PODEMOS SER MISIONEROS DE LA MISERICORDIA

Irradiar un poco de amor

En este Año de la Misericordia instaurado por el Papa Francisco todos podemos comenzar a realizar pequeños gestos, que a lo mejor no son habituales en nuestro día a día, pero que pueden ayudar a irradiar un poco de amor a nuestro alrededor. 

Ser misioneros de la misericordia
Podemos convertirnos en misioneros de la misericordia dentro de nuestra familia, en el trabajo o en la calle. Ser pequeñas luces, que a veces se estropearán o darán poca luz, pero también habrá días que irradiarán con fuerza iluminando con mucho calor.

No podemos hacerlo solo con nuestras fuerzas
Son propósitos que algunos no entrañan mucho esfuerzo, pero otros son casi imposibles llevarlos a término si contamos solo con nuestras fuerzas: Perdonar a alguien que te ha hecho daño; una reconciliación con un familiar; reparar un daño… son situaciones que humanamente nos sobrepasan.

Por eso, antes de encarar estos buenos propósitos, hay que reconocer que somos débiles y pobres, y que a pesar de querer hacer el bien, hacemos el mal, aunque sea de omisión. Y tenemos buenas intenciones, sí, pero somos limitados para llevarlas a cabo. Y que sin la ayuda de Dios, nada bueno podemos hacer. Es Él, con su gracia, el que logra que nosotros hagamos el bien…

Pídele al Espíritu Santo que entre en tu vida y te dé la fuerza para hacer el bien. Que ilumine tus pensamientos y dirija tus acciones. Que sane tus heridas y te llene de su amor. Que todos los días te empuje para hacer alguno de estos gestos.

25 gestos de amor
Aquí van 25 pequeños gestos de amor, 25 propósitos de misericordia, que los podremos ir ampliando en el mismo reportaje si los lectores sugieren otros gestos en la zona de loscomentarios, justo al final de la noticia:

1.- Reconcíliate con aquel familiar o amigo del que estás distanciado. Hazle una llamada; escríbile una carta o mándale un simple Whatsapp. Dile que ya es hora de hablar, de sentarse a charlar, de desenmarañar esos entuertos…

2.- Dile a tus padres, a tus abuelos, a tu mujer o tu marido, a tus hijos… que los quieres. A lo mejor nunca les has dicho a tus padres: gracias. Agradecer todo lo que han hecho por ti en su vida. Sus sacrificios, sus renuncias…

3.- Reza por un difunto. Es la mejor forma de ayudarle. Darle las gracias por su vida y pedirle a Dios que lo tenga cerca de Él lo antes posible.

4.- Visita a un anciano, a una persona sola o a un enfermo. Da igual la excusa. Lo agradecerán seguro. «Pierde el tiempo» con ellos. Abrázalos. Hazles sentir que los quieres.

5.- Juega con tus hijos, o con los hijos del vecino o de un amigo. Y juega a lo que te digan. ¿A muñecas? Pues a muñecas. A fútbol, pues a darle al balón. «¡Pero si tengo 70 años!». Ponte de portero…

6.- Felicita los cumpleaños de tus familiares y amigos. Esa fecha es muy especial para todos. Si no recibimos llamadas de los más cercanos nos venimos abajo pensando que no somos queridos. Apúntate los cumpleaños de todas las personas que quieras, o bien bájate alguna aplicación en tu móvil. Y llámales o mándales un mensaje por el móvil o un Whatsapp. Con este pequeño gesto ya habrás hecho a una persona feliz…

7.- No juzgues ni critiques. Sí, ya sé que Manolito es un pelmazo, pero no sabes su historia ni por qué se comporta así. Ayúdale; no le critiques. Y pídele al Espíritu Santo que te muestre cómo Dios ama a esta persona y cómo lo comprende. Pídele que te dé el don de amar a Manolito como Dios le ama… Sí, así de ambicioso.

8.- Alaba a Dios. Dale gracias al Señor todas las mañanas por ese día, por todo lo bueno que te va a pasar… por tu vida entera. «¡Es que he tenido muchos problemas!» Sí, seguro; la vida es dura. «Es un valle de lágrimas», como dice la oración. Pero alaba al Señor por todo lo bueno que te ha dado a lo largo de tu vida. Alábale con fuerza aunque no tengas ganas. Tu felicidad depende, en buena medida, de reconocer que Dios te ama y te bendice todos los días, y que todo lo bueno que eres y que tienes te lo ha dado Él.

9.- Regala una sonrisa. Aunque sea una al día. Pero que no te vayas a dormir sin haber regalado una sonrisa.

10.- Deja de gruñir y de protestar. Suprime las quejas. Posiblemente tengas razón en muchos de tus desahogos… pero no construyen ninguna relación. Más bien destruyen y crean rencores que envenenan el corazón y el ambiente. Proponte abstenerte de gruñir, protestar o reñir, al menos una vez al día.

11.- Gracias, perdón, por favor. Acostúmbrate a utilizar esas tres palabras con los que te rodean.

12.- Confía en Dios. Ten fe. Dale la oportunidad de que haga milagros en tu vida. Confíale aquel problema que no te deja vivir, o esa cruz que se te hace cada vez más pesada. Pídele al Señor que se encargue Él y que haga el milagro. Deja de lado tus fuerzas y cédele todo el protagonismo… y ten confianza.

13.- Dale las gracias a aquella persona que fue un ángel de la guarda en tu vida. A lo mejor fue un amigo que te defendió en aquella pelea; o un maestro que confió en ti cuando tú considerabas que no valías nada. También alguien que te dio una primera oportunidad en el trabajo… Aunque hayan pasado 30 años… dale las gracias. Dile por teléfono, carta o Whatsapp que todavía recuerdas lo que significó ese gesto contigo, y que por eso le das las gracias, ya que esa acción te cambió la vida.

14.- Sé tú un ángel de la guarda. Dale la oportunidad a alguien. Aunque sea un desconocido. Si eres empresario, contrata a un empleado más. «Es que no lo necesito». Haz un pequeño esfuerzo. A esa persona le puede cambiar la vida ese gesto. A un compañero de escuela o de trabajo que esté aislado, acógele. Habla con él, muestra interés por sus cosas… dale confianza. Intenta intregrarle entre los compañeros. Transmíteles los aspectos de su personalidad más atrayentes… Sé su ángel de la guarda.

15.- Mira a los ojos a un indigente. No lo rehuyas. Si puedes darle alguna ayuda, adelante, pero si no llevas nada párate un momento y mírale a los ojos. Escúchale. Intenta comprenderle. Transmítele amor con tu mirada. Si puedes abrazarle o cogerle las manos, hazlo. Sonríele y dale una palabra de esperanza.

16.- Deja de ser un fiscal acusador de ti mismo. No te juzgues tan duramente. Sé un poco más indulgente contigo mismo. Al menos una vez al día no te acuses con fiereza por haber hecho tan mal aquél asunto.

17.- Y no seas fiscal acusador de los demás. Al menos una vez al día no corrijas con dureza a los demás.

18.- Comparte tu fe. Invita a un amigo a un grupo de oración o a unos ejercicios espirituales. Háblale del retiro de Emaus o del Curso Alpha. Llévale a un Seminario de la vida en el Espíritu o regálale el «Evangelio 2016» Edibesa tiene ediciones muy económicas. Apúntale a un grupo de Whtasapp de los mensajes «El reto del amor« de las monjas clarisas de Lerma, o pásale la dirección para suscribirse a «Los cinco minutos del Espíritu Santo». Cualquier cosa… pero comparte tu fe. Regala un libro de espiritualidad o da esperanza con una pequeña reflexión. Envíale un vídeo con un impactante testimonio de conversión o reenvía una meme. Algo, por pequeño que sea, pero transmite tu fe.

19.- Visita a un preso en la cárcel. «¡Pero si no conozco a ninguno!». Vale. Contacta con los grupos que van todas las semanas a las cárceles. Ayudan a Pastoral penitenciaria. EnGoogle o en la parroquia de al lado de tu casa sabrán darte más información. Aunque sea una vez en este 2016, visita a un preso y dale calor…

20.- Da de comer al hambriento. Ayuda en los comedores de Cáritas o los regentados por las religiosas/os de tu ciudad. Aunque sea un sólo día, pero sirve a los más necesitados.

21.- Ofrece una ayuda económica a organizaciones caritativas. Que ayudará a paliar las dificultades de los más débiles de la sociedad. Basta con unas monedas, pero si tienes más…

22.- ¿Necesitas algo? Es una buena pregunta que podemos hacer, una vez al día, a alguna persona que nos encontremos.

23.- Un poco de buen humor… No todos somos la alegría de la huerta, pero si no estamos inspirados para contar el último chiste de Chiquito de la Calzada, sí podemos reenviar alguna meme o vídeo por Whatsapp para provocar alguna carcajada o, al menos, una sonrisa.

24.- Haz piña… Organiza alguna cena, una salida en grupo, una excursión… socializa y ayuda a que los demás se sientan acompañados.

25.- Reza por tus seres queridos. Pídele a Dios que proteja a las personas que quieres, y les inunde con su amor y misericordia.

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EPIFANÍA DEL SEÑOR

Homilía del Papa Francisco este miércoles 6 de enero, en la Solemnidad de la Epifanía del Señor, presidiendo la Santa Misa en la Basílica Vaticana.

Las palabras que el profeta Isaías dirige a la ciudad santa de Jerusalén nos invitan a salir; a salir de nuestras clausuras, a salir de nosotros mismos, y a reconocer el esplendor de la luz que ilumina nuestras vidas: «¡Levántate y resplandece, porque llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!» (60,1). «Tu luz» es la gloria del Señor. La Iglesia no puede pretender brillar con luz propia. San Ambrosio nos lo recuerda con una hermosa expresión, aplicando a la Iglesia la imagen de la luna: «La Iglesia es verdaderamente como la luna: […] no brilla con luz propia, sino con la luz de Cristo. Recibe su esplendor del Sol de justicia, para poder decir luego: “Vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí”» (Hexameron, IV, 8, 32). Cristo es la luz verdadera que brilla; y, en la medida en que la Iglesia está unida a él, en la medida en que se deja iluminar por él, ilumina también la vida de las personas y de los pueblos. Por eso, los santos Padres veían a la Iglesia como el «mysterium lunae».

Necesitamos de esta luz que viene de lo alto para responder con coherencia a la vocación que hemos recibido. Anunciar el Evangelio de Cristo no es una opción más entre otras posibles, ni tampoco una profesión. Para la Iglesia, ser misionera no significa hacer proselitismo; para la Iglesia, ser misionera equivale a manifestar su propia naturaleza: dejarse iluminar por Dios y reflejar su luz. No hay otro camino. La misión es su vocación. Muchas personas esperan de nosotros este compromiso misionero, porque necesitan a Cristo, necesitan conocer el rostro del Padre.

Los Magos, que aparecen en el Evangelio de Mateo, son una prueba viva de que las semillas de verdad están presentes en todas partes, porque son un don del Creador que llama a todos para que lo reconozcan como Padre bueno y fiel. Los Magos representan a los hombres de cualquier parte del mundo que son acogidos en la casa de Dios. Delante de Jesús ya no hay distinción de raza, lengua y cultura: en ese Niño, toda la humanidad encuentra su unidad. Y la Iglesia tiene la tarea de que se reconozca y venga a la luz con más claridad el deseo de Dios que anida en cada uno. Como los Magos, también hoy muchas personas viven con el «corazón inquieto», haciéndose preguntas que no encuentran respuestas seguras. También ellos están en busca de la estrella que muestre el camino hacia Belén.

¡Cuántas estrellas hay en el cielo! Y, sin embargo, los Magos han seguido una distinta, nueva, mucho más brillante para ellos. Durante mucho tiempo, habían escrutado el gran libro del cielo buscando una respuesta a sus preguntas y, al final, la luz apareció. Aquella estrella los cambió. Les hizo olvidar los intereses cotidianos, y se pusieron de prisa en camino. Prestaron atención a la voz que dentro de ellos los empujaba a seguir aquella luz; y ella los guió hasta que en una pobre casa de Belén encontraron al Rey de los Judíos.

Todo esto encierra una enseñanza para nosotros. Hoy será bueno que nos repitamos la pregunta de los Magos: « ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» (Mt 2,2). Nos sentimos urgidos, sobre todo en un momento como el actual, a escrutar los signos que Dios nos ofrece, sabiendo que debemos esforzarnos para descifrarlos y comprender así su voluntad. Estamos llamados a ir a Belén para encontrar al Niño y a su Madre. Sigamos la luz que Dios nos da. La luz que proviene del rostro de Cristo, lleno de misericordia y fidelidad. Y, una vez que estemos ante él, adorémoslo con todo el corazón, y ofrezcámosle nuestros dones: nuestra libertad, nuestra inteligencia, nuestro amor. Reconozcamos que la verdadera sabiduría se esconde en el rostro de este Niño. Y es aquí, en la sencillez de Belén, donde encuentra su síntesis la vida de la Iglesia. Aquí está la fuente de esa luz que atrae a sí a todas las personas y guía a los pueblos por el camino de la paz.

En su mensaje tras el ángelus en la festividad de la Epifanía del Señor, el Santo Padre ha señalado que los tres Reyes enseñan a reconocer “la majestad en la humildad”. 

El Papa Francisco afirmó hoy durante el Ángelus por la fiesta de la Epifanía que la experiencia de los tres Reyes Magos “exhorta a no conformarnos con la mediocridad” y a “buscar el sentido de las cosas”.

“La experiencia de los Magos nos exhorta a no conformarnos con la mediocridad, a no vivir tirando del mejor modo, sino a buscar el sentido de las cosas, a escrutar con pasión el gran misterio de la vida”, señaló Bergoglio desde la ventana del apartamento apostólico.

Y añadió: “Nos enseña a no escandalizarnos ante lo minúsculo y lo pobre, sino a reconocer la majestad en la humildad, a saber arrodillarnos ante ella”.

Francisco señaló que los Reyes Magos eran “hombres prestigiosos, de regiones lejanas y culturas diferentes que emprendieron el camino hacia la tierra de Israel para adorar al rey nacido”.

“La Iglesia siempre ha visto en ellos la imagen de la humanidad entera y con la celebración de la Epifanía quiere casi guiar respetuosamente a cada hombre y a cada mujer de este mundo hacia el Niño, que nació para salvar a todos”, explicó.

El pontífice refirió que el nacimiento de Cristo atrajo a los pastores, “hombres humildes y despreciados” que acudieron en primer lugar al pesebre, y a los reyes, todos ellos unidos por “un aspecto común: el cielo”.

“Los pastores y los Magos nos enseñan que para hallar a Jesús es necesario levantar la mirada hacia el cielo, no estar encerrados en nosotros mismos sino tener el corazón y la mente abiertos al horizonte de Dios”, consideró.

En la plaza de San Pedro le escuchaban cientos de fieles y turistas que participaron en la tradicional cabalgata de los Reyes Magos, que tuvo lugar en la vía della Conciliazione, que une Roma con el Vaticano.

EPIFANÍA DEL SEÑOR

Si la fiesta de Navidad está ya llena de contrastes de la visión total del misterio, pues Aquel mismo que considera en el pesebre, se le aparece llevando sobre sus hombros las insignias del poder; esto se acentúa más en la fiesta de la Epifanía.

Al fin y al cabo el objeto de la fiesta de Navidad, de origen occidental, romano concretamente, es único y claro como su mismo nombre latino: “Nativitas”. En cambio, en la Epifanía no sólo el nombre griego de esta fiesta – aparecida en Oriente – es misterioso, sino que su mismo objeto es complejo. No es extraño que si Navidad para muchos no pasa de ser una feliz nochebuena con cánticos al Niño Jesús, Epifanía quede reducida a “la fiesta de los Reyes”.

Con todo, fundamentalmente, Navidad y Epifanía celebran un mismo hecho: el advenimiento de Dios en este mundo; solo que la primera de estas festividades lo celebra sobre todo bajo el punto de vista histórico, y la segunda bajo el punto de vista teológico e ideológico. Cuando, a fines del siglo IV, Roma aceptó la fiesta oriental del 6 de enero y el Oriente la romana del 25 de diciembre, ambas pudieron conservar su propio carácter y se completaron mutuamente.

Epifanía representa el desarrollo completo del misterio de Navidad. “El que aquel día nació de la Virgen – dice San León -, hoy ha sido reconocido por el mundo entero”. Dios ha aparecido en el mundo no solamente tomando carne mortal, sino manifestándose a los hombres, mostrando sus obras y su poder, y tomando posesión de su: Pueblo al modo que los antiguos reyes la tomaban solemnemente de sus ciudades. Todo esto ha significado en el decurso del tiempo la palabra epifanía – o más tarde teofanía – y algo de esto se encuentra en la rica liturgia de esta festividad. En la adoración de los Magos han visto todos los Santos Padres la manifestación de Cristo a los paganos y al mundo en general, en el milagro de las Bodas de Caná la manifestación de su poder y en el Bautismo del Jordán, la purificación y toma de posesión de su Iglesia y de cada una de las almas.

Este es el triple misterio de la Epifanía, que resume admirablemente la antífona del Benedictus de la fiesta que, al mismo tiempo, nos hace ver la vida sacramental de la Iglesia: “Hoy la Iglesia se ha unido al Esposo celestial, pues en el Jordán Él la lavó de sus crímenes. Los Magos corren con sus presentes a las nupcias reales y los invitados se regocijan del agua convertida en vino”.

En esta antífona se nos presenta la aparición de Dios en el mundo bajo el símbolo nupcial, tan usado en el Antiguo y Nuevo Testamento para expresar la unión de Dios con su pueblo. Yavé es el esposo; el pueblo de Israel, la esposa. Cristo el esposo, y la Iglesia la esposa. La esposa de Yavé fue infiel y, por lo tanto, repudiada por Dios. La esposa de Cristo, lavada de sus iniquidades en el Jordán – bautismo – como reina, sin arruga ni mancilla, avanza con los Magos, que son sus primicias, hacia el convite real que le prepara su esposo, y se sienta a su lado en la mesa, donde se alimenta de su cuerpo y se llena de gozo con el vino de su sangre. Todavía quedaba subrayada esta idea de las nupcias reales en la Eucaristía con el milagro de la multiplicación del pan y de los peces, que durante muchos siglos se conmemoraba asimismo el día de la Epifanía.

Dios, que como esposo divino sale de los tálamos eternos para darse a conocer a la humanidad con su presencia, con su poder y con su gracia sacramental, con la cual penetra en lo más profundo del alma, a la que se une más íntimamente que el esposo a la esposa, encarnándose en cierto modo en ella. Esta unión y transformación son el último desplegamiento de la gracia de Navidad.

No basta celebrar Navidad con alegría, entusiasmo y fervor. Para sacar todas las consecuencias del misterio, hay que vivirlo en lo más íntimo del corazón, meditándolo, revolviéndolo, como lo hacía María en estos días: “María, nos dice San Lucas, conservaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón”. Como lo hace la Iglesia, que a medida que va alejándose de la festividad parece descubrir más profundas y nuevas perspectivas de aquel “grande y admirable sacramento” de “aquel maravilloso comercio”. Todo lo que va de Navidad a Epifanía no es en la liturgia otra cosa que un engolfarse en el misterio.

Tenemos que comentar brevemente la solemne y grandiosa misa de la fiesta que litúrgicamente es de lo mejor que posee nuestro misal romano ¿No hemos clamado durante todo el Adviento con aquel fervoroso e impetuoso “ven, Señor”? “He aquí que viene”, se nos dice hoy. Y con la fe: en el Papa que entra en la iglesia de la cristiandad, en el obispo que hace su entrada en la catedral, en el párroco en su parroquia o cualquier sacerdote en su iglesia. recibimos nosotros la visita, la concreta epifanía del Señor para cada uno de nosotros. El salmo entero del Introito, cuyos versículos se cantan al avanzar el sacerdote hacia el altar, nos descubre todo el valor profético de la entrada del Señor en este mundo y en su Iglesia.

Como los Magos por la estrella, así nosotros somos conducidos por la fe hacia Dios. Pero la fe debe terminar en la visión de la magnificencia de Dios en su gloria. Es lo que pide la Colecta. La fe fue la primera aparición de Dios en nuestra alma; la fe es la estrella que nos hace hallar a Cristo en nuestra vida – como se lo hizo hallar a los Magos en la suya – y la fe es la que nos conducirá a su plena posesión en la gloria. He aquí la aparición de Cristo en toda su dimensión que nos hace implorar la Colecta.

Esta magnífica aparición de Dios a la humanidad había sido preparada desde todos los siglos y frecuentemente anunciada por los profetas del Antiguo Testamento. La epístola de hoy es una de las más bellas de estas profecías. Con frases de una fuerza y colorido incomparable, nos describe aquí Isaías la gloria y grandeza de la Jerusalén ideal, que espiritualmente se realizan en la Iglesia. La Iglesia ha considerado esta profecía como un himno a su gracia, a su riqueza y a su gloria. Y por eso durante la Edad Media se cantaba esta epístola con una adornada melodía y su canto era envuelto de un rico ceremonial. Si la epístola nos presenta la profecía, el evangelio nos relata su histórica realización.

Como lazo de unión entre las dos lecturas está el canto del gradual y del aleluya. El gradual de hoy es un eco de la epístola, recoge unas frases características de la misma y las medita cantando. El aleluya, en cambio, anticipa, preparándolo, el evangelio, subrayando la idea principal de la fiesta: aparición y adoración, o luz y dones, que es también lo que expresa en otra palabras el gradual.

En el evangelio de hoy se ve claramente el sentido que la Iglesia da a la lectura de la palabra de Dios en la misa. No se trata solamente de escuchar una historia, una doctrina o una exhortación de labios del Señor. Es decir, el evangelio en la misa no es una lección de exégesis, de dogma o de moral, sino una presencia del Señor, el cual, por el sacramental de su palabra, nos prepara al Sacramento de su cuerpo, donde todo lo leído cobra eficacia y una realidad sobrenatural en nuestras almas. “‘No digas – decía San Agustín – bienaventurados los que le vieron, oyeron, tocaron…, pues tú lo ves, lo oyes y tocas en su Evangelio”. La lectura del evangelio en la misa es una verdadera epifanía del Señor. Por eso la liturgia envuelve esta lectura con un ceremonial tan Solemne como si acompañara al mismo Señor: ministros, incienso, velas, beso y canto solemne.

Hoy no sólo escucharnos la historia de los Magos como sí fuera la de nuestra vocación, sino que con ellos y como ellos nos arrodillamos para adorar al Señor. Ellos le adoraron en el pesebre, envuelto en pañales, y nosotros le adoramos en el cielo reinando y cubierto de gloria. Y así damos pleno sentido a su adoración y a la nuestra. Con toda verdad podemos, por lo tanto, cantar en el Ofertorio que no sólo los reyes de Tarsis y de las islas, y los reyes de Arabia o de Saba presentan dones y ofrendas, sino que todos los reyes de la tierra le adoran y las gentes le sirven. Entre esta multitud cósmica, nuestra adoración cobra una proporción y un sentido insospechado.

El Señor apareció en nuestra carne mortal para transe inmortalizarla. Siempre que recibimos la Eucaristía somos restaurados “con la nueva luz de su inmortalidad”, como dice el Prefacio. Gracias a la misa, hoy tendrá una realidad sublime para cada uno de nosotros la Epifanía del Señor; aquí no sólo la celebramos y la meditamos. sino que la vivimos. ¡Qué significación tiene así la antífona de la Comunión: “Hemos visto su estrella en Oriente y venimos con dones a adorar al Señor”!

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II DOMINGO DE NAVIDAD

«LA PALABRA ERA DIOS»

San Juan 1, 1-18

SANTO EVANGELIO

En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho.

En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.

La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.

Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de Él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mi pasa delante de mí, porque existía antes que yo»

Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia: porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: El Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

“La Palabra es la luz, y sin embargo los hombres han preferido las tinieblas”

A la hora del Ángelus del segundo domingo después de Navidad, el Santo Padre Francisco recordó que la liturgia nos presenta el Prólogo del Evangelio de San Juan, quien sin esconder el carácter dramático de la Encarnación al proclamar que el Verbo, es decir, la Palabra creadora de Dios,  se hizo carne y habitó entre nosotros, contrapone, a este don del amor de Dios, la falta de acogida por parte de los hombres. De ahí su afirmación de que “la Palabra es la luz, y sin embargo los hombres han preferido las tinieblas”.

Es el misterio del mal que asecha también nuestra vida, y que requiere de nuestra parte “vigilancia y atención” precisamente  para que no prevalezca – dijo el Papa Bergoglio – quien destacó asimismo que “la vocación y alegría de todo bautizado es indicar y donar a Jesús a los demás”, mientras explicó que para hacerlo “debemos conocerlo y tenerlo dentro de nosotros, como Señor de nuestra vida”.

El Pontífice invitó al abandono filial , y con nuevo impulso, en las manos de María de quien contemplamos en estos días en el pesebre su dulce imagen de Madre de Jesús y Madre nuestra. Por eso recordó que nuestra actitud hacia ella debe ser la del Apóstol Juan, que la recibió en su casa.

Queridos hermanos y hermanas ¡feliz domingo!

La liturgia de hoy, segundo domingo después de Navidad, nos presenta el Prólogo del Evangelio de San Juan, en el que se proclama que “el Verbo – o sea la Palabra creadora de Dios – se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn1,14). Esa Palabra, que reside en el cielo, es decir en la dimensión de Dios, ha venido a la tierra a fin de que nosotros la escucháramos y pudiéramos conocer y tocar con las manos el amor del Padre. El Verbo de Dios es su mismo Hijo Unigénito, hecho hombre, lleno de amor y de fidelidad (Cfr. Jn 1,14), es el mismo Jesús.

El Evangelista no esconde el carácter dramático de la Encarnación del Hijo de Dios, subrayando que al don de amor de Dios se contrapone la no acogida por parte de los hombres. La Palabra es la luz, y sin embargo los hombres han preferido las tinieblas; la Palabra vino entre los suyos, pero ellos no la han acogido (Cfr. vv. 9-10). Le han cerrado la puerta en la cara al Hijo de Dios. Es el misterio del mal que asecha también nuestra vida y que requiere por nuestra parte vigilancia y atención para que no prevalezca.

El Libro del Génesis dice una bella frase que nos hace comprender esto: dice que el mal está agazapado a la puerta” (Cfr. 4,7). Ay de nosotros si lo dejamos entrar; sería él entonces el que cerraría nuestra puerta a quien quiera. En cambio, estamos llamados a abrir de par en par la puerta de nuestro corazón a la Palabra de Dios, a Jesús, para llegar a ser así sus hijos.

En el día de Navidad ya ha sido proclamado este solemne inicio del Evangelio de Juan; y hoy se nos propone una vez más. Es la invitación de la Santa Madre Iglesia la que acoge esta Palabra de salvación, este misterio de la luz.

Si lo acogemos, si acogemos a Jesús, creceremos en el conocimiento y en el amor del Señor y aprenderemos a ser misericordiosos como Él. Especialmente en este Año Santo de la Misericordia, hagamos de modo que el Evangelio sea cada vez más carne en nuestra vida. Acercarse al Evangelio, meditarlo y encarnarlo en la vida cotidiana es la mejor manera para conocer a Jesús y llevarlo a los demás.

Ésta es la vocación y la alegría de todo bautizado: indicar y donar a los demás a Jesús; pero para hacer esto debemos conocerlo y tenerlo dentro de nosotros, como Señor de nuestra vida. Y Él nos defiende del mal, del diablo, que siempre está agazapado ante nuestra puerta, ante nuestro corazón, y quiere entrar.

Con un renovado impulso de abandono filial, nosotros nos encomendamos una vez más a María: precisamente en el pesebre contemplamos en estos días su dulce imagen de Madre de Jesús y Madre nuestra.                                                                          Radio Vaticana

ORACIÓN

Existías, Señor,

PERO VINISTE JUNTO A  NOSOTROS

Vivías en el cielo, Señor

PERO VINISTE JUNTO A  NOSOTROS

Hablabas desde la nube

PERO VINISTE JUNTO A  NOSOTROS

Tú, oh Dios, eras luz que brillaba  en lo alto

PERO VINISTE JUNTO A  NOSOTROS

Tú, oh Dios, eras Palabra  que escucharon los profetas

PERO VINISTE JUNTO A  NOSOTROS

Tú, Señor, alejabas la  tiniebla desde el cielo

PERO VINISTE JUNTO A  NOSOTROS

Tú, oh Dios, eras invisible

PERO VINISTE JUNTO A  NOSOTROS

Tú, oh Señor, eras  omnipotente y fuerte

PERO VINISTE JUNTO A  NOSOTROS

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¡MARÍA, MADRE DE DIOS!

El primero de enero celebramos a María como Madre de DiosRelieve

María fue la elegida para ser Madre de Cristo y aceptó esta misión al decir “sí” a Dios. Festejamos el tener una Madre en el cielo que nos ayuda y auxilia en nuestras necesidades y nos ama.

Un poco de historia

Todo año que se inicia es “Año del Señor”. Sólo con Él se construye el puente que nos conduce del tiempo a la eternidad. Este día, como todos los demás días, debemos rezar a Dios con infinita confianza. Nuestra vida espiritual debe crecer cada año que pasa. Por esto hoy, que es el primer día del año, le pedimos a María Santísima que nos ayude a lograrlo.

Este día es día de precepto, hay que ir a misa. La misa está dedicada a honrar a María, Madre de Dios y de la Iglesia.

María Madre de Dios. María era una joven Israelita que vivía en Nazaret de Galilea y, como todos los Israelitas, esperaba que se cumpliera la promesa de Dios de mandar un Salvador al mundo. María no era una mujer como todas, pues desde siempre Dios había pensado en ella y había nacido sin pecado original.

Con su respuesta, María cambió el rumbo de la historia. Dijo “sí” aceptando con alegría la voluntad de Dios, entregándose a sí misma como colaboradora de Dios y de su plan de salvación.

María fue la elegida para ser la Madre de Dios y ella respondió al llamado “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

La Virgen María nos ayuda a vencer la tentación, conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo.

Si elegimos vivir como hijos de María debemos adoptar varias actitudes:

Abrirle nuestro corazón a su amor:

Es dejarnos querer, abandonarnos a su cuidado con total confianza. Ella no se desanima a pesar de nuestros caprichos y debilidades.

Mirarla como nuestra Madre:

Hablarle de nuestras alegrías y penas, contarle nuestros problemas y pedirle ayuda para superarlos.

Demostrarle nuestro cariño:

Hacer lo que a Ella le gustaría que hicieras, que es lo que Dios quiere de nosotros. Acudir a Ella a lo largo del día nos puede ayudar grandemente.

Confiar plenamente en ella:

Todas las gracias que Jesús nos da pasan por las manos de María, y ella mejor que nadie intercede ante su Hijo por nuestras necesidades.

Imitar sus virtudes:

Es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
Debemos aprovechar esta fiesta para ofrecerle a la Virgen el año que comienza, para pedirle su ayuda de Madre para vencer las dificultades y agradecerle su presencia y cuidado maternal en cada momento de nuestras vidas. Al acudir a la Eucaristía, donde está Dios vivo, pedirle que nos ayude a permanecer cerca de María todo el año, porque fue Él quien nos la dio como madre desde el pie de la cruz.

Algunas personas te dirán que María no es especial, que eso de que fue Virgen y tal es cuento. Recuerda que fue Jesús mismo quien nos la dejó como Madre (Jn 19, 25-27). Además, honrar a la Madre es siempre dar gusto al Hijo. A Jesús pues, le agrada cuando decimos cosas bonitas de María, como es el “Ave María” del Rosario.

Oración: 
Te pido Señor vivir mi vida siempre muy cerca de Ti y de la Santísima Virgen, tu Madre a quien nos encargaste.

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ORACIÓN DE FIN Y PRINCIPIO DE AÑO

ORACIÓN DE FIN Y PRINCIPIO DE AÑO
Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias
por todo aquello que recibí de TI.
Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto
fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice en este año, el trabajo que
pude realizar y las cosas que pasaron por mis manos
y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé,
las amistades nuevas y antiguas.
Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón,
perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado,
por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho,
y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando
y que hasta ahora vengo a presentarte.
Pronto iniciaremos un nuevo año
y detengo mi vida ante el nuevo calendario
aún sin estrenar y te presento estos días
que sólo TÚ sabes si llegaré a vivirlos.
Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad
llevando a todas partes un corazón lleno
de comprensión y paz.
Cólmame de bondad y de alegría para que,
cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poquito de TI.
Danos un año feliz y enséñanos
a repartir felicidad.

Amén

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DOMINGO DE LA SAGRADA FAMILIA – 27 Diciembre

¿POR QUÉ ME BUSCABAIS?

LUCAS 2, 41- 52

SANTO EVANGELIO 

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre, y cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y los conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían, quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados.

Él les contestó: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?

Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Palabra del Señor   

La familia, Iglesia doméstica.

Celebramos este domingo con gran gozo la solemnidad de la Sagrada Familia, en el marco del año dedicado a la misericordia, que nace del corazón de Cristo. Este año se convierte para toda la Igle­sia en un gran eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y de­cidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda y de amor. Que nunca nos cansemos de ofrecer misericordia y seamos siempre pacientes en el confortar y perdonar. Que cada familia se haga voz de cada hombre y mujer y sea un hogar donde sanar las heridas del corazón. Hagamos nuestro el lema de este año: «Familia, hogar de la misericordia». Que la Sagrada Familia sea un punto de referencia en nuestros hogares. Que, poniendo en el centro el Evangelio, como Buena Noticia, la sepamos transmitir con alegría. Que esta celebración nos ayude y haga de nuestros hogares ver­daderas Iglesias domésticas, y lugares de encuentro y misericor­dia.

Frases para Reflexionar:

  • «La familia es un centro de amor» Papa Francisco
  • «El regalo más valioso para los hijos no son las cosas sino amor de los padres» Papa Francisco
  • «Perdonar nos libera de las cadenas del rencor y hace más limpio el mundo» Papa Francisco
  • «El que honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece será escuchado…» Libro de Sirac
  • «La Navidad es la fiesta de la misericordia de Dios. Yo perdono a mis perseguidores» Asia Bibi

Efemérides y noticias:

  • El papa Francisco denunció el sábado que «los cristianos son perseguidos a menudo con el silencio vergonzoso de muchos» en un mensaje en su cuenta de la red social Twitter y en ocasión de la celebración de San Esteban, primer mártir de la Iglesia católica.
  • Con motivo del saludo navideño dijo el Papa Francisco a los asistentes:  “Los males y hasta los escándalos no podrán ocultar la eficiencia de los servicios que la Curia Romana –con esfuerzo, responsabilidad, diligencia y dedicación– ofrece al Papa y a toda la Iglesia, y esto es un verdadero consuelo”.
  • El Papa Francisco habló en la Misa del Gallo sobre uno de los grandes males de la sociedad moderna: la indiferencia.
  • Asia Bibi se ha convertido en uno de los principales símbolos de los cristianos perseguidos. Lleva siete años encarcelada y condenada a muerte por supuestamente haber blasfemado contra Mahoma. Pese a las injusticias y al sufrimiento, esta humilde católica paquistaní se ha mantenido fiel y espera que las presiones internacionales puedan ayudarla a salir de prisión. Mientras tanto, espera apoyándose en una de las pocas cosas que la queda: su fe.
  • Las autoridades indonesias han liberado a 110 cristianos presos, a los que previamente redujeron la pena varios días o semanas, con motivo de la celebración de Navidad.
  • Los Hermanos de San Juan de Dios en su Albergue para personas sin hogar “Santa María de la Paz”, han reunido más de 370 belenes de todo el mundo, para invitar al visitante a vivir una “Experiencia Solidaria junto al Belén”.
  • Con el fin de promover una Navidad solidaria entre los más pequeños, Obras Misionales Pontificias puso en marcha una campaña con una “Hucha del compartir” como protagonista, para ayudar a niños necesitados del mundo.
  • Como un cuento de Navidad, los 200 «sin techo» a los que atiende Mensajeros de la Paz a diario en la parroquia de San Antón, en la madrileña calle de Hortaleza, disfrutaron de una cena de Nochebuena como cualquier ser humano se merece; sobre todo, porque fue en compañía. El evento se hizo en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid que puso a disposición del padre Ángel el Palacio de Cibeles.

¡ÁMALA!

 “Un esposo fue a visitar a un sabio consejero y le dijo que ya no quería a su esposa y que pensaba separarse. El sabio lo escuchó, lo miró a los ojos y solamente le dijo una palabra: «Ámala». Luego se calló. «Pero es que ya no siento nada por ella», insistió el esposo. «Ámala», respondió el sabio. Y ante el desconcierto del esposo, después de un oportuno silencio, el viejo sabio agregó lo siguiente: «Amar es una decisión, no un sentimiento. Amar es dedicación y entrega. Amar es un verbo que invita a la acción y el fruto de esa acción es el Amor. El Amor es un ejercicio de jardinería: arranca lo que hace daño, prepara el terreno, siembra, sé paciente, riega y cuida. Debes estar preparado porque habrá plagas, sequías y exceso de lluvias….más no por eso abandones tu jardín. Ama a tu pareja, es decir, acéptala, valórala, respétala, dale afecto y ternura, admírala y compréndela. Eso es todo: ¡Ámala!”

ORACIÓN: POR NAVIDAD, SEÑOR, POR NAVIDAD

Por Navidad, Señor, por Navidad

Quisiste aparecer en el seno de un hogar.

Como distintivo, no la cantidad, sino la unión

Como riqueza, no el dinero, sino el ejemplo de José y de María

Y es que, tu felicidad Señor, no fue la apariencia,

el oro, las perlas o la plata: fue el amor de tu familia nazarena.

En ella, en fracaso aparente,

apareciste ante la gran indiferencia del pueblo

En ella, en las horas de fracaso,

encontraste el amor sin tregua ni farsa.

En ella, en tus triunfos,

supiste ser ovacionado desde el silencio y la sencillez.

¡Lo hiciste en familia, Señor!

¿De dónde aprendiste el nombre de “Abba” “Padre”?

¿Quién te enseñó a distinguir entre el bien y el mal?

¿En quienes descubriste el valor de la fe y de la entrega?

En la familia, Señor, ¿no fue en tu familia nazarena?

Y hoy, en pleno corazón de la Navidad,

Nuestros ojos contemplan, el “tres en uno”,

Sí, Señor, tres personas unidas por un mismo amor

Tres personas teñidas con el color de la pobreza

Tres personas agasajadas por los que no tienen riqueza alguna

Tres personas que, bajo el umbral del portal,

Siguen siendo referencia y ejemplo de santidad y de fe.

Naciste, Señor, y lo hiciste en una familia

Pobre, pero amorosa

Sencilla, pero llena de los más importante: DIOS

Temerosa, pero valiente en sus decisiones

Indiferente para muchos, pero única ante los ojos del Señor

¡EN FAMILIA, SEÑOR! ¡QUISISTE NACER EN UNA FAMILIA!

 

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NAVIDAD

 

Homilía del Papa Francisco en la Misa del Gallo             2015 de la Natividad del Señor

En esta noche brilla una «luz grande» (Is 9,1); sobre nosotros resplandece la luz del nacimiento de Jesús. Qué actuales y ciertas son las palabras del profeta Isaías, que acabamos de escuchar: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (Is 9,2). Nuestro corazón estaba ya lleno de alegría mientras esperaba este momento; ahora, ese sentimiento se ha incrementado hasta rebosar, porque la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado.

El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad. No hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón.

Hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos. En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén. No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Tenemos que ir y ver a nuestro Salvador recostado en el pesebre. Este es el motivo del gozo y la alegría: este Niño «ha nacido para nosotros», «se nos ha dado», como anuncia Isaías (cf. 9,5). Al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al «Príncipe de la paz» y ser entre las naciones su instrumento eficaz.

Cuando oigamos hablar del nacimiento de Cristo, guardemos silencio y dejemos que ese Niño nos hable; grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto en la posada para Él y su familia. Encuentra cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales. Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo. De este Niño, que lleva grabados en su rostro los rasgos de la bondad, de la misericordia y del amor de Dios Padre, brota para todos nosotros sus discípulos, como enseña el apóstol Pablo, el compromiso de «renunciar a la impiedad» y a las riquezas del mundo, para vivir una vida «sobria, justa y piadosa» (Tt 2,12).

En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración.

Que, al igual que el de los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal 85,8).                 

                         ORACIÓN

Diapositiva2En familia, Dios, quiso nacer

En familia, Dios, comenzó a llorar

En familia, Jesús, se dejó iluminar por una estrella

En familia, Jesús, reconoció a un nombre: MARIA

En familia, un Niño, respetó a un hombre:                                                                                           JOSÉ

En familia, Jesús, vio a los pastores

cuerpo a tierra y lágrimas en los ojos

En familia, Jesús, recibió

agasajos de humildes y regios

En familia, Jesús, contempló a tres reyes

con abundancia de oro, incienso y mirra ofreciéndole

En familia, Jesús, supo lo que fue huir

En familia, Jesús, habló y guardó silencio

En familia, Jesús, fue perdido y encontrado

En familia, jugaba, rezaba y cantaba

y, en familia, sufrió la incomprensión

de algunos de los que le rodeaban

¡En familia Jesús fue hijo!

¡En familia, Jesús, fue Niño

¡En familia, Jesús, fue joven!

¡En familia, Jesús, aprendió a ser adulto!

¡En familia, Jesús, aprendió a mirar a los cielos!

Amén.

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SER FELIZ EN LA CLAUSURA

UNA CARMELITA DESCALZA

DEL MONASTERIO DE BEAS DE SEGURA, JAÉN

En el locutorio del monasterio de las carmelitas descalzas de Beas de Segura hablo con la última religiosa que ha profesado. El convento lo fundó la propia santa Teresa de Jesús y, en ese locutorio, san Juan de la Cruz hablaba con las religiosas. Hay un cuadro que lo recuerda. Impone. La joven carmelita descalza entró con 18 años. Aún no ha cumplido los 25, es andaluza y me pide que no salgan ni su foto ni su nombre.

Sonríe y habla con calma detrás de la pequeña reja. Un cartel en la entrada recuerda que en el Carmelo o se habla de Dios o no se habla. Esto también impone.

-¿Pensabas que era así el Carmelo?

-Jamás. Yo conocía la vida de clausura, pero no me imaginaba que detrás de esas rejas podría haber personas que fueran felices consagrándose a Dios.

-¿Una entra en clausura porque huye del mundo?

-Todo lo contrario. Cuando una tiene vocación de clausura cuanto antes debe responder a la llamada, pero no como huida, sino para entregarte cuanto antes a Dios y ofrecerte y rezar para que ese mundo se vuelva de cara a Dios.

-¿Qué es lo que más te costó dejar?

-Yo estaba deseando entrar. En el mundo yo estaba como fuera del agua, muy insatisfecha. Acabé la selectividad y al cumplir los 18 años entré en el convento. Deseaba cuanto antes estar en mi sitio, con el Señor para siempre.

-Seguro que fue un cambio muy fuerte. ¿Qué ha sido lo más duro de la clausura?

-La disciplina, tener un horario… Cuesta estar supeditado a otro, claro, y también las cosas normales de cualquier joven: los madrugones, el trabajo…

-¿Qué hace una carmelita descalza?

-Se levanta ya con una sentencia que invita a alabar al Señor. A las 7:00 horas rezamos Laudes y una hora de oración mental en silencio. Nos preparamos para la Misa, rezamos la Tercia y celebramos la Eucaristía. Después del desayuno, a trabajar.

-La oración va marcado todo el día.

-Sí. Luego a las 12:00 horas rezamos el Ángelus, Sexta, y a comer. Mientras comemos una hermana lee, lo que nos ayuda a no estar dispersas.

-Es importante el silencio.

-Cuando vienes del mundo te choca que en la comunidad no se hable, pero tiene sentido, porque una carmelita no viene aquí para estar de conversación, sino para que todo te ayude a sumergirte en Dios.

-Y por la tarde…

-Después de la comida tenemos recreación, en la que compartimos lo que nos ha acontecido durante el día, cantamos, reímos… Por la tarde hacemos la visita al Señor, y una hora de recogimiento. Rezamos Nona y hacemos lectura espiritual.

-¿De qué se habla con Dios?

-Cuando una mira al Sagrario le cuenta cómo le ha ido el día. A veces hacemos oración de súplica por el mundo, por la Iglesia, por la salvación de las almas. Pero también al Señor le agrada que le demos gracias y nosotras tenemos muchos motivos para ser agradecidas con Él.

-¿Y qué te cuenta Dios, qué te dice?

-Pues mira, yo no le oigo con mis oídos, pero yo sé que cuando hago algo mal me riñe, y cuando hago algo bien, me anima a seguir adelante. Y, sobre todo, me dice que me quiere mucho.

-Mirando a santa Teresa, ¿qué tiene ella que decirle al mundo?

-Ella es una madre para cada una de nosotras; todo el mundo que se acerca a ella encuentra el camino para llegar a Dios. Creo que ella le diría al mundo que despierte, que vuelva el corazón a Dios.

-¿Qué le dirías a una joven que ha pensado alguna vez ser monja de clausura?

-Le diría que entregarse a Dios es una fuente de felicidad, que sea valiente.

-¿Eres feliz?

-Muy feliz, porque la felicidad es hacer la voluntad de Dios, y yo con su Gracia he podido responder, y no me cambiaría por nadie, a pesar de las dificultades que he tenido.

(Alfa y Omega/Javier Valiente)

 

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IV DOMINGO DE ADVIENTO

   “BENDITA TU ERES ENTRE

TODAS LAS MUJERES”

(LUCAS  1, 39-45)

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO

En aquellos días, María se puso de camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel escuchó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo, y dijo voz en grito: ¡Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. ¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.

Palabra del Señor

“Bendita”

María ha llegado aprisa desde Nazaret a visitar a su prima Isabel, es un gesto de caridad, a pesar de estar ya embarazada y exponerse a los peligros del camino, para ayudarla. Ambas son agraciadas por el Señor con una concepción milagrosa. Y ambas se manifiestan agradecidas por este magnífico don divino. En la salutación Isabel califica a María como “dichosa” feliz, bienaventurada porque ha creído y se ha fiado de Dios. A la luz de estos textos preparemos la fiesta de la Natividad de Jesucristo. Para un cristiano  no es solo una fiesta folclórica y familiar. Celebra el misterio de Jesucristo, el Dios eterno se hace hombre, nace entre nosotros, para ofrecernos la salvación. Esto es posible gracias a la disponibilidad vocacional de la Virgen María, que se ofrece también a Dios Padre para cumplir su voluntad. Como Cristo, como María y como otros muchos hermanos y hermanas a lo largo de la historia en la Iglesia, deberíamos decir con el testimonio diario de nuestra vida: ¡Señor cuenta conmigo! Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Citas para reflexionar

  • «La riqueza de la Iglesia son los pobres, no el dinero» Papa Francisco
  • «No podemos seguir celebrando sacramentos en falso. A los apartados de la Iglesia hay que invitarles a recuperar su vida cristiana antes de bautizar a su hijo» Cardenal Fernando Sebastián
  • «La audacia es una de las condiciones de la santidad. Imita la osadía genial de los niños. Si quieres ser santo, haz pequeñas cosas, aunque te parezcan carentes de sentido, pero pon en ellas todo tu amor» Cardenal Van Thuan  
  • «La Iglesia es la única que defiende a los más pequeños, ante el aborto y la ideología de género » Mons. Omella 

Efemérides y noticias

  • El mensaje del Papa Francisco para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero, pide la finalización de la globalización de la indiferencia.
  • La misión salesiana de Duékoué, en Costa de Marfil salvó 30.000 vidas, durante la guerra civil de 2011. Los guerrilleros respetaron el terreno sagrado y no los mataron.
  • Radio María comienza sus emisiones en lengua árabe,  para dar voz y esperanza a los cristianos que están siendo perseguidos en Oriente Medio por extremistas musulmanes, y así estas comunidades sientan «la solidaridad de la Iglesia».
  • Rezandovoy es una plataforma online desarrollada por la Compañía de Jesús para escuchar o descargar una reflexión diaria para hacer oración. Cada día tiene 150.000 descargas.
  • La CEE presentó el miércoles su Plan Pastoral para los próximos 5 años. La sociedad española ha experimentado grandes cambios y se propondrá la verdad del evangelio desde una pastoral de la sencillez, evangelizando con paciencia y esperanza.
  • Los obispos españoles abren las Puertas Santas de sus catedrales. Las 70 diócesis de España inauguraron el Año Santo de la Misericordia e invitaron a los fieles a “salir de la mediocridad” para dar testimonio del amor de Dios.
  • Astorga recibirá este sábado a su nuevo obispo Mons, Juan Antonio Menéndez, hasta ahora obispo auxiliar de Oviedo, licenciado en derecho canónico y con 30 años de experiencia en parroquias.

ORACIÓN: COMO MARÍA, SEÑOR

Queremos salir al encuentro  de los demás

Olvidarnos un poco de  nosotros mismos

Descubrir las necesidades de  las personas

COMO  MARÍA, SEÑOR

Queremos vivir con alegría  nuestra fe

Dando de lo mucho que nos  das

Caminando por tus senderos

COMO  MARÍA, SEÑOR

Seremos portadores de tu  nombre

Anunciadores de tu Reino

Amigos de los pobres y  sencillos

COMO MARÍA, SEÑOR

«¿LOS REYES MAGOS SON RICOS?»

 Alicia y Nando salieron del colegio ¡por fin las vacaciones de Navidad! Ellos vivían en un pueblo, no muy pequeño, en él destacaba las dos torres de sus iglesias, calles amplias, aunque también tenía estrechas con plantas y macetas, plazas y parques preciosos donde poder jugar y descansar.

En casa les aguardaba una sorpresa, harían un viaje a la capital. La ciudad lucía sus luminosas colgaduras, abetos adornados, clones de Papá Noel por todas partes, oleadas de villancicos desde los comercios, letreros de “Feliz Navidad”. Sí, se palpaba que la Navidad ya estaba aquí. El comercio del  “El Corte Olé”, ya lo conocíamos, claro que ahora tan adornado con flores de pascua, guirnaldas, alfombras rojas…, no parecía el mismo, ¡era impresionante! Había de todo y no digamos la planta de juguetería, estaban los juguetes que salen en la tele, Nando estuvo a punto de perderse, claro que yo estaba para enloquecer. De pronto un comentario me volvió a la realidad.

-¡Mamá, mamá yo quiero esa video-consola!

-¡No hijo ese juguete no te lo pueden traer los Reyes, vale muy caro!

Miré y una mamá le cogía la mano a su hijo para que no la tocara, fuera a cogerla y se le viniera a caer; el chico se quedo con una cara muy rara ¡creo que iba a hacer pucheros!

Se lo conté a Nando y este preguntó a nuestros padres:

– ¿Si los Reyes son ricos por qué esa mamá no quiere que le traigan juguetes caros a su hijo?

Papá dijo:

 -Hijos, sabed que los Reyes Magos son ricos pero ellos tienen que comprar los regalos que piden todos los niños en sus cartas y después de tantísimos años, ¡ya no son tan ricos! Esa mamá lo sabe, como también lo saben muchos niños como vosotros y entonces lo que hacen es pedir unos pocos regalos y llevar juguetes de otros años que están seminuevos a puntos de recogida de los Reyes Magos, para otra vez ellos poder volverlos a regalar a otros niños en esa noche mágica.

Alicia y Nando se miraron, habían comprendido, ellos también colaborarían con los Reyes Magos, no pedirían tantos juguetes, ¡claro que libros de cuentos y aventuras sí!, con lo que les gusta leer, y por supuesto miraron sus existencias de juguetes usados y le  llevaron a mamá una buena bolsa para donarlos.

La cabalgata de Reyes fue la más bonita que jamás había desfilado por las calles del pueblo, ellos recogieron varios puñados de caramelos. Aquella noche durmieron mal,  estaban muy nerviosos, al despertad tenían junto a la chimenea, donde tenían colgados los calcetines, un montón de libros preciosos, dos juguetes y una película de sus héroes favoritos para cada uno.

¡Los Reyes se habían portado con ellos como reyes!, ¡seguro que con todos los niños del mundo había sido igual!

¡Vivan los Reyes Magos! ¡Viva la Navidad! ¡Viva el Niño que nace que trae al mundo la Paz!

                                                                                                        Águeda  os desea ¡Feliz Navidad!

 

 

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LOS MENSAJES DEL BELÉN

EL BELÉN NOS HABLA CON SU SIMBOLOGÍA

Cualquier madre sabe que una mujer que acaba de dar a luz por primera vez difícilmente podrá aguantar postrada de rodillas. ¿Por qué aparece así representada la Virgen en el belén? Santa Brígida de Suecia(1303-1373) tiene mucho que ver en la postura en la que tradicionalmente se ha retratado a María.

En los primeros belenes la Virgen aparecía postrada, asistida por dos parteras, indicando así que el parto acababa de producirse, pero las revelaciones de esta santa que declaró que el alumbramiento de Jesús se produjo con la limpieza con que la luz atraviesa un cristal, sin dañar la virginidad de María, cambiaron la forma de representarla. Pasó a una actitud orante o contemplativa del Niño y las matronas se transformaron en pastoras.

La figura de San José, representado antiguamente como un anciano para señalar que no era el padre de Cristo, sufrirá un cambio gracias a otra santa, Teresa de Jesús, que lo convirtió en patrono de los conventos carmelitanos reformados. A partir de ahí su imagen rejuvenece y se vuelve más amable.

«El primer elemento del belén en hacer su aparición en los hogares y templos cristianos fue la cuna, o pesebre, que acogió a Jesús», relata Francisco José Gómez en su «Breve historia de la Navidad» , y tiempo después la figura del Niño, pero a continuación, antes que José y María, aparecieron el buey y la mula.

 

«La mula, animal estéril y terco por excelencia, encarnó al pueblo de Israel, aquel que desde la perspectiva cristiana fue incapaz de reconocer al Mesías», señala Gómez, mientras que «el buey, bruto de condición mansa, trabajadora y obediente, personificaba a la Iglesia». De ahí que en una ilustración del códice de «La Grande e General Estoria» (s. XIII) se vea a la mula mordiendo al Niño Jesús mientras el buey le ofrece su cálido aliento.

Los Reyes Magos simbolizaban las tres razas conocidas y las edades del hombre: joven, adulto y anciano, mientras que los pastores, los pobres de la tierra.

La costumbre de recrear un río tiene que ver con la fuente de la Gracia divina y las flores, pese al invierno, en ver a Cristo como Flor del mundo, mientras que cabras y ovejas encarnan al pueblo de Dios guiado por el Buen Pastor.

En los belenes tradicionales españoles era muy frecuente encontrar a unaserpiente, «que representa a aquella del Paraíso, que llevó a Adán y Eva al pecado, simbolizando la caída del hombre», señala Gómez. También gitanas, que por el don que desde hace siglos se les ha atribuido para ver el futuro, «personifican a las sibilas romanas que anunciaron el nacimiento del Niño Dios».

No faltan los ángeles, anunciadores de la buena noticia, que suelen ser representados tocando instrumentos «cuya melodía acuna al Niño para que duerma y descanse de sus sufrimientos», señala el historiador antes de añadir que «se abunda así en la metáfora del sueño, muy presente en los belenes y usanzas navideñas».

«No es casualidad que los primeros villancicos que se compusieron, hacia finales de la Edad Media, fuesen nanas o canciones de cuna», añade.

En belenes tradicionales suele estar presente la madera, en muchas ocasiones con la representación de la carpintería de José, como evocación a la Cruz, o una calavera que recuerda la Pasión.

«En belenes antiguos es común ver conchitas, caracoles, leones, ermitaños… cosas raras que no son capricho», señala la historiadora del Arte Letizia Arbeteta. Muchos de estos significados han desaparecido, se lamenta esta experta en belenes que investiga su razón de ser en el belén.

«Un belén está cargado de simbolismo», dice. «No es ninguna broma un belén, nada baladí», añade subrayando cómo muestra la mentalidad de cada época y lugar, así como su arte.

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