Consagrados: testigos de Cristo resucitado

Jornada de la Vida Consagrada – 2 de febrero 2012

Durante la pasada JMJ en Madrid, Benedicto XVI dirigió una breve alocución en el patio de los Reyes del monasterio del Escorial la mañana diáfana del viernes 19 de agosto de 2011 a las jóvenes religiosas allí congregadas. El Papa les dijo: «El encuentro personal con Cristo, debe testimoniarse con toda su fuerza transformadora en vuestras vidas, y cobra una especial relevancia hoy, cuando  se constata una especie de eclipse de Dios, una cierta amnesia, más aun, un verdadero rechazo al cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza.   Frente al relativismo y la mediocridad, surge la necesidad de esta radicalidad que testimonia la consagración como pertenencia a Dios sumamente amado».

Les pidió radicalidad evangélica ya sea desde la vida contemplativa, o en los diversos caminos de vida apostólica La radicalidad evangélica se expresa en la misión que Dios ha querido confiaros. Desde la vida contemplativa que acoge en sus claustros la palabra de Dios en silencio elocuente, y adora su belleza en la soledad por Él habitada, hasta los diversos caminos de la vida apostólica, en cuyos surcos germina la semilla evangélica en la educación de niños y jóvenes, el cuidado de los enfermos y ancianos, el acompañamiento de las familias, el compromiso a favor de la vida, el testimonio de la verdad, el anuncio de la paz y la caridad, la labor misionera y la nueva evangelización, y tantos otros campos del apostolado eclesial.

Queridas Hermanas, este es el testimonio de la santidad a la que Dios os llama, siguiendo muy de cerca y sin condiciones a Jesucristo en la consagración, la comunión y la misión.

En este 2 de febrero dedicado a la Jornada Mundial de la Vida consagrada la Comunidad Benedictina de Santa Cruz es testimonio de fiel entrega a Cristo. Una muy querida hermana y nunca olvidada partió a la casa del Padre, Sor María Jesús, su larga vida consagrada ha sido ejemplo vivo de disponibilidad, humildad, sencillez y gozo de dones en el cumplimiento de sus votos a Dios, a la Iglesia y a la Comunidad Benedictina. Se han celebrado las Bodas de Oro de Sor Lourdes, el regalo inconmensurable que supone la larga entrega de su vida y de todo el amor que lleva en su inmenso corazón, con un tesón, fortaleza, constancia y fidelidad digna de encomio. También ante la adversidad de las enfermedades la Comunidad se tiempla como el mejor acero, como un fuego purificador, no solo para la que lo sufre también para quien la acompaña y rodea. Sor Mª Milagros, Sor Consuelo, Sor María, Sor Inmaculada, ellas como las vírgenes prevenidas mantienen las lámparas encendidas a la espera de la llegada de su Señor, dan testimonio callado, orante, intercediendo por los demás, pobres pecadores que andan sin norte, ¡cuánto valor adquieren a los ojos de Dios!. Y como no, el gran don de Dios que supone para la Comunidad de una postulante, ella ha respondido con un “SÍ” rotundo al reto de su vocación, un testimonio particular del amor a Dios por encima de todo, y dispuesta a trabajar por el reino de Cristo .

El carisma de las Madres Benedictinas de “Santa Cruz” es principalmente la oración, el estudio, el trabajo y la pobreza; todo eso vivido en comunidad, por y para la salvación de las almas pero que saben compartir lo poco que tienen con los más necesitados, así dicen: «Compartir, para nosotras, no es un sacrificio, es un gozo».

Oremos por ellas, nuestras queridas Madres Benedictinas de Sahagún, por todas las vidas consagradas como verdadero don que enriquece a la Iglesia y por tanto a todos los fieles, incluidos nosotros —lectores de este Blog—. Pidámosle de que recen por todos nosotros ante el Señor, para que seamos instrumentos eficaces, con ellos, en la nueva evangelización.

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