LOS DIEZ SECRETOS DEL PAPA PARA QUE SEAS SANTO

¿Cuál es el secreto de los santos?

Lo desveló el Papa en la canonización de las cuatro nuevas santas de la Iglesia

Eran religiosas, sí, pero ante todo eran cuatro mujeres normales que decidieron un día entregarse a Dios y a los hombres, y cuyo ejemplo «interpela nuestra vida». Así ha definido el Papa Francisco a las cuatro nuevas santas que ha canonizado en Roma –Juana Emilia de Villanueva, María Alfonsina, María de Jesús Crucificado y María Cristina Brando–, en una ceremonia en la que desveló «el secreto de los santos» y dio estas diez pistas para vivir una auténtica vida de santidad:

1.- Permanecer en Cristo: «Éste es el secreto de los santos: permanecer en Cristo, unidos a Él como los racimos a la vid, para dar mucho fruto. Y este fruto no es otra cosa que el amor».

2.- Ser testigo de la Resurrección: «Dar testimonio de la resurrección de Jesús. Todo discípulo está llamado a convertirse en testigo de Su resurrección, sobre todo en los ambientes humanos donde es más fuerte el olvido de Dios y la perdición del hombre».

3.- Vivir en comunidad: «Anunciar a Cristo resucitado no es una misión individual, sino para vivirla de modo comunitario, con el colegio apostólico y la comunidad».

4.- Unidad, no división: «Un aspecto esencial del testimonio que tenemos que dar del Señor resucitado es la unidad entre nosotros, sus discípulos, a imagen de aquella que subsiste entre Él y el Padre».

5.- Aun en las incomprensiones: «La relación con Jesús resucitado es la atmósfera en la que vive el cristiano, y en la que encuentra la fuerza para permanecer fiel al Evangelio, también en medio de los obstáculos y las incomprensiones».

6.- Alegría en la misión: «De este amor eterno entre el Padre y el Hijo, que se infunde en nosotros por medio del Espíritu Santo, toma fuerza nuestra misión y nuestra comunión fraterna, y de ella emerge siempre nuevamente la alegría».

7.- Pobreza y contemplación: «El amor de Dios nos invita a seguir al Señor por el camino de la pobreza, de la virginidad, de la obediencia, y a cultivar la oración contemplativa».

8.- Comunión de los santos: «Nosotros fundamos nuestra fe en el Señor resucitado bajo el testimonio de los apóstoles, llegado a nosotros a través de la misión de la Iglesia. Nuestra fe está ligada fuertemente a su testimonio como una cadena ininterrumpida y prolongada en el curso de los siglos, no sólo por los sucesores de los apóstoles, sino por generaciones y generaciones de cristianos».

9.- Caridad y servicio: «Permanecer en Dios y en su amor, para anunciar con la palabra y con la vida la resurrección de Jesús, testimoniando la caridad hacia los demás. Cultivemos en el corazón el compromiso de vivir el amor de Dios».

10.- Examen de conciencia: «¿Cómo soy testigo de Cristo resucitado? ¿Cómo permanezco en Él, cómo vivo en su amor? ¿Soy capaz de sembrar en familia, en el trabajo, en mi comunidad, la semilla de aquella unidad que Él nos ha donado?»

 Artículo de  don J A Méndez

UNA FLOR A LA VIRGEN MARÍA EN MAYO CADA DÍA

Flor del 23 de mayo: María, la alegría del Pentecostés

Meditación: El gran día del Pentecostés llegó y el Espíritu Divino descendió cubriendo a todos con el Fuego del Amor y la Purificación, de Dones los llenó y María llena de alegría vio a los discípulos de su Divino Hijo así bendecidos. Espiritual alegría debe tener toda alma, cuando vea descender Gracias del Cielo sobre sus hermanos, anticipando para Gloria de Dios y bien de la Iglesia, la gran Fiesta.

Oración: ¡Oh Virgen Santa, Madre de alabanza, que descienda sobre todos tus hijos el Espíritu Divino, para que seamos guiados por El y veamos al Rey!. Amén.

Repetir tres veces: Ven Espíritu Santo, ven, por medio de la poderosa intercesión del Corazón Inmaculado de María, Tu Amadísima Esposa, ven.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Invocar a través del Inmaculado Corazón de María, Esposa del Espíritu Divino, la venida del Santo Espíritu sobre nosotros.

Flor del 22 de mayo: María esperando el Espíritu Santo

Meditación: Reunida en Jerusalén, María aguardaba junto a los apóstoles la venida del Espíritu Santo, y lo hacia orando. Ella, que tenía en sí la plenitud de todos los Dones, se refugió en el apostolado, en piadoso retiro para unir su oración a la de los apóstoles. “A cada cual ha dado Dios cargo de su prójimo” dice el apóstol. La oración y el amor nos señalan a Dios como signo de vida interior y santificación, darse por los demás y orar, por los vimos y muertos, por los justos y pecadores, por los conocidos y los que nunca hemos visto, por los que te quieren bien y te quieren mal. ¡Ora y a Dios escucharás!

Oración: ¡Oh María, la que en Dios siempre confía, oh María, Reina mía!, alcánzame el don de la piedad y enséñame a todo dar, para así con Dios hablar. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Borrar el propio ego, vaciarse interiormente y preparar nuestra alma para que sea un refugio en el que pueda anidar el Espíritu Santo.

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