Bendición del peregrino

 
La bendición de la la luz sea contigo, la luz exterior y la luz interior.
La santa luz del sol brille sobre ti, y caliente tu corazón hasta que resplandezcas como una gran llama y en ella pueda calentarse tu amigo.
La luz brille dentro de ti y en tus ojos como el candil colgado en la ventana de una casa, ofreciendo al peregrino un refugio en la tormenta.
Y la bendición de la lluvia, la lluvia suave y buena, sea contigo. Caiga ella sobre tu alma para que puedan brotar las pequeñas flores que derramen suavidad y perfume en la brisa.
Y la bendición de la tierra, la gran tierra redonda contigo. Tengas siempre un saludo amigo para los que pasan junto a ti a lo largo de los caminos.
La tierra sea blanda bajo tus pies cuando reposes sobre ella, cansado tu al fin de la jornada, y ella descanse leve sobre ti, cuando al fin de tus días te acuestes bajo ella.
Ella descanse sobre ti tan levemente que tu alma muy pronto se libere de su peso, libre y leve, en el camino de Dios. Y ahora el Señor te Bendiga, te proteja, ilumine su Rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda su paz. Con toda la bondad te bendiga. el Señor. Amen.
Esta entrada ha sido publicada en El monasterio y su entorno y etiquetada como , , . Guarda el enlace permanente.