A través de la historia, los humanos han celebrado el solsticio de invierno, esto lo podemos ver en monumentos como Newgrange, en Irlanda, que su planta está diseñada para capturar la luz en este preciso momento.
A día de hoy muchos cultos paganos, celebran la festividad, de hecho, según estudios recientes, numerosos colectivos están volviendo a las raíces y realizando homenajes a este día.
El espíritu de la navidad es un elemento de tradición nórdica, que nada tiene que ver con el sentido auténtico de celebrar el Nacimiento de Cristo. Y lo peor es que busca suplantar el papel de Dios, ha sido la estrategia de la Nueva Era.
¿Cuál es el verdadero espíritu en Navidad?
El verdadero espíritu es colocar nuestra vida en oración, reflexión y preparación para celebrar la venida de Cristo, nuestro salvador.
Vivir el Adviento de manera espiritual, prudente y con la esperanza de pronto celebrar al niño en el pesebre.
En el tiempo de Navidad, la Iglesia celebra el misterio de la manifestación del Señor: su humilde nacimiento en Belén, anunciado a los pastores, primicia de Israel que acoge al Salvador; la manifestación a los Magos, «venidos de Oriente» (Mt 2,1), primicia de los gentiles, que en Jesús recién nacido reconocen y adoran al Cristo Mesías; la teofanía en el río Jordán, donde Jesús fue proclamado por el Padre «hijo predilecto» (Mt 3,17) y comienza públicamente su ministerio mesiánico; el signo realizado en Caná, con el que Jesús «manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él» (Jn 2,11).