12. ADEMÁS DE REDESCUBRIR LOS DOCUMENTOS DEL CV II, ¿A QUÉ SE NOS INVITA?
1. A la conversión: el Año de la Fe es una invitación a una auténtica y renovada conversión al Señor, único Salvador del mundo.
2. A la Nueva Evangelización: para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe.
3. A reflexionar nuestra fe: para ayudar a todos los creyentes a que su adhesión al Evangelio sea más consciente y vigorosa.
4. A confesar públicamente nuestra fe en el Señor Resucitado: toda la Iglesia en este Año encontrará la manera de profesar públicamente el CREDO.
5. A confesar personalmente nuestra fe: este Año ha de suscitar en todo creyente la aspiración de confesar la fe con plenitud y renovada convicción.
6. A celebrar en la liturgia nuestra fe: intensificando la celebración de la fe en la liturgia, particularmente en la Eucaristía.
7. A dar testimonio de nuestra fe: se espera que el testimonio de vida de los creyentes sea cada vez más creíble.
8. A redescubrir los contenidos de la fe profesada, celebrada, vivida y rezada: compromiso unánime para estudiar los contenidos fundamentales sintetizados sistemática y orgánicamente en el Catecismo.
9. A reflexionar sobre el mismo acto con el que se cree.
10. Intensificar el testimonio de la caridad.
13. ¿A QUÉ HACE REFERENCIA EL PAPA CUANDO DISTINGUE EL ACTO DE FE Y LOS CONTENIDOS DE FE?
La fe implica estas dos dimensiones: el acto de creer, o sea el acto con el que decidimos entregarnos totalmente y con plena libertad a Dios; y los contenidos en los que creemos. Pero no olvidemos que existe una unidad profunda entre el acto con el que se cree y los contenidos a los que prestamos asentimiento.
La fe como confianza personal en el Señor y la fe que profesamos en el Credo son inseparables, se evocan y se exigen mutuamente.
El apóstol Pablo nos ayuda a entrar dentro de esta realidad cuando escribe: “con el corazón se cree y con los labios se profesa” (Rm 10,10)