CRISTO RESUCITADO – Domingo de Resurrección

La Resurrección de Jesús según los cuatro Evangelistas

I.-Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro.  De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el ángel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella.  Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve.  Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.  El ángel dijo a las mujeres: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado.  No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba,  y vayan en seguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán». Esto es lo que tenía que decirles».  Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos. De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: «Alégrense». Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él. Y Jesús les dijo: «No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán».                           Evangelio de San Mateo capítulo 28

File:Resurreccion Prado.jpgII.-Pasado el sábado, María Magdalena, María, la madre de Santiago, y Salomé compraron perfumes para ungir el cuerpo de Jesús. A la madrugada del primer día de la semana, cuando salía el sol, fueron al sepulcro. Y decían entre ellas: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?» Pero al mirar, vieron que la piedra había sido corrida; era una piedra muy grande. Al entrar al sepulcro, vieron a un joven sentado a la derecha, vestido con una túnica blanca. Ellas quedaron sorprendidas. Pero él les dijo: «No temáis, buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado. Ha resucitado, no está aquí. Mirad el lugar donde lo habían puesto. Id ahora a decir a sus discípulos y a Pedro que Él irá antes que ellos a Galilea; allí lo verán, como Él se lo había dicho».  Ellas salieron corriendo del sepulcro, porque estaban temblando y fuera de sí. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.  Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios. Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban. Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron. Evangelio de San Marcos capítulo 16

 File:Resurrection of Christ and Women at the Tomb by Fra Angelico (San Marco cell 8).jpgIII.-El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del sepulcro  y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.  Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recordad lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: «Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día». Y las mujeres recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, refirieron esto a los Once y a todos los demás. Eran María Magdalena, Juana y María, la madre de Santiago, y las demás mujeres que las acompañaban. Ellas contaron todo a los Apóstoles,  pero a ellos les pareció que deliraban y no les creyeron. Pedro, sin embargo, se levantó y corrió hacia el sepulcro, y al asomarse, no vio más que las sábanas. Entonces regresó lleno de admiración por que había sucedido. Evangelio de San Lucas capítulo 24

File:Peter Paul Rubens - The Resurrection of Christ - WGA20210.jpg

IV.-El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro; vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos regresaron entonces a su casa. María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús. Ellos le dijeron: «Mujer, ¿por qué lloras?». María respondió: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo». Jesús le dijo: «¡María!». Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: «¡Raboní!», es decir «¡Maestro!». Jesús le dijo: «No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: «Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes». María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.  Evangelio de San Juan capitulo 20  

CRISTO SIGUE RESUCITANDO

Cristo sigue resucitando:
Cada vez que nos queremos,
cada vez que abrimos y ofrecemos nuestras manos,
cada vez que compartimos con el otro,
cada vez que nos superamos,
cada vez que cargamos con el prójimo,
cada vez que perdonamos,
cada vez que damos lo que tenemos,
cada vez que ofrecemos lo que somos,
cada vez que creamos y engendramos,
cada vez que rompemos ataduras,
cada vez que sembramos alegría,
cada vez que cultivamos esperanza,
cada vez que hacemos comunión, familia,
cada vez que nos hacemos como niños,
cada vez que en amor florecen nuestras manos,
cada vez que oramos en Espíritu y gritamos.
Dios nos trae la Pascua y no nos hace la pascua.

En estas horas luminosas y alegres, tanto como oscuras y tristes, cuando Occidente parece que ha renunciado a sus raíces cristianas, sintiéndose orgulloso de su progreso material y creyéndose autosuficiente, da la espalda a la Salvación. Pero sin Él, nuestro Creador, la criatura se diluye. Por eso, en esta Pascua, tan llena de significado, se nos pide, perseguir ideales, altos, muy altos, humanizadores y  humanizantes. ¡Cuántos más, mejor! Y es tarea del cristiano  ser la sal y fermento, y compromiso en la vida diaria; así hacemos presentes la Pascua y nos parecemos más a Cristo.

EL SEÑOR JESÚS HA RESUCITADO

Que el Señor Resucitado haga sentir por todas partes su fuerza de vida, de paz y de libertad. Las palabras con las que el ángel confortó los corazones atemorizados de las mujeres en la mañana de Pascua, se dirigen a todos: « ¡No tengáis miedo!…No está aquí. Ha resucitado» (Mt 28,5-6). Jesús ha resucitado y nos da la paz; Él mismo es la paz. Por eso la Iglesia repite con firmeza: «Cristo ha resucitado – Cristos anti». Que la humanidad del tercer milenio no tenga miedo de abrirle el corazón. Su Evangelio sacia plenamente el anhelo de paz y de felicidad que habita en todo corazón humano. Cristo ahora está vivo y camina con nosotros. ¡Inmenso misterio de amor! Chistus resurrexit, quia Deus caritas est! Alleluia»

Cristo ha resucitado porque Dios es Amor. Aleluya

(Del Papa emérito, Benedicto XVI)

¡Estemos alegres, el Señor resucitó! Demos gracias a Dios por el don inmenso de nuestra reconciliación. Todos los que laboramos en el Blog del Monasterio compartimos nuestro gozo con usted y le deseamos una

¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!

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