PALABRAS DEL PAPA FRANCISCO EN EL ÁNGELUS – 26 de Diciembre

“¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
La alegría de la Navidad llena también hoy nuestros corazones, mientras que la liturgia celebra el martirio de San Esteban, el primer mártir, invitándonos a recoger el testimonio que él nos ha dejado con su sacrificio. Es el testimonio glorioso propio del martirio cristiano, sufrido por amor a Jesucristo; martirio que continúa a estar presente en la historia de la Iglesia, desde Esteban hasta nuestros días.

De este testimonio nos ha hablado el Evangelio de hoy. Jesús preanuncia a sus discípulos el rechazo y la persecución que encontraran: «Serán odiados por todos a causa de mi Nombre». Pero ¿Por qué el mundo persigue a los cristianos? El mundo odia a los cristianos por la misma razón por la cual ha odiado a Jesús, porque Él ha traído la luz de Dios y el mundo prefiere las tinieblas para esconder sus obras malignas.

Recordemos que el mismo Jesús, en la Última Cena, rezó al Padre para que nos defendiera del espíritu mundano maligno. Hay contraposición entre la mentalidad del Evangelio y aquella mundana. Seguir a Jesús quiere decir seguir su luz, que se ha encendido en la noche de Belén, y abandonar las tinieblas del mundo.

El protomártir Esteban, lleno de Espíritu Santo, fue lapidado porque confesó su fe en Jesucristo, Hijo de Dios. El Unigénito que viene al mundo invita a cada creyente a elegir la vía de la luz y de la vida.

Este es el significado de su venida entre nosotros. Amando al Señor y obedeciendo a su voz, el diácono Esteban ha elegido a Cristo, Vida y Luz para todo hombre. Escogiendo la verdad, él se ha convertido al mismo tiempo en víctima del misterio de la iniquidad presente en el mundo. ¡Pero en Cristo, Esteban ha vencido!

También hoy la Iglesia, para dar testimonio de la luz y de la verdad, sufre en diversos lugares duras persecuciones, hasta la suprema prueba del martirio. ¡Cuántos hermanos y hermanas en la fe sufren injusticias, violencias y son odiados a causa de Jesús! Yo les digo una cosa, los mártires de hoy son en número mayor respecto a los primeros siglos.

Cuando nosotros leemos la historia de los primeros siglos, aquí, en Roma, leemos tanta crueldad con los cristianos; yo les digo: la misma crueldad existe hoy y en número mayor hacia los cristianos.

Hoy queremos recordarnos de ellos que sufren persecuciones, y estar cerca de ellos con nuestro afecto, nuestra oración y también nuestro llanto.

Ayer, en el día de Navidad, los cristianos perseguidos en Irak han celebrado la Navidad en su catedral destruida: es un ejemplo de fidelidad al Evangelio.

No obstante las pruebas y los peligros, ellos testimonian con valentía su pertenencia a Cristo y viven el Evangelio comprometiéndose en favor de los últimos, de los más olvidados, haciendo el bien a todos sin distinción; testimonian la caridad en la verdad.

Al hacer espacio dentro de nuestro corazón al Hijo de Dios que se dona a nosotros en la Navidad, renovemos la alegre y valiente voluntad de seguirlo fielmente como único guía, perseverando en el vivir según la mentalidad evangélica y rechazando la mentalidad de los dominadores de este mundo.

A la Virgen María, Madre de Dios y Reina de los mártires, elevemos nuestra oración, para que nos guie y nos sostenga siempre en nuestro camino en el seguimiento de Jesucristo, que contemplamos en la gruta del pesebre y que es el Testimonio fiel de Dios Padre”.

Después de la oración del ángelus el Papa dirige las siguientes palabras:

“Expreso mi pésame por la triste noticia del avión ruso que precipitó en el Mar Negro. El Señor consuele al querido pueblo ruso y a los familiares de los pasajeros que estaban abordo: periodistas, tripulación y el excelente coro y orquesta de las Fuerzas Armadas. La bienaventurada Virgen María les apoye en las operaciones de búsqueda actualmente en curso. En el 2004 este coro se exhibió en el Vaticano por los 26 años del pontificado de san Juan Pablo II; recemos por ellos.

Queridos hermanos y hermanas, en el clima de gozo cristiano que emana de la Navidad de Jesús, les saludo y agradezco por vuestra presencia. A todos ustedes que han venido de Italia y de diversos países, renuevo el deseo de paz y de serenidad: sean estos para ustedes y para sus familiares, días de alegría y de fraternidad.

Saludo y envío mis mejores deseos a todas las personas que se llaman Esteban o Estefania. En estas semanas he recibido mensajes de saludos de todo el mundo.

No me es posible responder a cada uno, por ello expreso hoy a todos mi especial agradecimiento, especialmente por el don de la oración. ¡Gracias de corazón! El Señor les recompense por la generosidad. ¡Buena fiesta! Y por favor no se olviden de rezar por mi. Buon pranzo y arrivederci”.

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FELICITACIÓN NAVIDEÑA

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ORÍGENES DE BELENES Y VILLANCICOS EN NAVIDAD

Resultado de imagen de felicitar la Navidad con FerrandizLos villancicos se remontan al Siglo V. cuando se compusieron cantos populares referentes al misterio de la Encarnación con inspiración en la teología y liturgia de Navidad. De esta manera se buscaba llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer.

Se llamaba «villanus» al aldeano y con el tiempo el nombre cambió a «villancicos». Estos cantos se caracterizan por el tono sensible e ingenuo de sus letras y de sus melodías que hacen referencia a los sentimientos de la Virgen y de los pastores ante la decisión de Dios de hacerse hombre.

Cantar villancicos es un modo de demostrar la alegría y gratitud a Jesús y escucharlos ayuda a la preparación del corazón para el acontecimiento de la Navidad.

Resultado de imagen de felicitar la Navidad con FerrandizMás adelante, en el S. XIII, el humilde San Francisco de Asís y sus discípulos propagaron la práctica de los “belenes” en templos y casas.

En la Navidad de 1223, el Santo hizo una representación viviente del Nacimiento de Jesús. Para ello preparó un establo e invitó a las personas del pueblo a hacer una representación real con pesebre y animales de verdad.

A esta actividad le llamó “crèche”, que significa “cuna” en francés, y fue vista por hombres, mujeres y niños que se acercaron a ver la bellísima obra con sus antorchas encendidas. La idea gustó muchísimo y se empezaron a hacer representaciones en toda Italia.

En los siglos XIV y XV, en Nápoles, se hicieron las primeras figuras que representaban el nacimiento del Niño Dios. Posteriormente, con la llegada a América de los primeros misioneros, estas tradiciones se extendieron más.

Hoy, en las casas cristianas, se sigue escogiendo un rincón especial y se colocan las figuras del pesebre, dejándose un espacio entre José y María para poner al niño el 25 de diciembre, generalmente a las 00:00 horas.

Los pesebres vivientes o materiales son una invitación a reflexionar sobre la pobreza de la Sagrada Familia que nos llama a imitarle en auténtica sencillez evangélica, renunciando a los apegos materiales.

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CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO – 21 de Diciembre 2016

“¡Queridos hermanos y hermanas!, hemos iniciado hace poco un camino de catequesis sobre el tema de la esperanza, muy apto para el tiempo de Adviento. A guiarnos ha sido hasta ahora el profeta Isaías.

Hoy, cuando faltan pocos días para la Navidad, quisiera reflexionar de modo más específico sobre el momento en el cual, por así decir, la esperanza ha entrado en el mundo, con la encarnación del Hijo de Dios.

El mismo profeta Isaías había preanunciado el nacimiento del Mesías en algunos pasajes: Resultado de imagen de felicitar la Navidad con Ferrandiz«Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel» (7,14); y también – en otro pasaje – «Saldrá una rama del tronco de Jesé y un retoño brotará de sus raíces» (11,1).

En estos pasajes se entre ve el sentido de la Navidad: Dios cumple la promesa haciéndose hombre; no abandona a su pueblo, se acerca hasta despojarse de su divinidad. De este modo Dios demuestra su fidelidad e inaugura un Reino nuevo, que dona una nueva esperanza a la humanidad. Y ¿cuál es esta esperanza? La vida eterna.

Cuando se habla de la esperanza, muchas veces se refiere a lo que no está en el poder del hombre y que no es visible. De hecho, lo que esperamos va más allá de nuestras fuerzas y nuestra mirada. Pero el Nacimiento de Cristo, inaugurando la redención, nos habla de una esperanza distinta, una esperanza segura, visible y comprensible, porque está fundada en Dios

Él entra en el mundo y nos dona la fuerza para caminar con Él: Dios camina con nosotros en Jesús, caminar con Él hacia la plenitud de la vida, nos da la fuerza para estar de una manera nueva en el presente, a pesar de exigir esfuerzo.

Esperar para el cristiano significa la certeza de estar en camino con Cristo hacia el Padre que nos espera. La esperanza jamás está detenida, la esperanza siempre está en camino y nos hace caminar. Esta esperanza, que el Niño de Belén nos dona, ofrece una meta, un destino bueno en el presente, la salvación para la humanidad, la bienaventuranza para quien se encomienda a Dios misericordioso.

San Pablo resume todo esto con la expresión: “En la esperanza hemos sido salvados” (Rom 8,24). Es decir, caminando de este modo, con esperanza, somos salvados.

Y aquí podemos hacernos una pregunta, cada uno de nosotros: ¿yo camino con esperanza o mi vida interior está detenida, cerrada? ¿Mi corazón es un cajón cerrado o es un cajón abierto a la esperanza que me hace caminar? No solo sino con Jesús. Una buena pregunta para hacernos.

En las casas de los cristianos, durante el tiempo de Adviento, se prepara el pesebre, según la tradición que se remonta a San Francisco de Asís. En su simplicidad, el pesebre transmite esperanza; cada uno de los personajes está inmerso en esta atmósfera de esperanza.

Antes que nada notamos el lugar en el cual nace Jesús: Belén. Un pequeño pueblo de Judea donde mil años antes había nacido David, el pastor elegido por Dios como rey de Israel.

Belén no es una capital, y por esto es preferida por la providencia divina, que ama actuar a través de los pequeños y los humildes. En aquel lugar nace el “hijo de David” tan esperado, Jesús, en el cual la esperanza de Dios y la esperanza del hombre se encuentran. Imagen relacionada

Después miramos a María, Madre de la esperanza. Con su ‘sí’ abrió a Dios la puerta de nuestro mundo: su corazón de joven estaba lleno de esperanza, completamente animada por la fe; y así Dios la ha elegido y ella ha creído en su palabra.

Aquella que durante nueve meses ha sido el arca de la nueva y eterna Alianza, en la gruta contempla al Niño y ve en Él el amor de Dios, que viene a salvar a su pueblo y a toda la humanidad.

Junto a María estaba José, descendiente de Jesé y de David; también él ha creído en las palabras del ángel, y mirando a Jesús en el pesebre, piensa que aquel Niño viene del Espíritu Santo, y que Dios mismo le ha ordenado llamarle así, ‘Jesús’.

En este nombre está la esperanza para todo hombre, porque mediante este hijo de mujer, Dios salvará a la humanidad de la muerte y del pecado. ¡Por esto es importante mirar el pesebre! Detenerse un poco y mirar y ver cuanta esperanza hay en esta gente.

Y también en el pesebre están los pastores, que representan a los humildes y a los pobres que esperaban al Mesías, el «consuelo de Israel» (Lc 2,25) y la «redención de Jerusalén» (Lc 2,38).

En aquel Niño ven la realización de las promesas y esperan que la salvación de Dios llegue finalmente para cada uno de ellos. Quien confía en sus propias seguridades, sobre todo materiales, no espera la salvación de Dios.

Pero hagamos entrar esto en la cabeza: nuestras propias seguridades no nos salvaran. Solamente la seguridad que nos salva es aquella de la esperanza en Dios. Nos salva porque es fuerte y nos hace caminar en la vida con alegría, con ganas de hacer el bien, con las ganas de ser felices para toda la eternidad.

Los pequeños, los pastores, en cambio confían en Dios, esperan en Él y se alegran cuando reconocen en este Niño el signo indicado por los ángeles (Cfr. Lc 2,12).

Y justamente el coro de los ángeles anuncia desde lo alto el gran designio que aquel Niño realiza: ‘¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él’ (Lc 2,14).

La esperanza cristiana se expresa en la alabanza y en el agradecimiento a Dios, que ha inaugurado su Reino de amor, de justicia y de paz.

Imagen relacionadaQueridos hermanos y hermanas, en estos días, contemplando el pesebre, nos preparamos para el Nacimiento del Señor. Será verdaderamente una fiesta si acogemos a Jesús, semilla de esperanza que Dios siembra en los surcos de nuestra historia personal y comunitaria. Cada ‘sí’ a Jesús que viene es un germen de esperanza.

Tengamos confianza en este germen de esperanza, en este sí: ‘Si Jesús, tú puedes salvarme, tú puedes salvarme’. ¡Feliz Navidad de esperanza para todos!”.

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SANTO DOMINGO DE SILOS – 20 de Diciembre

Hoy se celebra a Santo Domingo de Silos, un gran abad defensor de la justicia

“El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer – que sólo al que al infierno puede echar el alma, a ese debo temer», le dijo un día Santo Domingo de Silos a un rey que abusaba de su poder. Su fiesta se celebra cada 20 de diciembre. Conozca el por qué muchas madres se encomiendan a él para tener un buen parto.

Domingo de Silos es el primero de varios santos con este nombre, el cual significa “consagrado a Dios”. Nació en la villa de Cañas, entonces reino de Navarra y hoy actual España, por el año 1000. Fue hijo de agricultores y ayudante del párroco del pueblo. Fue ordenado sacerdote a los 26 años, algo considerado muy temprano en aquella época.

Después de una experiencia eremítica, ingresó al monasterio benedictino de San Milán de la Cogolla. Más adelante fue nombrado prior de Santa María de Cañas, donde demostró su habilidad administrativa que hizo prosperar el priorato. Luego lo nombraron prior mayor del monasterio.

Cierta ocasión el rey se presentó en el monasterio buscando abastecerse de sus bienes. Domingo le dijo: «Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder”. El rey enfurecido logró que el abad lo desterrara al priorato de San Cristóbal o también llamado Tres Celdas.

Posteriormente, el santo va Castilla donde el rey Fernando le ofreció protección y se instaló en una ermita perteneciente al monasterio de San Millán. El rey propuso a Domingo como abad del monasterio de San Sebastián de Silos, que se encontraba en gran declive. La prosperidad empezó a llegar a esa obra por la vida fervorosa que se llevaba en la comunidad y las actividades culturales y artesanas que se realizaban. El monasterio de Silos llegó a ser uno de los más famosos de España.

Santo Domingo logró la liberación de cristianos prisioneros y esclavos de los musulmanes. Sus oraciones a Dios lograban que muchos se curaran. Era bien conocido por ayudar a los necesitados, pero no se dejaba engañar.

Una noche, los ladrones quisieron robarse la cosecha del monasterio. El Santo los dejó trabajar sin hacer nada y cuando ya tenían todo recogido en costales, mandó a los monjes con garrotes a decirles que les agradecían por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que se podían ir. A los ladrones, para que no se fueran tristes, les envió como pago de su trabajo un buen desayuno.

Profetizó la fecha de su muerte y un 20 de diciembre de 1073 partió a la Casa del Padre. 96 años después de fallecido se apareció en sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Es por ello que al niño le pusieron de nombre Domingo y por las que muchas embarazadas se encomiendan a Santo Domingo de Silos por un buen parto.

 

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IV DOMINGO DE ADVIENTO – 18 de Diciembre

“EMMANUEL = «DIOS-CON-NOSOTROS»”

(Mateo 1, 18-24)

04_cuarto_domingo_regaloSANTO EVANGELIO:

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros»».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

Palabra del Señor

“San José”

Desde muy antiguo, el pueblo de Dios ha mirado con particular veneración y cariño al humilde carpintero de Nazaret. En estos días, tan cercanos a la Navidad, bien podemos dirigir nuestra atención hacia el que fue padre adoptivo de Jesús, aprender algo de lo mucho que nos puede enseñar, un trato íntimo y familiar con el Señor, aquel Niño que crecía ante sus ojos y al que enseñaba su propio oficio y quería con todas sus fuerzas. Quizá por esto ha sido considerado san José como maestro de oración. Él por propia experiencia, nos puede enseñar, si acudimos a su protección, a tratar de cerca a Jesucristo, a quererle con ternura y profundidad, a servirle en silencio y con generosidad. Pasar desapercibido, vivir siempre en actitud de sincera humildad. Es ésta, sin duda, una lección fundamental. Tan importante que si no se aprende, y se vive, de nada sirve todo lo demás. Recordemos que a los humildes los acoge y exalta el Señor, mientras que a los soberbios y orgullosos los rechaza.

Citas para reflexionar:

  • «La alegría más bonita de la Navidad es esa alegría interior de paz: el Señor ha cancelado mis pecados, el Señor me ha perdonado, el Señor ha tenido misericordia de mí, ha venido a salvarme» Papa Francisco
  • «Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año» Charles Dickens
  • «La identificación plena con Cristo, que en eso consiste la santidad, se atribuye de modo especial al Espíritu Santo» Monseñor Javier Echevarria
  • «El lujo es un artificio de la vanidad para ocultar la miseria del alma» Tomás de Kempis

Efemérides y noticias:

  • El Papa Francisco recibirá el 5 de enero a las víctimas del terremoto de Italia de agosto y octubre.
  • El  Papa Francisco ha felicitado la Navidad en lengua de signos, un vídeo grabado destinado a las personas sordomudas. Además, les pide que recen por él.
  • El Papa “anima a los gobiernos y a las autoridades políticas regionales a afrontar la crisis provocada por el desplazamiento masivo de personas”.
  • El sábado 17 el Papa Francisco cumplió 80 años. Para los que han deseado felicitarlo la Santa Sede habilitó direcciones de correo electrónico.
  • El presidente sirio Bashar al-Assad ha recibido una carta del papa Francisco entregada por el nuncio apostólico en Damasco, el Papa  expresa su sentido pésame por Siria y su población a la luz de las difíciles circunstancias que el país está atravesando.
  • La Santa Sede pide en la ONU el fin del uso de las armas convencionales, a fin de reducir los terribles sufrimientos humanos que ellas producen.
  • El día 13, festividad de la Virgen de Guadalupe, fallecía con 84 años el prelado del Opus Dei Mons. Javier Echevarría que “entregó su vida en un constante servicio de amor a la Iglesia y a las almas”.
  • La Navidad también llega a Pakistán, aunque los cristianos de este país son 2 %. Saben que pueden sufrir ataques de islamistas, pero llenan las iglesias.
  • La Campaña de esta Navidad de “Ayuda a la Iglesia Necesitada” es a favor de Pakistán. Para colaborar llamar al teléfono: 91 725 92 12
  • 80 alcaldes piden en el vaticano una Europa hospitalaria. Europa afronta su peor desafío humanitario desde la II Guerra Mundial.
  • Ante la decisión de la alcaldesa de Madrid de no colocar belenes en la emblemática Puerta de Alcalá, cientos de ciudadanos expresaron su rechazo llevando ellos mismo gran cantidad de pesebres.

ORACIÓN: COMO MARÍA DIRÉ SÍ A JESÚS

Como María diremos: “haz lo que quieras”, Señor

Como María celebraremos con gozo la Navidad

Como María seremos valientes y decididos

Con María daremos gracias a Dios, por Jesús

Con María y José cuidaremos del Niño Dios

Con María y José nos pondremos en camino

Con María y José haremos un belén para el Señor

Como María acogeremos a Jesús que viene

Como María nos alegraremos de su presencia

Como María seremos sencillos para recibir a Jesús

Como María seremos humildes para ver a Jesús

Como María levantaremos nuestros ojos

y diremos: ¡DIOS HA NACIDO EN BELÉN!

“EL MENDIGO MÁS POBRE”

Erase un multimillonario que, en días navideños, quiso hacer una buena obra y tuvo la idea de regalar al mendigo más pobre de su ciudad un viaje al lugar del mundo que escogiera, con todos los gastos pagados.

Después de realizar una búsqueda exhaustiva y una selección, le presentaron el mendigo más pobre de la ciudad. Era un anciano de aspecto afable, pelo blanco y mirada penetrante. Su única pertenencia era lo que cabía en una pequeña bolsa de mano. El multimillonario, con cara solemne y voz paternal, le dijo que escogiera el sitio del mundo donde desde siempre le hubiera gustado estar, ya que éste era el regalo de Navidad que se proponía darle. El mendigo, pensativo, bajó la mirada hacia el suelo y, al cabo de unos instantes, con mucho respeto le dijo: Le agradezco su gesto, sin embargo usted no tiene el dinero suficiente para poder llevarme al lugar de este mundo en el que yo desde mi infancia he deseado poder estar.  El multimillonario, sorprendido,  sonríe diciéndole: Si es por dinero no te preocupes. Con el dinero que yo tengo podrías estar toda tu vida dando vueltas por el mundo sin parar. El mendigo insistió en que no tendría suficiente dinero para llevarlo al lugar del mundo en el que deseaba estar. El multimillonario, algo irritado y muy intrigado, le pregunta  cual era este lugar. El mendigo respondió: El lugar de este mundo, en donde me gustaría estar es dentro del corazón de alguien que me amara.

REFLEXIÓN: «Cuando me dispongo a cruzar un paso de cebra, veo que los conductores se paran a fin de que yo pase, siento recuperar mi dignidad» – me dice una madre de familia que está siendo maltratada en casa por su marido, ludópata y en paro.

Muchas veces cuando veo un peatón que se «pasea» sin prisas por un paso de cebra me pregunto si no le pasará lo mismo. Todos conocemos personas que bordean el pozo de la depresión por causas diversas pero con un denominador común: no se sienten valoradas ni queridas. Tras la mirada de cada persona que vive en la precariedad humana hay un grito que nace de su corazón y que no nos deja indiferentes: «¿Me amas? ¿Soy importante para ti? ¿Tengo un lugar en tu corazón?». Las personas socialmente más insignificantes nos «descolocan», nos «desenganchan» de los dioses de bolsillo que nos hemos fabricado como: el dinero, la belleza física, el poder, algún programa televisivo, el internet, el fanatismo… Pero sobre todo su presencia es un reclamo a ser más humanos, a tener corazón, a ser sensibles, a ser fraternos, a ser solidarios… y no sólo con motivo de «Galas de TV» o las fiestas de Navidad. La persona «pequeña» o pisada socialmente puede pasar de ser vista como un estorbo a descubrirla como un regalo, que ni con todo el dinero del mundo podríamos adquirir. ¿No va por ahí el encanto de las fiestas de la Navidad?

Este Niño indefenso, acostado en un pesebre, pero abrigado con el calor humano de María, José y algunos pastores «sin papeles». Su sonrisa es el arma más potente y «constructiva» de la historia humana.

Que con motivo de esta Navidad nos decidamos a dar la mano a aquellas personas que ya sólo les queda «el paso de cebra» y acompañarlas junto al calor de nuestro «pesebre».

                                                                                                                        José Perich y A. Bautista

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CARTA ABIERTA AL SEÑOR JESÚS EN EL CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO

Señor:

Tu vida en la Tierra cambió la historia, y yo creo que cada Navidad, año a año, el mundo mejora. Aunque sólo sea un poco.

Y los hombres y mujeres, también mejoran muy especialmente. Claro que después de más de dos mil años, acumuladas esa mejoras anuales tendríamos que ser perfectos y nuestro mundo una delicia.

Un reino de amor y paz como nos está describiendo el profeta Isaías en estas jornadas.

No es así, claro. El camino recorrido nos parece muy pequeño y nuestro mundo se aleja del ideal que tú nos mostraste y nos muestras hoy todavía.

Sin embargo, yo creo que no es así. Y creo fehacientemente que el influjo de cada Navidad nos ha hecho mejores.

No es cuestión de estar siempre dando una versión negativa de lo que ocurre. Entiendo que hay muchos argumentos para el pesimismo y para contemplar por doquier sólo lo malo que nos rodea.

El terrorismo, por ejemplo, es una lacra terrible. Muchos familiares de las víctimas de los atentados grandes atentados en Europa y en el mundo van a completar su primera Navidad con la pena por el recuerdo de los seres queridos que ya no están.

A ellos –a esos familiares heridos en el alma por la barbarie– es muy difícil llevarlesconsuelo con la voz y con la pluma, con palabras escritas o habladas. Pero nuestro sentimiento de amor y solidaridad hacia ellos existe. Y saben que, aquel día aciago, sufrimos con ellos, porque las bombas terroristas nos habían herido a todos y cada uno de nosotros.

La maldad –el Malo—produce estragos pero no nos aparta del camino que nos has mostrado: es el Camino, la Verdad y la Vida.

Y la realidad es, Señor, que te echamos de menos. Y que cuando gritamos eso de “Ven, Señor Jesús”, lo estamos pidiendo desde lo más puro y profundo de nuestro ser.

Te necesitamos porque sabemos que quieres venir, otra vez, a enjugar las lágrimas de los que lloran y a comunicar alegría a los tristes.

También llevar esperanza a los desesperanzados crónicos: a aquellos que no confían en el efecto curativo de tu llegada.

Tú sabes, Señor, que siempre ha habido problemas. También infidelidades. Una parte de los problemas que sufren nuestros prójimos somos nosotros –los que continuamente profesamos tu Nombre—los culpables. Eso ha ocurrido siempre.

Pero tu llegada de la madrugada del 25 de Diciembre siempre cambia algo. Esa noche hay más amor en el mundo. Y tras el largo silencio que precede a tu Nacimiento estrellas bellísimas de conversión caen sobre las cabezas de todos, aunque algunos casi te habían olvidado.

El calendario de este año hace que este Domingo Cuarto de Adviento quede a una semana de distancia de tu llegada. Es verdad que nos gustaría que ya estuvieras llegando, en horas, en minutos.

Pero es verdad que esos días que nos quedan para tu llegada han de servirnos para mejor prepararnos a nuestro encuentro contigo, Señor.

Para apreciar que llegaremos a la cita contigo más convertidos, más niños, más alegres y enamorados del Amor. De ese Amor que mueve el mundo.

Ven, ya, Señor. Te esperamos. Danos paz y concordia. Permítenos que durante unas horas –tal vez fuera ya toda la vida—nos convirtamos en niños, como tú eres Niño, para que cantemos y riamos.

Y la alegría, la esperanza, la fe y el amor sean parte integrante de nuestra existencia. Ven, Señor, no tardes. Te esperamos.

Ángel Gómez Escorial

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SAN JUAN DE LA CRUZ – 14 de Diciembre

JuanCruzretrat.jpgLa admirable existencia de Juan de Yepes –este excepcional carmelita, aclamado en el mundo entero, considerado con toda propiedad «el más grande de los poetas de lengua castellana»– es una heroica gesta de amor a Dios desde el principio hasta el fin de la misma. La ascética tiene en él a uno de los preclaros ejemplos de lo que significa la entrega genuina; es una de las figuras más representativas de la mística que han pasado por esta sección de ZENIT. Creyó a pies juntillas que todo aquel que ofrece su vida por Cristo la salva, y no se arredró haciendo de su acontecer un admirable compendio de renuncias y sacrificios amén de sufrir el desdén de algunos de los suyos. Dios le alumbró siempre, y en particular, en el momento más álgido de su oscuridad.

Sus padres, Gonzalo de Yepes y Catalina Álvarez, tejedores de profesión y residentes en Fontiveros, Ávila, España, recibieron con gozo a este segundo de los tres hijos que conformarían la familia, cuando nació en 1542. Su padre y su hermano sucumbieron a causa del hambre. Una gran y trágica escuela para el santo. Al enviudar Catalina, quedaron en una situación económica de gran precariedad, y para tratar de contrarrestarla, primeramente se estableció con sus hijos en Arévalo, Ávila, y después en Medina del Campo, Valladolid. Gracias a la caridad ajena, Juan pudo formarse en el colegio de los Niños de la Doctrina, a cambio de prestar su ayuda en la misa, entierros, oficios, y pedir limosna. En 1551 la generosidad de otras caritativas personas le permitió continuar estudios en el colegio de los jesuitas. Tenía que hacer un hueco para trabajar en el hospital de las Bubas, donde se atendían a los afectados por enfermedades venéreas, hasta que decidió convertirse en carmelita. De haber continuado con los jesuitas posiblemente hubiera tenido otras opciones más ventajosas para él y para su familia, pero tomó otra vía, la que estaba destinada para él.

A sus 21 años había sido un alumno ejemplar y tenía la base idónea para ingresar en la universidad salmantina. Era profeso cuando comenzó sus estudios en ella en 1564. Allí contó con excepcionales profesores de la talla de Francisco de Vitoria, fray Luís de León y Melchor Cano, entre otros, y tres años más tarde se convirtió en un consumado bachiller en Artes. El año 1564 fue significativo en su vida. Aparte de haber sido prefecto de estudiantes, fue ordenado sacerdote y conoció a santa Teresa de Jesús. Hacía años que practicaba severas mortificaciones corporales iniciadas siendo alumno de los jesuitas, y al ingresar en la Orden carmelita pidió permiso para continuar realizándolas. Hombre de intensa oración, amaba tanto la soledad que, en un momento dado, no descartó ser cartujo. Ya llevaba grabado en su espíritu la preciada convicción que nos ha legado: «A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición».

La santa de Ávila, que había oído hablar de su virtud, lo reclamó para que le ayudase en la reforma carmelitana que pensaba llevar a cabo. Él, que había tomado el nombre de Juan de Matías, lo reemplazó entonces por Juan de la Cruz. Muy impresionada al conocerlo, Teresa no tuvo duda de que estaba ante un santo. Él la acompañó y fueron parejos en la heroica entrega y ardor apostólico. Juan dejó el reguero de su amor a Dios en Castilla y Andalucía, así como un futuro espléndido en Salamanca, que hubiera acogido con gusto su sabiduría. Fundó en Valladolid, Duruelo, Mancera y Pastrana, ostentando oficios de subprior y maestro de novicios. Fue rector en Alcalá de Henares, vicario y confesor de las carmelitas del monasterio abulense de la Encarnación, a petición de santa Teresa, entre otras misiones relevantes.

Sus propios hermanos se levantaron contra el celo apostólico del santo, resistiéndose a una reforma que solo pretendía conquistar una mayor fidelidad al carisma. En un entramado de secretas ambiciones y resentimientos, fue apresado y recluido en un minúsculo e inhóspito lugar durante nueve meses, manteniéndole en inenarrables y pésimas condiciones. Sufrió de forma indecible física y espiritualmente. La soledad y la oscuridad en su espíritu, combatida con férrea confianza en la divina Providencia, fueron el germen del incomparable Cántico Espiritual. Ebrio de amor divino trataba de condensar en su prodigioso verbo la pasión que le consumía: «¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti clamando, y eras ido»… Previendo una muerte inminente, recibió el consuelo del cielo y, con él, la libertad, que obtuvo evadiéndose de noche, a escondidas, de sus guardianes: sus hermanos.

Reforzado en su experiencia mística y determinación a dar a conocer al único Dios Amor, se trasladó a Beas de Segura, Jaén, donde siguió ayudando a las carmelitas. Allí entabló fraterna amistad con la religiosa Ana de Jesús. Luego fundó un colegio en Baeza, y prosiguió su incansable recorrido por Granada y Córdoba, donde estableció otro convento en 1586. Todo se le quedaba corto para entregárselo a Cristo. La sed de sufrimiento para asemejarse a Él ardía dentro de sí: «Padecer, Señor, y ser menospreciado por Vos». Vio realizado este anhelo.

Tras nuevo convulso capítulo en su Orden, mientras se hallaba destinado en Segovia lo despojaron de sus misiones y lo exiliaron a México. No llegó a marcharse. Viajó a La Peñuela camino de Andalucía. Enfermó y lo trasladaron a Úbeda, donde fue tratado con impávida frialdad por su prior, siendo mal atendido desde el punto de vista médico. De modo que este gran místico, poeta genial de Dios, murió a los 49 años la madrugada del 14 de diciembre de 1591. Clemente X lo beatificó el 25 de enero de 1675. Benedicto XIII lo canonizó el 27 de diciembre de 1726. Pío XI lo declaró doctor de la Iglesia en 1926, y Juan Pablo II patrono de los poetas en 1993. Sigue retumbando el eco de su amor, junto al Cántico, en el resto de sus obras: la Noche oscura, Llama de amor viva y Subida del Monte Carmelo, entre otras.

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SANTA LUCÍA – 13 de Diciembre

Hoy celebramos a la mártir Santa Lucía, patrona de la vista

Cada 13 de diciembre, la Iglesia celebra la fiesta de Santa Lucía, patrona de la vista, porque, según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente la fe y volvió a recobrar la vista.

Según “las actas” de Santa Lucía, ella nació en Siracusa, Secilia (Italia), en una familia noble, rica, y fue educada en la fe. Su padre murió durante su infancia e hizo voto de virginidad en secreto. Su madre Eutiquia, sin saber, la animaba a contraer matrimonio con un joven pagano.

Santa Lucía acompañó a su madre a orar ante la tumba de Santa Agata para que obtenga la curación de sus hemorragias. Dios escuchó sus oraciones y la Santa le dijo a su madre que deseaba consagrarse a Dios y repartir su fortuna entre los pobres. Eutiquia le dio el permiso.

El pretendiente de Lucía se molestó y delató a la santa como cristiana. El juez insistió para que desistiera, pero Santa Lucía le respondió: “Es inútil que insista. Jamás podrá apartarme del amor a mi Señor Jesucristo”

El juez la amenazó con prostituirla y ella le dijo: «El cuerpo queda contaminado solamente si el alma es consciente». Esta frase era muy admirada por Santo Tomás de Aquino porque corresponde con el principio corresponde con el principio moral de que no hay pecado si no se consiente el mal.

Por la gracia de Dios, los guardias no pudieron mover a Santa Lucía del sitio de donde estaba y la sentencia no pudo cumplirse, entonces trataron de quemarla en la hoguera y también fracasaron. Por último la decapitaron y, aun así, Santa Lucía siguió exhortando a los fieles para que permanezcan firmes.

En la edad media se le invocaba contra las enfermedades de los ojos, tal vez porque su nombre significa “luz”.  Esto originó varias leyendas como la de que el tirano mandó a los guardias que le sacaran los ojos y ella recobró la vista.

En 1894 descubrieron una inscripción sepulcral en las catacumbas de Siracusa con el nombre de Santa Lucía, la mártir que, con certeza, vivió en el siglo IV.

Oración a Santa Lucía

Oh Bienaventurada y amable Virgen Santa Lucía,
universalmente reconocida por el pueblo cristiano
como especial y poderosa abogada de la vista,
llenos de confianza a ti acudimos;
pidiéndote la gracia de que la nuestra se mantenga sana
y le demos el uso para la salvación de nuestra alma,
sin turbar jamás nuestra mente en espectáculos peligrosos.

Y que todo lo que ellos vean se convierta en saludable
y valioso motivo de amar cada día más a Nuestro Creador
y Redentor Jesucristo, a quien por tu intercesión,                                                                           oh protectora nuestra; esperamos ver y amar eternamente
en la patria celestial. Amén.

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III DOMINGO DE ADVIENTO – 11 de Diciembre

“¡DICHOSO AQUEL QUE NO SE SIENTA DEFRAUDADO POR MÍ!”

(Mateo 11, 2-11)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle. «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí! ». Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: «Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti». En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».

Palabra del Señor

“Señales ciertas”

Cuando nos preguntan si somos cristianos, se esperaría que respondiéramos de la misma forma que Cristo: miren nuestras obras y vayan a anunciar lo que sucede. Pero muchas veces nuestras respuestas son ambiguas y mucho más ambiguas nuestras acciones. Reflexionemos nuestra respuesta y descubramos nuestras señales. No seremos verdaderos discípulos si en lugar de Buena Nueva, estamos recriminando, destruyendo y apagando la mecha que aún humea. Debemos mirar muy dentro de nosotros si somos los cristianos esperados que se comprometen con la causa de los pobres, que luchan a corazón abierto contra la injusticia, que denuncian con valor las hipocresías, que tienen la suficiente humildad para reconocer las propias culpas antes de constituirse en jueces de los otros.  ¿Seremos estos cristianos nosotros, o se debe esperar a otros? Este Adviento no necesitamos discursos ni palabras bonitas, necesitamos señales que anuncien la venida inminente del Salvador.

 Citas para reflexionar:

  • «Quien no conoce las caricias del Señor no conoce la doctrina cristiana». «¡Quien no se deja acariciar por el Señor está perdido!» Papa Francisco
  • «La serenidad no es estar a salvo de la tormenta, sino encontrar la paz en medio de ella» Ts de Kempis
  • «Si te golpean las olas de la soberbia, de la maledicencia, de la envidia, mira a la estrella, invoca a María» Bernardo de Claraval
  • «Quien no ha tenido tribulaciones que soportar, es que no ha comenzado a ser cristiano de verdad» San Agustín
  • «Nada te turbe, nada te espante» Santa T. de Jesús

Efemérides y noticias

  • El Papa  aprueba el decreto de martirio de 21 españoles de la Familia Vicenciana, asesinados por odio a la fe entre 1936 y 37 en Cataluña, Valencia y Murcia.
  • El  Papa pidió a los medios de comunicación no caer en la tentación de querer comunicar siempre el escándalo, y les recordó que tienen una responsabilidad muy grande para con la sociedad.
  • El Vaticano pide más responsabilidad en tema de seguridad nuclear y más protección física del material nuclear o radioactivo y proteger los datos sensibles de los hacke.
  • El cardenal Kevin Farrell, viaja a Panamá para iniciar los preparativos de la JMJ 2019.
  • La nueva fórmula de consagración del cáliz “por muchos” en vez de “por todos los hombres” no pretende excluir a nadie de la redención obrada por Cristo; esto, simplemente, iría contra la Revelación.
  • Hace 175 años la Familia Salesiana surgió de la mano de la Inmaculada.
  • La Iglesia paga caro su compromiso contra la violencia en México, han sido asesinados 43 sacerdotes en 10 años.
  • El próximo año 2017 será “Año Cisneros” pues se cumplen 500 años de la muerte de Fray Francisco Jiménez de Cisneros en Roa, Burgos. Sus restos descansan en la catedral de Alcalá de Henares. El cardenal Cisneros es considerado “Venerable Siervo de Dios”, hace varios siglos que está en proceso su canonización.
  • El Arzobispado de Oviedo mantiene la batalla por la religión.

ORACIÓN: ACCIÓN DE GRACIAS

Antes de marcharnos, Señor,

Queremos que, de una vez por todas,

Siembres en nuestros corazones la verdadera ALEGRIA.

Son muchas cosas que nos preocupan Y HASTA NOS AFLIGEN 

Pero con tu PRESENCIA desaparecen nuestras PENAS.

Gracias porque con La Eucaristía El mundo Va Mejor.

Gracias, porque  CON LA CELEBRACIÓN DE tu nacimiento,

Renacen en nosotros las ganas de ser mejores.

¡Gracias, Señor!

“ABECEDARIO DE ADVIENTO” ¡ESTAMOS A TIEMPO!

Agradecer  a Dios habernos regalado a las personas con las que convivimos.

Buscar  el bien común por encima de los intereses personales.

Corregir  con empatía a aquél que se equivoca.

Dar  lo mejor de uno mismo, poniéndose siempre al servicio de los otros.

Estimar  a los otros, sabiendo reconocer sus capacidades.

Facilitar  las cosas dando soluciones y no creando más problemas.

Ganar  la confianza de los otros compartiendo con ellos sus preocupaciones.

Heredar  la capacidad de aquellos que saben ser sinceros con valentía y respeto

Interceder  por los otros a Dios, antes de hablarle de nuestras cosas.

Juzgar  a los otros por lo que son, no por lo que tienen ni por lo que aparentan.

Limitar  las ansias personales frente a las necesidades del grupo.

LLenarse  con lo mejor que uno encuentra en el camino de la vida.

Mediar  entre los compañeros que no se entienden.

Necesitar  de los otros sin ningún perjuicio.

Olvidar  el miedo al «qué dirán».

Preocuparse  por los más débiles y los más necesitados.

Querer  siempre el bien de las personas.

Respetar  las opiniones de los demás.

Salir  al encuentro del otro, no esperando que él dé el primer paso.

Tolerar  los defectos y límites propios y ajenos con sentido del humor.

Unirnos  todos para que podamos vivir en paz y armonía.

Valorarse con realismo, sin  creerse superiores a los demás.

X es  una incógnita que invita a la búsqueda constante de la verdad.

Yuxtaponer  ilusiones y esperanzas, trabajos y esfuerzos por crear fraternidad.

Zambullirse  sin miedo en el nuevo día que Dios nos regala cada mañana.

 ¿ANÓNIMO?

No pudo dar un paso más y se derrumbó en plena calle. La gente indiferente no se detuvo a ayudarlo, esquivaron el cuerpo y fingieron no mirarlo: era un pobre más tirado en el camino; era un indígena del que nadie hizo caso. Horas después, muchas horas para la necesidad del indigente, alguien se apiadó y llamó a las ambulancias de servicio público. Tardaron eternidades en llegar, revisaron y levantaron el cuerpo. Dijeron que ya nada se podía hacer, que si hubieran hablado antes… Durante días permaneció el cadáver en calidad de desconocido y pasado un tiempo fue colocado en la fosa común: sin familia, sin amigos, sin nadie que se compadeciera de él. Quizás en tierras lejanas una madre tenga la corazonada de la muerte de su hijo, quizás una esposa y unos hijos lloren su ausencia… acá solamente es un personaje anónimo que se perdió en la indiferencia.

REFLEXIÓN: Esta historia, o parecida sin difunto, se da en nuestras calles cuando los inmigrantes vienen a buscar un puesto de trabajo en lo que sea: aceituna, fresas, pimientos…, se llenan los albergues, los cajeros bancarios, los portales, las estaciones de metro… ¿Cuántos samaritanos harían falta para socorrerlos, cuántos voluntarios para acogerlos, cuántas Cáritas para cubrir sus necesidades corporales, cuántas…? Mientras nos llegan las palabras del Adviento: “¡Ánimo, no teman. He aquí que llega el Señor, misericordioso y juez, viene a salvarlos!”

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