En la ruta Jacobea

El Camino de Santiago muestra una gran variedad de paisajes -rural y urbano-, arquitecturas, costumbres, colores y climas que es necesario vivir, contemplando el gran escenario de la gran ruta de los viajeros.

Bordón

El peregrino normal, antes y ahora, sale de su lugar de origen, divide la peregrinación en unos determinados días, jornadas o etapas: «etapas del viaje, como etapas de la vida y acceso a la perfección». Los antiguos peregrinos hacían una marca con un cuchillo sobre el bastón o báculo como recuerdo de las etapas. El viaje también tiene un sentido religioso y místico, etapas de la vida interior que se reflejan en el exterior o el viaje de la perfección. También se le da un sentido cósmico y vital: pasar de una vida a otra.

El viaje, en todos los casos, se mide por periodos de tiempo, porque son como las pruebas o momentos de purificación, siendo algo interior e intrínseco a cada uno y no como algo iniciático o esotérico que algunos pretenden ver.

Las señales indicadoras del Camino son necesarias para evitar extravíos. Antiguamente eran las torres de las iglesias, los monasterios, las ermitas o humilladeros y los cruceros. Un servicio especial era el toque de campana al anochecer, para orientar a los peregrinos en la oscuridad y días de niebla, de aquí la expresión las campanas llaman a los que han perdido el camino.

Actualmente encontramos una flecha amarilla, colocada en un árbol, una pared, una piedra o en el suelo indica la dirección del camino para los viandantes. Un sistema de señalizaciones recientes a base de conchas de cerámica en las esquinas de las casas (Burgos) y conchas de bronce en el suelo (León) indican la dirección de esta ruta peatonal. La flecha y la concha estereotipada, en amarillo sobre fondo azul, convertida en código de circulación, señaliza la ruta automovilística hacia Compostela.

Si la peregrinación a Santiago fomenta el comercio y la artesanía, con mayores razones ha de fomentar la religiosidad y las prácticas religiosas, de tal manera que bien se puede llamar ruta de oración y de reconciliación. La ruta del Camino se convierte en un espacio sagrado. A lo largo de ella, el peregrino representa el misterio de la peregrinación: el viaje. Dos son los elementos más importantes que imprimen este carácter sagrado a la peregrinación:

  • La asistencia a sus necesidades -Caridad- albergues y hospitales (en la actualidad se encarga el sistema sanitario o las compañías privadas).
  • La oración -Fe- Iglesias y monasterios.

Pese a la secularización actual de la sociedad, los peregrinos mantienen ciertos símbolos que lo identifican como tal.

Este año jacobeo se estima que la Ruta del viajero va a ser transitada por millares de peregrinos, necesitando un sistema organizado de servicios. En sus comienzos estos servicios se ubicaron en los lugares de tránsito más difícil: puertos de montaña y paso de los ríos, surgiendo albergues, hospitales e iglesias, atendidos por personas dedicadas al servicio de los peregrinos en las que ellos mismos fueron, después de su muerte, objeto de peregrinación y homenaje: San Veremundo de Estella, Santo Domingo de la Calzada, San Lesmes y San Amaro en Burgos, etc. Después se unieron a esta labor los monjes y los mismos monarcas que favorecieron la apertura de buenos caminos y establecimiento de todos estos servicios.

Este núcleo primero comienza con una capilla que sirve para el culto, albergue y hospital, que paulatinamente se va agrandando con dependencias como: molino, huerta, bodega. El ejercicio de las obras de misericordia era una muestra de virtud y una garantía de salvación eterna, por lo que se daba: posada, comida, bebida, sanación de enfermos y consuelo. Estos centros, que se inician por una sola persona, terminan formando parte de una comunidad de monjes, religiosos o militares. Aunque los monjes buscaban una vida retirada y sus abadías no estaban situadas en el mismo camino, sino a una relativa distancia, sí intervenían en el control religioso, social y político de la sociedad medieval. No obstante muchas si se establecieron en el mismo camino: Albelda, Nájera, San Zoilo, Sahagún, etc. Muchos de estos núcleos dieron origen a pueblos y ciudades del Camino urbanización de la ruta jacobea, conservando aún esta característica de manera notable.

Puente sobre el Cea

El camino llamado Francés recogía a los peregrinos venidos de la zona del Mediterráneo, determina una organización vial hacia el oeste, exigida por la situación geográfica de Compostela en el occidente. La vía jacobea organiza toda la ruta; las ciudades pueden ser: lineales, jacobeas, de peregrinación, del camino.

La calle o rua de los peregrinos como vía sacra del Camino de Santiago, por ella transitan los peregrinos donde encuentran las iglesias importantes, comercios y albergues, es decir, todo aquello que sirve para completar la ruta jacobea. Es un espacio urbanizado que tiene sentido triple: es un espacio comercial, un espacio de oración y un espacio asistencial. Se analiza más la organización vial desde el punto comercial y urbanístico, en detrimento del asistencial y sagrado.

Una de las cosas más admirables que ofrece el Camino de Santiago y que más buscan actualmente los viajeros, es el patrimonio artístico y cultural que se encuentra a lo largo de la ruta. Las estadísticas arrojan que son las obras de arte y su estudio lo que más motiva al viajero para realizar la peregrinación, después de las motivaciones espirituales y religiosas. La profusión de catedrales, monasterios, iglesias, ermitas, y cruceros; albergues, hospitales; puentes, palacios, casonas, palomares, castillos y murallas; museos catedralicios, monacales, diocesanos y provinciales es única en todo el mundo. Por ello la Unesco y el Consejo de Europa la llaman Ruta Cultural y Patrimonio de Interés de la Humanidad.

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