Sor Inmaculada

Quiso llamarse Inmaculada
como la Madre de su Señor
a los ojos de los hombres
desde que hizo profesión.

Sus ojos son dos luceros
tras un límpido cristal
su rostro pura armonía
con sonrisa angelical.

Sus manos blancas palomas
hacen al órgano alabar
al Amor de los amores
y a su cohorte celestial.

Va prodigando oraciones
va prodigando la paz
se vuelca con sus hermanas
con ternura y bondad.

Mujer fuerte donde las halla
la tristeza no la abatirá
confiada persevera
dando ejemplo de humildad.

8 diciembre de 2012
Con todo el afecto de Águeda
Esta entrada fue publicada en Comunidad, El monasterio y su entorno, Poemas. Guarda el enlace permanente.