Por dos veces durante el año, la Iglesia de occidente conmemora los dolores de la Santísima Virgen maría: el viernes anterior a la semana de Pasión, llamado Viernes de Dolores y también el día 15 de septiembre. La primera de estas conmemoraciones es la más antigua, puesto que se instituyó en Colonia y otras partes de Europa en el S. XV. Por entonces, se la llamaba Memoria de los Sufrimientos y Penas de la Santísima Virgen María y se dedicaba especialmente a los sufrimientos de nuestra Señora en el curso de la Pasión de su divino Hijo. Cuando la festividad se extendió por toda la Iglesia occidental, en 1727, con el nombre de los Siete Dolores, se mantuvo la referencia original de la misa y del oficio de la Crucifixión del Señor y, la conmemoración se llama todavía en algunos calendarios «Compasión de Nuestra Señora», así como en muchos lugares, antes del siglo XVIII.
En la Edad Media había una devoción popular por los cinco gozos de María y, por la misma época se complementó esta devoción con otra fiesta en honor de sus cinco dolores durante la Pasión. Más adelante, las penas de la Virgen se aumentaron a siete y no solo comprendieron su marcha hacia el Calvario, sino su vida entera. A los frailes servitas, que desde su fundación tuvieron particular devoción por los sufrimientos de María, se les autorizó en 1668 para que celebraran su festividad en memoria de los Siete Dolores, el tercer domingo de septiembre. Esta festividad se implantó también en la Iglesia occidental en 1814. Durante largo tiempo, estos misterios se enumeraron de distinta manera, pero a partir de la composición del oficio litúrgico, se establecieron de acuerdo con los responsorios de los maitines, como sigue:
- La profecía de san Simeón. «Había un hombre llamado Simeón que era justo y piadoso; y le dijo a María: Una espada de dolor traspasará tu alma».
- La Huída a Egipto. «Levántate, toma al Niño y a su Madre, huye hacia Egipto y quédate allí hasta que yo te lo diga».
- El Niño Jesús perdido durante tres días. «Hijo, ¿porqué has hecho esto con nosotros? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».
- La dolorosa marcha hacia el Calvario. «Él avanzó cargado con la cruz. Y le segía una gran multitud del pueblo y una mujer lloraba y se lamentaba por Él».
- La Crucifixión. «Y cuando llegaron al lugar que se llama Calvario, lo crucificaron allí. A los pies de la cruz de Jesús estaba su Madre».
- El descendimiento de la cruz. «José de Arimatea pidió el cuerpo de Jesús. Y al bajarlo de la cruz, lo depositó en los brazos de su Madre».
- La sepultura. » ¡Que gran tristeza pesaba sobre tu corazón, Madre de los dolores, cuando José lo envolvió en lienzos finos y lo dejó en el sepulcro».
Mucho se ha escrito sobre la gradual evolución de estos siete dolores de Nuestra Señora, pero de ninguna manera, se ha agotado el tema. Sabemos con certeza que en la Edad Media se reconocían los «cinco gozos» y poco tiempo después, se estableció el número de siete dolores específicos de Nuestra Señora. Además, antes de que se estableciera ese acuerdo, hubo devoción por «nueve gozos», «quince dolores» y hasta «veintisiete dolores».