¡Quiero ser monja benedictina!

Me llamó poderosamente la atención la trascendencia de la vida de San Benito en paralelismo con la vida actual. Sí, muchos son los siglos que han pasado, pero se dan coincidencias notorias:

  • La ciudad cultural o centros de estudio no son aptas para la seriedad y honestidad. No se accede a la auténtica sabiduría que compagina «fe y razón».
  • Decadencia de normas y autoridad.
  • El rol de padre no es relevante y arrastra el desconocimiento de identificación de un Dios que es Padre.
  • La sociedad está inmersa en una devastadora crisis.
  • Una fe sin Cristo que se ha transformado en estéril.
  • El amor a todo lo humano sin referente a Dios, como imágenes suyas.
  • La sociedad utópica del progreso, llena de irracionalismo.

San Benito decepcionado de lo que el mundo le ofrece, desea encontrarse con Dios, en la soledad y en la fraternidad comunitaria. Discierne que el amor a Dios tiene que ir vinculado al amor por el hombre, su regla se fundamenta en estos dos pilares «Ora et labora». Serán sus monjes, cultivadores de tierras y bibliotecas, los que alumbren una nueva y auténtica Europa, de tal modo que san Benito fue llamado el «último romano y el primer europeo». Éstas son las raíces de Europa, cuyos monasterios benedictinos conservaron las semillas, que enraizaron, aportadas por Jerusalén, Atenas y Roma. Surgió así nuestra Europa, como una comunidad cultural, en la que el cristianismo representa un ideal de plenitud.

Reflexioné cuando leí lo que el Papa Benedicto XVI habló a los jóvenes en la catedral de Sulmona, (Italia) sobre el «El secreto de la vocación»:

La gente, en el pasado, no tenía muchos medios para estudiar, ni tampoco para afirmarse en la sociedad, pero poseía lo que hace verdaderamente rico a un hombre y una mujer: la fe y los valores morales. ¡Esto es lo que construye a las personas y la convivencia civil!.

Ante vosotros, jóvenes, surgen dos aspectos fundamentales: uno positivo y uno negativo. El aspecto positivo viene desde vuestra visión cristiana de la vida, una educación que, evidentemente, habéis recibido de los padres, de los abuelos, de los demás educadores: sacerdotes, profesores, catequistas. El aspecto negativo está en las sombras que oscurecen vuestro horizonte: los problemas concretos, y también los valores falsos y los modelos ilusorios, que prometen llenar la vida, mientras que, en cambio, la vacían. ¿Qué hacer, entonces, para que estas sombras no lleguen a ser demasiado pesadas?
Es necesario redescubrir la capacidad de escuchar a Dios en el silencio exterior y, sobre todo, interior. ¿Cómo se puede reconocer la llamada de Dios? El secreto de la vocación está en la capacidad y en la alegría de distinguir, escuchar y seguir su voz. Para hacer esto, es necesario acostumbrar nuestro corazón a reconocer al Señor, a sentirle como una Persona que está cerca de mí y me ama. Es importante aprender a vivir momentos de silencio interior en el día a día para ser capaces de escuchar la voz del Señor. Dicho en una palabra: el secreto de la vocación está en la relación con Dios, en la oración que crece precisamente en el silencio interior. ¿Cómo podemos estar en el mundo sin ser del mundo? Os respondo: precisamente gracias a la oración, al contacto personal con Dios.

Mi experiencia en la convivencia junto con el deseo de seguir siendo semilla de San Benito la «Voz del Papa Benedicto XVI» hablando sobre la vocación También la «Voz del anterior Papa Juan Pablo II» cuando instaba a «No tengáis miedo» y yo me preguntaba: ¿a que tenía miedo? A que el Señor me pidiera algo que no quisiera darle. ¿Cómo se sabe lo que Dios quiere de ti? Han sido un aldabonazo que ha hecho que yo encuentre la respuesta: ¡deseo ser monja benedictina!, sé que me va a costar muchísimo cortar con mi vida actual renunciando a mi familia, amigos, quehaceres; no me preocupa la pobreza, la obediencia, la castidad ¡es que le entrego mi amor a Dios, deseo casarme con Él!, me voy a dar a los demás a través de la oración contemplativa junto con mis hermanas. En el monasterio se respira la paz y el amor auténtico por todas partes, es un trocito de Cielo, ellas siempre sonríen: yo también quiero sonreir siempre.

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5 respuestas a ¡Quiero ser monja benedictina!

  1. alejandra dijo:

    envìo un poema que escribì para compartirlo:

    Dios, tù eres quièn definitivamente nos ama,
    has sido vasija, interclocutor en horas de nadie,
    alegrìa de logros, y espera de madres y padres.
    Oh Dios, comprendì que eres quièn definitivamente nos
    ama.
    El ùnico capaz de sostener el amor infinito.

  2. LUZ GUTIERREZ dijo:

    POR FAVOR ANDO BUSCANDO A DIOS Y NO LO ENCUENTRO. SIEMPRE HE DESEADO SER RELIGIOSA, PERO MUCHAS SITUACIONES FAMILIARES NO ME LO HAN PERMITIDO, QUIERO SEGUIR LA MISION A LA QUE ME SIENTO LLAMADA POR DIOS, SOY CONTADORA PUBLICA ESPECIALISADA EN FINANZAS. TENGO 40 AÑOS, Y SE QUE ESTE ES EL MAYOR INCONVENIENTE PARA INGRESAR A UNA COMUNIDAD. PODRIAN USTEDES AYUDARME. DIOS LAS BENDIGA

  3. mon dijo:

    Hola, conozco a comunidades de monjas de clausura que necesitan vocaciones. Si quieren saber de alguna comunidad, manden correo. Dios las bendigan.

  4. olivia dijo:

    Hola quiero ser monja, quiero que se me explique los tipos de congregaciones, para saber por cual me inclino.

  5. Olga dijo:

    Hola quisiera saber una tiene que pagar dinero para se monja para entrar quisiera sBer una tiene que tener una vida sana

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