Día de la vida Consagrada

«La oración sea breve y pura» (Regla de San Benito)

El próximo día 2 de febrero, es el día denominado comunmente, «de las Candelas», la festividad litúrgica de la Presentación del Niño Jesús en el templo y de la purificación de su Santísima Madre. En ese día, la Iglesia católica, celebra el día de la Vida Consagrada, de los religiosos y religiosas y de los miembros de las sociedades de vida apostólica. Su propia consagración  es ya, en sí misma, una preciosa misión. En este sentido, lo más valioso de la vida consagrada, no es lo que hace,  sino lo que es, en el seno de la Iglesia. En  el mundo, la aportación más específica de la vida religiosa a la Iglesia, es su propia consagración. Quiere ser testigo de Jesucristo, pobre, casto y obediente, y estar al servicio del Reino.

A TI JOVEN, A TI TE LO DIGO:
“Si tu vida es Cristo, síguelo, déjalo todo.»


El religioso es el cristiano que intenta vivir la consagración  del bautismo —es decir, su condición de hijo de Dios y de ciudadano del Reino— en toda su radicalidad, llevando hasta sus últimas consecuencias las exigencias implícitas del bautismo.

La fe en Cristo, en su llamada, le lleva a a cogerlo como Persona y como Palabra, dejarse «poseer» por Él , y ponerse a su entera disposición.

La consagración religiosa es un misterio entrañable del amor de Dios. Dios se da en Jesús, plenamente, al que llama. Y el consagrado le responde amándole con todo el corazón, es decir, con toda su vida; le da su ser en profundidad. Pero una persona sólo se entrega realmente cuando se entrega por amor y cuando entrega su amor. El amor es el primer don, la raíz y principio de todos los demás dones. Y el amor total sólo se expresa con el don total de sí mismo. Por eso, la consagración religiosa es consagración de amor. Con las características propias del amor verdadero: la totalidad en la entrega, la exclusividad en la persona amada y el desinterés absoluto en servirle.

Entrega y amor que se concretan en vivir con Él y como Él, asumiendo su mismo estilo de vida, los «consejos evangélicos». Son un camino nuevo para el que quiera estrenarlo; una vida nueva para el que quiera embarcarse en ella; una verdad nueva para el que quiera caminar a su luz.  Se resumen en ser pobre como Él, célibe como Él y obediente como Él.

Caminos de consagración, en el contexto del Año Santo Compostelano, es el lema en España, para este «Día de la Vida Consagrada».  Pretende resumir la vocación más específica de la vida religiosa en la Iglesia: ser testigos de Cristo, testigos del amor de Dios en toda circunstancia y al servicio de todos los hombres y mujeres, especialmente de los más pobres .

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