En 1977, el beato Pablo VI pidió que el Vía Crucis del Viernes Santo, que se celebraba alrededor del Coliseo, tuviese como hilo conductor textos de santa Teresa de Jesús, la gran reformadora espiritual a quien había nombrado Doctora de la Iglesia en 1970. Aquel Vía Crucis fue el último del papa Montini, y contó con la aportación del carmelita español Tomás Álvarez. El papa cumplía así el consejo de la mística, que recomendaba contemplar la Pasión y «pensar las penas que allí tuvo, y por qué las tuvo, y Quién es el que las tuvo y el amor con que las pasó». Ella, que era de familia acomodada se vio torpedeada por la aflicción y por los interrogantes que ésta suscita: ¿por qué la cruz? ¿Por qué Dios quiso escribir las páginas más importantes de la Historia con lenguaje del dolor? ¿Qué pedagogía divina es ésa que escoge el camino del Calvario, de la Pasión y la tortura; qué Dios-Amor se encarna en la inseguridad, la fragilidad, el miedo?. Un día, ya carmelita, al contemplar la imagen «de un Cristo muy llagado», entendió que tenía que dejar de mirar su cruz y empezó a mirar al Crucificado, a sentirse «por Él amada», a ver cómo el sufrimiento se llena de Su consuelo, y hasta «se sacan bienes» cuando se reposa en Cristo. La santa entendió que, de esa contemplación, surge el amor, y en ese trato da Dios la Gracia, y por la Gracia, el cambio del corazón que lleva a acoger la cruz, e incluso, si Dios lo dispone, a pedirla y desearla, pues «todo es dado de Dios» y la cruz no se busca, ni se puede aceptar siquiera, en un esfuerzo de masoquismo voluntarista, sino en un «trato de amor».
REFLEXIONES PARA LAS ESTACIONES DEL VIACRUCIS
Estación I: Jesús es condenado a muerte.
Del libro de santa Teresa de Jesús sobre el Camino de perfección: 1 y 3
«Estáse ardiendo el mundo. Quieren tornar a sentenciar a Cristo, pues le levantan mil testimonios y quieren poner su Iglesia por el suelo. ¡Oh, Padre eterno! Mirad que no son de olvidar tantos azotes e injurias. ¿Siempre que tornamos a pecar lo ha de pagar este amantísimo Cordero? No lo permitáis, Señor. Os lo suplico por quien Vos sois: habed lástima de tantas almas como se pierden y favoreced vuestra Iglesia. No permitáis ya mas daños en la cristiandad»
Estación II: Jesús con la Cruz a cuestas.
Del libro de santa Teresa de Jesús sobre el Camino de perfección y de una de sus cartas: 18, 1; Carta S. 31, 2
«A los que Dios mucho quiere, lleva por camino de trabajos, y mientras más los ama, mayores. El premio de los trabajos es el amor de Dios. Por tan precioso precio, ¿quién no los amara?».
Estación III: Jesús cae por primera vez.
Del Libro de su vida de santa Teresa de Jesús: 22, 10-14
«Es muy buen amigo Cristo, porque le miramos hombre y vémosle con flaquezas y trabajos, y es compañía. Es muy fácil hallarle cabe sí. Siempre que pensemos en Cristo, es bien nos acordemos del amor con que nos hizo tantas mercedes, y cuán grande nos le mostró Dios en darnos tal prenda del que nos tiene: que amor saca amor».
Estación IV: Jesús encuentra a su Madre.
De Las Moradas de santa Teresa de Jesús: 6. 7. 13
«Es larga la vida, y hay en ella muchos trabajos, y hemos menester mirar a nuestro dechado, Cristo, cómo los pasó. Es muy buena compañía el buen Jesús para no apartarnos de ella, y su sacratísima Madre, y Él gusta mucho de que nos dolamos de sus penas».
Estación V: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz.
Del libro de santa Teresa de Jesús sobre el Camino de perfección y de una de sus cartas: 26, 7; Carta S. 233, 7
«Juntas andemos, Señor: por donde fuereis tengo de ir. Tomemos, hermanos, su cruz. No hagáis caso de lo que dijeren. Tropezando, y aun cayendo como Él, no os apartéis de la cruz ni la dejéis. Ya se sabe: quien quiera gozar del Crucificado, ha de pasar cruz».
Estación VI: La Verónica enjuga el rostro de Jesús.
De Las Moradas de santa Teresa de Jesús: 6, 9, 14-3
«Cuando pienses en el Señor, o en su vida y Pasión, acuérdate de su mansísimo y hermoso rostro, que es grandísimo consuelo. Será como un recuerdo suave que cale en tu memoria. Podrá llegar a quedar tan esculpida en tu mente esta imagen gloriosísima, que jamás se borre de ella hasta que la veas adonde para sin fin la puedas gozar».
Estación VII: Jesús cae por segunda vez.
De Las Moradas de santa Teresa de Jesús: 2, 1, 2-7
«Tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía que una vez y otra no nos deja de llamar para que nos acerquemos a Él… Abrazaos con la cruz que Jesús llevó sobre sí , y entended que ésta ha de ser vuestra empresa: el que más pudiere padecer, que padezca más por Él, y será mejor librado».
Estación VIII: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
Del libro de santa Teresa de Jesús sobre el Camino de perfección. 26, 5
«En la hora del dolor, mirad a Jesús camino del huerto, o atado a la columna, puesto en tanta soledad: el uno con el otro os podéis consolar. O miradle cargado con la cruz, que aún no le dejaban hartar de huelgo. Os mirara Él con unos ojos tan hermosos y piadosos, y olvidara sus dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vais con Él y volváis la cabeza a mirarle»
Estación IX: Jesús cae por tercera vez.
Del Libro de su vida de santa Teresa de Jesús: 11, 5
«En la vida, todos llevan sus cruces, aunque diferentes; que por este camino que fue Cristo han de ir los que le siguen, si no se quieren perder; y ¡bienaventuradas cruces, que aun acá en la vida tan sobradamente se pagan!».
Estación X: Jesús, despojado de sus vestiduras.
Del Libro de su vida de santa Teresa de Jesús: 11, 11-12
«Quiere el Señor que en la vida no falte el sufrimiento, para probar a sus amadores y saber si podrán beber el cáliz y ayudarle a llevar la cruz. Padecer quiero, Señor, pues Vos padecisteis. Cúmplase en mí de todas maneras vuestra voluntad».
Estación XI: Jesús es crucificado.
De Las Moradas de santa Teresa de Jesús: 7, 4, 8
«¿Sabéis que es ser espirituales de veras? Hacerse esclavos de Dios, a quienes pueda vender por esclavos de todo el mundo, como Él lo fue. Y si a esto nos señala Dios con su hierro -que es el de la cruz-, no hayan miedo que aprovechen mucho»
Estación XII: Jesús muere en la cruz.
De Las Moradas de santa Teresa de Jesús: 7, 4, 8-9
«Poned los ojos en el Crucificado, y todo se os hará poco. Si el Señor nos mostró el amor con tan espantables obras y tormentos. ¿Cómo queréis contentarle con solo palabras? Adonde hay amor, es imposible estarse sin trabajar».
Estación XIII: Jesús es bajado de la Cruz.
De Las Moradas de santa Teresa de Jesús: 7, 4, 45
«No puede Dios hacernos mayor favor que darnos vida que imite a la que vivió su Hijo tan amado: y así procura Él fortalecer nuestra flaqueza para poderle imitar en el mucho padecer. Los que más cercanos anduvieron a Cristo nuestro Señor fueron los de mayores trabajos: miremos los que pasó su gloriosa Madre».
Estación XIV: Jesús es sepultado.
De Las Moradas de santa Teresa de Jesús: 3, 1, 2
«¡Oh Señor mío y bien mío! ¿Cómo queréis que se desee vida tan miserable, si no es con la esperanza de perderla por Vos o gastarla muy de veras en vuestro servicio? Vivir sin Vos, no es otra cosa que morir muchas veces».
¿Por qué en algunas guías pararezar elviacrucis aparece la decimoquinta estación y en otros no?