Ven y sígueme

La Vocación y los factores que la determinan

La historia familiar. Tanto las experiencias familiares como la educación recibida en el seno de la familia son fundamentales en la vida de cada individuo. También las expectativas de los padres influyen en la elección vocacional.

El medio social y cultural. Todas las familias viven en una sociedad que comparte una serie de valores y creencias. Existen diferentes profesiones por las que se siente uno más atraído. Las necesidades sociales son factores muy importantes en la elección vocacional.

La imagen y la representación que cada uno tiene de sí mismo. Durante la infancia, la escuela y la ESO se va conformando una imagen de nosotros mismo ejerciendo algunas profesiones y determinando cuáles nos resultan más atrayentes e interesantes.

¿Vocación, elección, decisión? ¿Se hace o se nace?

Generalmente pensamos que existen profesiones que para ejercerlas requieren un talento particular con el que se nace. Sin embargo, aquello que parece innato responde en realidad al capital cultural que el individuo posee y que le permite destacarse en la actividad que realiza.
La vocación más que una revelación o hallazgo, es un descubrimiento de algo después de una «búsqueda». La vocación sí existe, y podemos desarrollarla, reorganizarla a lo largo de la vida, como algo que se mantiene.

Los padres como Orientadores Vocacionales

Los padres tienen una influencia decisiva sobre el proyecto de vida de sus hijos. También les imponen pautas predominantes para sus preferencias y rechazos. Y lo que es más importante, todo esto influye también en la formación de su personalidad, cuyos aspectos positivos y negativos pondrán en juego al desarrollar su vocación.
Cuando un hijo está deliberando acerca de su futuro es como si los padres tuvieran que volver a definirse. Quizá revivan los momentos en que ellos querían realizar algo que soñaban. La situación parece la misma, pero es distinta porque ese hijo que está tratando es una persona única, que se parece a sus padres pero que tendrá que ser cada vez más ella misma y vivir por sí misma, en una época y lugares distintos en sus circunstancias, con condiciones y personas distintas.
No hay que pretender que el adolescente elija como adulto. En general la vocación de los jóvenes, no está dada, sino que se está dando. Lo que corresponde a los padres hacer, si el hijo no se decide, es ayudar -no imponer- a solucionar las causas de su indecisión o esperar, puesto que no hay una edad fija para saber qué se quiere ser. A medida que se va viviendo y evolucionando, se van aclarando aspectos de uno mismo y de lo que realmente aspiramos.

La Orientación Vocacional

Es el proceso de elaboración por parte de los adolescentes, jóvenes y adultos de un proyecto de vida.
Requiere profundizar e interrogar las relaciones entre educación, trabajo y sociedad. Elegir y decidir entre las posibles alternativas que el mundo del estudio, el trabajo y la vida espiritual proponen. Reflexionar sobre nuestros deseos y temores. Analizar objetivamente el compromiso que ello implica.
El desarrollo integral de la vocación, está ligado a la plenitud y a la felicidad. Las personas deben ir construyendo su proyecto de vida, conforme a sus intereses, valores, deseos, aspiraciones y posibilidades.

Esta entrada ha sido publicada en Reflexiones y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.