I DOMINGO DE CUARESMA -Ciclo A- 5 de Marzo

“AL SEÑOR, TU DIOS, ADORARÁS”

odresnuevos-01_j_hombre_color_sombra_texto(Mateo 4, 1-11)

SANTO EVANGELIO

En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.

El tentador se le acercó y le dijo: « Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».

Pero él le contestó: «Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»».

Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: «Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras»». Jesús le dijo: «También está escrito: «No tentarás al Señor, tu Dios»». De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo: «Todo esto te daré, si te postras y me adoras».

Entonces le dijo Jesús: «Vete, Satanás, porque está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto»». Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.

Palabra del Señor

“LA PRUEBA NOS HACE MÁS FUERTES”

Jesús se retiró al desierto para orar y prepararse para su misión. El desierto es carencia y prueba, nos muestra la realidad de nuestra pobreza, la evidencia de la fragilidad de nuestra vida de fe. Por eso tenemos miedo a entrar en nuestro interior, sentimos pavor ante el silencio. Surge la tentación, la prueba.Sin embargo, el exponerse a una prueba es lo que hace progresar al deportista o al estudiante. ¿Por qué fue tentado Jesús? San Agustín nos dice que permitió ser tentado para ayudarnos a resistir al tentador. Las tentaciones de Jesús en el desierto son las nuestras: *El hambre, que simboliza todas las «reivindicaciones» del cuerpo.

*La necesidad de seguridad, aunque sea al precio de perjudicar al prójimo.

*La sed de poder, el temible instinto de dominación.

 Por eso, debemos apoyarnos en El para hacer esta escalada cuaresmal, llegar a la meta transformados y  venciendo toda tentación que nos aparte del seguimiento de Jesucristo.

Citas para reflexionar:

  • «Dios nos es siempre fiel y no deja ni un instante de amarnos, de acompañar nuestros pasos y de seguirnos cuando nos alejamos un poco « Tweet del Papa Francisco
  • «¿Qué mayor satisfacción hay que ayudar a los demás si todo lo que das a los demás te lo estás dando a ti?»  Pablo Ráez
  • «La aceptación humilde y paciente de la cruz, sea cual fuera su naturaleza, es la obra más elevada que podamos hacer » Santa Catalina Drexel
  • «Que en nuestros corazones esté siempre la alegre certeza de que el Señor está a nuestro lado» Benedicto XVI

Efemérides y noticias:

  • El Papa Francisco pide orar en marzo “por los cristianos perseguidos, para que experimenten el apoyo de toda la Iglesia, por medio de la oración y de la ayuda material”.
  • El Papa Francisco  ha reconocido las virtudes heroicas de Pedro Herrero Rubio, primer paso  hacia la santidad de este pediatra alicantino asiduo de la Adoración Nocturna,  que no tuvo hijos, adoptó 7, pero se desvivió por los hijos de los demás.
  • Se cumplen 4 años  de que Benedicto XVI concluyera su pontificado.
  • Más de 600 delegados (políticos, académicos, líderes religiosos cristianos y musulmanes) han firmado en el Cairo la “Declaración de convivencia recíproca islámico-cristiana”, condenando el uso de la violencia en nombre de la religión.
  • Holanda, Bégica, Dinamarca y Suecia financiarán abortos en todo el mundo en respuesta a Trump.
  • La implicación de los laicos en la misión de las congregaciones religiosas es una realidad ilusionante  que va creciendo en España, pero desigualmente. El tema se ha tratado ayer en la IV Jornada   de Laicos en Misión Compartida, organizada por CONFER.
  • Los obispos, vicarios y arciprestes de la Iglesia en Castilla reflexionan sobre  Amoris laetitia .
  • La archidiócesis de Sevilla ha creado el Protectorado canónigo para facilitar a las entidades religiosas el cumplimiento de sus obligaciones.
  • Las Jornadas abiertas de Teología de Lugo han abordado la relación entre cristianos  y musulmanes.
  • La Iglesia crea la «mesa de la unidad» para defender su postura y la de los padres que eligen la educación católica en las negociaciones.

ORACIÓN DE CUARESMA: Jesús mi Señor y amigo

Un año más me invitas a recorrer el camino hacia la Pascua.

Soy consciente de que, tal vez, me encuentres con las mismas

Perdóname, porque muchas veces pretendo orar y no lo hago.

Sin embargo, tú, Jesús, siempre estás allí, a mi lado;

y sales a mi encuentro cuando estoy decaído.

Por eso, quiero recuperar las ganas de estar junto a ti.

-para que tu palabra no sobre en mi mochila;

-para que pueda conocerte mejor;

-para que mi caridad florezca con sencillez;

-que mi oración brote como un rayo de sol entre las nubes,

Ayúdame también, para que este tiempo de cuaresma,

sea un oasis de meditación y de paz y contemplación.

Ya sé que quieres que te mire a los ojos y así pueda

descubrir que merece la alegría seguirte.

Para todo eso, Jesús, ayúdame…

“LA CUARESMA ES UN CAMINO”

La cuaresma es un camino: nos conduce a la victoria de la misericordia sobre todo de  aquello que busca aplastarnos o rebajarnos a cualquier cosa que no sea digna de un hijo de Dios. El gesto de las cenizas, con el que nos ponemos en marcha, nos recuerda nuestra condición original: hemos sido tomados de la tierra, somos de barro. Sí, pero barro en las manos amorosas de Dios que sopló su espíritu de vida sobre cada uno de nosotros y lo quiere seguir haciendo; quiere seguir dándonos ese aliento de vida que nos salva de otro tipo de aliento.

* La cuaresma es el camino de la esclavitud a la libertad, del sufrimiento a la alegría, de la muerte a la vida. Vivir la cuaresma es anhelar el aliento de la vida de Dios que nos libera de esa asfixia de la que muchas veces no somos conscientes y que, incluso, nos hemos acostumbrado a «normalizar», aunque sus signos se hacen sentir; y nos parece «normal» porque nos hemos acostumbrado a respirar un aire cargado de falta de esperanza, aire de tristeza y de resignación, aire sofocante de pánico y aversión.

* Cuaresma es el tiempo para decir «no». No, a la asfixia del espíritu por la polución que provoca la indiferencia, la negligencia de pensar que la vida del otro no me pertenece por lo que intento banalizar la vida especialmente la de aquellos que cargan en su carne el peso de tanta superficialidad.

* La cuaresma quiere decir «no» a la polución intoxicante de las palabras vacías y sin sentido, de la crítica burda y rápida, de los análisis simplistas que no logran abrazar la complejidad de los problemas humanos, especialmente los problemas de quienes más sufren.

* La cuaresma es el tiempo de decir «no»; no, a la asfixia de una oración que nos tranquilice la conciencia, de una limosna que nos deje satisfechos, de un ayuno que nos haga sentir que hemos cumplido.

* Cuaresma es el tiempo de decir no a la asfixia que nace de intimismos excluyentes que quieren llegar a Dios saltándose las llagas de Cristo presentes en las llagas de sus hermanos: esas espiritualidades que reducen la fe a culturas de gueto y exclusión.

* Cuaresma es tiempo de memoria, es el tiempo de pensar y preguntarnos: ¿Qué sería de nosotros si Dios nos hubiese cerrado las puertas? ¿Qué sería de nosotros sin su misericordia que no se ha cansado de perdonarnos y nos dio siempre una oportunidad para volver a empezar?

* Cuaresma es el tiempo de preguntarnos: ¿Dónde estaríamos sin la ayuda de tantos rostros silenciosos que de mil maneras nos tendieron la mano y con acciones muy concretas nos devolvieron la esperanza y nos ayudaron a volver a empezar?

* Cuaresma es el tiempo para volver a respirar, es el tiempo para abrir el corazón al aliento del único capaz de transformar nuestro barro en humanidad.

* No es el tiempo de rasgar las vestiduras ante el mal que nos rodea sino de abrir espacio en nuestra vida para todo el bien que podemos generar, despojándonos de aquello que nos aísla, encierra y paraliza.

* Cuaresma es el tiempo de la compasión para decir con el salmista: «Devuélvenos Señor la alegría de la salvación, afiánzanos con espíritu generoso para que con nuestra vida proclamemos tu alabanza»; y nuestro barro –por la fuerza de tu aliento de vida– se convierta en «barro enamorado».

                                                   + Papa Francisco – Homilía del miércoles de ceniza

 

 

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CARTA ABIERTA A JESÚS EN EL INICIO DE LA CUARESMA

Jesús, Amigo y Maestro

Siempre, en el inicio de la Cuaresma, se abre el corazón y el intelecto pensando en las conmemoraciones de lo que nosotros llamamos el Triduo Pascual. Y no se puede negar –ya lo he dicho varias veces—la aparición de un claro vértigo ante la importancia sobrehumana de todo lo que se nos presenta.

Sabemos que la muerte en Cruz es un tormento terrible, de una crueldad casi infinita, sabemos, asimismo, que era un sistema de ejecución destinado a los peores criminales, o a las venganzas políticas más abyectas.

Nos damos cuenta que tu sufriste el efecto de una conspiración larga, cobarde, hipócrita, de la que una gran parte del pueblo llano no supo nada hasta el final.

Y sabemos que, en todo el mundo y en todas las épocas, han habido –y siguen existiendo—conspiraciones para terminar con aquellos que, llenos de bondad, se oponen a los planes de los opresores y de los hipócritas.

Un día, Señor, quedaste solo. Abandonado por todos. Incluso sufriste el aparente abandono de tu amado Abba, de tu Papaíto querido.

Cuando miraste a Pedro, en la lejanía, desde el interior del palacio del Sumo Pontífice, se adivinaba tu disposición voluntaria a morir por él y por todos…

Y ese es el vértigo que nos alcanza ante tu sacrificio, porque nosotros hemos sido criados y hemos crecido sin creer en el sacrificio ante una gran causa y huyendo del dolor a cualquier precio.

Por eso, cuando a los hombres y mujeres de nuestro tiempo les llega el dolor, la cruel enfermedad sentimos tu amparo porque Tú nos enseñaste para que servía el dolor y el sacrificio.

Es verdad, Señor Jesús, que el Viernes Santo alma y corazón de los que te aman se quedan helados, como en suspenso para sus latidos y sentimientos.

Y aunque sabemos que ha pasado mucho tiempo de los sucesos terribles de Jerusalén, del Huerto de los Olivos y del Gólgota, no podemos evitar un profundo desamparo, una tristeza más cercana a la rebeldía que al conformismo y que, asimismo, miramos alrededor de nuestro mundo buscando a tantas victimas inocentes que, como Tú, mueren por el desamor y egoísmo de unos pocos.

El Sábado Santo es un tiempo de espera, donde la tristeza se enclaustra un poco en nuestra vida. Esperamos, esperamos, pero cuesta…

Cuando ya con la noche muy cerrada, nos afanamos por la preparación de la Fiesta más bella que la cristiandad tiene…

Hay que encender la pequeña hoguera de la que se alimentará el Cirio Pascual. Hay que preparar las velitas para los que van a acudir a tu encuentro. Hay muchas cosas que hacer…

Pero la preparación a tu llegada no termina del todo con la inseguridad y un sufrimiento contenido. No.

Y es cuando, de golpe – ¡Luz de Cristo!… ¡Demos gracias a Dios!—se encienden todas las luces del templo y sabemos que has llegado. Y nos miramos todos con alegría manifiesta. Y mientras el sacerdote entona el Pregón Pascual ya la tristeza ha desaparecido porque sabemos que, triunfante, estas entre nosotros.

Señor Jesús, Amigo y Maestro, guíanos en este largo tiempo de Cuaresma. No nos desampares, porque el Enemigo es cuando más arrecia en sus ataques, como te ocurrió a Ti en el desierto. Acompáñanos en esta Cuaresma, para que nosotros no nos separemos de Ti después.

Qué no huyamos despavoridos como Pedro y, sobre todo, que no te traicionemos como Judas.

Ángel Gómez Escorial

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¿QUÉ DEBEMOS HACER CUANDO ENCONTRAMOS UN MENDIGO?

Resultado de imagen de imagenes gratis de mendigos en la calle   La primera cosa que se hace cuando uno encuentra a un mendigo es saludarlo, “Buenos  días, ¿cómo estas?” porque quien vive por la calle entiende inmediatamente cuando hay un interés real por parte de la otra persona o cuando no lo hay”.

El papa Francisco le responde a ‘Scarp de tenis’, una revista de calle apoyada por la diócesis de Milán, una serie de preguntas. Así en el número que ha salido el último día de febrero explica que “Se puede ver una persona sin hogar y mirarlo como una persona, o como un perro. Y ellos se dan cuenta de esta forma diferente de mirar”, explica el Santo Padre.

Y narró una hecho real: “En el Vaticano es famosa la historia de una persona sin hogar, de origen polaco, que solía estar en la Piazza Risorgimento en Roma. No hablaba  con nadie, ni siquiera con los voluntarios de Cáritas que por la noche le llevaban una comida caliente. Sólo después de mucho tiempo consiguieron que les contase su historia: “Soy un sacerdote, conozco muy bien a vuestro Papa, estudiamos juntos en el seminario”.

La voz llegó a San Juan Pablo II, que oyó el nombre y confirmó que había estado con él en el seminario y quiso encontrarlo. Se abrazaron después de cuarenta años, y al final de la audiencia, el Papa le pidió que lo confesara al sacerdote que había sido su compañero. “Pero ahora te toca a ti”, dijo el Papa. Y su compañero de seminario fue confesado por el Papa.
Gracias al gesto de un voluntario, de una comida caliente, de unas palabras de consuelo, de una mirada bondadosa, esta persona pudo recuperarse y hacer una vida normal que lo llevó a ser capellán de un hospital.
El Papa lo había ayudado, por supuesto, esto es un milagro, pero también es un ejemplo para decir que las personas sin hogar tienen una gran dignidad”.

Francisco contó también que en el arzobispado de Buenos Aires en una reja entre un portal y la acera “vivían una familia y una pareja. Los encontraba cada mañana cuando salía. Los saludaba e intercambiaba unas palabras con ellos. Nunca pensé en echarles”.

Añadió que alguien le dijo: ‘Ensucian la Curia’. El Santo padre en la entrevista aseguró: “Pero la suciedad está dentro. Yo creo que hay que hablar con la gente con gran humanidad, no como si tuvieran que pagarnos una deuda y no tratarlos como si fueran pobres perros”.

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HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN EL MIÉRCOLES DE CENIZA – 2017

El papa Francisco inició por la tarde de este miércoles de ceniza en la basílica de San Anselmo, los ritos de la cuaresma, vistiendo paramentos color violeta y con una ceremonia que comenzó con el canto en gregoriano.

En la basílica situada en la casa generalicia de los benedictinos, en el monte Aventino de Roma, estaban junto al Papa, cardenales, obispos, monjes benedictinos y padres dominicos con su hábito color blanco y negro. Todos se dirigieron en procesión penitencial hacia la iglesia de Santa Sabina a unos trescientos metros de allí, mientras se cantaban las letanías de todos los santos.

Ya en la basílica de Santa Sabina el Coro Pontificio de la Capilla Sixtina entonó el ‘Atende Domine et Miserere’, seguido por la santa misa. Después de la homilía el Santo Padre bendijo las cenizas, que a continuación impartió a los cardenales y a algunos monjes y fieles.

Texto de la homilia:

«Volved a mí de todo corazón… volved a mí» (Jl 2,12), es el clamor con el que el profeta Joel se dirige al pueblo en nombre del Señor; nadie podía sentirse excluido: llamad a los ancianos, reunid a los pequeños y a los niños de pecho y al recién casado (cf. v. 6).

Todo el Pueblo fiel es convocado para ponerse en marcha y adorar a su Dios que es «compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad» (v.13). También nosotros queremos hacernos eco de este llamado; queremos volver al corazón misericordioso del Padre.

En este tiempo de gracia que hoy comenzamos, fijamos una vez más nuestra mirada en su misericordia. La cuaresma es un camino: nos conduce a la victoria de la misericordia sobre todo aquello que busca aplastarnos o rebajarnos a cualquier cosa que no sea digna de un hijo de Dios.

La cuaresma es el camino de la esclavitud a la libertad, del sufrimiento a la alegría, de la muerte a la vida. El gesto de las cenizas, con el que nos ponemos en marcha, nos recuerda nuestra condición original: hemos sido tomados de la tierra, somos de barro.

Sí, pero barro en las manos amorosas de Dios que sopló su espíritu de vida sobre cada uno de nosotros y lo quiere seguir haciendo; quiere seguir dándonos ese aliento de vida que nos salva de otro tipo de aliento: la asfixia sofocante provocada por nuestros egoísmos; asfixia sofocante generada por mezquinas ambiciones y silenciosas indiferencias, asfixia que ahoga el espíritu, reduce el horizonte y anestesia el palpitar del corazón.

El aliento de la vida de Dios nos salva de esta asfixia que apaga nuestra fe, enfría nuestra caridad y cancela nuestra esperanza. Vivir la cuaresma es anhelar ese aliento de vida que nuestro Padre no deja de ofrecernos en el fango de nuestra historia.

El aliento de la vida de Dios nos libera de esa asfixia de la que muchas veces no somos conscientes y que, incluso, nos hemos acostumbrado a «normalizar», aunque sus signos se hacen sentir; y nos parece «normal» porque nos hemos acostumbrado a respirar un aire cargado de falta de esperanza, aire de tristeza y de resignación, aire sofocante de pánico y aversión.

Cuaresma es el tiempo para decir «no». No, a la asfixia del espíritu por la polución que provoca la indiferencia, la negligencia de pensar que la vida del otro no me pertenece por lo que intento banalizar la vida especialmente la de aquellos que cargan en su carne el peso de tanta superficialidad.

La cuaresma quiere decir «no» a la polución intoxicante de las palabras vacías y sin sentido, de la crítica burda y rápida, de los análisis simplistas que no logran abrazar la complejidad de los problemas humanos, especialmente los problemas de quienes más sufren. La cuaresma es el tiempo de decir «no»; no, a la asfixia de una oración que nos tranquilice la conciencia, de una limosna que nos deje satisfechos, de un ayuno que nos haga sentir que hemos cumplido.

Cuaresma es el tiempo de decir no a la asfixia que nace de intimismos excluyentes que quieren llegar a Dios saltándose las llagas de Cristo presentes en las llagas de sus hermanos: esas espiritualidades que reducen la fe a culturas de gueto y exclusión.

Cuaresma es tiempo de memoria, es el tiempo de pensar y preguntarnos: ¿Qué sería de nosotros si Dios nos hubiese cerrado las puertas? ¿Qué sería de nosotros sin su misericordia que no se ha cansado de perdonarnos y nos dio siempre una oportunidad para volver a empezar?

Cuaresma es el tiempo de preguntarnos: ¿Dónde estaríamos sin la ayuda de tantos rostros silenciosos que de mil maneras nos tendieron la mano y con acciones muy concretas nos devolvieron la esperanza y nos ayudaron a volver a empezar?

Cuaresma es el tiempo para volver a respirar, es el tiempo para abrir el corazón al aliento del único capaz de transformar nuestro barro en humanidad.

No es el tiempo de rasgar las vestiduras ante el mal que nos rodea sino de abrir espacio en nuestra vida para todo el bien que podemos generar, despojándonos de aquello que nos aísla, encierra y paraliza.

Cuaresma es el tiempo de la compasión para decir con el salmista: «Devuélvenos Señor la alegría de la salvación, afiánzanos con espíritu generoso para que con nuestra vida proclamemos tu alabanza»; y nuestro barro –por la fuerza de tu aliento de vida– se convierta en «barro enamorado».

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Beata Giovanna María Bonomo – 1 de marzo

Mostrando ABADESA BENEDICTINA Precocidad en su entrega a Dios e incomprensiones ante sus numerosas experiencias místicas y favores celestiales, fueron, entre otros, los signos que marcaron el acontecer de esta abadesa benedictina. Vino al mundo en Asiago, Italia, el 15 de agosto de 1606, en una familia acomodada y socialmente reconocida. Su padre Giovanni era un terrateniente dedicado al comercio, y su madre Virginia pertenecía a la rama de los Ceschi di Borgo Valsugana. En 1612, cuando tenía alrededor de 6 años, quedó huérfana de madre, y su padre consideró oportuno encomendar su educación a las Hermanas Pobres de santa Clara en Trento, donde ingresó en 1615.

Con las religiosas obtuvo una interesante formación que le permitió adquirir destrezas en tareas propias que las jóvenes solían recibir entonces y que eran de gran utilidad, como las labores de punto. Además, tenía una sensibilidad artística que cultivó por medio de la literatura, la música y la danza, todo ello complementario a lo esencial para su vida: la educación religiosa. Tenía auténtica pasión por Cristo. Y llevada por ella obtuvo una gracia insólita en la época: tomar la primera comunión a sus 9 años. Como han hecho otras insignes discípulas de Jesús, con esa edad ya le consagró su virginidad. Y en aras de esta promesa efectuada libremente, a los 12 años intentó que su padre le permitiera ingresar en la vida religiosa.

Había elegido ser clarisa y pasar el resto de la existencia en la clausura de Trento donde estaba siendo formada. Sin embargo, su deseo contravenía los planes de su progenitor que había previsto que contrajera matrimonio, y con tal finalidad se la llevó consigo a Asiago, a la espera de que llegase el momento. En un principio se vio obligada a seguirle, pero fue tan insistente que logró torcer su voluntad. Lo que no pudo impedir es que recayese en él la elección del convento y de la Orden en la que consumaría su ofrenda. Así pues, con 15 años, como su padre autorizó su ingresó en el monasterio benedictino de san Jerónimo de Bassano, inició su vida religiosa. Es de suponer que Giovanni no fue consciente del trasfondo espiritual que conllevaba la presión a la que había sometido a su hija. Pero Dios se valía de su terquedad y actitud impositiva para conducir a la beata por el sendero previsto por Él.

Al profesar el 8 de septiembre de 1622 tomó el nombre de Giovanna María. Su primer éxtasis se produjo precisamente ese día. Con posterioridad, durante siete años continuaría siendo acreedora de numerosas y frecuentes gracias, que en su mayor parte venían unidas a la Eucaristía. Además, forma parte del selecto elenco de místicos que recibieron en su cuerpo los estigmas de la Pasión que eran manifiestos desde el jueves por la tarde hasta el sábado por la mañana. Oró fervorosamente para que desaparecieran, y en un momento dado obtuvo lo que pedía, pudiendo llevar vida normal como el resto de las religiosas. De todos modos, la presencia sobrenatural de Dios era particularmente manifiesta para ella en el instante de recibir la Sagrada Comunión. Como los signos extraordinarios con los que era agraciada no pudieron permanecer ocultos, atrajeron la atención de muchas personas que comenzaron a difundirlos juzgándolos una prueba de su santidad, lo cual le apenaba sobremanera. También suscitaron numerosos resquemores.

El signo de la contradicción acompaña siempre a los hijos de Dios; es una garantía de su autenticidad. A veces las controversias no vienen de fuera; tienen su origen en los más cercanos. Es la experiencia que ella tuvo que afrontar. Entre sus hermanas de comunidad hubo gran disparidad de opiniones. Algunas se negaban a aceptar la legitimidad de los favores, y se inclinaban a juzgarlos como fruto de sus debilidades. Vanidad, superchería, herejía…, a Giovanna le perseguían las tribulaciones, y las consecuencias de la acepción divina hacia su persona fueron muy dolorosas humana y espiritualmente. Era la cruz a la que debía abrazarse, los momentos de prueba que han de afrontar los discípulos de Cristo, cada uno con las características particulares. En su caso vinieron acompañados de amargura, soledad, incomprensión, dudas y hasta aceradas críticas que iban más lejos. Su propio confesor la tildó como demente y le prohibió tomar la comunión. Además, tenía vedado comparecer en el locutorio y le impidieron escribir cartas.

Siete años duraron estas penalidades, que no vinieron solas. A ellas se unieron males físicos: ciática y fiebres, entre otros. Tenía en contra a todo el clero de Vicenza. Lo que se dice una corona de sufrimientos. Aislada en el convento, Cristo se hizo notar dándole consuelo. Extraía de su divino costado la Sagrada Forma y se la ofrecía con estas palabras: «Toma, esposa mía». Otras veces era un ángel el que tomaba de la patena la Hostia que el sacerdote distribuía y se la llevaba a ella. Cuando se aceptó la veracidad de sus experiencias místicas, revocaron las prohibiciones. Y en 1652 fue elegida abadesa. Tres años más tarde fue priora, y nuevamente reelegida abadesa en 1664.

Durante veinte años formó a sus hermanas en lo que conocía por experiencia: sobrenaturalizar lo ordinario, enseñándoles que no buscasen grandes gestas, sino la fidelidad evangélica a las pequeñas cosas de cada día. Sus sabios consejos eran demandados por muchas personas, incluso las pertenecientes a altos estamentos sociales. En todos dejó la huella de su paciencia, humildad y caridad. Socorrió a los pobres y a los marginados. Tuvo el don de bilocación y el de milagros. Murió en Bassano el 1 de marzo de 1670 con fama de santidad. Fue beatificada por Pío VI el 9 de junio de 1783.

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MIÉRCOLES DE CENIZA – 1 de Marzo de 2017

A pocas horas del inicio de la Cuaresma, -el tiempo de preparación para la Pascua-, que en 2017  inicia el miércoles 1 de marzo, recordamos algunas cosas esenciales que todo católico debe saber para poder vivir intensamente este tiempo.

1.- ¿Qué es el Miércoles de Ceniza?

Es el primer día de la Cuaresma, es decir, de los 40 días en los que la Iglesia llama a los fieles a la conversión y a prepararse verdaderamente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en la Semana Santa.

El Miércoles de Ceniza es una celebración contenida en el Misal Romano. En este se explica que al término de la Misa, se bendice e impone la ceniza hecha de los ramos de olivo bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.

2.- ¿Cómo nace la tradición de imponer las cenizas?

La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Por aquel entonces las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un “hábito penitencial” para recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo.

La Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos casi 400 años D.C. y a partir del siglo XI (once), la Iglesia de Roma impone las cenizas al inicio de este tiempo.

3.- ¿Por qué se impone la ceniza?

La ceniza es un símbolo. Su función está descrita en un importante documento de la Iglesia, más precisamente en el artículo 125 del Directorio sobre la piedad popular y la liturgia:

“El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual”.

4. ¿Qué simbolizan y qué recuerdan las cenizas?

La palabra ceniza, que proviene del latín “cinis”, representa el producto de la combustión de algo por el fuego. Esta adoptó tempranamente un sentido simbólico de muerte, caducidad, pero también de humildad y penitencia.

La ceniza, como signo de humildad, le recuerda al cristiano su origen y su fin: “Dios formó al hombre con polvo de la tierra” (Gn 2,7); “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho” (Gn 3,19).

5.- ¿Dónde se puede conseguir la ceniza?

Para la ceremonia se deben quemar los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Estas son rociadas con agua bendita y luego aromatizadas con incienso.

6.- ¿Cómo se impone la ceniza?

Este acto tiene lugar en la Misa al término de la homilía y está permitido que los laicos ayuden al sacerdote. Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras Bíblicas: «Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás», o «Conviértete y cree en el Evangelio».

7.- ¿Qué hacer cuando no hay sacerdote?

Cuando no hay sacerdote la impartición de cenizas puede realizarse sin Misa, de forma extraordinaria. Sin embargo, es recomendable que al acto se preceda por una liturgia de la palabra.

Es importante recordar que la bendición de las cenizas, como todo sacramental, solo puede realizarla sacerdote o diácono.

8.- ¿A quién se puede imponer la ceniza?

Puede recibir este sacramental cualquier persona, inclusive no católica. Como especifica el Catecismo (1670 ss.) los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia estos «preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella».

9.- ¿Es obligatoria la imposición de las cenizas?

El Miércoles de Ceniza no es día de precepto y por lo tanto no es obligatoria. No obstante, ese día concurre una gran cantidad de personas a la Santa Misa, algo que siempre es recomendable.

10.- ¿Cuánto tiempo hay que tener la ceniza en la frente?

Cuanto uno desee. No existe un tiempo determinado.

11.- ¿Es obligatorio el ayuno y la abstinencia?

El Miércoles de Ceniza es obligatorio el ayuno y abstinencia, como en el Viernes Santo, para los mayores de 18 años y menores de 60. Fuera de esos límites es opcional. Ese día los fieles pueden tener una comida “fuerte” una sola vez al día.

La abstinencia de comer carne es obligatoria desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma también son de abstinencia obligatoria. Los demás viernes del año también, aunque según el país puede sustituirse por otro tipo de mortificación u ofrecimiento como el rezo del rosario.

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VIII DOMINGO DE TIEMPO ORDINARIO -Ciclo A- 26 de Febrero

“BUSCAD EL REINO DE DIOS”

(Mateo 6, 24-34)

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En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros del cielo: ni siembran, no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?

¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni  Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.

Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».

Palabra del Señor

“DIOS Y EL DINERO”

Aquí nos habla el Señor del servicio al dinero. Cuando se pone al dinero en primer plano, se acaba por vivir sólo para ganar dinero, sin que nunca sea suficiente por mucho que se gane. Entonces se comienzan a sacrificar cosas al dinero: el tiempo, los sentimientos, la familia, uno mismo. Hay que trabajar por supuesto, tratar de obtener cuanto necesitamos para llevar una vida digna. Pero siempre eso será un medio y no un fin.  Jesús nos pone en guardia. El Papa nos dice: «Nos estamos volviendo incapaces de compadecernos de los clamores de los otros y ya no lloramos ante el drama de los demás».  El dinero tiene sólo una importancia relativa. Por encima de él se han de poner los valores del espíritu, la amistad, la honradez, la conciencia, el amor en sus múltiples manifestaciones, Dios en definitiva. Hemos de vivir seguros de que Dios existe y que nos ama, que puede ayudarnos y nos está continuamente ayudando.

Citas para reflexionar:

  • «No subestimemos el valor del ejemplo, porque tiene más fuerza que mil palabras, que miles de “likes” o “retweets”, que mil vídeos en Youtube» Tweet del Papa Francisco
  •  “Jesús confió a Pedro las llaves para que abriera la entrada del Reino de los cielos, no para que la cerrase”.  Tweet del Papa Francisco
  • «Que sea cada día mejor esposa, mejor madre, mejor hija. Haz, Señor, que yo sea una mansión de paz dentro de la familia» Beata Rafaela Ybarra

Efemérides y noticias:

  • El Papa Francisco  llama a atender en Sudán de Sur a millones de personas entre los cuales muchos niños morirán de hambre si la ayudada humanitaria no les llega con urgencia.
  • La Santa Sede intervendrá para tutelar la imagen del papa Francisco y para que su mensaje y persona no sean instrumentalizadas.
  • El próximo Sínodo, que se celebrará en Roma en octubre de 2018 abordará el amplio mundo de los jóvenes y el discernimiento vocacional.
  • El cardenal Osoro tomó el sábado posesión de la basílica de Santa María, una de la más emblemática de Roma, con gran vida espiritual y caritativa.
  •  La Red Mundial de Oración del Papa, Entreculturas y el Servicio Jesuita de Refugiados unen fuerzas para liberar a los niños soldados.
  • La Fraternidad de San Pio X  está muy cerca de regularizar su situación.
  • En Irak los cristianos erigen una gran cruz como signo de la victoria sobre la oscuridad de ISIS.
  • En Rusia, ortodoxos y católicos están desarrollando conjuntamente iniciativas pro vida.
  • El cardenal emérito de Sevilla Mons. Carlos Amigo manifestó su oposición a los vientres de alquiler, pues todo lo que atañe a la vida es intocable.
  • La Junta de Andalucía, de nuevo contra los centros concertados que ofrecen educación diferenciada, después de asegurar  que se iban a mantener.
  • El sacerdote de Jaén Don Julio Millán Medina ha sido nombrado Presidente Nacional de la ONG Mensajeros de la Paz, el pasado miércoles día 22. Sustituye al padre Ángel que es fundador y presidente.

ORACIÓN: TU ERES EL MAÑANA, SEÑOR

Que caminemos con esperanza

Que avancemos con ilusión

Que no perdamos la calma

Que andemos por tus sendas

Que pensemos en Ti

Que soñemos contigo

Que alegremos la vida de los demás

Que busquemos el bien de los que nos rodean

Que vivamos unidos a Dios

Que vivamos unidos al Espíritu Santo

Que vivamos en comunión contigo

TU ERES EL MAÑANA, SEÑOR

«DECÁLOGO CUARESMAL»

El tiempo de Cuaresma es un momento de especial preparación interior este decálogo cuaresmal que puede ser una buena guía para cumplir con este propósito.

1. Romperás de una vez por todas con lo que tú bien sabes que Dios no quiere, aunque te agrade mucho, aunque te cueste “horrores” dejarlo. Lo arrancarás sin compasión como un cáncer que te está matando. “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? (Mc 8, 36)

2. Compartirás tu pan con el hambriento, tus ropas con el desnudo, tus palabras con el que vive en soledad, tu tiempo y consuelo con el que sufre en el cuerpo o en el alma, tu sonrisa con el triste, tu caridad con TODOS. Examinarás esto con cuidado cada noche. «En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.» (Mt 25, 40)

3. Dedicarás un buen tiempo todos los días para estar a solas con Dios, para hablar con Él de corazón a Corazón. Será un tiempo de agradecer, de pedir perdón, de alabarle y adorarle, de suplicar por la salvación de TODOS. Este tiempo no es negociable. “Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios.” (Lc 6, 12)

4. Confiarás en Dios a pesar de tus pecados y miserias. Creerás que Dios es más fuerte que todo el mal del mundo. No permitirás que ni dolor, ni pesar alguno, ni “tu negra suerte”, ni las injusticias y traiciones sufridas te hagan dudar ni por un momento del amor infinito que Dios te tiene. Él ha muerto en cruz para salvarte de tus pecados. “Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.” (Sal 23, 4)

5. Mirarás sólo a Dios y a tus hermanos. Mirarte tanto te hace daño, porque te envaneces viendo los dones que nos son tuyos o te desalientas viendo sin humildad tus miserias. Mira a Jesús y habrá paz en tu corazón. Mira las necesidades de tus hermanos y ya no tendrás tiempo de pensar en ti; te harás más humano, más cristiano. “Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra.” (Col 3, 1-2)

6. Ayunarás de palabras vanas: serás benedicente. Ayunarás de malos pensamientos: serás puro de corazón. Ayunarás de acciones egoístas: serás una persona para los demás. Ayunarás de toda hipocresía: serás veraz. Ayunarás de lo superfluo: serás pobre de espíritu. “¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo?” (Is 58, 6)

7. Perdonarás una y mil veces a quien te ha herido, con causa o sin ella, justa o injustamente, esté arrepentido o no. Un perdón que no será sólo tolerar o soportar sino que ha de brotar del amor sincero y sobrenatural. Los perdonarás uno por uno, primero en tu corazón y luego, si te es posible, también con tus palabras. No permitirás que el rencor ni el resentimiento envenenen tu corazón. “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34)

8. Ofrecerás sacrificios agradables al Señor. Los harás en silencio, sin que nadie se dé cuenta. Buscarás con ello reparar por tus pecados y los de TODOS los hombres. Querrás con ello desprenderte de las cosas materiales, que tanto te agradan, para poder hacerte más libre y ser para Dios. Pero sobre todo ejercerás el sacrificio de vivir con perfección la caridad en todo momento con TODOS tus hermanos. “No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios.” (Heb 13, 16)

9. Amarás la humildad y procurarás vivirla de la siguiente manera: reconocerás tus pecados; considerarás a los demás mejores que tú; agradecerás las humillaciones sin dejarte arrastrar por el amor propio; no buscarás los honores, ni los puestos, ni el poder, ni la fama, que todo eso es de Dios; te harás servidora de todos. “el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será esclavo de todos”. (Mc 10, 43-44)

10. Anunciarás a los hombres la verdad del Evangelio. Les dirás sin temor que Dios los ama, que se ha hecho hombre por ellos y ha muerto en la cruz para salvarlos. Les mostrarás que sólo Él los puede hacer plenamente felices. Les harás ver que la vida que tiene su origen en Dios, es muy corta, se pasa rápido y que Dios es su destino final; vivir por Dios, con Dios y en Dios es lo sensato y seguro. “Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación» “ (Mc 16, 15)

 

 

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Beata Josefa Naval Girbés – 24 de febrero

Beata Josefa Naval GirbésJosefa, la popular y entrañable señora Pepa, estimada por sus vecinos, era una de esas mujeres entregadas a las necesidades ajenas que pasan por el mundo con exquisita caridad. Y cuando ésta se ejerce de forma tan cercana y natural, cuajada de sencillez evangélica, como hizo ella, los gestos de ternura inmersos en el paisaje cotidiano parecen entrar dentro de lo ordinario, de lo previsible; es el fruto de la costumbre. Como es tan fácil habituarse a recibir las dádivas de una persona generosa, a veces, aunque sea de manera inconsciente, puede terminarse por no valorar su quehacer.

Desde que nació en Algemesí, Valencia, España, el 11 de diciembre de 1820, esta beata fue acogida con la alegría que comporta ver cómo florece la vida trayendo consigo el aroma del Creador. Además, el gozo era especialmente visible en el hogar de Francisco y Josefa María que sería bendecido con cinco hijos, prole que ella inauguraba. Poco a poco, con sus virtudes se convirtió en una especie de talismán para los habitantes de su ciudad natal. La pérdida de su madre, cuando tenía 13 años, le instó a depositar su desolación en el regazo de la suprema maestra del dolor: María. En la capilla de los dominicos, postrada de hinojos ante la imagen de la Virgen del Rosario, anegada en llanto se puso bajo su amparo pidiéndole que fuese su madre. A partir de ese momento, Ella sería su punto de referencia. Y seguramente influyó en su decisión de consagrarse a Dios por completo a sus 18 años con voto perpetuo de castidad.

El párroco de San Jaime, Gaspar Silvestre, durante casi tres décadas la condujo firmemente por el sendero de la virtud. Pero ella correspondía con inestimable ayuda atendiendo la parroquia, ocupándose de los ornamentos litúrgicos y del cuidado de los altares. Se había formado en la Enseñanza, escuela que dependía del cabildo catedralicio, y paralelamente, mientras contribuía con su trabajo a las tareas domésticas, aprendió el arte del bordado que ejecutaba con maestría. De esta cualidad se beneficiaba la parroquia en la que se podían apreciar las primorosas labores que salían de sus manos. Y fue además un instrumento fecundo para su apostolado, ya que puso a merced de jóvenes y niñas su buen hacer transmitiéndoles gratuitamente sus conocimientos en un espacio habilitado al efecto en su propio domicilio. Era una ocasión única, que no desperdició, para compartir la fe con ellas y con las madres que las acompañaban mientras les daba clases de lectura o las adiestraba en la costura y bordado. Pero también amas de casa y niños salieron fortalecidos de la «escuela dominical» desde la que catequizaba.

Sin otro anhelo que ofrendarse a sí misma en el entorno que la vio nacer, se hizo terciaria carmelita. Su afán era llevar a todos a Dios. «¡Almas, almas para Dios! ¡No quiero que se condenen! ¡Señor, ayúdame a conseguirlo!», era su ferviente súplica. Por eso aprovechaba cualquier situación en las que se veía inmersa para evangelizar. Era bien conocida por su generosidad ilimitada. Atendía y socorría a huérfanos y toda clase de desfavorecidos, consolaba a los enfermos, a quienes visitaba asiduamente, y siempre disponía de sus recursos económicos para ayudar a quien lo precisaba. Supo ganarse a la gente con su talante clarividente, conciliador, lleno de prudencia, puesto de relieve en los acertados consejos que proporcionaba a unos y a otros.

Además de participar diariamente en la misa, dedicaba muchas horas diarias a la oración, clave en toda consagración que culmina en los altares. El ejercicio de las virtudes de la humildad, paciencia, abnegación, silencio y fidelidad en la obediencia eran características en su vida. Siempre mostró su devoción a la Eucaristía y a María. Entre los santos, tenía predilección por Juan de la Cruz. Con su autoridad moral contribuyó a que muchos alejados se integraran en la parroquia. De la multitud de actos de caridad que se podrían referir de ella, el brillo de esta virtud principal se hizo particularmente ostensible durante la epidemia de cólera de 1885.

Su existencia prosiguió sin mayor notoriedad, guiada por el afán de hacer el bien a todos, hasta que la sencilla y fecunda ofrenda de amor que había trazado con su vida esta admirable laica, culminó el 24 de febrero de 1893 cuando tenía 73 años. Juan Pablo II la beatificó el 25 de septiembre de 1988.

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«Acoger, proteger, promover e integrar»

Ante el fenómeno sin precedentes de los actuales movimientos migratorios se requiere una respuesta común que “se podría articular en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar”.

Esta es la fórmula que el papa Francisco propuso este martes en el Vaticano a los participantes del sexto congreso del Forum internacional “Migración y Paz” reunidos en Roma, que inició el 21 del presente y concluye mañana miércoles 22.

No se puede mirar al prójimo dejándolo fuera de nuestro horizonte de vida, transformarlo en competencia desleal, o en un súbdito que debemos dominar. “Esta idea se basa en el egoísmo amplificado por demagogia populista”.
La acogida “inicia con la primera recepción en espacios adecuados y decorosos”, dijo, y señaló que “las grandes concentraciones de migrantes no han dado resultado positivos, siendo que los programas de acogida difusa suelen tener más éxito”.

Defender a los migrantes de la explotación, del abuso y la violencia. Es un imperativo moral que debe llevar a la adopción de instrumentos legales, a la realización de políticas justas, a la aplicación de programas contra los ‘traficantes de carne humana’.

Sin embargo, “la protección no es suficiente, tenemos que promover el desarrollo humano integral de los migrantes”, dijo Francisco. Esta debe comenzar en las comunidades de origen, es decir, sin negar el derecho a emigrar se debe garantizar el derecho a no tener que emigrar. Es decir, el derecho de encontrar condiciones propicias en el propio país para llevar vida digna.

Una vez que alguien ha migrado, se debe integrarlo, evitando “nuevos guetos”, gracias a  programas específicos que promuevan el encuentro para que el emigrante “no se cierre a la nueva cultura que lo acoge y respete las leyes y las tradiciones”.

“Creo que la combinación de estos cuatro verbos representa un deber” que es triple: “deber de justicia, la cortesía del deber y el deber de la solidaridad”.

Las desigualdades económicas ya no son concebibles, aseveró el Papa. “Un pequeño grupo de individuos no puede controlar los recursos de casi todo el mundo. Las personas y los pueblos enteros no pueden vivir sólo de migajas”, añadió.

Todos estos elementos, señala el Santo Padre, “requieren un cambio de actitud por parte de todos; dejar de estar a la defensiva, abandonar el miedo, el desinterés y la marginación, y abrirse a la cultura del encuentro, “es lo único es capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor”.

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SAN PEDRO DAMIANI -21 de febrero

San Pedro DamianiLa penitencia, el ayuno de las pasiones, tiene en la vida santa una expresión concreta. Todo aquel que aspira a la perfección sabe, porque así lo indicó Cristo, que no puede alcanzarla si no está dispuesto a negarse a sí mismo. Ahora bien, durante siglos en la historia de la ascética las penitencias físicas tenían gran ascendente sobre otras opciones expiatorias. Sin embargo, la virulencia con la que muchos hombres y mujeres se aplicaron cilicios y disciplinas varias, no siempre dio los resultados que cabría esperar.

Pedro Damiani, que inició una vía purgativa alentada por la mortificación física, se percató después del alcance de esa entrega cotidiana que conllevan los heroicos y silenciosos sacrificios, siempre lacerantes, pero llenos de bendiciones. Nació en Ravena, Italia, en 1007. Pertenecía a una familia numerosa y pobre. Fue el último de los hijos y perdió a sus padres prematuramente. Entonces quedó a cargo de uno de sus hermanos, que le trató con inusitada dureza. Apenas sabía caminar y ya estaba cuidando puercos. Pero otro de sus hermanos, Damián, era arcipreste de Ravena y se ocupó de su formación. Cursó estudios en Faenza y en Parma con gran aprovechamiento, bajo su atenta mirada. Impresionado y agradecido por el trato fraternal que recibió, Pedro incorporó el nombre de pila de aquél al suyo; de ahí proviene Damiani. Acostumbrado a la rudeza de la vida, que sufrió tan tempranamente, la austeridad fue su gran aliada cuando determinó abandonar el mundo exterior ingresando en el convento de Fonte Avellana, donde residía una comunidad de ermitaños.

La divina Providencia alumbró sus reflexiones con la presencia inesperada de dos benedictinos que pertenecían al convento y que dieron respuesta satisfactoria a sus preguntas respecto a la forma de vida que llevaban. Experimentando con fuerza las tentaciones de la carne, no dudó en defenderse de los ataques del maligno arrancándose de las garras del pecado con duras mortificaciones. En conformidad con las costumbres de la época colocó debajo de su camisa un cilicio, se azotaba y ayunaba. Su cuerpo no estaba hecho a esta clase de durezas tan intensas y sintió el peso de su debilidad. Comprendió entonces que las penitencias deben ser otras, entendiendo que debía tener paciencia y cumplir los afanes del día a día, estudiando y trabajando con denuedo.

La severidad que se infligía, se tornaba misericordia e indulgencia con los demás, siempre atendiendo a la vivencia de la caridad. Había aprendido de su experiencia y enseñó a otros a que luchasen por el Reino de Dios; esa era su mejor y más fecunda penitencia en lugar de castigar su organismo. Se dedicó a estudiar las Sagradas Escrituras con tanto empeño que fue designado para suceder al abad, y en contra de su voluntad, ya que en manera alguna deseaba esa misión, la asumió en 1043. De su fecunda pluma surgieron textos dirigidos a los ermitaños. Señaló los deberes de clérigos y monjes, abordando también temas morales y disciplinares. Decía: «Es imposible restaurar la disciplina una vez que ésta decae; si nosotros, por negligencia, dejamos caer en desuso las reglas, las generaciones futuras no podrán volver a la primitiva observancia. Guardémonos de incurrir en semejante culpa y transmitamos fielmente a nuestros sucesores el legado de nuestros predecesores».

Es autor del Libro Gomorriano (por Gomorra), con el que quiso contrarrestar el poderoso influjo de las costumbres licenciosas de su tiempo. «Este mundo —escribió en esta obra—se hunde cada día de tal suerte en la corrupción, que todas las clases sociales están podridas. No hay pudor, ni decencia, ni religión; el brillante tropel de las santas virtudes ha huido de nosotros. Todos buscan su interés; están devorados por el apetito insaciable de los bienes de la tierra. El fin del mundo se acerca, y ellos no cesan de pecar. Hierven las olas furiosas del orgullo, y la lujuria levanta una tempestad general. El orden del matrimonio está confundido, y los cristianos viven como judíos. Todos, grandes y pequeños, están enredados en la concupiscencia, nadie tiene vergüenza del sacrilegio, del perjurio, de la lujuria, y el mundo es un abismo de envidia y de hediondez».

Promovió la comunión con la Sede Apostólica. Es conocida su actividad en contra de la simonía, frecuente en la época, que proporcionaba a la Iglesia gobernantes indignos de su oficio. Vivió austeramente hasta el final de su existencia. Huyendo del ocio como de la peste, cuando no se hallaba en la oración o estaba absorto en el trabajo, fabricaba utensilios diversos. Fundó otras cinco comunidades de ermitaños fomentando entre los monjes el espíritu de retiro, caridad y humildad. Además, estuvo al servicio de la Iglesia. Fue designado obispo y cardenal de Ostia en 1057. Su última misión fue solventar el controvertido asunto que implicaba al arzobispo de Ravena por indicación del papa Alejandro II. Aquél había sido excomulgado por sus atrocidades. Cuando llegó para entrevistarse con él, el arzobispo había muerto. Pero convirtió a sus cómplices, a quienes impuso la debida penitencia. En febrero de 1072 al regresar a Roma contrajo una fiebre de tal calibre que a los ocho días se produjo su muerte. En estos postreros instantes le acompañaron un grupo de monjes que residía en un monasterio establecido en una zona circundante a Faenza, que recitaron los maitines alrededor de su lecho. León XIII lo canonizó el año 1823, y él mismo lo declaró doctor de la Iglesia en 1828.

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