Juan no los abandonó, sino que se los llevó consigo.

Pudo perder la vida a causa de una pulmonía, pero se recuperó y siguió luchando por los chicos. Logró rescatarlos de las influencias ajenas y de los peligros que les acechaban lejos del hogar que había creado para ellos. La clave de todo era el amor que sembraba a su alrededor: «Con la bondad y el amor trato de ganar para el Señor a estos mis amigos». Un amor derrochado de forma personalizada, de un modo que cada uno podía pensar que era único para él. Su creatividad, que parecía no tener fronteras, dio lugar a talleres diversos donde, al tiempo que los mantenía a cobijo, les proporcionaba formación.

El «método preventivo» consistente en la práctica de la caridad, con el sentido paulino, fue dando sus frutos, materializándose en una sólida educación cristiana y humana. La continuidad de esta obra se produjo a través de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y de las Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas), fundadas con santa María Dominica Mazzarello. La pedagogía salesiana, conocida y estimada por doquier, incluye los recursos que le proporcionó su fundador: escuelas tipográficas, revistas y editoriales, entre otras. De la pluma del santo surgieron libros didácticos encaminados siempre a poner de manifiesto los más altos ideales. Las obras que emprendió tuvieron como finalidad enseñar que el amor y la confianza en los jóvenes disuelve todos los males.

Uno de sus alumnos, el mejor, fue santo Domingo Savio, elevado a los altares a los 15 años. Éste, antes de morir, glosó el espíritu que les había inculcado su fundador, afirmando: «Nosotros aquí hacemos consistir la santidad en mucha alegría». En un momento en el que todos sus colaboradores, menos uno, abandonaron a Don Bosco, él pensó formar a Domingo para que le acompañase en su delicada misión. Entre sus muchas acciones también mandó erigir varias iglesias. Al final de su vida pudo decir con toda propiedad: «… Lo que he hecho, lo he hecho por el Señor… Se habría podido hacer más… Pero lo harán mis hijos… Nuestra Congregación es conducida por Dios y protegida por María Auxiliadora». Murió en Valdocco el 31 de enero de 1888. Fue beatificado por Pío XI el 2 de junio de 1929, y este mismo pontífice lo canonizó el 1 de abril de 1934.

Publicado en Biografías, Testimonios | Comentarios desactivados en SAN JUAN BOSCO – 31 de Enero

«DICHOSOS LOS POBRES DE ESPÍRITU»

Todas las BIENAVENTURANZAS se resumen en la 1ª: CRISTO NOS ENSEÑA QUE PARA LLEGAR A LA VERDADERA FELICIDAD EL MEJOR CAMINO ES LA POBREZA.

Al menos la de ESPÍRITU. Que es el desapego del amor desordenado de los bienes de la tierra. LA MANSEDUMBRE Y LA PACIENCIA. LA JUSTICIA. LA MISERICORDIA Y LA COMPASIÓN con los que sufren. . La paz en nosotros mismos. Trabajando para que los demás la encuentren.

NUNCA EL MUNDO HABÍA ESCUCHADO TALES PROPUESTAS.

PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO EN EL ÁNGELUS DEL 29 DE ENERO

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La liturgia de este domingo nos hace meditar sobre las Bienaventuranzas (cfr Mt 5,1-12a), que abren el gran discurso llamado “de la montaña”, la “carta magna” del Nuevo Testamento. Jesús manifiesta la voluntad de Dios de conducir a los hombres a la felicidad. Este mensaje estaba ya presente en la predicación de los profetas: Dios está cerca de los pobres y de los oprimidos y les libera de los que les maltratan.  Pero en esta predicación, Jesús sigue un camino particular: comienza con el término “bienaventurados”, es decir felices; prosigue con la indicación de la condición para ser tales; y concluye haciendo una promesa. El motivo de las bienaventuranzas, es decir de la felicidad, no está en la condición requerida –“pobres de espíritu”, “afligidos”, “hambrientos de justicia”, “perseguidos”…– sino en la sucesiva promesa, para acoger con fe como don de Dios. Se comienza con las condiciones de dificultad para abrirse al don de Dios y acceder al mundo nuevo, el “reino” anunciado por Jesús. No es un mecanismo automático, sino un camino de vida de seguir al Señor, por el que la realidad de miseria y aflicción es vista en una perspectiva nueva y experimentada según la conversión que se lleva a cabo. No se es bienaventurado si no se es convertido, para poder apreciar y vivir los dones de Dios.

Me detengo en la primera bienaventuranza: “Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos” (v. 4). El pobre de espíritu es el que ha asumido los sentimientos y la actitud de esos pobres que en su condición no se rebelan, pero saben que son humildes, dóciles, dispuestos a la gracia de Dios. La felicidad de los pobres en espíritu tiene una doble dimensión: en lo relacionado con los bienes y en lo relacionado con Dios. Respecto a los bienes materiales esta pobreza de espíritu es sobriedad: no necesariamente renuncia, sino capacidad de gustar lo esencial, de compartir; capacidad de renovar cada día el estupor por la bondad de las cosas, sin sobrecargarse en la opacidad del consumo voraz. Más tengo, más quiero; más tengo, más quiero. Este es el consumo voraz  y esto mata el alma. El hombre y la mujer que hace esto, que tiene esta actitud, “más tengo, más quiero”, no es feliz y no llegará a la felicidad. En lo relacionado con Dios es alabanza y reconocimiento que el mundo es bendición y que en su origen está el amor creador del Padre. Pero es también apertura a Él, docilidad a su señoría, es Él el Señor, es Él el grande. No soy yo el grande porque tengo muchas cosas. Es Él el que ha querido al mundo por todos los hombres, y los has querido para que los hombres fueran felices.

El pobre en espíritu es el cristiano que no se fía de sí mismo, de las riquezas materiales, no se obstina sobre las propias opiniones, sino que escucha con respeto y se remite con gusto a las decisiones de los otros. Si en nuestras comunidades hubiera más pobres de espíritu, ¡habría menos divisiones, contrastes y polémicas! La humildad, como la caridad, es una virtud esencial para la convivencia en las comunidades cristianas. Los pobres, en este sentido evangélico, aparecen como aquellos que mantienen viva la meta del Reino de los cielos, haciendo ver que esto viene anticipado como semilla en la comunidad fraterna, que privilegia el compartir a la posesión. Esto quisiera subrayarlo: privilegiar el compartir a la posesión. Siempre tener las manos y el corazón así (el Papa hace un gesto de mano abierta), no así (gesto de puño cerrado). Cuando el corazón está así (cerrado) es un corazón pequeño, ni siquiera sabe cómo amar. Cuando el corazón está así (abierto) va sobre el camino del amor.

La Virgen María, modelo y primicia de los pobres en espíritu porque es totalmente dócil a la voluntad del Señor, nos ayude a abandonarnos en Dios, rico de misericordia, para que nos colme de sus dones, especialmente de la abundancia de su perdón.

REFLEXIÓN: Fue la primera vez que escuché hablar de las bienaventuranzas.

Una catequista dinámica, entusiasta, que contagiada por las pocas pero extraordinarias noticias del Vaticano II que llegaban a mi pueblo, lejano y olvidado, hacía esfuerzos extraordinarios por hacernos comprender la riqueza de las bienaventuranzas a través de pósters e imágenes de Jesús rodeado de sus apóstoles. Nos ponía a leer el texto del Evangelio. Toda una novedad que rompía los esquemas antiguos pues nos acercaba directamente al texto de la Biblia. Nos enseñaba más con su vida que con sus palabras. Han pasado los años y ahora estoy frente a su féretro escuchando el mismo texto que con fervor nos explicaba. Juanita llevó una vida de dolor, sobre todo los últimos tiempos, pero de cercanía e intimidad con Jesús. Frente a su cuerpo inerte suenan muy distintas las palabras de Jesús: “Dichosos los pobres de Espíritu…” Muy diferente a la felicidad que propone el mundo y sus pompas. Juanita seguramente ahora ya participa plenamente del Reino de los Cielos.

A veces me imagino a Jesús visitando nuestra Iglesia y nuestra sociedad y contemplando las estructuras que hemos creado: viejas, obsoletas, oscuras y arruinadas, que queremos poner al día sólo con remiendos y parches. ¿Qué nos diría Jesús? Me imagino que algo parecido a lo que sugería el Vaticano II con todas sus novedades y que ahora retoma el papa Francisco: “No necesitamos poner parches, sino construir una Iglesia y una sociedad nueva, abierta, con bases firmes, con mucha luz, donde quepan todos los hermanos…” Y este domingo es uno de esos días que se siente uno cuestionado fuertemente por las palabras de Jesús. Nos presenta sus “bienaventuranzas”. Es decir su programa para responder a lo más profundo de toda persona humana: la felicidad. Pero dista tanto el programa de Jesús de lo que nosotros hemos ido construyendo, que si ponemos atención a las palabras que Él nos propone seguramente le diríamos que está loco, que eso no es posible, que es una utopía.

¿Utopía el Reino de Dios? Para algunos así parecería y se conforman con proponer moderación de parte de los poderosos y resignación de parte de los pobres, y así utopía se convierte en “un lugar que no es posible alcanzar” (ou-topía: no posible), pero para Cristo “utopía”, (eu-topía: buen lugar), se convierte en un sueño posible por el cual vale la pena entregar la vida. La utopía del Reino responde al sufrimiento de los pobres y va acompañada de signos evidentes de que es posible y vale la pena luchar por ella: las curaciones, el Evangelio a los pobres, las comidas con todos, la acogida a los despreciados por la sociedad. El gran sueño de Jesús se resume en el Sermón del Monte que ahora se inicia con estas exigentes propuestas. Anunciar la utopía de la vida, generando esperanza, justicia y amor, es la primera predicación de Jesús y es la primera exigencia para el cristiano y para su Iglesia.

Hemos escuchado tantas veces las bienaventuranzas que ya no captamos el sentido revolucionario y novedoso que encierran. “Dichosos los pobres de espíritu…” y cada una de ellas nos lleva a poner en juicio todas las estructuras y condicionamientos de un mundo que ha basado su felicidad en el tener y el poder, que todos sus esfuerzos los encamina a fortalecer y alimentar la propia felicidad y se ha desentendido de la miseria de los hermanos. Así han nacido sistemas, imperios, naciones que basan su ser y quehacer en la economía, en las armas, en el bienestar propio aun a costa de la pobreza de los demás. Jesús proclama dichosos a los pobres, los sufridos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los que trabajan por la paz, los perseguidos por causa del bien. Consideradas por los grandes de este mundo, las bienaventuranzas aparecerán como una aberración, como ocho normas para fracasar en la vida, como un estorbo para el triunfo.

Hay quienes para huir de esta interpretación, todo lo espiritualizan y lo ven como un bello ideal que sólo se cumplirá en el cielo. El compromiso personal se diluye en la pasividad de lo imposible y nos condena a seguir en lo mismo. La paz se convierte en no molestar y no ser molestado –¡Como si esto se pudiera!– y si yo logro ser feliz en mi egoísmo, doy gracias a Dios y me olvido de los demás.

Pero ésta no es la actitud ni el comportamiento de Jesús. A nadie imagino más feliz que a Jesús, pero tampoco conocemos a nadie más encarnado, comprometido y coherente en su opción por los pobres. La vida, ejemplo y conducta de Jesús son la clave para entender las bienaventuranzas. Nadie más pobre que Él, nadie más comprometido con la paz y la justicia, nadie más perseguido, nadie más limpio de corazón y sin embargo ¡nadie más feliz que Él! Quien deja penetrar el texto de las bienaventuranzas en su corazón descubre que son como una velada biografía interior de Jesús, como un retrato de su figura. Él, que no tiene donde reclinar la cabeza, es el auténtico pobre; Él puede decir vengan a Mí que soy manso y humilde de corazón. Es constructor de paz, es Aquel que sufre por amor de Dios. En las bienaventuranzas se manifiesta el misterio de Cristo mismo y nos llama a entrar en comunión con Él.

Las bienaventuranzas son la norma suprema de conducta para el cristiano y señales que indican el camino de la Iglesia, que debe reconocer en ellas su modelo, orientaciones para el seguimiento que afectan a cada discípulo. Solamente quien las practica puede entenderlas en todo su sentido porque suponen una inversión total de los valores que el mundo nos propone. Nosotros nos atamos a seguridades terrenas y visiones egoístas de nuestro bienestar, Cristo nos lanza mucho más allá: construir un reino donde la felicidad se conquista en comunidad, nadie es más feliz que quien hace felices a los demás.

¿Cómo estamos viviendo las bienaventuranzas? Repasemos cada una de ellas, meditémoslas frente a la vida de Jesús y quizás descubramos que debemos cambiar todo nuestro estilo de vida para ser verdaderos cristianos. A veces nos quejamos de que no somos felices. ¿Nos hemos puesto a pensar por qué?

Padre Bueno que nos llamas a la felicidad y en Jesús nos has dejado el mejor ejemplo de alguien plenamente feliz, ilumínanos para descubrir el verdadero camino de felicidad que pasa por el amor y el servicio a los hermanos. Amén.

Publicado en Reflexiones | Comentarios desactivados en «DICHOSOS LOS POBRES DE ESPÍRITU»

IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -CICLO A- 29 de Enero

«BIENAVENTURADOS»

odresnuevos-evangelio-29-enero-2017-colorSANTO EVANGELIO (Mateo 5,1-12 a)

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Palabra del Señor

“LOS BIENAVENTURADOS DE NUESTRO TIEMPO”

*Los pobres de espíritu, que viven sencillamente y no corren angustiados tras la riqueza, el poder y la gloria ni ponen el placer y el bienestar como metas supremas de la vida.

*Los sufridos, no violentos, que tienen criterios cristianos y los mantienen, pero no los imponen a gritos ni con las armas porque saben que todos los seres humanos hemos nacido del mismo Padre Dios. *Los limpios de corazón y de mirada limpia que como no tienen doblez en sus vidas no creen que exista en la del prójimo. Que no se mueven por la envidia u orgullo. Y son fieles a su propia conciencia.

*Los misericordiosos, dispuestos siempre a la comprensión, a la tolerancia, al perdón, al juicio misericordioso. Los que han llorado sin que las lágrimas hayan dejado rencores en su vida.

*Los que tienen hambre y sed de justicia y que, por eso, no les gusta su mundo pero, como es el suyo, no lo odian sino que lo aman e intentan cambiarlo. Y trabajan voluntariamente por el bien de los demás

Citas para reflexionar:

  • «Cuantas veces las abuelas saben decir la palabra apropiada, la palabra de esperanza, porque tienen experiencia de la vida y confían en Dios» Papa Francisco
  • «Al Señor le agrada que le sirvan con gusto, porque haciéndolo con alegría y de corazón, se ama más a Dios»  San Juan Bosco
  • «Si quieres la paz trabaja hoy por la justicia» Pablo  VI

Efemérides y noticias:

  • El Papa Francisco asegura que el dinero de los negocios sucios y de los delitos mafiosos está manchado de sangre y produce un poder inicuo.
  • El Papa clausuró el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, dio 2 claves: “la conversión común a Jesucristo y el compromiso de apoyar juntos a los que sufren.
  • El pasado lunes 23, el Papa Francisco nombró prelado del Opus Dei a Mons. Fernando Ocáriz Braña, según la elección realizada por el tercer congreso electivo de la prelatura; era vicario auxiliar del Opus Dei, su sustituto es Mons. Mariano Fazio.
  • El Papa Francisco intenta acercarse a China, el gigante asiático, a través del arte.
  • El Vaticano emitirá un sello con la imagen de Lutero para “conmemorar” los 500 años de la Reforma.
  • El ¿Acceder a los sacramentos en estado de pecado? El Concilio de Elvira dio una sorprendente respuesta a este dilema en el Siglo IV, en un contexto de rigorismo moral y dogmático.
  • Manos Unidas lanza su nueva Campaña anual con el lema “EL MUNDO NO NECESITA MÁS COMIDA. NECESITA MÁS GENTE COMPROMETIDA” para ello, celebrará numerosos eventos en toda España desde el 31 de enero al 12 de febrero, día en el que se celebrará la Jornada Nacional de Manos Unidas.
  • La Congregación de la Misión, o Padres Paules, celebran el “Año Vicenciano,  los 400 años de la fundación.
  • La película “El silencio” de Scorsese, es de visión desaconsejable, sus héroes son miserables apóstatas.

ORACIÓN: ¡HAZME BIENAVENTURADO, SEÑOR!

Abriéndome a Ti, para no perderme

y sabiendo que, la felicidad,

no siempre se alcanza en lo que el mundo me ofrece.

Que, en el dolor, sepa descubrir tu mano.

Que, en el llanto, llore mi alma solidaria.

Sencillo y humilde para, desde la simplicidad y la fidelidad,

encontrarte y hacerte de mi vida mi confidente;

para que nunca la cruz sea más grande que mis fuerzas.

Imprime en mi corazón el color de tu amor

y, en mi alma, el brillo del Evangelio.

Feliz, por estar junto a Ti

Feliz, de hacer lo que te gusta a Ti

Feliz, por ir, contracorriente, hasta TI.                                      

AMÉN

“GRACIAS QUIERO DARTE”

La palabra gracias proviene del latín gratia, la cual deriva de gratus (agradable, agradecido). “Gratia” significa la honra o alabanza que se tributa a otro, para luego significar el reconocimiento de un favor.

Todos sabemos que el agradecimiento es algo indispensable en la vida, pues cada uno de nosotros hemos recibido algo de alguien. En general, todos hemos recibido muchísimos favores desde que nacimos. Las bendiciones de nuestra vida son difíciles de contar.

El hecho de ser agradecidos tiene mucho que ver con nuestra humildad o falta de ésta. Un corazón humilde recibe y luego agradece. Un corazón soberbio, por más que reciba, nunca agradecerá. Nuestra soberbia comúnmente nos hace pensar que merecemos más de lo que tenemos, y que lo que tenemos no es suficiente, o no es precisamente lo que queremos.

Pero si reflexionamos en ello, podemos hacer el siguiente planteamiento: si no valoramos lo que tenemos, ¿qué nos hace pensar que merecemos más? O ¿qué nos hace creer que si pedimos y recibimos más seremos felices, si no somos agradecidos con lo que ya tenemos?

Una persona que agradece, comúnmente recibe más y se siente feliz con lo que tiene, es decir, se siente satisfecha y en paz. Una persona que no agradece, es común que carezca de muchas cosas, así como que se sienta frustrada y ansiosa, es decir, infeliz. En otras palabras, el ser agradecido nos lleva a la alegría, mientras que el ser desagradecido nos conduce a la amargura.

La falta de agradecimiento está ligada a un estado de insaciedad, a la exigencia, al afán, al enojo, a un falso sentimiento de “injusticia” en el que creemos que somos mucho mejores de lo que en verdad somos.

Es aceptable querer tener más y luchar por tenerlo, pero lo que no es aceptable es no reconocer ni valorar lo que ya tenemos. Todo proviene de la fuente de abundancia que es Dios, sus favores son nuevos cada mañana, siempre hay mucho que agradecer. Sin embargo, a veces nos levantamos y nos enrolamos en la rutina de manera tan apurada y repentina que no tenemos el tiempo ni el cuidado de ver todo lo que nos rodea, toda la provisión que ya ha sido puesta delante de nosotros, mucho antes de abrir los ojos.

Si nos proponemos el ejercicio de agradecer por la mañana todo lo que nos venga a la mente, mientras nos vestimos o nos preparamos, encontraremos una visión nueva, una perspectiva más objetiva entre lo que tenemos y lo que nos hace falta. Esto traerá paz a nuestra alma y agradecimiento sincero a nuestro corazón. Cuando le damos las gracias al Creador, Él multiplica las bendiciones, nos otorga nuevos talentos, pues nos considera seres responsables, sencillos y capaces de multiplicar dichos talentos.

A una persona que siempre pide, pero nunca agradece, ¿para qué habría de darle más? Alguien que valora lo que tiene, así sea mucho o poco, le da el mejor uso y procura aprovecharlo al máximo, sin quejarse. La felicidad no proviene de los objetos sino de una actitud correcta del corazón.

Dios espera nuestra gratitud ante todo lo que nos da, y también quiere corazones agradecidos. Si nos dio mucho, mucho nos demandará cuando estemos en su presencia.

Publicado en Devociones, Liturgia, Reflexiones | Etiquetado | Comentarios desactivados en IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO -CICLO A- 29 de Enero

CÓMO DISCERNIR LA VOCACIÓN A LA VIDA RELIGIOSA

¿Será que Dios me llama…?

Muchos pueden pensar en esto. Llega un momento concreto en el que empieza a darnos vueltas en la cabeza la idea de que Dios quiere un poquito más de nosotros. En primer lugar, cuando surja esta duda, hay que considerar que la pregunta correcta no sería si nos llama o no… porque, ¡claro que nos llama!

Antes del inicio de nuestra existencia Dios nos pensó y nos amó, y al pensarnos, amarnos y crearnos nos hizo con un propósito determinado. Dios no nos crea inútiles o vacíos, sino que a todos les entrega una vocación determinada. De hecho, más de una (a la vida, a la fe, a una determinada profesión, a un carisma o una espiritualidad determinada, etc.) Además de esto, unos reciben la vocación a la vida religiosa, unos al matrimonio, otros al sacerdocio, otros a entregar su vida en celibato. Esta vocación nos la va revelando paso a paso, quizás para que no nos asustemos al ver de golpe que Él espera cosas grandes de cada uno. Nadie queda excluido, solo espera de nosotros nada más y nada menos que esto: la santidad.

Para eso, primero nos llama a la vida, después nos da la vocación cristiana, una fe maravillosa que nos encaminará a hacernos preguntas más profundas, como la inicial: ¿qué más me pide Dios?

¿A qué edad debemos hacernos esta pregunta?

Tuve un amigo que creía que recién a la edad adulta, cuando uno ha “madurado” puede vivir una intensa vida cristiana. Casi diciendo que, antes de ello, es imposible vivirla con todas sus implicancias. Mucha gente piensa de la misma manera, postergando la vocación a la santidad al momento en el que se tomarán en serio a Dios. Para estas personas es aún más impensable la posibilidad de que en plena juventud Dios les pida una entrega radical. Cada vez es mayor el miedo de seguir la vocación durante la juventud, quizás temiendo cometer un error, cambiar de opinión, no ser fieles a la voluntad de Dios, “no tener suficientes experiencias”, etc.

Nada más falso: en la juventud uno comienza a vislumbrar y a construir su futuro. Tiene la experiencia y madurez suficiente como para plantear las preguntas. Después de todo, eso es lo único que Dios nos pide en un primer momento: que le hagamos preguntas: ¿qué esperas de mí?, ¿cómo puedo ser feliz?, ¿qué quieres que haga? Él nos dará las respuestas.

Uno puede asustarse y pensar: “¡pero soy muy joven para tomar una decisión así, tan grande, tan… definitiva!”, pero no debemos olvidar que el tiempo de Dios es perfecto. Nos llama cuando tenemos la edad suficiente como para responder. Y la edad suficiente no es la misma para todos, pudiendo ser en algunos casos 13, 15, 17, 20, 25, 30. Dicho de otra manera: si sientes su llamada, es porque podrás responderle.

En palabras del Papa Emérito Benedicto XVI se puede resumir en esto: “Queridos jóvenes: ¡No tengáis miedo de Cristo! Él no quita nada, y lo da todo”. Él no se deja ganar en generosidad, promete felicidad y es un buen pagador, que devuelve con creces todo lo que ponemos en sus manos.

 

¿Qué tengo que hacer para saber lo que Dios me pide?

 1. Acudir a la oración

Preguntarle. Si “encaramos” a Dios, preguntándole qué quiere de nosotros, no hay dudas de que nos lo mostrará. Él no juega a las escondidas, se deja encontrar. Si le buscamos, con sinceridad, humildad, generosidad, lo encontraremos. Al encontrarlo, entablaremos amistad con Él, lo trataremos, lo conoceremos, y conoceremos qué nos pide. Y, si el diálogo es sincero, sabremos lo que Él quiere, y la conclusión será, ¿cómo querer otra cosa?, ¿cómo decirle que no? Esto no quiere decir que no cueste, que no nos “den ganas” de hacer otra cosa, que no tengamos que abandonar, cambiar o al menos postergar algunos planes… pero la recompensa es grande: el ciento por uno en esta vida y en la siguiente.

Al orar, no hay que esperar señales espectaculares. Difícilmente eso ocurra. Lo que sí ocurrirá es la paz de saber que se hace la Voluntad del Padre, que se sigue el camino que nos tenía destinado desde toda la eternidad. Igualmente, esta paz interior solo es una consecuencia secundaria al “sí” alegre, generoso y decidido que le ofrezcamos a Dios.

2. Frecuentar los Sacramentos

En la Eucaristía y en la Confesión nos encontramos con Jesús. Cuanto más le tratemos, más fácil será conocerle y amarle. Amándole, será más fácil, más ligero el camino. Y en este trato tan íntimo, como lo es la Eucaristía, podemos pedirle que nos enseñe a querer lo que Él quiere.

3. Buscar un director espiritual

La Dirección espiritual no solo ayuda, sino que es imprescindible. Es importante porque nos ayuda a entender muchas cosas. Quizás podamos confundir señales, quizás en realidad Dios nos pide otra cosa. El director espiritual puede ayudarnos a comprender y responder las preguntas que tengamos, además de rezar por nosotros y acompañarnos en el proceso de discernimiento.

Otros consejos que podrían serte útiles :

• No tener miedo al miedo

Muchos, al sentir miedo, pueden creer: “ah, eso significa que esto no es para mí”. ¡Al contrario! Tener miedo es completamente natural, es la respuesta lógica al ver que Dios nos pide algo grande. Es como la novia a punto de casarse, puede tener miedo, pero no se dejará dominar por el miedo.  Toma la decisión porque ama y se sabe amada, y aunque no esté segura de qué podrá ocurrir a futuro, tiene su confianza puesta en el otro y en Dios. Da, como muchos, un salto al vacío, pero segurísima de que el amor de Dios es su sostén, y que Él no pide algo sin dar antes las gracias necesarias para llevarlo a cabo. Esto lo tenemos que tener muy claro, remarcado y subrayado: Dios, al dar una vocación determinada, la entrega junto a las muchas gracias para poder vivirla y ser fiel a la misma. Es por esta razón que, a la hora de decir “sí”, sobreviene la paz, la alegría, la plenitud. Además… ¡cuántas veces Jesús repitió en sus Evangelios: “¡No temas!” Nos lo repite nuevamente, y, si le escuchamos y le dejamos entrar en nuestras vidas, descubrimos que es cierto que su yugo es suave y la carga ligera.

• No poner solo el corazón, también la cabeza

Sentir es bueno, tenemos –como lo tuvo Jesús– un corazón humano. Pero así como el corazón puede cargarse de buenos y necesarios afectos, también se pueden desordenar negativamente si no los tenemos bien encaminados. Por eso el amor –y especialmente el Amor con mayúscula– no se basa en sentimientos momentáneos que van y vienen. Podemos al comienzo sentir unas fuerzas, unos impulsos y energías inmensas comparables con el enamoramiento inicial… pero, si desaparecen –y desaparecerán por momentos–, tenemos que recordar por qué dijimos que sí a Dios. Los motivos por los cuales Él nos llamó, son los mismos, aunque a veces cueste más. Tenemos que confiar en lo que Él nos dice: “Donde está tu tesoro, ahí está tu corazón” (Mateo 6,21). Si sabemos qué es lo más importante para nosotros, los afectos los ordenaremos hacia ese centro en el que está Dios. Eso es equilibrar el corazón con la razón.

• Disfrutar el camino y ser fiel

El descubrimiento de la propia vocación es un camino maravilloso, es emocionante, es hermoso. Y cada historia es única, como única es cada historia de amor. Por eso con paciencia, con un corazón sincero y generoso, es necesario caminar abiertos a lo que Él quiera mostrarnos. Esto no solo al momento de responder afirmativamente a la vocación, sino cada día. Cada día es un “sí” que resella el “sí” inicial, y, lo más fantástico, es que todos los días estamos redescubriendo, comprendiendo o aprendiendo nuevos matices de nuestra vocación, lo que nos hace profundizar más en ella y amarla, como se ama un regalo especial hecho por una persona muy querida.

Publicado en Reflexiones | Comentarios desactivados en CÓMO DISCERNIR LA VOCACIÓN A LA VIDA RELIGIOSA

NUEVA PÁGINA WEB DE LOS MUSEOS VATICANOS

Museos Vaticanos página web

Los Museos Vaticanos han presentado este lunes su nueva página web que está disponible en cinco idiomas: italiano, inglés, español y francés. De esta forma –se lee en el comunicado– consolidan e innovan su presencia en el mundo digital.

El nuevo portal, “revolucionario desde el punto de vista editorial y de diseño”, resulta sencillo pero al mismo tiempo “elegante y sofisticado”. Además, es fácilmente accesible y navegable desde cualquier dispositivo y plataforma. De este modo, se busca “enriquecer y facilitar” la experiencia de la visita, así como “producir e implementar contenidos de valor”, “promover las Colecciones de arte y las múltiples actividades de los Museos”.

Por otro lado, se explica que el nuevo portal refleja –inspirado en las más recientes teorías y prácticas de comunicaciones y con una gráfica completamente renovada– la voluntad de los “Museos del Papa” de hacerse cada vez más abierto y accesibles al mundo potenciando el conocimiento, el compartir y la promoción de las Colecciones Pontificias, la oferta de los servicios al visitante, la producción de contenidos.

Los Museos Vaticanos han ideado su nueva página web dando “amplio espacio al componente visual y emocional”, con imágenes espléndidas de grandes dimensiones y alta definición que acompañan al visitante virtual en un sugerente tour de inmersión.

Las “considerables proporciones de la nueva página web” pueden representarse con algunas cifras: 12.955 páginas (en las cinco lenguas), 3071 imágenes y numerosos contenidos multimedia.

Nuevos instrumentos de apertura, diálogo e informaciones son también la realización de la primera newsletter digital bilingüe (italiano e inglés) de los Museos Vaticanos y la apertura del canal oficial YouTube.

Publicado en Reflexiones | Comentarios desactivados en NUEVA PÁGINA WEB DE LOS MUSEOS VATICANOS

Santa Marianne Cope – 23 de enero

Santa Marianne Cope

«No espero un lugar elevado en el cielo. Estaré muy agradecida de tener un rinconcito donde pueda amar a Dios por toda la eternidad».

El lamento de los débiles convierten en suyo los santos, desafiando obstáculos y riesgos, con la mirada puesta en Dios y la sensibilidad a flor de piel por toda deficiencia humana, lo que les lleva a actuar con premura en servicio del prójimo. No hay otro modo de transitar si verdaderamente se aspira a la unión con la Santísima Trinidad. Marianne –Bárbara de nombre de pila– emuló al padre Damián de Veuster (san Damián de Molokai) ayudándole, y secundándole de forma admirable en su labor cuando él falleció. De origen alemán –había nacido el 23 de enero de 1838 en Heppenheim, Hessen-Darmstadt, Alemania–, cuando tenía corta edad, sus padres que habían sido agricultores se trasladaron a Útica (Nueva York) y se convirtieron en ciudadanos americanos. Bajo el apellido Cope, Marianne se formó y trabajó como obrera en una fábrica durante más de una década. Poseía muchas cualidades, visión y capacidad organizativa, junto a una incontestable vocación por los desfavorecidos, los enfermos y débiles. Era una adolescente cuando se propuso ingresar en la vida religiosa. Pero tuvo que esperar. Ser la primogénita de una familia con dos discapacitados –ambos progenitores–, y tres pequeños hermanos a su cargo, le impusieron un compás de espera de nueve años, en el transcurso de los cuales aguardó llena de confianza y paciencia, haciendo gala de esa alegría que caracteriza a los apóstoles de Cristo.

A los 24 años se integró en una rama de las Hermanas de San Francisco de Filadelfia. Y dado que el carisma estaba en la enseñanza de los hijos de inmigrantes alemanes –como había sido ella– volvió a sus orígenes aprendiendo alemán y poniéndose al frente de nuevos centros docentes. Activa y clarividente fue un puntal en el gobierno (designada y reelegida superiora) en una época de gran fecundidad apostólica para su comunidad, que impulsó una cincuentena de centros hospitalarios, algunos de los cuales llegaron a gozar de gran prestigio, categoría que ostentan en la actualidad los de Santa Isabel de Útica (1866) y el de San José de Syracuse (1869). Dotados de medios inusuales sumamente apreciados por los ciudadanos, cualquier enfermo, sin distinción alguna, podía acceder a ellos. La sombría apreciación de quienes tienden a buscar lo negativo y congelan el aliento cuando se trata de ensalzar lo positivo perseguía a Marianne, que atendía con exquisita delicadeza a los alcohólicos y a las madres solteras, sin descuidar ni un instante a los más desfavorecidos de la sociedad.

Cuando en 1883 supo que buscaban enfermeras para atender a los leprosos en Hawai, se ofreció sin dudarlo: «No tengo miedo a la enfermedad. Para mí será la alegría más grande servir a los leprosos desterrados…». Superaba el medio centenar de comunidades religiosas que fueron reticentes a esta llamada del rey Kalakaua. Impactada por las deficiencias que halló en la leprosería de Kakaako (Honolulú) modificó sus planes que la hubieran llevado a Syracuse. Su presencia fue una gracia para todos los enfermos. Contó con el apoyo del gobierno que le propuso abrir un hospital general en Maui. Bajo la poderosa convicción: «Solo por Dios», se ocupó de que no les faltase nada ni a los leprosos ni a sus hijos en una admirable labor por la que fue condecorada por el monarca hawaiano.

En 1888 al clausurarse el hospital de Oahu los enfermos tenían que ser asistidos en Molokai. Allí se encontraba el padre Damián. El santo había contraído la lepra en 1884 y cuando llegó Marianne solo le quedaban cinco meses de vida. Ella fue el alma mater de la isla de Kalaupapa durante treinta años en los que se desvivió por los pacientes, que quedaron bajo su amparo tras el fallecimiento del religioso en 1889. Justamente en ese momento le ofrecieron regresar a Syracuse, pero se negó. Y realmente fue una bendición para los enfermos. Hombres, mujeres y niños tuvieron en esta valerosa mujer el consuelo y ayuda que la sociedad les negó. Dio un vuelco al escenario en el que se desenvolvía su drama cotidiano. Y junto con la dignidad de trato que nunca les faltó, convirtió el árido entorno en un vergel cuajado de árboles y delicadas flores que contribuían a sobrellevar tanto sufrimiento. En este paisaje amable que había brotado de su sensibilidad por la belleza, introdujo pulcritud y espacio para la distracción de aquel colectivo. Los niños recibían formación y muestras de ternura a raudales.

La inquietud por todos a quienes llevaba el amor de Dios, se tradujo también en un insistente clamor para que se respetaran los derechos de los menores, petición que fue escuchada por el gobierno. Alzó su voz con fuerza para exigir comida y medicación para los enfermos; hizo construir un hospital para mujeres, e impulsó el «Memorial Hospital» de Maui. Lavanderías, iglesias, colegios, talleres de costura, y manualidades fueron también objeto de su quehacer.

Cuando el escritor Robert L. Stevenson llegó a Hawai y vio la labor que hacía la santa y las religiosas que la secundaban quedó conmovido. Les dejó como obsequio un piano para que la música entrara en tan doloroso ambiente, y además, les dedicó un poema sobre la compasión, cuya conclusión es que «solo un mundo necio puede negar a Dios». Marianne falleció el 9 de agosto de 1918 cuando tenía 80 años de edad. Con humildad y sencillez había escrito: «No espero un lugar elevado en el cielo. Estaré muy agradecida de tener un rinconcito donde pueda amar a Dios por toda la eternidad». Fue beatificada por Benedicto XVI el 14 de mayo de 2005. Y él mismo la canonizó el 21 de octubre de 2012. El Martirologio la incluye el 9 de agosto, fecha de su muerte, pero en Estados Unidos se la recuerda en el día de hoy.

Publicado en Biografías | Comentarios desactivados en Santa Marianne Cope – 23 de enero