Las construcciones de Cluny

La abadía de Cluny fue fundada en una reserva forestal de caza en la zona de lo que más tarde sería el municipio francés homónimo el 2 de septiembre del año 910 por Guillermo I de Aquitania, conde de Auvernia, el cual instaló allí al abad Bernón de Baume, y puso la abadía bajo la autoridad inmediata del Papa Sergio III. La abadía y su constelación de dependencias se convirtieron pronto en el ejemplo del tipo de vida religioso del siglo XI.

La localidad de Cluny, situada en el departamento de Saona y Loira, en la región de Borgoña, en el centro-este de Francia, creció alrededor de la antigua abadía.

El rápido crecimiento de la comunidad de Cluny necesitaba edificios cada vez mayores. Las construcciones de Cluny afectaron profundamente a las prácticas arquitectónicas en el occidente europeo desde el siglo X al XII. Actual abadía de Cluny.

Las tres iglesias sucesivas son llamadas convencionalmente Cluny I, Cluny II y Cluny III.

Cluny I

En el año 910 se comienza la construcción del primer templo de Cluny, que fue consagrado en el año 927. Debió ser un edificio de estilo otoniano.

Cluny II

Años más tarde se acomete la segunda construcción de Cluny II, entre 955 y 981 se inició tras las destructivas incursiones húngaras de 953. Es consagrada en el año 981 y fue abovedada en 1010, dando lugar a la tendencia a construir bóvedas de piedra en las iglesias. Se ha podido reconstruir la distribución interior del templo por el reflejo que dejó en varios edificios cluniacenses, principalmente de la zona suiza.

Se trataba de una iglesia sin pórtico, sólo con una especie de atrio abierto con galerías porticadas. Por este atrio se accedía a la iglesia, que tenía tres naves, seguramente separadas por pilares de sección circular. Había un crucero destacado en planta y una cabecera muy compartimentada con siete capillas en torno a la cabecera. El presbiterio estaba dividido en tres naves. Tenía dos torres a los pies y otra en el crucero, seguramente con influencia decorativa lombarda.

A finales del siglo XI aparece la necesidad no sólo de ampliar la iglesia de Cluny II sino también el resto de dependencias del recinto.

Cluny III

Entre 1088 y 1118 se edificó una nueva e inmensa iglesia, Cluny III, pero durante su construcción, Cluny II sigue en funcionamiento hasta su desaparición casi por completo para ampliar el claustro. Cluny III, indudablemente se puede considerar como una de las obras cumbres del románico europeo.

La construcción fue financiada por el rey de Inglaterra y el rey Alfonso VI de Castilla y León.
Cluny III era un enorme templo de casi 200 metros de longitud. Tenía un pórtico de tres naves precedido por dos torres. Desde este pórtico se accedía a la iglesia de cinco naves de gran altura, dos cruceros con dos capillas. La cabecera tenía una girola y cinco absidiolos. El crucero más cercano a la nave era más alto, largo y ancho. Tenían un gran número de ventanas, especialmente en la cabecera. No hay tribuna, pero se empiezan a utilizar los arbotantes. Tenía decoración de arquillos lombardos.

Al construir la tercera y definitiva iglesia de Cluny, el monasterio consiguió también el mayor edificio de Europa antes de la reconstrucción de la Basílica de San Pedro en Roma en el siglo XVI.

Cluny III, fue expropiada, vendida y estúpidamente derribada a comienzos del siglo XIX, salvo algunos fragmentos del crucero.

Por su parte, Cluny III influyó arquitectónicamente en algunos edificios románicos de Borgoña, donde el visitante puede hacerse una idea aproximada de cómo era la última iglesia abacial cluniacense:

Charité Sur Loire

Se comienza hacia el 1080 y se concluye en el 1135. Tiene cinco naves. La articulación del muro era de tres pisos: arcadas, triforio ciego y ventanas (no hay tribuna). También tenía una girola con absidiolos, y sólo 3 torres.

Saint Etienne de Nevers

Se construyó entre el 1063 y el 1097. Tiene tres naves, girola con tres absidiolos y transepto marcado en planta. La articulación del muro también tiene tres pisos: arcos, tribuna y ventanas (similar a las iglesias de peregrinación). La cubierta era la característica del románico: en la nave central cañón, en las laterales arista y en la tribuna cuarto de cañón. Toda la iglesia destaca por su perfecta sillería.

Saint Benît Sur Loire

Iglesia de tres naves con un solo crucero y un presbiterio muy profundo con girola. Es una iglesia ad triangulum. Tiene sólo una torre en el cimborrio. Articulación del muro en tres pisos: arcadas, triforio ciego muy alto y ventanas. Está precedida por una torre pórtico.

Paray-Le-Monial

Fue una fundación directa de Hugo el Grande, promotor de las obras de Cluny III. Es el mejor ejemplo de cómo debía ser Cluny III. Edificio con tres torres, dos a los pies, entre las que se desarrolla un pórtico. La cabecera también tiene girola, con tres absidiolos, y una capilla en cada brazo del crucero, que destaca en planta. Esta iglesia forma un juego de volúmenes muy marcado y se ilumina con numerosas ventanas.

A pesar de sus grandes realizaciones Cluny empezó a mostrar síntomas de agotamiento desde principios del siglo XII.

  • La rigidez de su propia estructura y la excesiva centralización orgánica de la Orden, que hacia descansar todo el peso en la figura del abad del monasterio fundacional, impedía la más mínima flexibilidad entre las distintas casas. Mientras que en los siglos X y XI esto había sido razón para el éxito en su desarrollo, a partir del siglo XII será motivo para su freno y agotamiento organizativo.
  • Otro elemento a destacar fue el de la ordenación de nuevos miembros, que desde fines del siglo XI había atraído gran numero de nobles, más por el prestigio, privilegios, seguridad y comodidad de la vida monástica que la Orden ofrecía, que por una verdadera vocación monacal. Lo cual había llevado a una relajación de costumbres alejadas de la vida espiritual. El abad de Cluny, Pedro el Venerable, intentó atajar este problema con la Reforma de la Orden más sus medidas no dieron el resultado pretendido.
  • Tampoco sería correcto presentar la aparición de fenómenos como el simple producto de la decadencia de Cluny. Por el contrario, fue el cambio general de orientación del monaquismo occidental – más favorable desde principios del siglo XII a los aspectos eremíticos y ascéticos – el que permitió el nacimiento de las nuevas órdenes como el Cister o la Cartuja. La especialización de la vida monástica en sus distintas vertientes militar, asistencial y ascética obedeció a su superación histórica. Desde comienzos del siglo XII el gran atractivo especialmente en la nobleza europea son las Ordenes Militares de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, los Templarios y otras.

España central por primera vez en la órbita europea

La campaña de construcción fue financiada por el censo anual establecido por Fernando I de León, soberano del reino unido de Castilla y León, entre 1053 y 1065. (Este censo fue restablecido por Alfonso VI en 1077 y confirmado en 1090). La suma se fijó en 1.000 áureos de oro por Fernando, cantidad que fue doblada por Alfonso VI en 1090. Para Cluny, esta cantidad representaba la mayor anualidad recibida nunca por una orden religiosa por parte de un rey o gobernante, y nunca fue superada. Los cien marcos de plata anuales entregados por Enrique I de Inglaterra a partir de 1131 fueron una contribución miserable en comparación. El censo alfonsino permitió al abad Hugo acometer la construcción de la gigantesca tercera iglesia de la abadía. Cuando los pagos en moneda de oro islámica recaudados por Castilla y León se detuvieron, se generó una crisis financiera que afectó económicamente a Cluny durante los mandatos de los abades Pons y Pedro el Venerable. En Cluny, el oro donado servía para publicitar a los nuevos ricos cristianos de España, y colocó a la España central por primera vez en la órbita europea.

Pedro el Venerable recibió el encargo de hacer una traducción detallada del material documental de origen islámico del que se disponía, y para ello viajó a España en 1142 donde encontró los traductores que necesitaba. Un erudito ha dicho que ese proyecto fue un acontecimiento trascendental de la historia intelectual europea. Los manuscritos en cuestión se han vinculado a Toledo, que fue un importante centro de traducción del árabe. Sin embargo, parece ser que Pedro se reunió con su equipo de traductores en un lugar de España más al norte, posiblemente en La Rioja; lo avala el hecho de que se sabe que visitó Nájera. El proyecto de traducir una serie de textos relativos al Islam se denominó Corpus toletanum. Uno de los textos traducidos fue La apología de Al-Kindi, pero la traducción al latín más importante fue la que hicieron del Corán en árabe Lex Mahumet pseudoprophete). Robert de Ketton fue el traductor principal y participaron Pedro de Toledo en trabajos de planificación y trascripciones y Pedro de Poitiers que ayudó a pulir la versión final latina. En el equipo también figuraban Herman de Carintia, amigo de Robert de Ketton y un musulmán llamado Mohamed. La traducción finalizó hacia junio o julio de 1143 siendo descrita posteriormente como un hito en los estudios islámicos. Con esta traducción, el Occidente disponía por primera vez de un instrumento para un estudio serio del Islam.

Los reyes de Navarra y los de Castilla y León favorecen a Cluny.

Había sido Sancho III el Mayor de Navarra el que a principios del siglo XI comenzó a apoyar decididamente la reforma de Cluny en sus territorios, que entonces comprendían prácticamente toda la España cristiana. Sus descendientes Fernando I y Alfonso VI (en Castilla) siguen una política de acercamiento y ayuda a los cluniacenses deseando reformar la Iglesia española. Para ello hicieron venir varios monjes de la abadía central de Cluny desde Borgoña a España (concretamente a Sahagún), que conseguirán cambiar el rito mozárabe o de San Isidoro por el rito latino o romano. La construcción de Cluny III había sido financiada por el rey de Inglaterra y el rey Alfonso VI de Castilla y León, lo que favoreció la rápida extensión de la Orden en la Península.

La expansión de la orden cluniacense como difusora del cristianismo en España, con la religiosidad de los monarcas, el establecimiento de grandes rutas de peregrinación como el Camino de Santiago, y la difusión del estilo arquitectónico románico, fue muy rápida. Fiel a la regla benedictina, la abadía cluniacense se auto invistió como difusora del cristianismo, sobre todo a lo largo del Camino que era donde se fraguaban la Reconquista y la cristianización del mundo musulmán. La Orden de Cluny alzó monasterios, puentes, iglesias y hospitales y recibió edificios, tierras, prioratos y villas a través de decretos reales para conseguir sus fines.

La influencia de Cluny con el apoyo de Roma fue determinante en la España cristiana del siglo XI para la abolición del rito mozárabe, la reorganización eclesiástico-monástica y la adopción de la liturgia gregoriana.

La fundación de Monasterios: Cluny encontró en los reyes de León del siglo XI el apoyo necesario para el establecimiento o reforma de varios monasterios en Tierra de Campos.

Destacan estos tres monasterios por sus manifestaciones románicas valiosísimas: San Zoilo en Carrión de los Condes, San Isidro de Dueñas (Palencia) que debió ser muy similar a San Martín de Frómista, y por supuesto, y San Benito de Sahagún, que fue el monasterio más poderoso de ese periodo, conservándose el arco de entrada, una de las torres menores, y la lauda sepulcral del obispo Alfonso Ansúrez más una Virgen procedente del tímpano de una portada que se exponen en el Museo Arqueológico Nacional.

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