XXXI DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO -CICLO B- 4 Noviembre

 “NO ESTÁS LEJOS DEL REINO DE DIOS”

SANTO EVANGELIO (Marcos 12, 28b-34)

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Respondió Jesús: El primero es: “Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamientos mayores que éstos. Él replicó: Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús viendo que había respondido sensatamente le dijo: No estás lejos del Reino de Dios.

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor  

“EN ESTO ESTÁ LA PERFECCIÓN: EN EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO”

La ley de Moisés se había ido llenando de preceptos, urgía pues saber qué era lo esencial entre tantas reglas. Al fin llegó Jesús y dijo: amar a Dios es amar a los hombres y amar a los hombres es practicar con ellos el respeto, la verdad y la justicia. Debemos amar a Dios porque Él nos amó primero, creándonos, redimiéndonos y nos está santificando a través de su Espíritu. Debemos amarlo con todo lo que somos y tenemos: mente, afectos, voluntad. Debemos amarlo cumpliendo sus mandamientos y sobre todo, amando a nuestros hermanos, que también son hijos de Dios. Sólo así le manifestaremos nuestra gratitud y nuestro cariño de hijos, de criaturas amadas por Él.  ¿Quién es mi prójimo? Mi prójimo es mi esposo, mi esposa, mis hijos, los suegros, los parientes, los amigos, los vecinos, los de mi pueblo, los del pueblo de al lado, mis compañeros de trabajo, mis empleados, mi jefe. Mi prójimo es también, el que no me cae bien, el que me ha hecho alguna maldad, el que habla mal de mí. Debemos amar al prójimo siempre y en todo lugar porque es nuestro hermano, creado por Dios, redimido por Cristo, santificado por el Espíritu. 

CITAS PARA REFLEXIONAR:

  • «Necesitamos cristianos sonrientes, no porque se toman las cosas a la ligera, sino porque son ricos de la alegría de Dios, porque creen en el amor y viven para servir«. Papa Francisco
  • «Al atardecer de la vida, te examinarán del amor»  San Juan de la Cruz
  • «Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo…» León Tolstoi
  • «Adorar la Hostia santa debería ser el centro de la vida de todo hombre» Carlos de Foucauld

IGLESIA NOTICIAS:

  • El  Papa ha hablado en la audiencia general de los miércoles, dentro de su ciclo de catequesis, sobre el 6º mandamiento “no cometerás adulterio”.
  • El Vaticano desmiente al Gobierno sobre la inhumación de Franco. La Diócesis de Madrid al igual que el Vaticano remite a la familia.
  • Lo que se ha celebrado en Roma ha resultado ser más que un Sínodo sobre pastoral juvenil, cambia el modo de entender la misión de la Iglesia.
  • Secuestran a cinco religiosas misioneras de Marta y María, hiriendo a otras dos en el sureste de Nigeria, cuando regresaban de un funeral.
  • El Tribunal Supremo de Pakistán ha absuelto a la cristiana Asia Bibi, de pena de muerte por blasfemia en 2009, grupos islamistas pedían su ejecución.
  • Cada día salen 300 hondureños de su país huyendo de las amenazas de las maras, la pobreza extrema y un Gobierno opresor. La caravana de emigrantes es la forma de viajar con seguridad.
  • Del 28 de diciembre al 1 de enero, organizado por la comunidad de Taizé, se celebra en Madrid el Encuentro Europeo de Jóvenes, evento ecuménico.
  • La Diócesis pone en marcha el Ciclo de Formación Permanente del Clero para reforzar el objetivo pastoral de «intensificar la acción misionera de la Iglesia». Será el lunes día 5  a partir de las 11 h. en el Salón San Isidoro de la Real Colegiata con una conferencia en la que el vicario de pastoral, Jesús Miguel Martín, presentará las prioridades del Programa Pastoral del curso 2018-2019.
  • Con motivo de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana el próximo domingo día 11, el lema elegido es “Somos una gran familia contigo”. Se nos recuerda a los laicos nuestra pertenencia a la diócesis, siempre dispuestos a aportar  nuestra contribución a los proyectos diocesanos, siguiendo la invitación de nuestro pastor.
  • El obispo don Julián López presidió la conmemoración de los fieles difuntos de la Diócesis con una misa estacional en la Catedral y un responso solemne en el claustro.

ORACIÓN: HAZME  VIVIR, SEÑOR, COMO TÚ DICES Y VIVES

Que haga, no aquello que el  mundo espera,

sino aquello que Tú deseas:

para construir tu Reino  siendo tu sal y tu luz

Con tu fuerza, Señor, y en  tu Palabra

que viva con el fervor de  tus discípulos

con la sencillez de María

o arropado con el testimonio  de los mártires

Pero, Señor, que no viva de  espaldas a tu Verdad:

que mi “sí” a tu voluntad,

se manifieste en un  compromiso sincero por un mundo mejor

que mi “si” a tu Palabra

sea luego imagen real de lo  que pienso y realizo

Que lejos de desafinar en mi  existencia cristiana

sepa armonizar mi idea, con  mi práctica

mis ilusiones, con mis  realidades

mis anhelos, con mis luchas  diarias

mi amistad contigo, con la  fraternidad del día a día.   AMÉN

«¡ADIÓS ABUELA!»

A principios de verano murió mi abuela. Por primera vez vi llorar a mi padre. Mi madre y mis hermanos querían consolarlo, pero acabamos todos llorando. Yo no lo entendía pero estaba triste al ver que mi padre y mi madre estaban tristes.

Antes de acostarnos conversamos con mamá. Mi hermanito quería saber quién había hecho morir a la abuela.  “Nadie tiene la culpa. Estaba enferma y llegó un momento que ya no pudo vivir más”. Yo tenía miedo que le pasase lo mismo a mi madre, a mi padre, o a mí. Mamá me explicó que siempre tendríamos la hermana mayor  y la tía para hacernos la comida y cuidar de nosotros.

-¿Tú crees que la abuela está triste por haber muerto? – preguntó mi hermana a papá. El padre respondió: Puede ser que la abuela esté un poco triste ya que es bonito vivir y la abuela amaba mucho la vida. Pero estoy seguro de que se ha ido a acurrucar en el corazón de Dios y allí ya no estará más triste.

Mis padres me preguntaron si deseaba verla. Me cogí de la mano de mi padre y entré. La abuela parecía dormida.  A su lado una vela encendida. El abuelo, sentado en una silla, cuando me vio me llamó: “Olga, ven a mi lado”. Subí a su regazo para mirar juntos la abuela. Después dije adiós a la abuela, le eché un beso y salí.

En la iglesia había muchas flores preciosas. El sacerdote también estaba triste. Nos dijo que era normal estar triste. También Jesús murió y Dios lo resucitó. Comprendí que podemos fiarnos de Dios que nunca nos abandona.

En el cementerio cada uno dejó una flor sobre la caja. Yo le puse una rosa de su jardín diciéndole que la amaría siempre. El verano ya pasó sin la abuela. Acaba de telefonear mi tía para decirme que vendrá el miércoles con un pastel hecho según la receta de la abuela. ¡La merienda que nos espera!

REFLEXIÓN: Cuando se produce la pérdida de un familiar a menudo los sentimientos suben incontrolados a flor de piel, no conseguimos formular un razonamiento coherente, las lágrimas distorsionan una deseada mirada objetiva y serena… ¿Y los niños? Se aparta del bullicio, considerado no apto para ellos. Da vergüenza que los niños intuyan en los adultos los sentimientos de culpabilidad que se desatan, la falta de esperanza y el «papel mojado» de creencias teorizadas.

Afortunadamente en algunas familias la pérdida de un familiar es un evento que, como el nacer, forma parte de la vida normal y se asume con madurez humana y espiritual. Lo hemos visto en el relato anterior. Entonces, lo positivo para los niños es que lo puedan vivir en directo, dejando de ser para ellos un tema tabú. Seguro que aquel testimonio catequético de los adultos quedará grabado en el «disco duro» del niño y lo preparará para los muchos duelos que tendrá que afrontar a lo largo de la vida. La forma cómo viven los adultos el tránsito de un familiar o amigo puede ser decisivo para la transmisión de la fe o de la no fe a un niño, más que la impartición de dos años de catequesis, por bien hecha que se haga.

«Sabemos que hasta ahora todo el universo creado gime y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos el Espíritu como primicias de lo que vendrá, gemimos en nuestro interior, anhelando ser plenamente hijos, cuando nuestro cuerpo sea redimido. Nosotros esperamos lo que no vemos, y lo anhelamos con constancia». (Romanos 80, 22-25)              

 José Perich

Esta entrada fue publicada en Comunidad, Devociones, Liturgia, Reflexiones, Testimonios. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.