La Sábana Santa, el lienzo en el que según la tradición católica fue envuelto Cristo tras su crucifixión, volvió a exhibirse recientemente en la ciudad de Turín (norte de Italia) que acogerá de nuevo, durante seis semanas, una multitudinaria manifestación de curiosidad y devoción popular.
Hasta el próximo 23 de mayo, día en el que la también llamada «Síndone» volverá a quedar guardada, la archidiócesis turinesa espera recibir unos dos millones de visitas en lo que supone un acontecimiento que va más allá de lo estrictamente religioso y que se produce diez años después e la última exposición pública.
La catedral de Turín, donde se conserva el sudario, acogerá a los visitantes de la Sábana Santa, y comprobarán in situ el misterio que envuelve al supuesto sudario de Cristo, cuya autenticidad ha sido tantas veces discutida.
La primera constancia que se tiene de la existencia de la «Síndone» (del griego sindon, mortaja), que mide 4,39 metros de larga y 1,15 de ancha y que resultó dañada en 1532 por un incendio, data de 1353 en Francia, donde permaneció hasta que en 1578 fue llevada a Turín.
Las pruebas para demostrar si envolvió a Cristo comenzaron en 1898, después de que un fotógrafo le hiciera una foto y se diera cuenta de que las imágenes negativas representan el cuerpo y la cara de un hombre crucificado. Pero en 1988, el carbono 14 la dató como perteneciente a la Edad Media, entre los siglos XIII y XIV. Las discrepancias continúan por el método del carbono 14, cuyos resultados no resultan fiables, al verse alterados por los incendios que ha sufrido el lienzo a lo largo de su trayectoria. Luego el misterio del lienzo sigue sin desentrañar.