El testimonio

Hola,
Soy una monja benedictina del monasterio de Santa Cruz de Sahagún. quiero contaros con sencillez y transparencia el proceso de mi vocación y consagración. Vine muy joven al monasterio y conmigo vinieron dos intimas amigas, ellas al cabo de un tiempo lo dejaron; este echo me condicionó mucho, surgieron dudas e incertidumbres si yo tampoco tendría vocación , de incluso salir y cuando viviera la vida y experimentara muchas cosas aún tenia tiempo de volver y empezar de nuevo esta vida, pero sentía que me estaba auto engañando, casualmente en aquellas días se proclamó el Evangelio de los obreros enviados a la viña (Mt 20,1- 16). En la que habla de los jornaleros llamados a distintas horas del día, yo sentí como si fuera dicho para mí. Y esto maduró y me afianzó en mi vocación, pues era buena paga conocer al Señor y ser llamada para vivir en intimidad y amistad con Él; viviendo la dimensión esponsal de la vida cristiana.
Mentiría si dijera que todo ha sido un camino de rosas, pero también no es menos cierto, soy feliz, no con una felicidad barata, esta se va labrando cada día con la fidelidad al ideal emprendido, me siento plenamente realizada como mujer y como consagrada.
En cuanto la comunidad y el lugar no me costó nada la adaptación, su forma de ser acogedora cariñosa y sencilla me ganó e impresionó profundamente, sentí que este era mi sitio.
La vida monástica benedictina es una vida de equilibrio en oración litúrgica comunitaria y personal de intercesión ,alabanza, acción de gracias, trabajo, fraternidad y escucha atenta de la Palabra de Dios; junto con la acogida a toda persona que se acerca a nuestra hospedería con hambre de paz y deseos de encontrar una razón profunda para sus vidas.
Otra de las cosas que me ha ayudado mucho es que nuestra clausura no tiene signos externos que impidan el acercamiento más directo con quienes nos visitan por un motivo u otro, esto me permite ser contemplativa y estar cerca de las personas e implicarme en sus problemas y necesidades.
No tiene nada de rutina, cada día me sorprende con la novedad ilusión y frescura de aquella entrega primera; que me hizo descubrir la fascinante Persona de Jesucristo por la cual se entrega toda una vida.
En este momento no lo cambiaría por nada ni por nadie, si hoy tendría que comenzar de nuevo sería monja benedictina y en este Monasterio.
A quien quiera que lea este humilde testimonio y siente dudas y miedos por no ver claro, la invito a fiarse de Jesús con generosidad y sin condiciones, pues como dice el Papa Benedicto XVI “ Jesucristo no quita nada, lo da todo.”
No obstante de mi inexperiencia y juventud mis hermanas quieren que sirva a la comunidad como abadesa, pero de una manera o de otra lo mas importante en mi vida es el seguimiento de Jesucristo. Como esto lo considero como el mayor tesoro y lo he recibido gratis, quiero ofrecérselo a los que lo deseen, compartir con nosotras unos días de reflexión y oración .

Sor Mª Anunciación Ríos Herrero (OSB)

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