LOS REGALOS DE NAVIDAD

¿Qué significado tienen que tener los regalos de Navidad? Así lo explica el Papa Francisco:

“En estos días se piensa en los regalos de Navidad, pero en realidad quien hace el verdadero regalo es Él, nuestro Padre, que nos dona a Jesús”.

«Y nuestros regalos, esta bella tradición de intercambiar dones, debería expresar justamente esto: ser un reflejo del único don que es su Hijo hecho hombre y nacido de la Virgen María”.

Benedicto XVI, Papa Emérito, en su libro «Últimas conversaciones con Peter Seewald, dice:  <En una carta al Niño Jesús le pedí como regalos de Navidad «un misal del pueblo Shott, una sotana verde de monaguillo y un Corazón de Jesús». Lo hizo a los 7 años.

La Manifestación del Hijo…

Hay muchos exegetas que ven gran paralelismo entre la solemnidad de la Epifanía del Señor y el Domingo del Bautismo de Cristo. Y en el primero, y ante los Reyes Magos, como representantes de todo el mundo no judío, se hace presente el Señor por decisión del Padre. La Estrella conduce a unos personajes misteriosos a Belén de Judá y allí encuentran al Niño Dios. La alegría de ellos es inconmensurable y comprenden que ha merecido la pena tener fe en la aparición de ese mensaje astronómico.

…y del Padre y del Espíritu Santo

El calendario de este año (2016-20017) nos va a obligar al enorme esfuerzo mental de dejar Niño, muy Niño, al Niño Jesús y “recuperarle” al día siguiente ya hombre y camino de Jordán para bautizarse. Ha crecido mucho Jesús en sólo 48 horas. Pero cuando Juan Bautista proyecta las aguas del Jordán sobre el cuerpo de Jesús, el Padre y el Espíritu se hacen presentes manifestando la grandeza de la misión de Jesús en la Tierra y su condición divina. Primero se manifiesta el Hijo en Belén. Luego la Trinidad Santísima crea una completa teofanía sobre las aguas del río como confirmación de la obra grande y misericordiosa que va a llegar después. Todo es camino de Redención. Y sobre todo ello es por donde nuestra alma inquieta debe buscar.

ORACION DE LA ESTRELLA

Estrella de Belén eres signo de un acontecimiento llamado a ser universal.
Eres tutor que lleva a un Dios escondido.
¡Párate, detente estrella divina y veloz!
Queremos vislumbrar, ya desde ahora,
a Aquel que profetas y reyes,
ángeles y pastores anunciaron y adoraron.
Gracias,  ya no necesitamos más estrellas
pues, bien sabemos, que cuando hay LUZ
la LUZ ya no tiene estrellas.
Y, Tú, Señor, eres Luz que apaga y esconde
todas las demás estrellas.
Amén.
Esta entrada ha sido publicada en Devociones, Liturgia, Testimonios y etiquetada como . Guarda el enlace permanente.