El padre Bernardo Hoyos y el Sagrado Corazón

El domingo 18 de este mes de abril, Valladolid acogió la subida a los altares del joven jesuita Bernardo Francisco de Hoyos. En la Plaza de Colón se celebró la Eucaristía, presidida por monseñor Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, y concelebrada por más de 30 obispos, donde el Sagrado Corazón, amor y amado de Bernardo, ocupa un puesto central.

Durante su corta vida, tuvo una intensa experiencia mística, y el 14 de mayo de 1733, siendo estudiante de Teología, recibió en el templo del Colegio San Ambrosio, de Valladolid, la revelación de la Gran Promesa del Corazón de Jesús, cambiar el corazón del mundo y, sobre todo, de España: «Reinaré en España, con más veneración que en otras partes». Inició el culto al Sagrado Corazón de Jesús, devoción que llegaba desde Francia y tras una intensa labor de difusión en España, se extendió a Hispanoamérica y Filipinas.

Su muerte prematura a los 24 años, víctima del tifus, nueve meses después de su ordenación sacerdotal, no frenó la extensión de esta espiritualidad tan arraigada en el siglo XIX.

Desde el Arzobispado de Valladolid, se destaca la gran actualidad de la figura y la misión del padre Hoyos: hoy, como nunca, el mundo está desengañado de tantos sueños ideológicos y decepcionado por la capacidad de dotar al progreso de un rumbo exclusivamente humano. Por eso, necesita descubrir el rostro misericordioso de un Dios que sale a nuestro encuentro, para regalarnos la vida eterna.

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