EL PAPA FRANCISCO nos dijo el 9 de Enero en Sta. Marta

Jesús tenía autoridad porque servía a la gente, estaba cerca de las personas y era coherente, al contrario que los doctores de la Ley que se sentían príncipes. Así lo ha indicado el papa Francisco en su homilía de este martes en la misa celebrada esta mañana en Santa Marta. Frente a estas características de Jesús, ha precisado, los doctores de la ley enseñaban con autoridad clericalista, separados de la gente, no vivían lo que predicaban.

La autoridad de Jesús y la de los fariseos son los dos puntos sobre los que se ha centrado la homilía del Papa. Una es una autoridad real, la otra formal. En el Evangelio del día –ha explicado Francisco– se habla del estupor de la gente porque Jesús enseñaba “como uno que tiene autoridad” y no como los escribas. Así, ha recordado que “eran las autoridades del pueblo” pero lo que enseñaban no entraba en el corazón, mientras que Jesús tenía una autoridad real. No era “un seductor”, enseñaba la Ley “hasta el último punto” enseñaba la Verdad pero con autoridad.

De este modo, durante su homilía, el Papa ha reflexionado sobre tres características que diferencian la autoridad de Jesús de la de los doctores de la Ley. Tal y como ha observado el Papa, mientras que Jesús “enseñaba con humildad” y dice a sus discípulos que “el más grande sea como el que sirve: se haga el más pequeño”, los fariseos se sentían príncipes.

Jesús –ha explicado el Pontífice– servía a la gente, explicaba las cosas para que la gente entendiera bien, estaba al servicio de la gente. Tenía una actitud de servidor, y esto daba autoridad. Pero la mentalidad de los doctores de la Ley, ha advertido Francisco, era “nosotros somos los maestros, los príncipes, y nosotros os enseñamos a vosotros”. No era servicio sino “nosotros mandamos, vosotros obedecéis”. Y Jesús –ha subrayado el Papa– nunca se ha hecho pasar por príncipe, siempre era servidor de todos y esto es lo que le daba autoridad.

La segunda característica es la cercanía. Así, Francisco ha precisado que ese estar cerca de la gente lo que da autoridad. “Jesús no tenía alergia a la gente: tocar a los leprosos, a los enfermos, no le hacía estremecerse”. Mientras que los fariseos despreciaban a la pobre gente y ellos paseaban por las plazas, bien vestidos. Estos doctores, ha asegurado el Papa, enseñaban con autoridad clericalista.

Y un tercer punto que diferencia la autoridad de los escribas de la de Jesús es la coherencia. Jesús –ha subrayado el Papa– vivía lo que predicaba: había como una unidad, una armonía entre lo que pensaba, sentía, hacía. Mientras que quien se siente príncipe tiene “una actitud clericalista”, es decir, hipócrita, dice una cosa y hace otra.

En esta línea, el Santo Padre ha recordado que Jesús, que es humilde, que está al servicio, que es cercano, que no desprecia a la gente y que es coherente, tiene autoridad. “Y esta es la autoridad que siente el pueblo de Dios”, ha añadido.

Para concluir el Santo Padre ha recordado la parábola del Buen Samaritano. Delante de un hombre dejado medio muerto en el camino por los asaltantes, pasa el sacerdote y se va quizá porque hay sangre y cree que si lo toca, se convierte en impuro. Pasa el levita y –ha observado el Papa– creo que pensó que si se mezclaba tendría que ir después al tribunal a declarar y tenía muchas cosas que hacer. Y también él se va. Y finalmente el samaritano, un pecador, es el que tiene compasión. Pero, ha añadido Francisco, hay otro personaje, el posadero. Este hombre no se sorprende ni del asalto ni del comportamiento del sacerdote o el levita, sino por el del samaritano. Podía pensar, “este está loco”, “no es judío, es un pecador”. Así, el Papa vuelve al estupor de la gente del Evangelio de hoy frente a la autoridad de Jesús: “una autoridad humilde, de servicio”, “una autoridad cercana a la gente” y “coherente”.

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ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO – 8 de Enero

Queridos hermanos y hermanas, ¡Buenos días!

Hoy es la fiesta del bautismo de Jesús, el Evangelio nos presenta la escena que sucedió a orillas del río Jordán: en medio a la multitud penitente que avanzaba hacia Juan el Bautista para recibir el bautismo está también Jesús. Hacía la cola.

Juan querría impedirlo diciendo: “Soy yo quien necesita tu bautismo”. El Bautista de hecho tiene conciencia de las grandes distancias que hay entre él y Jesús. Pero Jesús ha venido justamente para colmar la distancia entre el hombre y Dios: si él está enteramente de la parte de Dios, también está enteramente de la parte del hombre y reúne lo que estaba dividido.

Por esto pide a Juan de bautizarlo, para que se cumpla cada justicia, o sea que se realice el proyecto del Padre que pasa a través del camino de la obediencia y de la solidaridad con el hombre frágil y pecador, el camino de la humildad y de la plena cercanía a Dios y a sus hijos.

¡Porque Dios está muy cerca de nosotros! En el momento en el cual Jesús, bautizado por Juan, sale de las aguas del río Jordán, la voz de Dios Padre se hace sentir desde lo alto. “Este es el Hijo mio, el amado: en Él he puesto mi complacencia”.

Y al mismo tiempo en Espíritu Santo, en forma de paloma, se posa sobre Jesús que da públicamente inicio a su misión de salvación; misión caracterizada por el estilo del siervo humilde y manso, armado solamente por la fuerza de la verdad, como había profetizado Isaías: “No gritarás ni levantarás el tono (…) no despreciarás una caña dañada, no apagarás la mecha de la llama débil, proclamarás el derecho con verdad”.

Siervo humilde y manso, así es el estilo misionero de los discípulos de Cristo: anunciar el Evangelio con mansedumbre y firmeza, sin gritarle a nadie sino con mansedumbre y firmeza, sin arrogancia o imposición.

La verdadera misión no es nunca proselitismo pero atracción hacia Cristo. ¿Pero cómo? ¿Cómo se hace para atraer hacia Cristo? Con el propio testimonio, a partir de la fuerte unión con Él en la oración, en la adoración y en la caridad concreta, que es servicio a Jesús presente en el más pequeño de los hermanos.

A imitación de Jesús, pastor bueno y misericordioso y animados por su gracia, estamos llamados a hacer de nuestra vida un testimonio gozoso que ilumina el camino, que lleva esperanza y amor. Esta fiesta nos hace descubrir nuevamente el don y la belleza de ser un pueblo de bautizados, o sea de pecadores salvados por la gracia de Cristo, insertados realmente, por obra del Espíritu Santo en la relación filial de Jesús con el Padre, recibidos en el seno de la madre Iglesia, vueltos capaces de una fraternidad que no conoce confines y barreras.

La Virgen María nos ayude a todos nosotros los cristianos a conservar una conciencia siempre viva y agradecida de nuestro bautismo y a recorrer con fidelidad el camino inaugurado por este sacramento de nuestro renacer. Y siempre con mansedumbre y firmeza”.

El Papa reza el ángelus y después dice:

“¡Queridos hermanos y hermanas! En el contexto de la fiesta del Bautismo del Señor, esta mañana he bautizado a un buen grupo de recién nacidos, veintiocho. Recemos por ellos y por sus familias. También ayer por la tarde he bautizado a un joven catecúmeno.

Quiero extender mi oración a todos los papás que en este período se están preparando para el Bautismo de su hijo o lo han apenas celebrado. Sobre ellos y sobre los niños invoco al Espíritu Santo, para que este sacramento así simple y al mismo tiempo tan importante sea vivido con fe y con alegría.

Quiero además invitarlos a unirse a la Red Mundial de Oración del Papa, que difunde también a través de las redes sociales, las intenciones de oración que propongo cada mes a toda la Iglesia. Así se lleva adelante el apostolado de la oración y se hace crecer la comunión.

En estos días de tanto frío pienso y les invito a pensar a todas las personas que viven por la calle, golpeadas por el frío y tantas veces por la indiferencia. Entretanto algunos no lograron sobrevivir. Recemos por ellos y pidamos al Señor que nos caliente el corazón para poder ayudarlos.

Saludo a todos los aquí presentes, fieles de Roma y peregrinos italianos y de varios países, en particular al grupo de jóvenes de Cagliari, a quienes animo a proseguir el camino iniciado con el sacramento de la Confirmación. Y les agradezco porque ellos me dan la oportunidad de subrayar que la Confirmación no es solamente un punto de llegada, como algunos dicen el ‘sacramento del adiós’, no, no, es sobre todo un punto de partida en la vida cristiana.

¡Adelante con la alegría del Evangelio! Les deseo a todos un buen domingo. Por favor no se olviden de rezar por mi.

¡Buon pranzo e Arrivederci!

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DOMINGO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR-Ciclo A- 8 de Enero

«ESTE ES MI HIJO AMADO»odresnuevos-8-enero-2017-color

(MATEO 3, 13-17)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO

En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.

Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».

Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».

Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una luz de los cielos que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Palabra del Señor

“Bautismo y compromiso”

El Reino de Dios comienza a instalarse en este mundo con un punto de partida: el Bautismo. Me gusta pensar en aquel momento del Bautismo del Señor: “Jesús haciendo cola para ser bautizado por las manos de Juan Bautista”. Pero lo hacía con todas las consecuencias. Sabedor del compromiso que adquiría. Consciente de las dificultades que le esperaban en el recorrido del anuncio de su reino.

Y, también, me preocupa –por comparación- recordar la escena de tantos cristianos que se acercan (con muy poca paciencia, sin hacer cola y si puede ser, sin preparación alguna, mejor que mejor) para ser bautizados pero muy poco conscientes de lo que implica el vivir y sentirse como bautizados.

Por eso, es bueno hacer memoria de nuestro Bautismo con frecuencia. Es necesario por tanto ser conscientes de la dimensión comunitaria de la fe y de que a todos los que participamos en las celebraciones litúrgicas nos une la gracia bautismal que hemos recibido como don. Con el Señor, renovemos en el inicio de este año 2017 nuestro deseo de que la presencia de Dios en nuestra vida sea algo real, vivo, visible y testimonial.

Citas para reflexionar:

  • «No se puede separar a Cristo de la Iglesia. La gracia del bautismo nos da el gozo de seguir a Cristo en y con la Iglesia» Papa Francisco
  • «Una mancha de sangre envuelve al mundo con una sombra de miedo y desconcierto. Hace falta que el Señor sostenga a quienes valientemente se ponen manos a la obra para frenarla» Papa Francisco
  • «El amor casto engrandece a las almas» Victor Hugo
  • «Sucede con frecuencia que con tal ahínco deseamos ser ángeles del cielo que nos olvidamos de ser hombres de bien en la Tierra» San Fco.  de Sales
  • «Jesús no pide grandes hazañas, sino únicamente abandono y gratitud» Santa Teresa de Lisieux

Efemérides y noticias:

  • Desde este año, el Papa Francisco tendrá solo una intención de oración preparada para cada mes. Mas en el primer Ángelus dominical de cada mes tendrá una segunda intención de oración “urgente”.
  • La cuenta del Papa en Twitter inicia 2017 con 32 millones de seguidores, la mayoría son de lengua castellana.
  • El Papa Francisco reclama cárceles menos saturadas que faciliten la reinserción. Pide que las condiciones de vida de los detenidos en las cárceles sean dignas de personas y no “de animales”.
  • El Papa  recibió este jueves en el Vaticano a varios cientos de personas sobrevivientes del terremoto del 24 de agosto de 2016 ocurrido en Italia central.
  • Portugal se prepara para la visita en mayo del Papa,  en el centenario de las apariciones de la Virgen.
  • El Papa ha nombrado al sacerdote Abilio Martínez Varea como obispo de la diócesis española de Osma-Soria, quien en la actualidad es vicario episcopal de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño.
  • El porcentaje de personas que participan en la misa dominical en Polonia, aumentó el 40 por ciento en el 2015 en comparación con el año anterior, y un incremento del 17% de las personas que comulgan.
  • El Patriarca de Moscú, Cirilo, señala el conmemorar la tragedia de la revolución rusa para no repetir errores similares.
  • «El terrorismo del Isis no hace distinciones, porque matan también a musulmanes y no solamente a los cristianos», explica Mons. Paolo Bizzeti de Estambul.
  • Los datos de la vergüenza, en 2015 se produjeron 94.188 abortos voluntarios en España, se cuestiona su veracidad pues las clínicas privadas no declaran los abortos que realizan. Pasan desapercibidos y deberían avergonzarnos a toda la sociedad esta masacre de inocentes. Un día lloraremos y nos arrepentiremos de este holocausto cometido.

“PRODIGIOS EN EL CIELO”

Dos prodigios llegados desde el cielo que se vieron, el primero: en el viaje de los Reyes a Belén y el segundo: en el momento en que Jesús de Nazaret –ya hombre—es bautizado por Juan el Bautista.

Pudo ser real que Dios guiará a los Magos por procedimientos extraordinarios hasta Belén. Dios puede hacerlo. Pero la “mecánica” de Dios es servirse de las leyes universales que Él mismo ha creado para ordenar el universo. La Estrella de Belén sería una especie de teofanía, como iba a serlo, en el momento del Bautismo del Señor, la voz surgida del cielo que declaraba a Jesús como Hijo Predilecto. El relato evangélico tiene una precisión y belleza en su contenido cristológico para meditarlo y sacar provecho.

El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén fue un gran acontecimiento y que, por ello, trascendió a quienes debía trascender. En la Nochebuena son los pastores los primeros en conocer la noticia. El mensaje de los ángeles es completo y muy expresivo. A los Magos les llega la noticia  del Nacimiento de Jesús, que da Dios, por medio de un fenómeno singular, una conjunción de planetas o un cometa. Pudiera ser o tal vez no fue así. Poco importa. La cuestión es que unos hombres sabios, llenos de esperanza, atravesaron medio mundo para adorar a un niño. ¿Quién les guio? Sin duda la mano de Dios. Esa adoración la realizan personajes notables, que tienen potestad para ser recibidos de inmediato por el Rey Herodes y cuyo mensaje (y presencia) turba a toda la ciudad de Jerusalén. Lo que iba a venir después, el asesinato múltiple, (a modo de limpieza étnica de nuestros días) por parte de Herodes y en la débil carne de unos niños, nos dará el contrapunto de crueldad del que es capaz el género humano.

Dios también se va a presentar a orillas del Jordán en el momento del bautismo de Jesús. La voz del Ser Supremo iba a expresar sin rodeos, ni equívocos, su preferencia por el Hijo Amado. Desde el cántico intenso de los ángeles en la Nochebuena hasta la manifestación de Dios junto al agua bautismal se ha cubierto el recorrido alegre y sublime del tiempo de Navidad. Hemos asistido a la encarnación de Dios como hombre en forma de un niño indefenso. Con el Bautismo de Jesús se entra en el llamado Tiempo Ordinario

A nosotros se nos abre también un tiempo “normal”, de camino corriente. Pero también es tiempo de espera y de conversión. Esta primera parte del Tiempo Ordinario terminará en el Miércoles de Ceniza, el 1 de marzo, y con ella se inicia la Cuaresma, el ascenso hasta la Pascua gloriosa. Todos los tiempos y los momentos sirven para nuestra conversión. Y una característica de nuestro cambio –de la búsqueda del hombre nuevo—ha de ser el de la paz y la afabilidad. Jesús es afable y pacífico. Y así debemos ser nosotros. Recomendamos muy sinceramente, leer y releer esta semana los textos de la Misa. Y meditarlos en el silencio de nuestros cuartos y en la –deseable– paz de nuestras almas.

ORACIÓN: YO SOY DE LOS TUYOS SEÑOR

Desde el día de mi Bautismo

en el que, Dios, me hizo hijo suyo

YO SOY DE LOS TUYOS, SEÑOR

Cuando escucho tu Palabra de vida eterna

y  la hago fructificar en obras de caridad.

YO SOY DE LOS TUYOS, SEÑOR

Si, como Tú, Señor Jesús, siempre

me dejo llevar de la mano del Padre.

SOY DE LOS TUYOS, SEÑOR

Pero ayúdame para que no pierda

la gracia de la nueva vida bautismal.

Amén.

 

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El Papa en el ángelus: EN REYES, EL REGALO ES EL MISMO JESÚS

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! 

Celebramos hoy la Epifanía del Señor, o sea la manifestación de Jesús que resplandece como luz a todas las gentes. Símbolo de esta luz que resplandece en el mundo y que quiere iluminar la vida de cada uno de nosotros es la estrella que guió a los Magos a Belén. Ellos, dice el Evangelio, vieron ‘brillar su estrella’ (Mt 2,2) y decidieron seguirla: hacerse guiar por la estrella de Jesús.

También en nuestra vida hay diversas estrellas, luces que brillan y orientan. Somos nosotros que debemos elegir a cuál de ellas seguir. Hay luces intermitentes, que van y vienen, como las pequeñas satisfacciones de la vida: a pesar de ser buenas, no son suficientes, porque duran poco y no nos dejan la paz que buscamos”.

También existen las luces enceguecedoras del espectáculo, del dinero y del éxito, que prometen todo y enseguida: seducen pero con su fuerza encandilan y hacen pasar de los sueños de gloria a la oscuridad más densa.

Los Magos, en cambio, nos invitan a seguir una luz estable y gentil que no tiene ocaso, porque nos es de este mundo: viene del cielo y resplandece en el corazón.

Esta luz verdadera es la luz del Señor, o mejor dicho es el Señor. Él es nuestra luz: una luz que no enceguece, pero acompaña y dona una alegría única. Esta luz es para todos y nos llama a cada uno: podemos así sentir nosotros la invitación que hoy nos dirige el profeta Isaías: ‘Levántate, vístete de luz’.

En el inicio de cada día podemos recibir esta invitación: levántate, revístete de luz, sigue hoy entre las tantas estrellas fugaces del mundo a la estrella luminosa de Jesús! Siguiéndola, tendremos alegría, como le sucedió a los Magos, que ‘cuando vieron la estrella se llenaron de una enorme alegría’ (Mt 2,10); porque donde está Dios hay alegría.

Quien ha encontrado a Jesús ha sentido el milagro de la luz que rompe las tinieblas y conoce esta luz que ilumina y resplandece. Quisiera, con mucho respeto, invitar a no tener miedo de esta luz y a abrirse al Señor. Sobre todo quisiera decir a quien ha perdido la fuerza de buscar, a quien afanado por la oscuridad de la vida ha apagado el deseo: ‘Ánimo, la luz de Jesús sabe vencer las tinieblas más oscuras’, ¡levántate, coraje!

¿Cómo encontrar esta luz divina? Sigamos el ejemplo de los Magos, que el Evangelio describe siempre en movimiento. Quien desea la luz, de hecho sale de sí y la busca: no se queda cerrado, quieto, mirando qué sucede en su alrededor, pero pone en juego la propia vida.

La vida cristiana es un camino continuo, hecho de esperanza y de búsqueda; un camino que como el de los Magos prosigue también cuando la estrella desaparece momentáneamente de la vista. En este camino hay también insidias que es necesario evitar: los comentarios superficiales y mundanos que frenan el paso; los caprichos paralizantes del egoísmo; los baches del pesimismo que encierran la esperanza.

Estos obstáculos bloquearon a los escribas, de los cuales habla el Evangelio de hoy. Ellos sabían dónde estaba la luz, pero no se movieron. Cuando Herodes les preguntó ‘¿Dónde nacerá el Mesías?’, ‘¡En Belén! Sabían donde pero no se movieron. Su conocimiento fue vano: no basta saber que Dios ha nacido, si no se hace con Él la Navidad en el corazón.

Dios ha nacido, ¿pero ha nacido en tu corazón?, ¿ha nacido en mi corazón?, ¿ha nacido en nuestro corazón? Y así lo encontraremos, como los Magos, con María y José en el establo.

Los Magos lo hicieron: encontrado el Niño, “ellos se postraron y lo adoraron”: entraron en una comunión personal de amor con Jesús. Después le donaron oro, incienso y mirra, o sea sus bienes más preciosos.

Aprendamos de los Magos a no dar a Jesús solo los retazos de tiempo y algún pensamiento cada tanto, contrariamente no tendríamos su luz. Como los Magos, pongámonos en camino, revistiéndonos de luz, siguiendo la estrella de Jesús y adoremos al Señor con todo nuestro ser”.

Después de rezar el ángelus el Papa saludó a los diversos grupos de peregrinos y añadió las siguientes palabras:

“Los magos ofrecen a Jesús sus dones, pero en realidad es Jesús mismo el verdadero don de Dios. De hecho es el Dios que se dona a nosotros, en Él nosotros vemos el rostro misericordioso del Padre que nos espera, nos acoge, nos perdona siempre; el rostro de Dios que no nos trata nunca según nuestras obras o según nuestros pecados, pero únicamente según la inmensidad de su inagotable misericordia.

Y hablando de los dones, también yo he pensado de hacerles un pequeño regalo… faltan los camellos, pero les daré este don. Es el librito ‘Ícono de misericordia’. El don de Dios es Jesús, misericordia del Padre, y por esto para recordar este don les doy este regalo que será distribuido por personas pobres, sin hogar y prófugos, junto a muchos voluntarios y religiosos a los cuales saludo y les agradezco de corazón.

Les deseo un año de justicia, de perdón, de serenidad pero sobre todo un año de misericordia. Les ayudará leer este libro; se lleva en el bolsillo, pueden llevarlo con ustedes. Por favor no se olviden de hacerme también el don de vuestra oración. El Señor les bendiga. Buena fiesta, ‘buon pranzo‘ y ‘arrivederci‘.

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¡MIRA, MIRA LO QUE TE HAN TRAÍDO LOS REYES!

La adoración del los Reyes Magos. Pintura de Giotto

Desde el punto de vista de la vida de familia, hay pocas fiestas que sean más entrañables que las navideñas. Aquí los regalos tienen una importancia grande. En muchos países los regalos se depositan bajo el árbol en la Nochebuena.

Los niños aprenden a maravillarse ante el portal de Belén y a cantar villancicos y a escuchar las maravillas del amor de Dios a los hombres y descubren el don de la vida y su vinculación con los regalos que reciben.

En otros muchos lugares, esa vinculación se establece en la fiesta que se celebra el día 6 de enero y que se llama la epifanía, porque en ella se da una manifestación universal de la gloria de Dios y de su designio de salvación. Pero los niños no usan esa palabra. Para ellos es el día de los Reyes Magos y, en aquellos lugares, también de los regalos que ellos traen a lomos de los camellos.

La noche es larga y a veces les cuesta dormirse. Hay mucho nervio e ilusiones. Luego, por la mañana, siempre hay alguno que se levanta antes que los demás. Puede suceder que vaya directo a buscar sus regalos y que los abra y se ponga a jugar con ellos antes de que hayan venido los demás. Pero suele suceder también que la alegría se desborde y vaya corriendo a despertar a sus hermanos: “Mira, mira qué te han traído los Reyes”.

Ese “mira, mira” es maravilloso. La alegría de anunciar el regalo que nos ha sido dado y de invitar a la contemplación. Mirar, deleitarse y llenarse de admiración. Pienso que eso mismo le dirían María y José al pequeño: Mira, mira, Jesús, qué te han traído los Reyes.

Porque los Reyes existen o, más bien, siguen existiendo en ese deseo de los padres de familia de dar la vida, de continuar regalándola a los hijos todos los días. Hoy es un día para hacernos todos como niños y llenarnos de admiración y también de esperanza.

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LOS REGALOS DE NAVIDAD

¿Qué significado tienen que tener los regalos de Navidad? Así lo explica el Papa Francisco:

“En estos días se piensa en los regalos de Navidad, pero en realidad quien hace el verdadero regalo es Él, nuestro Padre, que nos dona a Jesús”.

«Y nuestros regalos, esta bella tradición de intercambiar dones, debería expresar justamente esto: ser un reflejo del único don que es su Hijo hecho hombre y nacido de la Virgen María”.

Benedicto XVI, Papa Emérito, en su libro «Últimas conversaciones con Peter Seewald, dice:  <En una carta al Niño Jesús le pedí como regalos de Navidad «un misal del pueblo Shott, una sotana verde de monaguillo y un Corazón de Jesús». Lo hizo a los 7 años.

La Manifestación del Hijo…

Hay muchos exegetas que ven gran paralelismo entre la solemnidad de la Epifanía del Señor y el Domingo del Bautismo de Cristo. Y en el primero, y ante los Reyes Magos, como representantes de todo el mundo no judío, se hace presente el Señor por decisión del Padre. La Estrella conduce a unos personajes misteriosos a Belén de Judá y allí encuentran al Niño Dios. La alegría de ellos es inconmensurable y comprenden que ha merecido la pena tener fe en la aparición de ese mensaje astronómico.

…y del Padre y del Espíritu Santo

El calendario de este año (2016-20017) nos va a obligar al enorme esfuerzo mental de dejar Niño, muy Niño, al Niño Jesús y “recuperarle” al día siguiente ya hombre y camino de Jordán para bautizarse. Ha crecido mucho Jesús en sólo 48 horas. Pero cuando Juan Bautista proyecta las aguas del Jordán sobre el cuerpo de Jesús, el Padre y el Espíritu se hacen presentes manifestando la grandeza de la misión de Jesús en la Tierra y su condición divina. Primero se manifiesta el Hijo en Belén. Luego la Trinidad Santísima crea una completa teofanía sobre las aguas del río como confirmación de la obra grande y misericordiosa que va a llegar después. Todo es camino de Redención. Y sobre todo ello es por donde nuestra alma inquieta debe buscar.

ORACION DE LA ESTRELLA

Estrella de Belén eres signo de un acontecimiento llamado a ser universal.
Eres tutor que lleva a un Dios escondido.
¡Párate, detente estrella divina y veloz!
Queremos vislumbrar, ya desde ahora,
a Aquel que profetas y reyes,
ángeles y pastores anunciaron y adoraron.
Gracias,  ya no necesitamos más estrellas
pues, bien sabemos, que cuando hay LUZ
la LUZ ya no tiene estrellas.
Y, Tú, Señor, eres Luz que apaga y esconde
todas las demás estrellas.
Amén.
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LOS MARISTAS CELEBRAN SU BICENTENARIO

maristas-bicentenarioEl 2 de enero de 1817 Marcelino Champagnat abría la puerta de la primera comunidad marista en una sencilla casita de La Valla, en Francia. Dos muchachos fueron los primeros que se apasionaron por la propuesta de educar a los niños y jóvenes, al estilo de María.

Se cumplen así 200 años del nacimiento de esta institución que durante este 2017 celebrará eventos en fechas distintas: este 2 de enero, se festeja en La Valla, en Francia y también con un día de oración en Australia. Otros actos se realizarán en Brasil; México; Francia; Nueva Zelanda; Brasil; España; y en el santuario mariano argentino de Luján.

En Roma será el 6 de junio y servirá “para resaltar la presencia en la comunidad eclesial”, indican los maristas. Ese día se presentarán los 3 volúmenes de la Historia del Instituto y se inaugurará una exposición fotográfica sobre el “hoy” de la congregación.

Y el 8 de septiembre en Rionegro, en Colombia, los maristas celebrarán además un capítulo general con la presencia de todas las unidades administrativas de los maristas.

Marcelino Champagnat fundó, el 2 de enero de 1817, en la Valla (Francia), un Instituto religioso laical, o Instituto religioso de hermanos, con el nombre de Hermanitos de María. Él lo concebía como una rama de la Sociedad de María. La Santa Sede lo aprobó en 1863 como Instituto autónomo y de derecho pontificio. Respetando nuestro nombre de origen, nos dio el de Hermanos Maristas de la Enseñanza (F.M.S.: Fratres Maristae a Scholis).

Los maristas son hermanos consagrados a Dios, que siguen a Jesús al estilo de María, que viven en comunidad y que se dedican especialmente a la educación de los niños y de los jóvenes, con más cariño por aquellos que más lo necesitan. Son más de 3.500 hermanos, diseminados en 81 países de los cinco continentes. Comparten su tarea de manera directa con más de 72.000 laicos maristas atendiendo a 654.000 niños y jóvenes

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BENDICIÓN PARA EL INICIO DE AÑO 2017

BENDICIÓN PARA EL INICIO DE AÑO DSCN0446

 Que los caminos se abran a vuestro encuentro,

que el sol brille templado sobre vuestro rostro,

que la lluvia caiga suave sobre vuestros campos,

que el viento sople siempre a vuestra espalda,

y que, hasta que volvamos a encontrarnos,

Dios os tenga y nos tenga a todos en la palma de su mano.

Que guardéis en vuestro corazón con gratitud

el recuerdo precioso de las cosas buenas de la vida.

Que todo DON DE DIOS crezca en vosotros 

y os ayude a llevar alegría a los corazones de cuantos amáis.

Que vuestros ojos reflejen un brillo de amistad 

gracioso y generoso como el sol que sale

entre las nubes y calienta el mar tranquilo.

Que la fuerza de Dios os mantenga firmes,

que los ojos de Dios os miren,

que los oídos de Dios os oigan,

que la Palabra de Dios os hable,

que la mano de Dios os proteja.


Oración de los monjes irlandeses

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SANTO TOMÁS BECKET 29 de Diciembre

Nació en Londres, Inglaterra, el 21 de diciembre de 1118. Tomwindo.pngEra hijo de una familia de origen francés; su padre era comerciante. Cursó estudios con los canónigos regulares de Merton, en Surrey, y tras la pérdida de sus padres, entrando ya en la veintena, se ganó el sustento trabajando primeramente al servicio de un familiar y luego con un señor aficionado a la cinegética y a la cetrería, deporte que heredó y cultivó durante un tiempo. Era inteligente y sagaz, exquisito en el trato. Había pasado por París y Bolonia donde había cursado teología, de modo que a los 24 años el arzobispo de Canterbury, Teobaldo, lo acogió entre los suyos y obtuvo para él muchas prebendas.

En 1154 después de recibir el diaconado, el arzobispo lo designó arcediano de Canterbury. Hasta la muerte de éste, acaecida en 1161, Tomás mostró su pericia y delicadeza en asuntos diplomáticos de cierta envergadura que el prelado le encomendó dentro y fuera de las fronteras. Estas misiones le llevaron en distintas ocasiones a Roma. Teobaldo veía en su estrecho colaborador un hombre valiente y fiel, que defendía la verdad; contó siempre con su aprobación y confianza. Estas y otras cualidades no pasaron desapercibidas para el rey Enrique II que hacia 1155 le había nombrado canciller suyo. Ambos mantuvieron una estrecha amistad. Fue una relación entrañable que sobrepasó el vínculo que les unía en las difíciles cuestiones de estado que compartían.

Tomás tenía una personalidad arrolladora y compleja. Fue templando su orgulloso temperamento, inclinado a la ira y a la violencia, a fuerza de oración y disciplina. Durante un tiempo fue excesivo en su prodigalidad, pero reconocido en su innegable generosidad a la hora de agasajar a todos, incluidos los ricos, y especialmente a los pobres. Tocante a la defensa de su país, en el campo de batalla no tenía precio. Era un aguerrido y valiente general que se sentía cómodo luchando por los suyos, a la par que vestía el hábito clerical.

Al fallecer Teobaldo, Enrique II lo designó sucesor suyo para ocupar la sede arzobispal haciendo uso del privilegio que le había conferido el pontífice. Al saber que fraguaba este nombramiento, Tomás pareció adivinar lo que iba a suceder, y vaticinó: «Si Dios permite que yo ascienda a la dignidad de arzobispo de Canterbury, no pasará mucho tiempo sin que pierda los favores de Vuestra Majestad, y todo el afecto con que vos me honráis se transformará en odio. Puesto que Vuestra Majestad proyectará hacer ciertas cosas que vayan en perjuicio de los derechos de la Iglesia, mucho me temo que Vuestra Majestad requiera de mí una ayuda o una aprobación que no podré darle. No faltarán personas envidiosas que aprovechen esas ocasiones para alentar una amarga e interminable desavenencia entre vos y yo».

Así fue. El 3 de junio de 1162 Tomás recibió el sacramento del orden y a continuación fue consagrado arzobispo. Entregado en cuerpo y alma a su misión, se propuso guardar celosamente los derechos del pueblo y de la Iglesia. De la noche a la mañana dio un cambio radical a su forma de vida, hecho que fue ostensible para quienes le conocían. Centrado en la oración, el ejercicio de la piedad y caridad con los desfavorecidos, templado y moderado al extremo en sus costumbres culinarias, que eran harto frugales, se esforzaba por todas las vías posibles en seguir el camino de la perfección. Humildemente pidió que no le ocultaran las flaquezas que advirtieran en él: «Muchos ojos ven mejor que dos. Si ven en mi comportamiento algo que no está de acuerdo con mi dignidad de arzobispo, les agradeceré de todo corazón si me lo advierten».

Las disensiones con el rey llegaron pronto. Tomás repudiaba cualquier prebenda del monarca sobre sus súbditos, como propugnaban las «constituciones» de 1164. Le había apoyado siempre incondicionalmente, pero no podía tolerar las presiones que ejercía sobre la Iglesia. Su rechazo a las decisiones que tomaba Enrique II oprimiendo al pueblo y haciéndole objeto de distintos atropellos, supuso para él un destierro de seis años en territorio francés. Primeramente vivió con la comunidad cisterciense de Pontigny, pero la ira del rey que amenazaba la vida de todos si cobijaban a Tomás, hizo que en 1166 éste se trasladara a la abadía de San Columba Abbey, en Sens, donde se gozaba de la protección de Luís VII de Francia. Hasta que el papa Alejandro III medió entre las partes y aunque Tomás le rogó que lo reemplazase en su misión por otra persona, no logró convencerle, por lo cual regresó a Canterbury. Su vuelta estuvo marcada por la convicción de que iba hacia su muerte. Ante la aclamación de sus seguidores manifestó: «Vuelvo a Inglaterra para morir». Impugnó las decisiones de obispos que acogieron las «constituciones» poniendo de manifiesto que nada había cambiado en él, y actuó como mediador de quienes veían pisoteados derechos elementales. 

Harto y resentido, en un momento dado el rey farfulló ante un grupo de personas su deseo de liberarse de aquel «clérigo infernal que le hacía la vida imposible». Cuatro componentes de su séquito, que le oyeron, tomaron literalmente sus palabras. Buscaron a Tomás, le acosaron en el interior de la catedral donde se hallaba, y sin inmutarse ante su valentía, mientras decía: «En nombre de Jesús y en defensa de la Iglesia, estoy dispuesto a morir», lo decapitaron brutalmente el 29 de diciembre de 1170. Alejandro III lo canonizó el 21 de febrero de 1173.

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CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE «LA ESPERANZA» 28 Diciembre

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

San Pablo, en la Carta a los Romanos, nos recuerda la gran figura de Abraham, para indicarnos la vía de la fe y de la esperanza.

De él el apóstol escribe: «Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones» (Rom 4,18); “esperando contra toda esperanza”: Este concepto es fuerte ¿no?: aún cuando no hay esperanza yo espero. Es así nuestro padre Abrahán. San Pablo se está refiriendo a la fe con la cual Abrahán creyó en la palabra de Dios que le prometía un hijo.

Pero era verdaderamente una confianza “contra toda esperanza”, porque era tan imposible aquello que el Señor le estaba anunciando, ya que él era anciano – tenia casi cien años – y su mujer era estéril. No lo había logrado.

Pero lo ha dicho Dios, y él creyó. No había esperanza humana porque él era anciano y su mujer estéril: y él cree. Confiando en esta promesa, Abraham se pone en camino, acepta dejar su tierra y hacerse extranjero, esperando en este hijo “imposible” que Dios habría debido donarle no obstante que el vientre de Sara estaba como muerto.

Abraham cree, su fe se abre a una esperanza aparentemente irracional; esta es la capacidad de ir más allá de los razonamientos humanos, de la sabiduría y de la prudencia del mundo, más allá de lo que es normalmente considerado sentido común, para creer en lo imposible. La esperanza abre nuevos horizontes, nos vuelve capaces de soñar lo que no es ni siquiera imaginable. La esperanza hace entrar en la oscuridad de un futuro incierto para caminar en la luz. Es bella la virtud de la esperanza; nos da tanta fuerza para ir en la vida.

Pero es un camino difícil. Y llega el momento, también para Abraham de la crisis de desaliento. Ha confiado, ha dejado su casa, su tierra y sus amigos… todo. Y ha partido y ha llegado al país que Dios le había indicado, el tiempo ha pasado. En aquel tiempo hacer un viaje así no era como ahora, con los aviones – en 12 o 15 horas se hace –; se necesitaban meses, años.

El tiempo ha pasado, pero el hijo no llega, el vientre de Sara permanece cerrado en su esterilidad. Y Abraham, no digo que pierde la paciencia, sino se queja ante el Señor. También esto aprendemos de nuestro padre Abraham: quejarnos ante el Señor es un modo de orar. A veces cuando confieso yo escucho: “Me he quejado con el Señor…” y yo respondo: “No te quejes Él es Padre”. Y este es un modo de orar: quejarme ante el Señor, esto es bueno.

Abraham se queja ante el Señor y dice así: «Señor, respondió Abraham, […] yo sigo sin tener hijos, y el heredero de mi casa será Eliezer de Damasco (Eliezer era quien gobernaba todas las cosas). Después añadió: “Tú no me has dado un descendiente, y un servidor de mi casa será mi heredero”.

Entonces el Señor le dirigió esta palabra: “No, ese no será tu heredero; tu heredero será alguien que nacerá de ti”. Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: “Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrellas”. Y añadió: “Así será tu descendencia”. Abraham creyó nuevamente en el Señor, que lo tuvo en cuenta como justicia» (Gen 15,2-6).

La escena se desarrolla de noche, afuera esta oscuro, pero también en el corazón de Abraham esta la oscuridad de la desilusión, del desánimo, de la dificultad de continuar esperando en algo imposible. Ahora el patriarca es demasiado avanzado en los años, parece que no hay más tiempo para un hijo, y será un siervo el que entrará a heredando todo.

Abraham se está dirigiendo al Señor, pero Dios, aunque este ahí presente y habla con él, es como si se hubiera alejado, como si no hubiese cumplido su palabra. Abraham se siente solo, esta viejo y cansado, la muerte se acerca. ¿Cómo continuar confiando?

Y este reclamo suyo es entretanto una forma de fe, es una oración. A pesar de todo, Abrahán continúa creyendo en Dios y esperando en algo que todavía podría suceder.

Contrariamente ¿para qué interpelar al Señor, quejándose ante Él, reclamando sus promesas? La fe no es solo silencio que acepta todo sin reclamar, la esperanza no es la certeza que te da seguridad ante las dudas y las perplejidades. Pero muchas veces, la esperanza es oscura; pero está ahí, la esperanza… que te lleva adelante. La fe es también luchar con Dios, mostrarle nuestra amargura, sin piadosas apariencias.

“Me he molestado con Dios y le he dicho esto, esto, esto” Pero Él es Padre, Él te ha entendido: ve en paz. ¡Tengamos esta valentía! Y esto es la esperanza. Y la esperanza es también no tener miedo de ver la realidad por aquello que es y aceptar las contradicciones. Abraham por lo tanto en la fe, se dirige a Dios para que lo ayude a continuar esperando.

Es curioso, no pide un hijo. Pide: “Ayúdame a seguir esperando”, la oración para tener esperanza. Y el Señor responde insistiendo con su improbable promesa: no será un siervo el heredero, sino un hijo, nacido de Abraham, generado por él.

Nada ha cambiado, por parte de Dios. Él continúa afirmando aquello que había dicho, y no ofrece puntos de apoyo a Abrahán, para sentirse seguro. Su única seguridad es confiar en la palabra del Señor y continuar esperando.

Y aquel signo que Dios dona a Abraham es una invocación a continuar creyendo y esperando: «Mira hacia el cielo y cuenta las estrellas […] Así será tu descendencia» (Gen 15,5). Es todavía una promesa, hay todavía algo que esperar para el futuro. Dios lleva a Abraham afuera de la tienda, en realidad (fuera) de sus visiones restringidas, y le muestra las estrellas.

Para creer, es necesario saber ver con los ojos de la fe; no solo estrellas, que todos podemos ver, sino para Abraham tienen que convertirse en el signo de la fidelidad de Dios. Es esta la fe, este el camino de la esperanza que cada uno de nosotros debe recorrer.

Si también a nosotros nos queda como única posibilidad mirar las estrellas, entonces es tiempo de confiar en Dios. No hay nada más bello. La esperanza no defrauda. Gracias.

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