Domingo de ramos en la Pasión del Señor

SI ESTOS CALLAN GRITARÁN LAS PIEDRAS
¡BENDITO EL QUE VIENE COMO REY, EN NOMBRE DEL SEÑOR!
Lucas 22,14 -23, 56
“La escuela del amor más grande”
Al comenzar la Semana Santa, la Iglesia presenta a través de la Liturgia, una petición a favor de sus hijos que: las enseñanzas de la Pasión nos sirvan de testimonio. El testimonio es memoria presente de hechos pasados que permite abrirse al futuro. Jesús padece, muere y resucita de una vez por todas. La Liturgia actualiza en el tiempo lo que sucedió en un momento preciso de la Historia. Las enseñanzas de la Pasión son testimonio porque mueven a imitación y graban en la memoria lecciones de vida eterna. A la Pasión se entra para aprender; en ella se permanece para crecer; desde ella se vive para amar. La Pasión del Señor es escuela de amor porque en ella está el maestro. Jesús enseña con sus palabras y con sus obras, con lo que hace y con lo que padece. En la escuela de la Pasión, es buen alumno el que se deja amar y comunica a otros el amor de Dios recibido. Ante la Pasión de Jesucristo, pedid amor, para en todo reconocer a nuestro Señor.

Aclamación

Fil 2, 8, 9

Cristo por nosotros se sometió incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el “Nombre-sobre-todo nombre”

ENTRA, AMIGO Y REY

Asciende y entra, Rey y Señor, a Jerusalén,
porque si no lo haces, tampoco, nosotros,
podremos ascender a la gloria que nos prometes.

Te esperábamos, Señor,
aunque, hoy digamos ¡viva! y, mañana gritemos ¡muera!
Hoy nos adherimos a Ti, Señor,
para luego, aun siendo los mismos, decir no conocerte.

Avanza, Rey, amigo y Señor
Porque si te detienes fuera de la ciudad
el hombre quedará sumido en su mala suerte.

¡Cómo no bendecir tu nombre, Señor!
Si eres Palabra cumplida al detalle
Esperanza de los profetas
Cena que, en Jueves Santo, esperamos gustar
Frases que, en Viernes Santo, nos estremecerán

¡Cómo no exaltar tu nombre, Señor!
Cuando sabemos, que al final,
después de las espinas y del dolor
gritaremos lo que Tú, tantas veces nos repetiste:
hay que morir para dar abundante fruto.

 

Las Procesiones: Dios en las calles

Existe uDSCN0628na tendencia, incluso entre los propios católicos, a considerar las procesiones como un algo pasado o, incluso, poco apartado de la verdadera religiosidad y no es cierto. La realidad es que algunas zonas de la sociedad española —y las de otros países— desearían que no hubiera manifestaciones públicas religiosas y que todo quedara en el interior de los templos y de las sacristías. Las hermosas procesiones públicas que tiene lugar en toda la geografía hispana y en Iberoamérica, son un conjunto de arte, devoción y religiosidad. No se olvide además que las cofradías y congregaciones que mantienen dichas manifestaciones son focos de conversión y centros de espiritualidad. Esas presencias públicas recuerdan el nombre y la vida de Jesús. No llevarlas a cabo alejaría de la conciencia popular —y de la realidad pública— el mensaje de Cristo. Por eso hemos de respetar y amplificar la enorme asistencia popular que tienen las procesiones y actos religiosos públicos de Semana Santa.

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