La vigilia de la Inmaculada

Nuestra comunidad de Benedictinas organiza la Vigilia de la Inmaculada en nuestro templo, para dar públicamente las gracias a la Virgen por los favores tan especiales que Ella nos ha concedido a lo largo de todo el año, notamos que la Inmaculada se ha metido a fondo en nuestros corazones. Como Juan Pablo II, le pedimos: seguir siendo «Todo suyo», que siga actuando, a pesar de nuestras deficiencias, y siga derramando esas gracias extraordinarias que contrarrestan los fallos y nos alcanzan todas estas gracias espirituales e incluso materiales, que con nuestras humildes oraciones y sacrificios le solicitamos, al igual que lo hacen los cerca de 800 comunidades de clausura de España. 

Cuando se cumplen 156 años de la proclamación del Dogma de la Inmaculada Concepción, todos debemos unirnos junto a la Iglesia de nuestra generación para felicitarla, Jesús quiso que su Madre fuera llena de gracia desde el primer instante de su concepción, que Satanás jamás tuviera dominio sobre Ella, que el pecado no la mancillara nunca. Ella es el motivo de su sublevación contra Dios. Dice la tradición que parte de ellos se rebelaron al saber que debían adorar al Hijo de Dios hecho hombre y postrarse ante su Madre, una mujer. La soberbia de los demonios -ángeles malos- les impidió humillarse ante una naturaleza inferior y les condujo al odio a Dios, a su Madre y a nosotros, y ya nada les moverá de él. 

El Papa Benedicto XVI en 1985 -antes de llegar al pontificado- decía: «Existen signos del retorno de fuerzas oscuras, mientras crecen en el mundo secularizado los cultos satánicos»

Recordemos: 

Cristo venció al demonio, la Virgen María pisó su cabeza y que las puertas del infierno no han de prevalecer sobre su Iglesia. 

Pidamos: 

  • Deseos de pureza de vida, nuestra sociedad actual y sobre todo nuestra juventud que se ve mediatizada y empujada al culto al cuerpo, el desenfreno inmoral, la sexualidad sin amor, la falta de respeto hacia el propio cuerpo como templo vivo del Espíritu Santo, la caída en el bajo mundo de la drogadicción y tantos peligros que se ceban en ella.
  • Que la juventud del siglo XXI vea en María el mejor ejemplo para su difícil vida cristiana.

Meditemos: 

  

Con una invocación a María:«Indícanos el camino que lleva a la paz, el camino hacia el reino de Jesús». 

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