«Orad al dueño de la mies para que envíe más segadores a su mies»
En la clausura del Año Sacerdotal, el 13 de junio de 2010, Benedicto XVI se dirigió así a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro: «El sacerdote es un don del corazón de Cristo: un don para la Iglesia y para el mundo». Parafraseando las palabras del Papa, el lema que anima la jornada del Día del Seminario 2011 es, precisamente, «El sacerdote, don de Dios para el mundo», en la certeza de que también hoy el sacerdote representa para el mundo una acción de Dios en la que se refleja su predilección amorosa por los hombres. Es en tiempos de incertidumbre, cuando se antoja más necesario que nunca prolongar la estela de tantos sacerdotes que han sido claves para la renovación espiritual y social del mundo en distintas épocas y geografías. Benedicto XVI lo recordó, cuando se dirigía hacia Santiago de Compostela y Barcelona en noviembre pasado, y mencionó a algunos de los grandes santos de nuestro país, entre ellos San Juan de Ávila (patrón del clero secular español), que contribuyeron «al renacimiento del catolicismo en la época moderna» y que siguen inspirando hoy el camino del futuro.
El cartel de la campaña de este año, además del lema, muestra la figura de Cristo, compuesta por un mosaico realizado con fotografías de seminaristas, sacerdotes e imágenes del mundo en el que llevan a cabo su ministerio. La imagen del Cristo, que se descubre en toda su belleza cuando se observa el cartel a distancia, expresa de manera muy sugerente y evocadora lo que el lema de la Jornada dice con palabras: que el sacerdote, otro Cristo, es un don de Dios para el mundo.
La mayoría de las diócesis españolas celebran el «Día del Seminario» el día 19 de marzo, fiesta de San José. La iniciativa nació en 1935. Desde entonces, cada año la Jornada llega con un nuevo lema y el objetivo de suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas. Como el día de San José no es siempre fiesta civil en todas las comunidades autónomas de España, desde hace un par de décadas la Jornada del Seminario se celebra el 19 de marzo y también en el domingo más próximo. Con todo, la Iglesia ha conservado para la festividad de San José el carácter del día de precepto.
Para que haya buenos sacerdotes es necesario formar buenos seminaristas
La Iglesia necesita sacerdotes bien preparados, no sólo desde el punto de vista académico, para responder a los desafíos del futuro. Mientras que anteriormente muchos sacerdotes crecían en familias numerosas, en un ambiente católico y descubrían su vocación a una temprana edad, ahora pertenecen a familias pequeñas, muchas veces de padres divorciados, donde no necesariamente han recibido una formación católica y donde su opción la han hecho en una edad ya madura. Muchos de los nuevos seminaristas provienen de grupos juveniles parroquiales o diocesanos, movimientos eclesiales, o de las jornadas mundiales de la juventud.
Benedicto XVI indica que la vocación al sacerdocio y la vocación a la vida consagrada consisten en la llamada de Dios y la respuesta de la persona llamada. El Señor tiene siempre la iniciativa, pero es también necesaria la respuesta a la llamada, «se requiere una escucha atenta y discernimiento prudente, adhesión generosa y dócil al designio divino, profundización seria en aquello que es propio de la vocación sacerdotal y religiosa para corresponder a ella de manera responsable y convencida».
Datos estadísticos
En el curso 2010-2011 se ha producido un aumento del 14,83% en el número de seminaristas ordenados en España. En concreto, se ha pasado de 141 en el año 2009 a 162 en el 2010. Asimismo, se está produciendo en los últimos años un incremento en el número de seminarios, tanto mayores como menores.
El número total de seminaristas que hay en España, en el curso 2010-2011, es de 1.227. En términos absolutos, se ha producido un leve descenso del 3% con respecto al curso anterior y la cifra se sitúa ligeramente por encima de la que había hace 2 años, en 2009, cuando el número total era de 1.224. La exigencia en la selección y el cuidado del discernimiento vocacional, a los que llamó con especial énfasis el Papa durante el Año Sacerdotal, siguen siendo criterios de actuación en los seminarios españoles, conscientes de que el ejercicio del ministerio requiere un esfuerzo constante para poder ser, de una forma adecuada, don para un mundo necesitado.
El Anuario Pontificio 2011 fue presentado al Papa Benedicto XVI este comunica cual es la situación del clero a nivel mundial. Durante el 2009 el número de sacerdotes se incrementó en un 0,34%, mientras que el número de seminaristas que se preparan para recibir el sacerdocio creció en un 0,82%. Desde el año 2000 el número de sacerdotes se ha incrementado en un 1,34%, de los 405.178 sacerdotes de hace una década se ha pasado a los 410.593 que hay en la actualidad. En el continente europeo el sacerdocio diocesano cayó en un 0,82%. El espectacular aumento del 38,5% en los sacerdotes africanos y del 30,5% en los asiáticos ha compensado las pérdidas sufridas tanto en Europa como en Norteamérica, mientras que América Central y del Sur se mantiene en cifras estables.
Aunque la «vieja Europa» sufre un clero más envejecido, su antigua vitalidad sobrevive en las cifras, pues los sacerdotes europeos suponen todavía un 46,5% del clero mundial.
Una Iglesia en expansión
Aunque un crecimiento tan discreto no sea para echar las campanas al vuelo los números confirman que la Iglesia católica oficial no está en recesión, como a veces se piensa, sino en expansión.
Quizá el signo más positivo, que permite vislumbrar el final de la crisis, es el aumento de vocaciones sacerdotales en Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y varios países occidentales. En Estados Unidos, el 60% de los nuevos sacerdotes llega a la ordenación con un título universitario, y el 90% con experiencia de trabajo profesional a tiempo completo. Son vocaciones maduras: la edad media al recibir la ordenación es de 33 años.
El obispo de Terrassa, José Ángel Saiz, responsable de Universidades y Seminarios de la Conferencia Episcopal notificó que «Han subido un 15% las ordenaciones sacerdotales, que es el indicador más importante». En 2010 se ordenaron 162 sacerdotes diocesanos en España, 21 más que en 2009. En cambio, disminuyó levemente el número de seminaristas: empezaron el curso 38 seminaristas mayores y 45 seminaristas menores menos que en el anterior.
Nuestros Seminarios diocesanos son casas de esperanza, corazón de esta Iglesia de España. El interés, apoyo y oración de todos los fieles por las vocaciones sacerdotales, son verdadero anticipo y semilla de un futuro nuevo. Este futuro se construye ya desde el presente. Debemos ser muy conscientes todos, de forma especial los sacerdotes, de que tenemos pocos seminaristas. Todo es obra de la gracia divina, pero es Dios mismo quien deposita en nuestras manos la red, para lanzarla en todos los ambientes y situaciones en Su Nombre.
En este Día del Seminario, de una forma muy especial, la Iglesia diocesana sigue haciéndose eco de la llamada que Jesús dirigió un día a los primeros apóstoles. Hoy continúa con sus mismas palabras: «Sígueme» (Mt 9, 10). Es la llamada que ha venido repitiéndose en estas tierras generosas desde hace siglos. Son incontables los jóvenes que siguieron ya para siempre al Dueño de la Mies, Jesucristo, hasta el heroísmo y el martirio. Es la misma propuesta que hoy hace a los jóvenes cristianos «Es verdad que son hijos de su época, más blandos o menos sacrificados que los jóvenes hace 30 o 60 años, y es tarea nuestra proponerles e invitarles a escuchar y seguir esa voz tan especial. Dios puede llamarle en un momento de oración, en una celebración, al confesarse, en misa, o reflexionando, solo o acompañado. A veces ve a la gente como ovejas sin pastor, ve a jóvenes y niños que necesitan a Cristo, o a personas que sufren, y siente la llamada a aliviarles».
Se trata de una invitación «tan singular» que muchos no la entienden, incluidos familiares, amigos y compañeros. Se preguntan: ¿Qué le ha podido atraer con tal fuerza para irse al Seminario? La respuesta nos la da el Santo Padre, Benedicto XVI, en su precioso Mensaje a los jóvenes, con motivo de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, cuando les dice: junto con la llamada personal, Jesucristo «sabe dar un gozo profundo a quien responde con valor».
Ciertamente, no son tiempos fáciles para el sacerdocio o para el joven que decide seguir a Jesucristo, en una sociedad con un ambiente cultural alejado de la fe, un entorno cómodo y hedonista. «Los nuevos seminaristas son chicos idealistas y nobles de corazón, generosos y desprendidos, los materialistas y consumistas no entran en el seminario». Por eso mismo, precisamente más que en otros tiempos, el hombre necesita de Pastores que le abran otros horizontes, que le ayuden a elevar su mirada sacándole de tanta angustia y barullo como suele rodearnos la vida. Los sacerdotes son regalos, dones de Dios para el mundo.
En la carta que Su Santidad Benedicto XVI dirigió hace pocos meses a los seminaristas de todo el mundo, con motivo del año sacerdotal que celebramos el año pasado, les recordaba: «Sí, tiene sentido ser sacerdote: el mundo, mientras exista, necesita sacerdotes y pastores, hoy, mañana y siempre.»
De forma especial a vosotros jóvenes, no nos cansaremos de repetiros que sois el rostro de una Iglesia joven y con futuro hasta el final de los tiempos. Estaré siempre con vosotros, nos prometió Jesús, al tiempo que nos enviaba a predicar el evangelio a todo el mundo.
«Arraigados y edificados con Cristo, firmes en la fe» (Col 2, 7), lema de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, pregúntate sobre tu futuro y sobre los aspectos fundamentales de tu existencia: ¿en qué consiste la verdadera felicidad? ¿Cómo saciar el hombre la felicidad que busca y siente? ¿Qué camino me conduce a lo mejor en la vida?
Sin miedo y lleno de confianza en la ayuda de Dios, respóndete. Abrázate luego a tu respuesta y sé consecuente. Dios nunca falla. Somos muchos también los que te apoyaremos.
Se lo pedimos al Señor por intercesión de San José, y de la Santísima Virgen