El escritor y periodista “Lolo” Manuel Lozano Garrido

Será proclamado Beato, el próximo 12 de junio a las siete y media de la tarde en la ciudad que lo vio nacer y morir, Linares (Jaén), en el recinto ferial de Eriazos de la Virgen.

Manuel Lozano Garrido fue escritor y periodista. Nació en Linares, en 1920, y murió en la misma ciudad, en 1971. Llevaba 25 años postrado en una silla de ruedas, víctima de una enfermedad que fue degenerando su cuerpo hasta dejarle convertido en un amasijo de huesos y que los últimos nueve años, también estuvo ciego. Lejos de arredrarle el dolor y su inmovilidad, Lolo trabajó incansablemente. Fue alegre y dinámico desde joven, y su fe, alimentada al amparo de la Acción Católica, de la que fue miembro desde pequeño, arrastraba a numerosos amigos hasta su lado, de toda clase y condición, pero especialmente jóvenes. Su pasión era su propia profesión, y su forma de vivirla, siempre con la vista fija en Cristo, se refleja en lo que exclamó cuando le regalaron una máquina de escribir: «Señor, gracias. La primera palabra, tu nombre; que sea siempre la fuerza y el alma de esta máquina… Que tu luz y tu transparencia estén siempre en la mente y en el corazón de todos los que trabajen en ella, para que lo que se haga sea noble, limpio y esperanzador». Trabajó, entre otros, para el diario Ya, para la revista Telva, o Vida Nueva; recibió el premio Bravo de periodismo, y escribió numerosos libros: El sillón de ruedas; Dios habla todos los días; Las golondrinas nunca saben la hora…, y creó la obra pía Sinaí, donde monasterios de clausura y enfermos se unen para rezar por un medio de comunicación en concreto.

El postulador de la Causa de Lolo, don Rafael Higueras, recuerda su conversación sobre Lolo con Juan Pablo II, en una audiencia: el Pontífice manifestó que la de Lolo había sido una vida muy bella, y que se trataba de un ejemplo para la sociedad, por la forma en la que había vivido su propio sufrimiento. Es inevitable pensar que ambos reposan hoy, juntos, con un cuerpo en el que no cabe el dolor, en la Casa del Padre.

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